Después
de años sin saber de Madara Uchiha, este regresó, gritando el nombre del
Hokage, exigiendo un combate sin sentido por todo lo que le había hecho y
amenazando con destruir Konoha si no aceptaba su demanda.
Hashirama
no había podido olvidar en todo ese tiempo a Madara y había sentido alegría
cuando lo vio dando voces a la entrada de Konoha, sabiendo que no había dejado
de amarlo en todo esos años que transcurrieron desde que se marchó pero no
podía permitir que Madara cumpliese sus amenazas. El líder Senju tenía dos
hijos con Mito y no quería que desaparecieran por lo que había ocurrido en el
pasado, sin importar que las amenazas de destruir todo lo que con duro esfuerzo
logró construir, Hashirama corrió hasta donde se encontraba el Uchiha para
enfrentarlo.
La
batalla empezó cuando Hashirama logró alejarse, seguido de Madara, unos
kilómetros de Konoha. Madara agotado de seguir al otro ninja, fue el primero en
atacar sin dejar hablar al Hokage, antes de que sus emociones tomaran el
control sobre él, donde había sido perseguido por el recuerdo apasionado de
Hashirama e influyeran en su decisión de combatir.
Hashirama
observó asombrado como Madara invocaba al nueve colas antes de abalanzarse
hacia él, podía asegurar de que Tobirama y Mito lo vieron salir a toda prisa de
Konoha para enfrentarse a Madara y que correrían hacia él para ayudarlo pero
tardarían en llegar a donde se encontraban. Por ello, debía contener al
monstruoso zorro en lo que llegaba a su encuentro su hermano y esposa.
Madara
apretó las empuñaduras de sus armas con enfado, Hashirama aún era demasiado
bueno en el combate, parecía que no se había arruinado después de tantos años
inactivos y el deseo de derrotarlo empezaba a mezclarse con su anhelo de tener
al líder Senju enredado en él, en medio del desastre que sería su lecho.
La
llegada de Mito junto a Tobirama, ayudó a Hashirama para detener al Kyubi y
poder seguir la batalla contra Madara.
Mito
se ofreció como jinchuriki del binju de nueve colas ya que no contaban con
tiempo de encontrar a otra persona que pudiese ser el contenedor de la bestia
de chakra. La pelirroja era consciente de cuál sería su condición al guardar al
Kyubi en su cuerpo tan precipitadamente pero era más importante que el binju
fuese retenido para evitar que el monstruoso zorro destruyera Konoha por orden
de Madara y ella, no estaba dispuesta a perder a sus hijos.
Tobirama
tomó en sus brazos a Mito después de que su hermano terminó el sellado del
binju, cuando la mujer se desmayó y por orden del Hokage. Se alejó del campo de
batalla con la pelirroja inconsciente en sus brazos, deseándole fortuna a
Hashirama para que de una vez, hiciera desaparecer a Madara Uchiha y dejase de
ser una amenaza para el mundo ninja pero especialmente para Hashirama.
En un
extraño movimiento que su oponente hizo, Hashirama vio como Madara se abrazó a su
cuerpo mientras cargaba su guadaña hacia él. Empujó con fuerza al Uchiha sin
percatarse de que su adversario lo había mordido e incluso, desgarrado un
pedazo de carne del que no se percató, debido a que su cuerpo se regeneraba
rápido y la adrenalina que fluía por sus venas.
―
¡Madara, detente! Olvidaré todo si no continúas con esta pelea. ― Pidió
Hashirama agotado por la batalla y el gran uso de chakra.
― No
me detendré hasta que tú y toda esa aldea hecha con mentiras, desaparezca. ―
Respondió.
― Si
ese es el caso... ― Murmuró el Hokage con dolor pero no podía permitir que
Madara destruyera todo lo que en un comienzo crearon, no podía dejar que sus
hijos perecieran ya que fue lo único que lo ayudaba a seguir adelante mientras
extrañaba a su ex-amante. ―No importa si eres mi hermano, hijo o amigo. Si
atacas Konoha, yo seré quien acabe contigo porque es mi responsabilidad como
Hokage el cuidar de Konoha. ― Afirmó confiado mientras su corazón se destruía
en su pecho para enfrentarse a Madara con todo su poder como no lo había hecho
antes.
El
combate ocasionó cambios a la geografía de la zona debido a lo arduo y violento
que se desarrolló la pelea pero finalmente, Hashirama logró vencer a Madara.
Madara
miró la hoja de la espada que atravesaba su pecho, la cual daba fin a su pelea
personal y podía sentir el cálido aliento de Hashirama golpear en su nuca,
arrastrando viejos y anhelantes recuerdos de un tiempo que ambos se compenetraban.
― Esto
no debió terminar así. ― Dijo Hashirama con tristeza y agotamiento, sabiendo
que poco tiempo de vida le quedaba a la persona que había compartido gran parte
de su vida.
― No
hay otro destino para nosotros. ― Contestó Madara con una sonrisa extraña, por
fin había llegado el fin y se sentía agradecido de que fuese así porque
finalmente, podría llevar su plan a cabo. ― Yo… no he podido dejar de pensar en
ti, durante… todo este tiempo. ― Confesó en un acto impulsivo.
Un pequeño nudo se formó en la garganta de Hashirama al escuchar aquellas palabras del moreno aunque habían pasado los años, él tampoco había dejado de pensar en el Uchiha.
― No
eres el único, Madara. ― Reveló en voz baja.
― Eso
dices pero hiciste tu vida, Hashirama. Te olvidaste de mí… ― Susurró con dolor
Madara. ― Te odio y detesto a esa mujer. ― Afirmó lleno de furia y dolor,
sentía como poco a poco su vida se iba apagando.
― Tú
fuiste el que me dejó y no quiso darme más tiempo, Madara. ― Sabía que era bajo
decir aquello pero por no querer lastimar a Mito, no pudo terminar su
matrimonio y rompió la promesa que le hizo al poseedor del Sharingan.
Una
risa desdeñosa escapó de la boca de Madara al oír las palabras de quien fue la
persona más importante en su vida y a pesar de que solo moriría por unas horas,
deseaba que Hashirama se fuese de ese mundo, persiguiéndolo para mostrarle su
amor aunque su deseo fuera egoísta, no le importaba pero no había logrado
ocasionar ni una sola herida grave al Senju y lo lamentaba porque Hashirama no
tendría una cicatriz física que le recordará su existencia después de unas
horas.
―
Sabes que no estás siendo honesto, tú… no cumpliste la promesa. ― Murmuró Madara
sintiendo sus parpados más pesados. ― Y ahora, me dejarás ir solo… ― Afirmó con
furia y tristeza.
― En
todo este tiempo, no te he dejado de amar pero no puedo permitir que destruyas
todo lo que una vez construimos y mueran personas inocentes por mis culpas. ―
Hashirama acercó su rostro a la cabeza contraria para dejar un beso sobre el
cabello empapado de Madara. ― No dejas este mundo solo, te llevas mi corazón
contigo como hiciste años atrás, cuando decidiste marcharte. ― El sentimiento
miserable solo ocasionó que brotaran lágrimas de sus ojos del Hokage porque
entre sus manos estaba desapareciendo la persona que ama.
―
¿Cómo siempre tiene que salir ese lado compasivo tuyo…? Odié esa parte de ti. ―
Arrastró cada palabra Madara sintiendo como perdía fuerza en sus piernas,
hubiese caído si el líder del clan Senju no hubiera actuado de manera rápida. ―
No mientas Hashirama, tú corazón dejó de pertenecerme cuando la preferiste a ella
y a tu tonta aldea… ― Suspiró lleno de dolor mientras una pequeña lágrima se
deslizaba por uno de sus ojos.
―
Sabes que no es verdad lo que dices, siempre te amé, te amo y he estado
dispuesto a todo, Madara. ― Apretó el agarre que tenía sobre la cintura del
Uchiha.
― Si
hubieses estado dispuesto a todo, nunca habrías olvidado la promesa que me
hiciste de dejarla, nunca tomaste con seriedad nuestra relación, por tu culpa
lo perdí, perdí a mi hijo… ― Ahogó un quejido de dolor llevando una mano a su
vientre, relevando aquella verdad que llevaba ocultando desde hace muchos años.
― Lo bueno que todo acabó y podré reunirme con él y mi hermano… ― Susurró
comenzando a cerrar los ojos. ― ¡Adiós, Hashirama…! ― Fue lo último que logró
decir antes de cerrar sus ojos para dejar aquel mundo al que volvería horas más
tarde sin que nadie pueda saberlo.
Hashirama
no pudo contener más los sentimientos que retuvo mientras escuchaba con
atención, lloró con más fuerza al sentir como el Uchiha murió. Además,
Hashirama se sentía aún más devastado por la revelación que le dio Madara.
-Fin-
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