Mito
se sentía devastada, había perdido al bebé en su cuarto mes de embarazo y
aunque muchas personas dijeron que era algo habitual en las mujeres primerizas,
no había sanado aún el vacío que dejó la perdida de la vida que portó en su vientre.
La
mujer caminó por la torre Hokage buscando a su esposo, aunque ahora su vida
conyugal hubiera empezado a forjarse en pequeñas citas, las cuales eran más
comunes en una pareja de novios que de casados pero había logrado que Mito
tuviese un aliciente para seguir adelante. No obstante, la pelirroja era
consciente que todo el avance se debía a la desaparición de Madara Uchiha y
esperaba no volver a ver al shinobi que interfería en su relación amorosa con
Hashirama porque temía de volver a sentir que su esposo se alejara de ella para
estar a su lado.
― ¡Hashirama!
― Llamó Mito al Hokage cuando llegó justo a tiempo para percatarse de que
Hashirama salía del despacho.
― ¡Oh!
Pensé que debía ser yo quien fuera a buscarte. ― Dijo con una sonrisa el hombre
mientras la pelirroja se acercaba a él para emprender camino fuera de la torre
caminando uno junto al otro.
― Creí
que sería una buena sorpresa venir hasta aquí e ir a comer a alguno de los
puestos. ¿Qué te parece si comemos inarizushi? ― Preguntó aleatoriamente Mito
mientras llevaba su dedo índice a la barbilla, pensando en los establecimientos
que hacían delicioso el platillo.
Hashirama
gruñó levemente en aceptación aunque, realmente, el Hokage no pudo evitar
deprimirse por el nombre de la comida que Mito pensó almorzar ese día junto a
él, ya que se trata de la comida favorita de Madara y el recuerdo del ex líder
Uchiha, aún el provocaba que los recuerdos junto a él le picara en los ojos y
corazón. Hashirama aún no olvidaba al que fue su amante y sabiendo que estaba
haciendo mal al tomar a Mito como un reemplazo, alimentando el amor que la
pelirroja sentía hacia él pero la lastima se mezclaba con la culpa siendo que
sintiera con mayor fuerza las obligaciones hacia su esposa, lo que lograba que Hashirama
esté unido a Mito.
―
Pensé en que Tobirama - kun se ve muy solo y le dije que podría presentarle
algunas de mis amigas pero se negó rotundamente, ¿sabes si tu hermano está
saliendo con alguien? ― Interrumpió Mito los pensamientos de Hashirama,
logrando captar lo último dicho por su esposa.
―
¿Tobirama? Realmente… no lo sé, Mito - chan. Él siempre está haciendo algo o
regañándome por algo que desconozco en mi oficina aunque… quizás debería de
tener un poco más de tiempo libre. ― Musitó Hashirama sin ánimos, lo cierto es
que Tobirama era el único que sabía de su situación sentimental y quien lo
consolaba cada que los recuerdos de Madara asaltaban su mente, de lo feliz que
fue junto al Uchiha porque le había contado a Tobirama hasta el motivo de la
marcha de Madara y su sentimiento de desdicha por no ser capaz de retener a su
amante junto a él.
― Umm…
― Mito se llevó un dedo a la barbilla para pensar. ― Tal vez si lo esté y no
quiere decir. ― Comentó con un tono divertido. ― Podríamos seguirlo y averiguar
si sale con alguien. ― Sugirió para sonreírle a su marido.
― Mito
- chan, Seriamos descubierto rápidamente. ― Comentó después de soltar una
pequeña risa al escuchar a la pelirroja intentando hacer de casamentera. ―
Además, no quiero hostigar a Tobirama, él tiene un carácter fuerte y lo que
menos quiero es que me esté regañando por intentar buscarle pareja.
―
Aburrido… ― Respondió Mito con una sonrisa divertida para abrazarse al brazo de
su esposo cuando salían por la puerta principal de la torre Hokage.
Hashirama
le sonrió a la pelirroja dejando que esta se abrazara a su brazo, todo el
trayecto hacia el restaurante lo hicieron en silencio, mirando los diferentes
puestos por los que pasaban, percatándose de que había cada vez más tiendas en
Konoha.
La
honorable pareja llegaron a un pequeño restaurante y no tuvieron problemas para
ocupar una mesa distinguida. Incluso, la comida les fue servida rápidamente.
― ¿Qué
es lo que ocurre? ― Preguntó Hashirama viendo como la pelirroja no dejaba de
suspirar y removerse en su asiento después de dar un pequeño mordisco a su
comida, la cual tardaba demasiado en comer. ― Espero no sigas pensando en
molestar a Tobirama porque te aseguro que es mejor olvidar esa idea ya que no
querrás conocerlo enfadado. ― Aconsejó.
― No…
no es eso. Estaba pensando en nosotros. ― Contestó Mito bajando la voz hasta
convertirlo en un susurro.
―
¿Nosotros? ― Repitió Hashirama con duda mientras elevaba una ceja.
Mito
asintió con la cabeza mientras observaba lo que quedaba de su comida.
― No
entiendo, ¿te estoy incomodando? Sé que mi personalidad es un poco molesta pero
te aseguro que no puedo evitar mis cambios de humor. ― Hashirama comenzó a
disculparse intentando no deprimirse más de lo necesario para no estresar a su
acompañante.
― ¡NO!
No, no tiene nada que ver eso, de hecho… me parece muy lindo que puedas mostrar
tus emociones con facilidad y no las ocultes. ― Se apresuró a interrumpir para
que el Hokage no siguiera malinterpretando la situación.
― No
entiendo, ¿qué te inquieta tanto de nosotros? ― Inquirió preocupándose por
Mito.
― Yo…
me preguntaba cuánto tiempo más va a tener que pasar antes de por fin ser un
matrimonio real. ― Aclaró con un poco de inseguridad a su marido. ― Sé que
prácticamente estamos empezando nuestro matrimonio y he cometido errores que
lamento pero también me pregunto, si se debe a lo sucedido con mi bebé… Yo
solo… ― Mito no pudo continuar porque rompió en llanto.
― ¡No!
Deja de pensar esas cosas. ― Se apresuró a intervenir Hashirama mientras se
levantaba de su lugar frente a la pelirroja para sentarse al lado de ella y
abrazarla. ― Has demostrado ser una gran mujer. Alguien digna de admiración y
seguramente, si no hubieras pasado por eso, jamás podrías saber cuan fuerte
eres. Yo te admiro, Mito - chan. ― Aseguró sintiendo lástima de sí mismo ya que
todo lo que le había ocurrido, era en parte su causa. ― Solo quería esperar a
que te sintieras mejor, no es bueno apresurar las cosas u obligarte a ti misma
porque como has dicho, aún estamos comenzando. ― Memorizó, sabiendo que las
palabras que le decía a su esposa son escusas que se ponía a sí mismo para no
haber avanzado en la relación con la pelirroja porque continuaba atrapado en el
recuerdo de Madara.
― Lo
siento, tienes… razón. ¡Esto es tan… vergonzoso! ― Se disculpó Mito ocultando
su rostro en el amplio torso de Hashirama.
― No
tienes por qué avergonzarte, Mito - chan. ― Dijo el Senju con una pequeña
sonrisa, repartiendo pequeñas caricias en la cabeza de su esposa buscando
reconfortarla.
La
pelirroja solo hundió más su rostro en el torso de su esposo disfrutando de las
pequeñas caricias que le daba, cuando se sintió mejor se separó de manera lenta
de él y alzó su rostro para observar a su marido con las mejillas sonrojadas y
le regaló una pequeña sonrisa.
―
Gracias, Hashirama. ― Agradeció a su esposo por la forma tan dulce en que la
consolaba.
Hashirama
observó a su esposa, tenía que admitir que la mujer es bella y no sabía por qué
pero tenía ganas de besarla en ese momento y no se contuvo a sus deseos.
Hashirama se inclinó mientras tomaba delicadamente el mentón de la pelirroja y tocó
los labios contrarios de manera suave y lenta sin llegar a profundizarlo para
separarse de la misma manera que se acercó mientras le sonreía a la pelirroja.
Mito
no podía evitar sentirse en las nubes, sus besos siempre habían sido castos y
sin sentimientos pero aunque este no había sido más apasionado que los
anteriores, si había sentido la dulzura que no creyó que su esposo pudiese
trasmitir en un beso. Además, esta era la primera vez que Hashirama besaba sus
labios y no la frente o una de sus mejillas como había ocurrido en las
ocasiones anteriores. Simplemente, la
mujer de cabello rojo sabía que ese beso era un gran avance a pesar de que pudo
distinguir un pequeño brillo triste en los ojos de marido, ella se ocuparía de
borrar esa melancolía.
Escuchó
suspirar a Hashirama mientras ella volvió a la cómoda posición para ser atendida
por su esposo y pensando en lo que había pasado en todo ese tiempo aunque no
dejaba de lamentar el haber perdido a su bebé, quizás su error había sido el
consumar su matrimonio incitada por la desesperación, embriagando al Hokage
aunque después de eso, Hashirama se había ido, aún embriagado por el alcohol y
dejándola sola para amanecer sola en la cama que debían compartir ambos porque
el Senju regresó junto al Uchiha aunque parecía que el Hokage no recordaba nada
de lo sucedido y la vergüenza impidió querer revelar la verdad a su marido o
Tobirama. Por ello, cuando descubrió de su embarazo solo se limitó a contar su
situación pero no quería que la juzgaran por lo que hizo para que el bebé se
originara.
La
pelirroja había actuado sin pensar en aquella ocasión, desesperada por no tener
la atención de Hashirama, celosa, molesta y sintiendo envidia que la agujereaba
su pecho porque el Hokage no la amaba siendo Madara quien recibía el amor que
debía ser para ella. Si Mito hubiese adivinado que el Uchiha se marcharía poco
tiempo después, Mito se habría contenido de su arrebato por obtener un poco de
su marido y su bebé, quizás no hubiera desaparecido de su vientre.
―
¿Podemos quedarnos un poco más así? ― Preguntó mientras una de sus manos
descendió a su plano vientre donde solo sentía vacío.
Hashirama
besó la cabeza de la pelirroja como una silenciosa aceptación, con el único
deseo de consolar a Mito pero que a la vez, la presencia de la mujer lo ayudará
a cerrar la herida que Madara había dejado en él.
-Fin-
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