Indra
acariciaba el cabello de su hermano menor, quien había quedado exhausto después
de entrenar el ninshu que su padre les había enseñado desde su nacimiento.
Antaño,
Indra, se preocupaba por el hecho de que Asura no entendía como emplearlo
completamente de forma correcta, preocupaba tanto a él como a su padre pero
ahora, Indra había cambiado su preocupación al percatarse de que el esfuerzo de
Asura, lo habían convertido en un habilidoso hombre.
Indra
recordaba el tiempo en el que solía estar demasiado angustiado por su hermano,
un tiempo en el que amaba a Asura y podría estar constantemente a su lado para
poder proteger a su pequeño hermano. Deseaba encontrar alguna manera para
ayudar a que Asura mejorara y ver progresos notorios en el aprendizaje y
entrenamiento de su preciado hermanito. Sin embargo, Indra dejó de sentir ese
deseo de alentar a su hermano cuando Asura comenzó a mostrar habilidades que
podían competir con las suyas cada vez que entrenaban juntos y este hecho, hizo
que Indra sintiera peligrar su puesto como sucesor de su padre, como heredero
del ninshu, empezando a molestar a Indra la presencia de su hermano menor hasta
ese momento, donde se sintió acorralado por los ruegos de su hermanito y no
pudo rechazar la oferta de entrenar con él.
Indra
miró a su hermano menor, durmiendo en su regazo, dejando de acariciar la cabeza
que descansa gentilmente sobre su regazo mientras que Indra no pudo evitar el
fruncir el ceño para presionar levemente con su mano la cabeza del durmiente.
―
Indra… Nii-san.. No te comas mi soba…―
Balbuceó Asura entre sueños.
― Tan
idiota eres que llegas a tomarme en tus sueños como despreciable ladrón. ―
Murmuró Indra con molestia, retirando su mano e inclinarse para acercar su
frente a la cabeza contraria. ― Desde hoy te consideraré mi rival, Asura. No
puedo permitir que oto-sama te elija para legar el ninshu, yo soy el sucesor
por derecho. ― Musitó el mayor de los hermanos mientras giraba ligeramente la
cabeza de su hermano menor para besar sus labios sin importar el pequeño hilito
de babas que escurría desde uno de los extremos de la boca de Asura.
― Ni…
nii-san… ¿qué ocurre? ― Cuestionó somnoliento Asura a su hermano mayor cuando
despertó al sentir que su labio inferior recibió un picotazo, casi como si de
una mordedura hubiera sido.
Indra
se separó rápidamente de su hermano pequeño cuando escuchó su voz mientras se
frotaba los ojos con su antebrazo.
―Asura.
― Llamó Indra a su hermano con voz seria e intentando aparentar tranquilidad
después de lo hecho. ― A partir de hoy, tú y yo, nos volveremos enemigos. ―
Susurró antes de levantarse tirando de su regazo a su hermano pequeño,
ocasionando que Asura se golpeara la cabeza contra el suelo.
Asura
quedó perplejo por lo dicho por Indra, ya que había terminado de despertar tras
el fuerte golpe y se apresuró a levantarse para estar a la misma altura que su
hermano mayor.
―
¿¡Qué dices!? ¿Por qué? ― Preguntó Asura sorprendido y con dolor porque no
quería volverse el enemigo de su hermano mayor.
― Por
el hecho de que no podemos ser ambos el maestro del ninshu y pronto oto-sama
decidirá a uno de nosotros. Desde hoy, no te trataré más como mi ototo sino
como mi rival. ― Explicó Indra para girarse y cruzar los brazos, no queriendo
ver el rostro de tristeza que probablemente Asura estaba mostrando en ese
momento.
Asura
no entendía el por qué el hecho de elección de su padre para proseguir con sus
enseñanzas del ninshu tenía que ocasionar algo así. Asura quería a su hermano
mayor y no deseaba rivalizar con Indra.
Asura
elevó su mirada del suelo a la espalda de su hermano, aún sin comprender porque
admiraba a Indra, había practicado y estudiado hasta desmayarse, literalmente,
para ser igual que él, para que su hermano mayor lo mirara con orgullo y no se
sintiera molesto pero al parecer, Asura había logrado lo contrario.
―
Pero…― Intentó hablar a su hermano mayor.
―
Sabía que no lo ibas a comprender, Asura. ― Indra habló mientras giraba
levemente para mirar con dureza a su hermano. ― Simplemente, no voy a ponerte
fácil las cosas, sé que oto-sama te está estimando y duda por ello. No voy a
seguir tratando como si no ocurriera
nada entre nosotros cuando oto-sama está deliberando y no puede elegir si
continuamos comportándonos como niños que juegan juntos y necesita ver al
hombre que herede el ninshu. Oto-sama decidirá con más facilidad quien será su
sucesor de esta manera. ― Explicó Indra.
― Yo
no tengo intensiones de ser tu enemigo, Indra. No quiero eso si el legado de
oto-sama nos separa, somos hermanos. ¡No puedes pedirme que te vea como un
enemigo!. ― Exclamó Asura comenzando a derramar lágrimas de frustración,
sintiendo que estaba perdiendo el vínculo que tenía con su hermano mayor.
Indra
suspiró, sabía que Asura era un cabeza dura, empezó a caminar para alejarse del
lugar, tenía que mejorar sus conocimientos y habilidades si deseaba que
Hagoromo no lo desechara como posible heredero.
―
¡ESPERA INDRA! ― Gritó Asura, logrando que su llamado detuviese los pasos de su
hermano. ― No entiendo aún el por qué es tan importante legar el ser maestro
del ninshu después de oto-sama pero… ¿Qué pasará si eres tú quien oto-sama elige
como sucesor? ¿O si por el contrario fuera yo? ― Preguntó esperando la
respuesta de su hermano mayor con ansias.
Indra
al escuchar las palabras de su hermanito, se dio la vuelta para poder mirarlo a
los ojos con enfado por hacer que perdiera más tiempo en ese lugar.
― Si
tú fueses el elegido, te odiaría a ti y a oto-sama porque yo merezco ser el
sucesor desde el día que nací. ― Aseguró Indra con molestia. ― Además, te
declararía la guerra… Asura. ― Declaró, mirando la reacción de su hermanito.
Asura
se quedó sin palabras al escuchar lo dicho por su hermano, ¿por qué tener que
pelear por el puesto de heredar los pasos de su padre? ¿Tanta importancia tenía
ser el sucesor Ootsutuski para su hermano mayor?, esas eran las preguntas que
no dejaban de estar presente en la mente de Asura.
―
¡Indra, yo no te quiero de enemigo! ― Exclamó Asura sin apartar sus ojos de su
hermano. ― Te admiro mucho y no quiero pelear contigo por ser el sucesor de
oto-sama. Por favor, hermano, olvida eso de ser enemigos. ― Suplicó Asura con
un deje de tristeza.
Sin
embargo, Indra no respondió a su hermano, se giró para continuar su camino,
dejando a su hermano menor en el lugar.
―
¡INDRA! ― Gritó con voz desgarrada Asura el nombre del hombre que se marchaba
pero este, ni siquiera pareció inmutarse siendo que Asura comprendiese que toda
la extraña discusión con su hermano era muy real y no una pesadilla. Asura
entendí que Indra no iba a cambiar sus palabras, que ese momento estaba
arruinando su relación de hermanos, deshaciendo su vinculo de nacimiento para
convertirse en contrincantes.
-Fin-