Hashirama
se acercó al cuerpo de Madara, quien había vuelto aparecer completamente
después de que desapareciera con el ataque de Zetsu. El Primer Hokage se
percató a cada paso que daba al acercarse a quien fue su gran amigo, rival y
amante como divagaba sus últimos pensamientos, sabiendo que era sus últimos
minutos en el mundo pero escuchar el murmullo de Madara solo ocasionaba que la
opresión de dejá vù doliese más en su corazón.
― No
se trata de tener razón en nuestros ideales, era consciente de preparar a las
generaciones futuras para que aprendieran de nuestras experiencias para que
construyeran un mejor presente en el que no se equivocasen en nuestros mismos
errores pasados. ― Intentó sonreír mientras tomaba la mano de Madara para
entrelazar los dedos con el Uchiha que estaba recostado en el frío suelo en
espera de que su vida espirara. ― Quizás no fuimos grandes ejemplos para
nuestros sucesores pero nuestros sentimientos son sinceros y bastantes fuertes
como para que permanezcan en el tiempo. ― Acarició con su pulgar el dorso de la
mano que sostenía.
― Solo
hemos sido unos idiotas que no han dejado de equivocarse… y no podemos regresar
el tiempo… ― Habló Madara con dificultad, sabiendo que poco tiempo le quedaba
en el mundo.
― No,
no se puede Madara… ― Murmuró con tristeza
sabiendo que era la segunda vez que estaba presenciando como moría como
guerrero shinobi. ― Si se pudiera regresar el tiempo, quizás se podrían cambiar
muchas situaciones del pasado para ser diferente el presente pero ni estando en
esta nueva ocasión en el mundo podemos borrar el pasado que vivimos. ― Dijo
pensando en que quizás sus vidas hubieran sido diferente si hubieran tomado
otras decisiones.
― Sí, puede ser Hashirama… muchas cosas habrían cambiado si hubiésemos tomado la otra opción que se nos ofrecía en la vida… ― Aceptó mientras una pequeña tos lo atacó sintiendo el sabor metálico de su propia sangre burbujear en su garganta. ― Tal vez en la próxima vida, si es que hay una nueva oportunidad, las cosas sean diferentes para nosotros.
Hashirama
tragó saliva ante las palabras del Uchiha porque sentía que un pequeño nudo se
estaba instalando en garganta y no quería sonar devastado por todo lo que
pasaron o las elecciones elegidas que le ocultaba lo que hubiera ocurrido si
hubieran optado por otra opción. Por ello, el Senju de cabello castaño apretó
su agarre a la mano contraria en un intento de trasmitir su presencia y amor.
― Si
tenemos otra oportunidad, espero que los errores que cometimos no se repitan y
nuestros caminos no se separen. ― Hashirama sintió como las lágrimas se
comenzaban acumular en sus ojos ante el tener que presenciar como la luz de
vida iba desapareciendo de Madara. ― Nos equivocamos muchas veces pero… no
permanecer juntos, ese hecho ha sido nuestra mayor equivocación.
― No
puedes ser un poco más duro, ¿cierto?. Esa característica de ti ha sido uno de
los problemas que nos llevó a no seguir uno al lado del otro. ― Madara sonrió
con esfuerzo intentando ocultar la melancolía que latía en su corazón. ― Nunca
pude olvidarte. ― Confesó en un hilo de voz y deseando acariciar el rostro de
la persona que tanto significaba en su vida pero incapaz de poder mover un solo
dedo.
―
Madara… ― Jadeó el Senju dejando que algunas lágrimas escaparan de sus ojos y
rodasen por sus mejillas mientras volvía a afianzar la mano del otro hombre. ―
Tampoco pude olvidarte… estuviste presente, aún después de nuestra última
batalla. ― Sollozó sin disminuir ni un poco el apretón para mostrar todos
aquellos sentimientos que se revolvían en su interior y no habían desaparecido
a pesar del tiempo o la muerte.
―
Siempre has sido un llorón… un raro que no deja de cambiar de estados de ánimos
constantemente. ― Bromeó al ver el estado deplorable del Senju que no dejaba de
derramar lágrimas pero la punzada de su corazón roto resurgió y buscó la fuerza
de callar esa emoción de abandono que padeció porque no valía la pena reprochar
el pasado cuando Hashirama la eligió a ella, no quería romper ese momento
valioso que se llevaría consigo. Además, hace demasiado tiempo de lo ocurrido
aunque no pudiese perdonar tal elección, ahora podía saber que no fue el único
que sufrió por ello y el corazón de Hashirama no dejó de ser suyo.
― Lo
siento… ― Se disculpó mirando al Uchiha con amor.
― No
te disculpes… de alguna manera, tus honestas emociones fue lo que me atrajo a
ti en aquel río. ― Susurró sintiendo sus párpados cada vez más pesados pero no
podía cerrarlos porque sabía que no los volvería abrir y quería gastar las
pocas fuerzas que le quedaban sintiendo a Hashirama a su lado.
― Te
encontraré para tomar esos tragos juntos y seguir conversando como los viejos
amigos que hemos compartido tantas historias, juntos. ― Aseguró Hashirama
sorbiendo por la nariz sin apartar sus ojos anhelantes del shinobi que perdía
su fuerza vital a cada segundo que pasaba.
― Tan
optimista como siempre. ― Madara hizo una mueca en intento de sonrisa. ― Te
estaré esperando para tomar esos tragos.
―
Brindaremos por nuestra reunión y celebraremos el que las nuevas generaciones
sean conocedoras de la paz y disfrutaran de una infancia sin guerras. ― Alentó
el Senju mientras se acercaba un poco más al otro hombre.
― Yo…
no soy bueno en eso, mira lo hecho. No quería que me siguieran como referencia
aunque quería cambiar las cosas… Tú eras mejor en ello.
― No
digas eso, Madara. Nuestros actos son los que han construido el presente y
servirá para establecer el futuro mejor. ― Su voz salió con cariño y tristeza a
la vez.
―
Realmente, eres demasiado optimista, Hashirama… ― Escupió agotado mientras
dejaba salir una gran cantidad de aire como si intentara reír al escuchar al
Senju mientras empezaba a cerrar sus párpados incapaz de seguir manteniéndolos abiertos.
― Te estaré esperando, Hashirama… ― Aceptó cerrando sus párpados. ― No me hagas
esperar demasiado.
― No…
no te haré esperar demasiado, Madara. ― Respondió acariciando el rostro del
Uchiha. ― Iré a tu encuentro. ― Aseguró mientras se ponía en pie, al apreciar
como Madara se había ido, luego miró a su alrededor y despedirse de los
shinobis mientras él regresaba a su descanso, al igual que otros shinobis que
habían sido llamados por el jutsu prohibido de la resurrección impura.
Hashirama
que había sido cegado por la luz que lo regresaba a donde debía estar, por fin
pudo volver a abrir los párpados, mientras sentía una suave brisa y el
agradable olor de las sakuras florecidas.
― Has
tardado. ― Indicó en voz baja con una pizca de molestia en su tono.
― Lo
siento, Madara, pero ya he llegado. ― Se disculpó acercándose al Uchiha que
estaba sentado bajo un hermoso árbol de sakura y frente a una mesa que tenía
lista la botella para poder cumplir con la promesa de tomar.
― Vas
a venir o voy a tomar yo solo. ― Sonrió logrando hacer que Hashirama se moviera
hacia él mientras se disponía a servir el licor pero cuando volvió a poner la
botella sobre la mesa y antes de que pudiera tomar el pequeño recipiente para
beber fue sujetado del brazo y levantado de un tirón. ― ¿¡QUE…!? ― Fue lo único
capaz de pronunciar porque fue silenciado por los labios del Senju en un beso.
― He
querido volver hacer esto hace mucho tiempo. ― Habló en voz baja mientras
abrazaba a Madara por la cintura y siendo correspondido al sentir como el
Uchiha abrazaba su cuello mientras una sonrisa se formaba en ambos antes de
volver a besarse.