Hashirama
está en uno de sus paseos matutinos por Konohagakure, después de ir a buscar a
Madara al lugar en el que los Uchiha habían ocupado para residir.
Sin
embargo, entre saludos de los aldeanos e intentos de regalos que estaban haciendo
al Hokage, Hashirama ni siguiera parecía haberse percatado de ello. Incluso
Madara se dio cuenta de la extraña actitud que tenía actualmente su viejo amigo
desde hace días atrás de haber sido llamado con urgencias a una reunión a la
torre Hokage, la cual había interrumpido su cita en la tienda de dangos que se
había vuelto popular, recientemente en la villa.
De
hecho, Madara se encontraba molesto porque cuando Hashirama se preocupaba
demasiado, prestaba toda la atención en aquello que le estaba frustrando,
implicando que ese problema se trasladara a su vida privada y últimamente,
Madara se sentía como si pasara las noches con un hombre diferente a su
compañero, alguien carente de pasión que Hashirama ocultaba para regalarle solo
a él en sus momentos íntimos. Por ello, Madara deseaba ayudar a Hashirama, el
Uchiha quería ser un buen compañero para el hombre que siempre ha estado para
él, quería tener a su viejo amigo de vuelta, así como su ardiente y dedicado
amante. Madara quería que la única persona preciada que le quedaba en su vida
volviera a tener su personalidad voluble y sensible que a veces le desesperaba
y otras veces, amaba.
Hashirama
seguía sumido en sus pensamientos que lo abstraía de la realidad a su alrededor
y por eso, no se dio cuenta que Madara había fruncido el ceño, hasta había
tomado su mano para guiarlo hasta un lugar donde no hubiera nadie.
― ¿Me
vas a decir de una vez lo qué te pasa? ― Preguntó molesto Madara deteniéndose y
poniéndose frente al Senju.
―
¿¡Qué!? ― La pregunta y las cavilaciones en Hashirama ni siquiera hicieron que
se diera cuenta de lo enfadado que estaba Madara.
―
Hashirama, quiero que me digas de una vez. ―
Ordenó el líder Uchiha.
Hashirama
tragó saliva con dureza, era obvio que Madara se daría cuenta, especialmente
porque él no era bueno para ocultar su preocupación y simplemente, su estado
era la precipitada aceptación de matrimonio que había acordado con Mito Uzumaki
y como contarle sobre ello a Madara sin herirlo aunque era consciente de que no
importaba como se trasmitiera el hecho porque lo iba a dañar.
― Yo…
― Hashirama miró al Uchiha, se sentía mal por lo que iba a decir, lo que menos
quería era lastimar a Madara pero era casi imposible que no fuera a dañarlo. ―
Me casaré con la primogénita de los Uzumaki. ― Soltó la bomba esperando la
reacción de su amigo ya que no había encontrado en ese tiempo palabras suaves
para dar la noticia de forma digerible.
― ¿¡CÓMO!?
¿Cómo que te vas a casar? ― Terminó de preguntar en un murmullo debido a lo
sorpresivo de lo dicho y sintiendo como
un pequeño nudo se formaba en su garganta. ― ¡Explícame, Hashirama! ―
Insistió en saber aunque se sentía dolido mientas soltando las manos del Senju
como si quemara.
― Ella
vino con la proposición de matrimonio debido a que es el trato que su clan
ofrece a Konoha para forjar el acuerdo. Los Uzumaki dan a su Hime a cambio de
tener una cavidad unilateral en Konoha, Mito está siendo usada como la moneda
para garantizar al clan Uzumaki que el acuerdo se sella correctamente con el
matrimonio político de ella y el Hokage porque si la rechazaba… ni siquiera
quiero pensar en cómo Ashina castigaría a su propia hija. ― Habló apreciando
como Madara parecía encogerse en dolor a cada palabra que pronunciaba.
― No
tenías que aceptar, eres el Hokage pero no tienes por qué ser tú quien asuma
todos los acuerdos y problemas que surgen. Algo podías hacer para rechazar la
propuesta de matrimonio. ― Gruñó el Uchiha sintiendo que su pecho dolía cada
vez más.
― Lo
siento, yo… ― Se disculpó Hashirama presintiendo que nada bueno podía salir de
esa conversación e intentó acercarse para abrazar al otro hombre que sufría por
su causa pero este retrocedió.
― Me
mentiste… ¡TODO LO QUE ME PROMETISTE FUE UNA MENTIRA! Creí…. Creí en ti. Yo…
creí tus mentiras, si hubiera escuchado a mi conciencia… Nunca me has querido.
― Acusó Madara intentando contener sus emociones asimilando que Hashirama se
casaría con una mujer desconocida solo para salvarla de su destino.
― No
te he mentido, Madara. Tú eres la persona que amo pero…. ¡OH! ¡ESTO ES TAN
COMPLICADO! ― Hashirama sabía que Madara no iba a permitir que se acercara fácilmente
y lo abrazara como sus instintos le exigían hacer para poder confortarlo.
―
¡CALLA! No quiero escucharte más, he sido tan idiota… Ni siquiera te atrevas a
decir que tendré una oportunidad, de que hay un lugar para nosotros después de
que ocurra eso… ― Madara estaba retrocediendo mientras sus lágrimas ya no
podían seguir siendo contenidas. ― ¡YO TE AMO! Yo… te amo. ― Apretó los puños
con fuerza deseando estar en medio de una pesadilla y al mismo tiempo,
queriendo que sus palabras funcionaran como un hechizo que disolviera todo lo
que Hashirama le confesaba.
―
Madara… ― Hashirama estaba sorprendido por ver a su compañero sufriendo y no
permitir que lo consolase. ― Por favor, no te vayas. Deja que termine de
contarte. ― Aún no le había dicho sobre que él había puesto cláusulas al
tratado de matrimonio con Mito. ― ¡Madara! ― Llamó asustado de que huyera el
Uchiha para abalanzarse hacia el hombre más bajo y lograr abrazarlo por la
espalda deteniendo el intento de huida mientras escuchaba los sollozos de su
amante.
Madara
trataba de ahogar sus llanto más le era imposible al sentir los brazos contrarios
rodearlo con fuerza, se removió queriendo soltarse del agarre y correr hasta
algún lugar desconocido donde pudiera liberar su dolor.
― Por
favor… ― Suplicó Hashirama abrazando al dueño del sharingan. ― Déjame
explicarte, cariño. ― Solicitó haciendo uso de una palabra amorosa que solo
había reservado para sus momentos más intimos mientras besaba el cuello de su
pareja.
― No
quiero oírte más. ― Afirmó Madara entrecortadamente a causa del llanto. ― No….
No quiero escuchar tus mentiras. ― Dijo con furia a pesar de que sentía su alma
reblandecida por el calor y la forma en la que había comenzado a hablarle su
pareja.
― Por
favor… ― Repitió en una súplica. ― Por favor, Madara, dame la oportunidad de
explicarte todo. ― Rogó esperando a que su pareja le permitiera contarle lo
acontecido sobre el matrimonio arreglado que el clan Uzumaki predispuso.
― Ya
has dicho suficiente… prefieres a esa mujer, la has elegido sobre mí… ¿es qué
no tienes suficiente? Porque ya has hecho demasiado, Hashirama. ― La voz
compungida de Madara no ayudaba ya solo sentía como el otro hombre apretaba más
su agarre mientras sus ojos ya no dejaban de derramar lágrimas.
― No
es verdad, no podría elegirla sobre de ti. Ella no es a quien quiero y sabes
que te amo. ― Recordó Hashirama sabiendo que Madara estaba dolido y no quería
decir todo aquello, que su compañero era consciente de sus sentimiento porque
era malo ocultando sus emociones o fingiendo. ― No quiero que sigas pensando
que esto se debe a que es una mujer o porque no te amo. Por favor, no te
mientas así, Madara, solo deja que termine de contarte para que entiendas. ―
Insistió mientras sentía como el Uchiha cesaba de removerse en sus brazos para
escapar.
― ¡No
lo entiendes! No quiero escuchar que me quedaré como el eterno amante… El otro
que solo tiene miseria… No, Hashirama, no quiero escuchar que no soy yo el que
esté a tu lado… que solo voy a seguir siendo un amigo o quien te ayudó a crear
la aldea… No quiero el estigma del amante en mí… No, después de todo este
tiempo… yo… yo merezco algo mejor que conformarme el ser relegado por un matrimonio concertado por
un clan que no ha hecho nada para merecer ser parte de Konoha… para merecer que
esa mujer sea elegida por ti como tu esposa cuando yo soy quien… ― Madara se
vio interrumpido por su propio llanto desconsolado que se había profundizado a
cada palabra dicha.
― ¡Oh…
Madara! No sabes cuánto detesto esta situación, me duele tanto saber que soy
quien está originando este sufrimiento en ti. ― Aseguró Hashirama sin poder
saber cómo consolar al otro. ― Solo escúchame, te lo ruego. Deja que te
explique. ― Pidió una vez más pero no recibió palabra alguna del hombre que
sollozaba en sus brazos y besó la cabeza contraria como solía hacer cada noche.
― Ashina no quiere un tratado convencional, expuso claramente en la última reunión
que tuve con él que desea un enlace que vincule directamente a su clan con
Konoha y que un acuerdo verbal o escrito no es lo suficientemente fuerte y
bueno para él. Créelo, en estos días he intentado que desistiera pero el que
Mito fuese enviada aquí con ese egoísta propósito y a pesar de ser su única
hija… Ella no puede regresar al Remolino sin más. Envié un mensaje, intenté
desviar la necesidad de un matrimonio político pero ese viejo hombre es
demasiado obstinado, su respuesta fue que si no me casaba con ella según sus
condiciones, no quería trato con Konoha y Mito obtendría el máximo castigo
expuesto en su clan por fallar en su misión de lograr el propósito de los
Uzumaki. ¿Sabes cuál es el castigo intenso que tienen los Uzumaki para sus
prisioneros o propios miembros? ― Preguntó aunque sabía que Madara habría
escuchado de los Uzumaki y lo estricto que eran antes del nacimiento de
Konohagakure pero lo confirmó cuando lo vio asentir levemente con la cabeza. ―
Entonces, espero que entiendas el por qué no me quedó más opción que aceptar,
en estas semanas he intentado persuadir al líder del clan Uzumaki,
especialmente cuando son ellos quienes
desean asociarse con nuestra aldea pero Ashina no entiende a razones. ―
Explicó.
Madara
escuchó atentamente las palabras de su pareja, sabía del castigo que aplicaba
los Uzumaki y lo cruel que era pero Madara era alguien egoísta y no le
importaba lo que sufriera la mujer con tal de que no se casara con Hashirama
porque ella jamás debió aparecer en Konoha con la oferta del clan Uzumaki entre
las manos. Madara solo quería para atesorar al líder del clan Senju, no iba a
aceptar que la desconocida mujer le arrebatara su lugar tan fácilmente cuando
había tenido que pasar años para lograr esa paz donde Hashirama y él no
tuvieran que reprimir sus sentimientos.
―
Pero… ¿por qué tú? ― Preguntó Madara aún dolido por las circunstancias y sin
separarse del abrazo que lo sostenía. ― ¿No puede ser Tobirama? Debe de servir
para algo ese hermano tuyo. ― Sugirió apretando los puños al pronunciar al
Senju albino. ― Tú siempre te tienes que sacrificar por otros y de paso, me
llevas a mí entre las patas, Hashirama. ¡Yo no quiero esto y no deseo
compartirte con nadie! ― Confesó lo
evidente, sintiendo que la furia comenzaba nuevamente a fluir de su interior. ―
¿¡Por qué sacrificar nuestra relación por un estúpido trato de un clan que vive
a kilómetros de aquí!? ¡Deja que su clan haga lo que quiera con ella! ¡Deja de
pensar tanto en los demás, Hashirama, y por una vez piensa en nosotros! ―
Exclamó con enfado mientras se giraba para mirar a los ojos al hombre más alto.
Hashirama
había escuchado con atención a Madara y no se sorprendió por lo que dijo porque
daba la razón a Madara pero el Senju no podía ser egoísta siendo líder de una
aldea que pedía por un líder justo y no quería que por su causa muriera alguien
inocente, si estaba en sus posibilidades salvar a Mito lo haría.
― Lo
sé, Madara. Lo sé… ― Susurró Hashirama con tono abatido. ― Y sobre lo de
Tobirama. Hablé con mi hermano quien solo habla de la obligación que los
shinobis deben hacerse cargo, también traté de convencer a Ashina que mi
hermano era el más apto para contraer nupcias pero él no aceptó, indicando que
su trato es para el Hokage no para un shinobi cualquiera. ― Comentó con
sinceridad, había tratado de dialogar y convencer al aciano líder del clan
Uzumaki ya que su hermano no se opondría debido a su radical pensamiento pero
había sido duro e imposible de convencer. ― Sabes que yo no puedo ser así de
egoísta y si está en mí, el poder
ayudarla, lo haré pero quiero que me comprendas y me apoyes. Sé que te estoy
pidiendo mucho. ― Dijo deshaciendo el
abrazo y tomando las manos de su pareja, quien al sentir su tacto quiso
soltarse por lo que afianzó más el agarre. ― Quiero hablar con ella y
explicarle que yo ya tengo una relación y que si me caso con ella es porque no
quiero que sufra un destino cruel pero que sabiendo de tu existencia en mi vida.
― Comentó sin despegar su mirada del otro hombre, tratando de que este viera la
sinceridad de sus palabras. ― Yo sé que ella lo comprenderá y no será un
obstáculo para nuestra relación. Por favor, Madara… ― Imploró y besó las manos
de su pareja.
― Me
pides mucho, Hashirama. ― Dijo Madara quien había dejado de llorar en algún
momento. El Uchiha se soltó del agarre de manera brusca. ― Yo no puedo ser tan
benevolente como tú. ― Susurró desviando la mirada para no seguir observando al
Senju, mordió su labio inferior para contener que volverá a brotar sollozos de
él. ―No quiero ser el amante, no quiero separarme de ti… ― Indicó sin poder
evitar que un quejido lastimero brotara de su garganta y tener que ocultar
rápidamente su rostro porque las lágrimas volvía a salir de sus ojos y no
quería que lo viera así.
Hashirama
no pudo más que odiarse a sí mismo por hacer llorar tanto a Madara de aquella
forma, se acercó a él y lo abrazó nuevamente, dando pequeñas palmaditas en la
espalda ajena para reconfortarlo
― Lo
siento, Madara. No quería lastimarte. ― Se disculpó el Hokage sintiendo como su
pareja temblaba debido al llanto. ― Perdón… ― Volvió a disculparse a pesar de
que no sirviera como bálsamo para curar el dolor que estaba sintiendo el Uchiha.
― Pero
lo hiciste… ― Respondió Madara enfadado con Hashirama. ― Un año… Solo esperaré
un año a que te separes de ella… ― Propuso sin dejar de llorar. ― Ese es tú
límite… si realmente quieres estar conmigo. No… esperaré más tiempo pero tienes
que… hablar con ella y contarle nuestra relación, no… quiero verte a
escondidas. Quiero… que ella sepa cada que nos vemos… y no tiene derecho a
quejas ni reclamos porque es ella… la que se está metiendo… entre nosotros. ―
No le importaba si la mujer podía sufrir al enterarse que Hashirama ya estaba
en una relación pero cabía la posibilidad de que la Uzumaki se enamorara de
Hashirama debido a la agradable personalidad que poseía pero no podía dejar que
la mujer albergara ninguna esperanza porque Hashirama le pertenecía.
―
Hablaré lo más pronto posible con ella, Madara. ― Dijo Hashirama sintiéndose
feliz de que Madara aceptara pero no quería confiarse demasiado ya que el
Uchiha en cualquier momento podría cambiar de opinión e irse lejos donde no
pudiera encontrarlo o enloquecer creando una guerra en la que quisiera destruir
todo lo que construyeron juntos. ― Gracias, Madara. ― Agradeció por la
oportunidad que le daba mientras le besaba la mejilla a su pareja y también que
continuara un año, tiempo que debía aprovechar para no perderlo.
-Fin-
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