lunes, 12 de agosto de 2019

Hashirama - Madara III



Hashirama está en uno de sus paseos matutinos por Konohagakure, después de ir a buscar a Madara al lugar en el que los Uchiha habían ocupado para residir.

Sin embargo, entre saludos de los aldeanos e intentos de regalos que estaban haciendo al Hokage, Hashirama ni siguiera parecía haberse percatado de ello. Incluso Madara se dio cuenta de la extraña actitud que tenía actualmente su viejo amigo desde hace días atrás de haber sido llamado con urgencias a una reunión a la torre Hokage, la cual había interrumpido su cita en la tienda de dangos que se había vuelto popular, recientemente en la villa.

De hecho, Madara se encontraba molesto porque cuando Hashirama se preocupaba demasiado, prestaba toda la atención en aquello que le estaba frustrando, implicando que ese problema se trasladara a su vida privada y últimamente, Madara se sentía como si pasara las noches con un hombre diferente a su compañero, alguien carente de pasión que Hashirama ocultaba para regalarle solo a él en sus momentos íntimos. Por ello, Madara deseaba ayudar a Hashirama, el Uchiha quería ser un buen compañero para el hombre que siempre ha estado para él, quería tener a su viejo amigo de vuelta, así como su ardiente y dedicado amante. Madara quería que la única persona preciada que le quedaba en su vida volviera a tener su personalidad voluble y sensible que a veces le desesperaba y otras veces, amaba.

Hashirama seguía sumido en sus pensamientos que lo abstraía de la realidad a su alrededor y por eso, no se dio cuenta que Madara había fruncido el ceño, hasta había tomado su mano para guiarlo hasta un lugar donde no hubiera nadie.

― ¿Me vas a decir de una vez lo qué te pasa? ― Preguntó molesto Madara deteniéndose y poniéndose frente al Senju.

― ¿¡Qué!? ― La pregunta y las cavilaciones en Hashirama ni siquiera hicieron que se diera cuenta de lo enfadado que estaba Madara.

― Hashirama, quiero que me digas de una vez. ―  Ordenó el líder Uchiha.

Hashirama tragó saliva con dureza, era obvio que Madara se daría cuenta, especialmente porque él no era bueno para ocultar su preocupación y simplemente, su estado era la precipitada aceptación de matrimonio que había acordado con Mito Uzumaki y como contarle sobre ello a Madara sin herirlo aunque era consciente de que no importaba como se trasmitiera el hecho porque lo iba a dañar.

― Yo… ― Hashirama miró al Uchiha, se sentía mal por lo que iba a decir, lo que menos quería era lastimar a Madara pero era casi imposible que no fuera a dañarlo. ― Me casaré con la primogénita de los Uzumaki. ― Soltó la bomba esperando la reacción de su amigo ya que no había encontrado en ese tiempo palabras suaves para dar la noticia de forma digerible.

― ¿¡CÓMO!? ¿Cómo que te vas a casar? ― Terminó de preguntar en un murmullo debido a lo sorpresivo de lo dicho y sintiendo como  un pequeño nudo se formaba en su garganta. ― ¡Explícame, Hashirama! ― Insistió en saber aunque se sentía dolido mientas soltando las manos del Senju como si quemara.

― Ella vino con la proposición de matrimonio debido a que es el trato que su clan ofrece a Konoha para forjar el acuerdo. Los Uzumaki dan a su Hime a cambio de tener una cavidad unilateral en Konoha, Mito está siendo usada como la moneda para garantizar al clan Uzumaki que el acuerdo se sella correctamente con el matrimonio político de ella y el Hokage porque si la rechazaba… ni siquiera quiero pensar en cómo Ashina castigaría a su propia hija. ― Habló apreciando como Madara parecía encogerse en dolor a cada palabra que pronunciaba.

― No tenías que aceptar, eres el Hokage pero no tienes por qué ser tú quien asuma todos los acuerdos y problemas que surgen. Algo podías hacer para rechazar la propuesta de matrimonio. ― Gruñó el Uchiha sintiendo que su pecho dolía cada vez más.

― Lo siento, yo… ― Se disculpó Hashirama presintiendo que nada bueno podía salir de esa conversación e intentó acercarse para abrazar al otro hombre que sufría por su causa pero este retrocedió.

― Me mentiste… ¡TODO LO QUE ME PROMETISTE FUE UNA MENTIRA! Creí…. Creí en ti. Yo… creí tus mentiras, si hubiera escuchado a mi conciencia… Nunca me has querido. ― Acusó Madara intentando contener sus emociones asimilando que Hashirama se casaría con una mujer desconocida solo para salvarla de su destino.

― No te he mentido, Madara. Tú eres la persona que amo pero…. ¡OH! ¡ESTO ES TAN COMPLICADO! ― Hashirama sabía que Madara no iba a permitir que se acercara fácilmente y lo abrazara como sus instintos le exigían hacer para poder confortarlo.

― ¡CALLA! No quiero escucharte más, he sido tan idiota… Ni siquiera te atrevas a decir que tendré una oportunidad, de que hay un lugar para nosotros después de que ocurra eso… ― Madara estaba retrocediendo mientras sus lágrimas ya no podían seguir siendo contenidas. ― ¡YO TE AMO! Yo… te amo. ― Apretó los puños con fuerza deseando estar en medio de una pesadilla y al mismo tiempo, queriendo que sus palabras funcionaran como un hechizo que disolviera todo lo que Hashirama le confesaba.

― Madara… ― Hashirama estaba sorprendido por ver a su compañero sufriendo y no permitir que lo consolase. ― Por favor, no te vayas. Deja que termine de contarte. ― Aún no le había dicho sobre que él había puesto cláusulas al tratado de matrimonio con Mito. ― ¡Madara! ― Llamó asustado de que huyera el Uchiha para abalanzarse hacia el hombre más bajo y lograr abrazarlo por la espalda deteniendo el intento de huida mientras escuchaba los sollozos de su amante.

Madara trataba de ahogar sus llanto más le era imposible al sentir los brazos contrarios rodearlo con fuerza, se removió queriendo soltarse del agarre y correr hasta algún lugar desconocido donde pudiera liberar su dolor.

― Por favor… ― Suplicó Hashirama abrazando al dueño del sharingan. ― Déjame explicarte, cariño. ― Solicitó haciendo uso de una palabra amorosa que solo había reservado para sus momentos más intimos mientras besaba el cuello de su pareja.

Resultado de imagen de anime― No quiero oírte más. ― Afirmó Madara entrecortadamente a causa del llanto. ― No…. No quiero escuchar tus mentiras. ― Dijo con furia a pesar de que sentía su alma reblandecida por el calor y la forma en la que había comenzado a hablarle su pareja.

― Por favor… ― Repitió en una súplica. ― Por favor, Madara, dame la oportunidad de explicarte todo. ― Rogó esperando a que su pareja le permitiera contarle lo acontecido sobre el matrimonio arreglado que el clan Uzumaki predispuso.

― Ya has dicho suficiente… prefieres a esa mujer, la has elegido sobre mí… ¿es qué no tienes suficiente? Porque ya has hecho demasiado, Hashirama. ― La voz compungida de Madara no ayudaba ya solo sentía como el otro hombre apretaba más su agarre mientras sus ojos ya no dejaban de derramar lágrimas.

― No es verdad, no podría elegirla sobre de ti. Ella no es a quien quiero y sabes que te amo. ― Recordó Hashirama sabiendo que Madara estaba dolido y no quería decir todo aquello, que su compañero era consciente de sus sentimiento porque era malo ocultando sus emociones o fingiendo. ― No quiero que sigas pensando que esto se debe a que es una mujer o porque no te amo. Por favor, no te mientas así, Madara, solo deja que termine de contarte para que entiendas. ― Insistió mientras sentía como el Uchiha cesaba de removerse en sus brazos para escapar.

― ¡No lo entiendes! No quiero escuchar que me quedaré como el eterno amante… El otro que solo tiene miseria… No, Hashirama, no quiero escuchar que no soy yo el que esté a tu lado… que solo voy a seguir siendo un amigo o quien te ayudó a crear la aldea… No quiero el estigma del amante en mí… No, después de todo este tiempo… yo… yo merezco algo mejor que conformarme el  ser relegado por un matrimonio concertado por un clan que no ha hecho nada para merecer ser parte de Konoha… para merecer que esa mujer sea elegida por ti como tu esposa cuando yo soy quien… ― Madara se vio interrumpido por su propio llanto desconsolado que se había profundizado a cada palabra dicha.

― ¡Oh… Madara! No sabes cuánto detesto esta situación, me duele tanto saber que soy quien está originando este sufrimiento en ti. ― Aseguró Hashirama sin poder saber cómo consolar al otro. ― Solo escúchame, te lo ruego. Deja que te explique. ― Pidió una vez más pero no recibió palabra alguna del hombre que sollozaba en sus brazos y besó la cabeza contraria como solía hacer cada noche. ― Ashina no quiere un tratado convencional, expuso claramente en la última reunión que tuve con él que desea un enlace que vincule directamente a su clan con Konoha y que un acuerdo verbal o escrito no es lo suficientemente fuerte y bueno para él. Créelo, en estos días he intentado que desistiera pero el que Mito fuese enviada aquí con ese egoísta propósito y a pesar de ser su única hija… Ella no puede regresar al Remolino sin más. Envié un mensaje, intenté desviar la necesidad de un matrimonio político pero ese viejo hombre es demasiado obstinado, su respuesta fue que si no me casaba con ella según sus condiciones, no quería trato con Konoha y Mito obtendría el máximo castigo expuesto en su clan por fallar en su misión de lograr el propósito de los Uzumaki. ¿Sabes cuál es el castigo intenso que tienen los Uzumaki para sus prisioneros o propios miembros? ― Preguntó aunque sabía que Madara habría escuchado de los Uzumaki y lo estricto que eran antes del nacimiento de Konohagakure pero lo confirmó cuando lo vio asentir levemente con la cabeza. ― Entonces, espero que entiendas el por qué no me quedó más opción que aceptar, en estas semanas he intentado persuadir al líder del clan Uzumaki, especialmente  cuando son ellos quienes desean asociarse con nuestra aldea pero Ashina no entiende a razones. ― Explicó.

Madara escuchó atentamente las palabras de su pareja, sabía del castigo que aplicaba los Uzumaki y lo cruel que era pero Madara era alguien egoísta y no le importaba lo que sufriera la mujer con tal de que no se casara con Hashirama porque ella jamás debió aparecer en Konoha con la oferta del clan Uzumaki entre las manos. Madara solo quería para atesorar al líder del clan Senju, no iba a aceptar que la desconocida mujer le arrebatara su lugar tan fácilmente cuando había tenido que pasar años para lograr esa paz donde Hashirama y él no tuvieran que reprimir sus sentimientos.

― Pero… ¿por qué tú? ― Preguntó Madara aún dolido por las circunstancias y sin separarse del abrazo que lo sostenía. ― ¿No puede ser Tobirama? Debe de servir para algo ese hermano tuyo. ― Sugirió apretando los puños al pronunciar al Senju albino. ― Tú siempre te tienes que sacrificar por otros y de paso, me llevas a mí entre las patas, Hashirama. ¡Yo no quiero esto y no deseo compartirte  con nadie! ― Confesó lo evidente, sintiendo que la furia comenzaba nuevamente a fluir de su interior. ― ¿¡Por qué sacrificar nuestra relación por un estúpido trato de un clan que vive a kilómetros de aquí!? ¡Deja que su clan haga lo que quiera con ella! ¡Deja de pensar tanto en los demás, Hashirama, y por una vez piensa en nosotros! ― Exclamó con enfado mientras se giraba para mirar a los ojos al hombre más alto.

Hashirama había escuchado con atención a Madara y no se sorprendió por lo que dijo porque daba la razón a Madara pero el Senju no podía ser egoísta siendo líder de una aldea que pedía por un líder justo y no quería que por su causa muriera alguien inocente, si estaba en sus posibilidades salvar a Mito lo haría.

― Lo sé, Madara. Lo sé… ― Susurró Hashirama con tono abatido. ― Y sobre lo de Tobirama. Hablé con mi hermano quien solo habla de la obligación que los shinobis deben hacerse cargo, también traté de convencer a Ashina que mi hermano era el más apto para contraer nupcias pero él no aceptó, indicando que su trato es para el Hokage no para un shinobi cualquiera. ― Comentó con sinceridad, había tratado de dialogar y convencer al aciano líder del clan Uzumaki ya que su hermano no se opondría debido a su radical pensamiento pero había sido duro e imposible de convencer. ― Sabes que yo no puedo ser así de egoísta y si  está en mí, el poder ayudarla, lo haré pero quiero que me comprendas y me apoyes. Sé que te estoy pidiendo mucho. ―  Dijo deshaciendo el abrazo y tomando las manos de su pareja, quien al sentir su tacto quiso soltarse por lo que afianzó más el agarre. ― Quiero hablar con ella y explicarle que yo ya tengo una relación y que si me caso con ella es porque no quiero que sufra un destino cruel pero que sabiendo de tu existencia en mi vida. ― Comentó sin despegar su mirada del otro hombre, tratando de que este viera la sinceridad de sus palabras. ― Yo sé que ella lo comprenderá y no será un obstáculo para nuestra relación. Por favor, Madara… ― Imploró y besó las manos de su pareja.

― Me pides mucho, Hashirama. ― Dijo Madara quien había dejado de llorar en algún momento. El Uchiha se soltó del agarre de manera brusca. ― Yo no puedo ser tan benevolente como tú. ― Susurró desviando la mirada para no seguir observando al Senju, mordió su labio inferior para contener que volverá a brotar sollozos de él. ―No quiero ser el amante, no quiero separarme de ti… ― Indicó sin poder evitar que un quejido lastimero brotara de su garganta y tener que ocultar rápidamente su rostro porque las lágrimas volvía a salir de sus ojos y no quería que lo viera así.

Hashirama no pudo más que odiarse a sí mismo por hacer llorar tanto a Madara de aquella forma, se acercó a él y lo abrazó nuevamente, dando pequeñas palmaditas en la espalda ajena para reconfortarlo

― Lo siento, Madara. No quería lastimarte. ― Se disculpó el Hokage sintiendo como su pareja temblaba debido al llanto. ― Perdón… ― Volvió a disculparse a pesar de que no sirviera como bálsamo para curar el dolor que estaba sintiendo el Uchiha.

― Pero lo hiciste… ― Respondió Madara enfadado con Hashirama. ― Un año… Solo esperaré un año a que te separes de ella… ― Propuso sin dejar de llorar. ― Ese es tú límite… si realmente quieres estar conmigo. No… esperaré más tiempo pero tienes que… hablar con ella y contarle nuestra relación, no… quiero verte a escondidas. Quiero… que ella sepa cada que nos vemos… y no tiene derecho a quejas ni reclamos porque es ella… la que se está metiendo… entre nosotros. ― No le importaba si la mujer podía sufrir al enterarse que Hashirama ya estaba en una relación pero cabía la posibilidad de que la Uzumaki se enamorara de Hashirama debido a la agradable personalidad que poseía pero no podía dejar que la mujer albergara ninguna esperanza porque Hashirama le pertenecía.

― Hablaré lo más pronto posible con ella, Madara. ― Dijo Hashirama sintiéndose feliz de que Madara aceptara pero no quería confiarse demasiado ya que el Uchiha en cualquier momento podría cambiar de opinión e irse lejos donde no pudiera encontrarlo o enloquecer creando una guerra en la que quisiera destruir todo lo que construyeron juntos. ― Gracias, Madara. ― Agradeció por la oportunidad que le daba mientras le besaba la mejilla a su pareja y también que continuara un año, tiempo que debía aprovechar para no perderlo.



-Fin-




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