― Podría decirse que así es, Obito. ― Respondió mirando al menor por su percepción aguda. ― Estas nuevas generaciones realmente se han hecho débiles. ― La molestia en su voz era palpable, como si le quemara la lengua al decir sus pensamientos al compararlo con los viejos tiempos en los que se había enfrentado a muchos shinobis pero, obviamente, nadie se había comparado a Hashirama, el único hombre que podía respetar y ver como un igual y su rival.
Madara
no podía tomarse con seriedad todos esos
shinobis débiles porque al parecer , el espejismo de paz y comodidad que
portaba el mundo en la actualidad fue las consecuencias de los desvaríos de
Hashirama para que las siguientes generaciones se encontraran con potenciales
derrochados por la pacifica vida, puesto no había encontrado a nadie
interesante en ese lugar con quien poder bailar. Incluso, el ex líder del clan
Uchiha se sentía decepcionado de los actuales Kages que no presentaron un
contrincante adecuado.
― Ha
sido demasiado fácil. ― Murmuró Madara una vez que el Juubi fue invocado.
― Aún
sin estar completo, ¿se podrá completar el plan? ― Preguntó Obito, quien había
aparecido a un lado del legendario Uchiha que miraba el campo de batalla con
aburrimiento.
― No
te preocupes por eso, es un problema que se podrá solucionar eventualmente.
―
Parece que algo te defraudó. ― Comentó en voz baja el Uchiha con cicatrices en
el rostro.
―
Bueno… algunos no crecieron en tiempos de guerra. ― Recordó Obito encogiéndose
de hombros mientras el pensamiento que la única amenaza eran ellos con el fin
de conseguir su objetivo.
― Aun
así, pudieron entrenar, aprender sus propios jutsus y naturalezas o crear
nuevos, en vez de conformarse con mediocres técnicas que cualquier infante ya
ha aprendido. Solo en el pasado, la retirada no era una opción factible. ―
Sentenció el mayor de los hombres mientras chasquea la lengua.
―
Quizás tengas razón pero esto nos pone las cosas más fáciles y el plan podrá
llevarse a cabo sin demasiados contratiempos. ― Obito miró a todos los shinobis
que intentaban acercarse ellos patéticamente, ya que eran fácilmente vencidos
por los Zetsu y los shinobis del pasado que habían vuelto a ser traídos al presente.
― Le
quitas la diversión a la batalla. ― Insistió mirando como si fueran cucarachas
la batalla que se desarrollaba frente a sus ojos y lo fácil que su enemigo
estaba siendo derrotado.
―
Podríamos darle un poco más de emoción si encontramos un rival adecuado. ―
Susurró en un hilo de voz Obito mientras buscaba con su mirada a su antiguo
compañero de equipo y al que deseaba hacerle pagar por la muerte de Rin, ya que
dudaba que hubiera sido derrotado aún.
― Te
apoyo en eso, Obito… ― Habló solemne Madara. ― Por qué ya comienza a aburrirme.
― Indicó con tono aburrido para desviar su mirada al otro hombre que no dejaba
de buscar algo o alguien en medio del campo de combate.
Obito
no pudo evitar el reír un poco al escuchar al anciano y continuó buscando al
destacado shinobi que lo había traicionado hasta que finalmente, localizó su ubicación.
― ¿Te
parece que nos separemos?, yo ya encontré un poco de diversión. ― Anunció el
shinobi de cabello más corto en tono divertido y con un leve tinte de emoción
por acabar con quien asesinó a Rin.
Madara
iba a responder cuando pudo sentir un chakra familiar procedente de unas
cuantas millas, su cabeza giró tan rápido en dirección del que provenía la
conocida energía mientras una extraña sonrisa se dibujaba en sus labios y sus
ojos centellearon con felicidad y diversión.
―
Parece que comenzará el baile. ― Murmuró el viejo Uchiha apretando los puños
para resistir el ser él quien fuera al encuentro del chakra que se acercaba.
―
¿Qué? ― Preguntó Obito mirando a su mentor sin haber logrado escuchar lo que
había dicho.
― Ve
hacer lo que quieras. ― Escupió en respuesta a Obito mientras que él no podría
esperar a que llegara el hombre que inició toda la ideología provocando la
debilidad de las fuerzas shinobis actuales, incluso, él mismo había creído en algún
momento en esa persona con argumentos de cuentos de hadas.