Había permanecido
oculto durante mucho tiempo, observando a sus hermanos mayores, Hagoromo y
Hamura, después de que estos derrotaran a su madre, sellándola y dejándolo solo
en el mundo humano ocasionando que su soledad y traición de sus hermanos hacia
su madre, él tomara la elección de traerla de vuelto auto-proclamándose como la
voluntad de Kaguya.
Hamura
y Hagoromo continuaron sus vidas, alimentando el dolor de Zetsu y esperando una
oportunidad para obtener su momento de intervenir para, de alguna manera,
deshacer el sello de sus hermanos. Por ello, él no podía rendirse, observando
silencioso desde la oscuridad el mínimo atisbo de que Kaguya esté nuevamente a
su lado.
Sin
embargo, no esperó la separación de sus hermanos mayores, no estaba muy seguro
de qué pasó cuando Hamura decidió abandonar a Hagoromo en el mundo humano pero
Zetsu sabía que mientras uno de sus hermanos mayores aún continuara ahí,
tendría una oportunidad.
La
espera de Zetsu fue recompensada cuando su hermano mayor tuvo dos descendientes
que rivalizaban entre sí, esa era su oportunidad de hacer regresar a su madre.
Sigilosamente,
Zetsu primero se dirigió al más pequeños de los hijos de Hagoromo porque Asura
parecía ser un individuo ingenuo y vulnerable aunque no parecía contar con
demasiadas habilidades, las cuales tomó muy en cuenta para intentar engañarlo,
susurrando mentiras y buscando convencerlo pero todos sus esfuerzos fueron
fallidos.
Zetsu
no había previsto de cuan obstinado era Asura y la fuerte voluntad que poseía,
la cual le impedía tomar en cuenta las palabras de Zetsu.
Molesto
y con sus propósitos diezmados, Zetsu volvió a ocultarse, siendo más consciente
de que no podía tomar a los jóvenes Ootsutsuki a la ligera y tendría que estar
más atento a lo que ocurría a su alrededor si deseaba tener una oportunidad
para que Kaguya regresara.
Los
años pasaron, los hijos de Hagoromo crecieron e inesperadamente, Zetsu logró
ver su oportunidad cuando su hermano deliberaba quien de sus dos hijos sería
mejor heredero para trasmitir sus enseñanzas porque Zetsu no pudo estar en
mejor lugar adecuado que cuando escuchó la pequeña discusión de los hermanos
que rivalizaban para que su padre les otorgara el nombramiento de ser el
maestro del ninshu.
Zetsu
no se apresuró después de presenciar la discusión de los hijos de Hagoromo,
sabía que tenía la posibilidad de lograr su objetivo y entonces, ocurrió, el
día que Hagoromo hizo su elección.
Siguió
cuidadosamente al hermano que no había sido elegido, esperando el momento adecuado
para intervenir con cautela usando su chakra para controlar la atmósfera y convencer
que el joven de que haga lo que él quiere.
― Tú eres mejor… Eres el
mayor y merecías ser el elegido de tu padre. ― Susurró Zetsu al frustrado Indra
que se había marchado iracundo de la sala donde Hagoromo lo había convocado
junto a Asura, a quien le había entregado el legado al hijo más joven.
― ¿Quién eres? ― Preguntó Indra buscando a su alrededor al
dueño de la voz que le hablaba en ese lugar donde presuponía estar
completamente asolas. ― ¡MUESTRATE! ― Exigió.
―Yo no soy nadie, solo una presencia insignificante. ―
Comentó el hijo pequeño de Kaguya para restar importancia a su persona. ― Tu
padre es un tonto… No ve la poderosa persona que eres. ― Comentó saliendo de su
escondite para mirar a Indra más de cerca. ― Tú merecías ser el elegido, no tu
hermano menor, demasiado torpe para poder recibir el rango dado por tu padre. ―
Opinó sin reparo alguno sin dejar de observar las acciones del hijo de
Hagoromo.
Indra seguía a la voz que continuaba hablando, estaba por
volver a exigir el que se mostrase cuando, finalmente logró ver al ser cuyo
cuerpo era tan negro como el carbón.
― ¿Quién eres? ― Repitió la pregunta mirando con desconfianza
al extraño. ― ¿Qué es lo que quieres? ― Inquirió Indra.
― Puedes llamarme Zetsu y solo quería conocer, al gran y
verdadero heredero de Hagoromo. ― Se presentó con tono divertido por la
reacción del chico de cabello castaño. ― Además, quería que superas que te daré
todo mi apoyo en retomar lo que por derecho te pertenece, yo no creo que tu
hermano sea digno de trasmitir los verdaderos conocimientos del ninshu. ―
Aseguró.
Indra retrocedió, aquel ser llamado Zetsu era demasiado
extraño, misterioso y el chakra que emitía se sentía muy denso y oscuro como
para calificar al ser negro como peligroso. Los sentidos de Indra no dejaban de
gritar el que se alejase de Zetsu, que no se confiara y por tanto, estuviera
alerta.
― ¿Qué
tanto sabes tú de mi padre y hermano? ― Preguntó Indra tan molesto como
inseguro de la respuesta que le fuera a ofrecer ya que el desconocido hablaba
con demasiada libertad y descaro de sus amados familiares.
― Sé lo suficiente para poder percatarme del enorme error
cometido y que el verdadero sucesor no fuera el elegido por Hagoromo. ― Afirmó
Zetsu buscando las sombras que volvieran a ocultar su cuerpo para solo dejar
visible sus amarillos ojos.
― No respondes a mis preguntas. ― El hijo mayor de Hagoromo
frunció el ceño con molestia, el ser negro era inquietante pero sus palabras
parecían honestas.
― Yo no soy nada. ― Repitió Zetsu mostrando una vacía
sonrisa.
― NO te creo, hablas mucho para ser nadie. ― Aseguró Indra. ―
Conoces demasiado bien a mi familia y pareces confiar mucho en ti para
presentarte ante mí sin armas, solo para cuestionar la elección que oto-sama. ―
El joven hombre mostró el sharingan en sus ojos, en un intento de intimidación,
queriendo mostrar que no temía nada y encontrar la posibilidad de no estar en
una trampa.
― No hay engaño en mis palabras, solo he venido a mostrar mi
apoyo al verdadero heredero de Hagoromo. No deberías conformarte, tú eres el
elegido desde el nacimiento y tu padre debería conocer el que se ha equivocado.
Tu hermano solo traerá la vergüenza de su debilidad. ― Insistió Zetsu.
― ¡NO TE PERMITO QUE HABLES ASÍ DE ASURA! ― Gritó con enojo
Indra por escuchar como nuevamente insultaba a su pequeño hermano. Por ello,
Indra tomó su katana y desenfundándola en un rápido movimiento se abalanzó
hacia el ser oscuro pero su ataque fue esquivado con demasiada facilidad por
Zetsu quien reía.
― Te enfada la verdad pero sabes que mis palabras son
ciertas. Tú eres el legítimo heredero de tu padre, quien traerá la gloria de
las enseñanzas de Hagoromo. Tu hermano nunca ha estado preparado ya no puedes
hacer nada porque solo te estás resignando. ― Continuó hablando Zetsu con voz
divertida mientras se acercaba al rostro de Indra y en un movimiento veloz,
arrebataba de las manos la espada del joven, la cual cayó al suelo. ― Yo lo sé,
puedo ver el futuro. Puedo ver el error que tu padre desconoce que ha cometido
y puedo ver que tú eres el único capaz de remendar la equivocación. ― Susurró
con una gran sonrisa mientras volvía a alejarse hacia las sombras donde se
ocultaba.
― ¿A qué ter refieres? ― Preguntó temeroso Indra, sintiendo
como su cuerpo se estremecía por lo que podría estar sugiriendo el desconocido
individuo.
― ¿No es evidente? Debes mostrar a tu padre su error y la
única forma de que se percate será enfrentando a tu hermano para que el mundo conozca
al verdadero sucesor, el autentico heredero que traerá la gloria y la
abundancia a este mundo. ― Explicó Zetsu.
― ¿Pretendes que combata con Asura? ¿¡Qué le declare la
guerra a mi hermano!? ¡Eso no es posible!¡ES MI OTOTO! ― Indra se estremeció aún
más ante las palabras de Zetsu y la posibilidad de entrar en una verdadera
batalla contra Asura. ― Yo no puedo. ― Susurró mientras el ser negro rompía en
una estridente risa.
Zetsu continuó riendo largo rato, observando como poco a poco
el hijo mayor de Hagoromo iba perdiendo la compostura, cayendo en su influjo y
mentiras.
― Eres
débil…― Musitó con malicia después de dejar de reír, Zetsu. ― Por eso tu padre
no te escogió a pesar de ser el heredero real, porque el amor que sientes hacia
tu hermano menor te hace demasiado débil. Hagoromo no te escogió por ver tu
debilidad. ― Insistió queriendo ver como Indra se sumergía en la oscuridad de
los sentimientos humanos y así poder ayudarlo a revivir a su madre.
― ¡NO
SOY DÉBIL! ― Exclamó Indra con furia haciendo que sus ojos se movieran como una
espiral, queriendo encontrar y atrapar al ser negro para hacerle pagar por
insultarlo en su cara.
―
Entonces, demuestra que no eres débil. ― Zetsu lo retó desde su escondite en
las sombras. ― Enfrenta a tu hermano, demuestra a Hagoromo que tú eres fuerte y
eres digno de ser el sucesor como tu nacimiento había predicho. ― Volvió a
salir de la oscuridad para dejarse ver ante Indra. ― Yo puedo ayudarte, puedo
darte poder y conocimiento… ― Sonrió mientras tentaba al hijo mayor de su
hermano.
― ¿Por
qué debería de creer en un ser maligno como tú…? ― Cuestionó el joven mientras
miraba con desconfianza y antojo por lo que se le ofrecía.
―
Porque soy lo que anhelas, soy la voluntad de lo que se te ha arrebatado, lo
único que te queda y en el único en el que puedes confiar. ― Afirmó divertido
Zetsu.
― Te
equivocas, estás mintiendo. Solo quieres engañarme porque yo no poseo una
voluntad tan oscura. ― Dijo más para sí mismo que para el contrario. ―
Enfrentar a mi ototo… ¡IMPOSIBLE! ― Exclamó volviendo a despertar la risa de
Zetsu.
―
Lamentable… ese amor te hace lamentable. Esa duda fue lo que te vio tu padre
para no otorgarte lo que por derecho te pertenece. Necesitas enfrentar a Asura
para remendar el error ocasionado y mostrar tu valía. ― Explicó Zetsu sabiendo
que Indra estaba cayendo lentamente en sus mentiras y así podría lograr traer
de vuelta a su amada madre. ― Solo te niegas a la verdad. ― Objetó para ver
como el primogénito de Hagoromo caía sobre sus rodillas al suelo mientras
llevaba sus manos a la cabeza mientras negaba, intentado resistirse a su
influjo.
― Yo…
yo… Asura… me arrebató mi lugar. Oto-sama… debo demostrar que soy el elegido…
que te equivocaste… ¿Por qué… mi voluntad? ― Indra se hablaba a sí mismo
mientras sentía el chakra de Zetsu rodearlo, provocando que las palabras del
extraño ser negro se sintieran más reales y sinceras.
― Tu
padre se equivocó, tu hermano no dudó en quitarte lo que te pertenece. Tienes
que enfrentarlo y demostrar que tú eres el sucesor legítimo de Hagoromo. No hay
otra opción de que se te devuelva lo que se te ha negado. ― Insistió Zetsu.
―
Pero… oto-sama dijo que era porque me faltaba amor, que Asura poseía un amor
que yo no era capaz de ver. ― Recordó Indra lo sucedido hacía apenas unas horas
atrás con su padre y hermano pequeño mientras con su miraba buscaba los
inquietantes ojos amarillos de Zetsu.
― No
es verdad, fue tus dudas. El amor que posees es indigno porque te hace dudar,
te hace débil. ― Respondió Zetsu emitiendo más de su chakra hacia el joven
Ootsutsuki.
Un
silencio se formó y lágrimas cayeron desconsoladas al suelo desde los ojos de
Indra mientras su rostro contrariado por sus emociones y el influjo de Zetsu
solo lo convencía más de que debía
enfrentar a Asura si quería mostrar que era apto para ser el sucesor de su
padre, de recuperar el legado que Hagoromo decidió entregar a Asura para que
entendiera que había elegido al hijo equivocado como heredero.
― Yo…
voy a recuperarlo. Demostraré a todos que yo soy el autentico sucesor del
ninshu de oto-sama. ― Habló Indra poniéndose en pie, al mismo tiempo que
recogía para guardar su olvidada katana, y marcharse del lugar con el único
pensamiento de que tenía que recuperar lo que Asura le ha quitado.
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