lunes, 17 de febrero de 2020

Yahiko - Nagato


Nagato estaba caminando por el acantilado donde el sonido del constante golpeo de las olas del océano era como una orquesta musical producida por el agua marina. A cada paso, Nagato se preguntaba cuanto tiempo tomaría para que se diera la paz en el país de La Lluvia pero repentinamente sus pensamientos fueron interrumpidos cuando frente a él un ramo de flores emergió de la nada, haciendo que detuviera su paseo.

El pelirrojo miró a un lado para comprender que el ramo de flores era seguido del brazo extendido de Yahiko, quien sostenía el ramo de flores con pétalos violetas y rosas mientras le dedicaba una sonrisa enorme sonrisa.

― ¿A qué se debe estas flores? ― Preguntó el Uzumaki mientras aceptaba el hermoso obsequio.

― Es mi forma de decir… ¡Gracias! ― Murmuró Yahiko con un intenso sonrojo. ― Akatsuki está creciendo y todo se debe a que sigues a mi lado, tanto tú como Konan me habéis ayudado con esta idea y el propósito de liberar el país de Hanzou de la Salamandra. No creo haber podido llegar hasta aquí, sin ustedes a mi lado. ― Afirmó toscamente haciendo sonreír a su compañero.

― Era nuestro sueño, el sueño de tres niños que solo querían sobrevivir a la guerra. Yo soy quien más agradecido estoy, especialmente de haberos conocido aquel día. ― Recordó Nagato mientras acariciaba con su dedo índice uno de los pétalos de una de las muchas flores del ramo que le fue entregado.

― Te quiero. ― Susurró Yahiko en voz baja mientras miraba hipnotizado a su amigo.

Nagato parpadeó antes de dirigir su mirada al otro hombre que parecía sorprendido de sí mismo por haber pronunciado esas inusuales palabras y sin saber con seguridad que era lo que realmente deseaba pronunciar Yahiko.

Un pequeño sonrojo se dibujó en las mejillas del pelirrojo al percibir la mirada intensa de su compañero sobre su persona. Además, su pulso se había disparado a gran velocidad por las palabras que susurró Yahiko.

- ¿Habrá dicho “te quiero” por “amistad”, “hermandad” o quizás sea… un “te quiero” de ¡“AMANTES”!? - Se preguntó el pelirrojo aunque descartó rápidamente la posibilidad de que hubiera un amor más allá de la hermandad porque al chico de cabello naranja sentía una gran atracción por su amiga de la infancia y compañera de equipo. Nagato no iba a permitirse ilusionarse por un sentimiento que no podría ser, a pesar de que Nagato llevaba enamorado de Yahiko desde hace bastante tiempo, aunque comprendía que era un sentimiento unilateral.

― Yo igual te quiero, Yahiko. ― Respondió mirando al contrario. ― Eres un gran amigo. ― Agregó con una pequeña sonrisa de agradecimiento. ― Gracias por las flores. ― Indicó para oler el dulce aroma que desprendían el simple obsequio. ― Vamos, Konan nos debe estar esperando para almorzar. ― Indicó para comenzar a caminar de regreso a una vieja casa que habían tomado como guarida para su clandestino grupo rebelde que buscaba liberar un país de las batallas.

Yahiko sintió una agradable calidez, hasta sus ojos brillaron de felicidad al escuchar las palabras del pelirrojo porque no creyó el poder ser correspondido pero toda ilusión se rompió en el mismo segundo, cuando Nagato continuó hablando llamándolo “amigo”.

- ¿Nagato no entiende que me acabo de confesar? ¿tan mal lo hice? O quizás… ¿no hablé con claridad? – Fueron los pensamientos que llenaron la cabeza del hombre de cabello naranja.

― Espera un momento, Nagato. ― Pidió mientras tomaba la mano de su amigo para detener su caminar. ― Creo… que no me he expresado bien. ― Dijo con seriedad apretando un poco su agarre en la mano del pelirrojo.

― ¿No? ― Preguntó el hombre de extraño ojos ondeantes con confunsión por el comportamiento de su compañero.

― Admito que me gusta Konan, más que una hermana, de hecho estoy enamorado de ella pero tú… yo también te amo a ti. Sé que es extraño pero cuando estoy a tu lado o al lado de Konan me hacéis sentir raro. No puedes imaginar  lo difícil que fue comprender que se trataba de amor, de que quiero estar contigo pero también con ella a la vez. Te amo y no como un amigo, tampoco como un amante, es un amor diferente y es tan desbordante este sentimiento que no sabía si era real o si había algo mal en mí pero no es así. Me ha costado mucho percatarme de que os amo con un sentimiento que va más allá de la comprensión humana. ― Murmuró sonrojándose más a cada palabra ya que no estaba seguro de lo que podría ocurrir y él mismo no comprendía como podía emerger tantas emociones diferentes en su interior de forma inexplicable porque solo deseaba el ser correspondido y podía asegurar después de tanto tiempo que no era el aprecio de amigos o algún sentimiento de hermandad porque iba más allá las sensaciones que burbujeaban en su interior cuando estaba al lado de Nagato o Konan pero se volvía como una explosión cuando los estaban a su lado. ― Sé que también ves a Konan como yo, en un principio me hizo feliz pero a la vez triste y un poco molesto porque yo también anheló tu amor para mí. ― Yahiko tomó la mano que tenía sostenida del Uzumaki con ambas manos. ― Por favor, Nagato. Dame una oportunidad de estar a tu lado como tu pareja porque yo… yo te amo mucho. ― Confesó con la voz entrecortada por los nervios y el temor de poder ser rechazado.

Nagato estaba sorprendido mientras su rostro se volvía tan rojo como su cabello y al mismo tiempo su cabeza colapsó, quedando el joven sin ningún tipo de pensamiento porque toda la repentina confesión lo había conmocionado.

Yahiko tragó saliva, sentía que los segundos estaban transcurriendo demasiado rápido y se convertían en horas o quizás iba demasiado lento todo como si el tiempo se congelase entre ellos pero el ambiente empezaba a incomodarlo mientras que solo se escuchaba el sonido del océano que furiosamente hacía colisionar las olas en la pared del acantilado con fuerza desmesurada.

― Y-yo… no sé qué decir. ― Logró articular las palabras el pelirrojo iniciando el proceso de asimilación de la confesión de su compañero mientras recordaba a Konan y como la mujer está siendo incluida. ― Tú… ― Empezó a hablar pero se interrumpió cuando su mano fue liberada y Yahiko se giraba dando la espalda con un aura decepcionada.

― Está bien, puedo entenderlo. Es complicado comprender mis sentimientos, quizás me estabas viendo como un rival por el amor que ambos sentimos hacia Konan pero no lo eres para mí. Intentaré resolver estos sentimientos si te molestan, así como haré todo lo posible para que no te incomoden. ― Aclaró el chico más alto sintiéndose avergonzado por su propia confesión ya que había estado malinterpretando al pelirrojo, creyendo ser correspondido por su Nagato.

― ¡YAHIKO! ― Llamó Nagato sujetando la capa del hombre de cabello naranja para que no se marchara. ― Deja que me explique. ― Pidió.

― NO NECESITO OIR QUE SOLO AMAS A KONAN PERO YO SERÉ SIEMPRE UN AMIGO PARA TI. ― Gritó Yahiko con frustración y dolor mientras cerraba sus párpados con fuerza.

Nagato se quedó sorprendido pero no por las palabras sino porque era la primera vez que Yahiko le gritó. El pelirrojo liberó el agarre del contrario y el joven de pelo naranja aprovechó para alejarse de su compañero.

― TE DIJE QUE ME DEJARÁS EXPLICARTE. ― Gritó el Uzumaki de igual manera al recuperarse de la sorpresa y tomar de nueva cuenta la capa de su amigo. ― Tan solo déjame explicarme Yahiko, no asumas algo que no es… ― Suplicó en voz baja mirando al chico más alto.

Yahiko se asombró al escuchar al pelirrojo porque no pensó que Nagato llegara a elevar tanto la voz y ni siquiera recordaba que lo hubiese hecho así. Las pocas veces que Nagato había perdido la paciencia acostumbraba cruzar los brazos y chasquear la lengua, no era de las personas que terminaran elevando la voz.

― Entonces… explícate, Nagato. ― Exigió sin voltearse a mirar al otro shinobi porque no quería romper en un llanto desconsolado por ser rechazado.

Resultado de imagen de yahinaga― Yo… solo estaba conmocionado por tu confesión, Yahiko. No esperaba que tuviese ese tipo de sentimientos hacia mí, es decir, sé que amas a Konan pero solo podía ver amistad o hermandad, no creí que esos sentimientos fueran más allá. ― Comenzó a hablar el chico de extraños ojos. ― Nunca imaginé que tuviera una oportunidad así contigo, que podría ser correspondido por ti. ― Hizo una pausa sintiendo el calor acumularse en su rostro. ― Desde hace mucho tiempo, había rechazado a ti porque me había mentalizado que tú y Konan terminarían juntos en una linda relación amorosa donde no hay cabida para mí. Ella no te es indiferente y yo… no quise crear ilusiones que se harían más dolorosa cuando solo podría ser un amigo para ambos. ― Explicó abrazando el ramo de flores.

― No es así, ya lo sabes. Te amo de la misma forma que amo a Konan, mi felicidad está junto a ustedes. No puedo elegir pero haré todo lo necesario para aceptar si no soy correspondido. Mi corazón se divide en ambos para crear el amor que siento hacia ti, hacia Konan. ― Afirmó girándose para ver el rostro de Nagato.

― Ahora, sé de tus sentimientos pero no había podido saberlo si no me lo hubieses dicho. ― Nagato giró el rostro para observar algún lugar lejano del paisaje. ― Yo también amo a Konan y te amo a ti. ― Reveló con un suspiro el pelirrojo, no podía guardar los sentimientos que profesaba hacia sus compañeros por más tiempo.

― Lo sé. ― Respondió el líder de Akatsuki con tono triste y reteniendo sus deseos de acercarse al otro joven para abrazarlo.

― Te amo a ti pero no como un hermano o como un amigo, sé que entendiste pero deja que lo reafirme en tus oídos pero… es tan difícil entender, ambos podamos tener los mismos hermosos sentimientos. ― Habló el pelirrojo usando palabras similares a las que usó su compañero para expresar sus sentimientos.

― Tú… ¿Me amas? ― Preguntó pareciendo que aún estaba negando las palabras que el otro hombre había pronunciado varias veces y sintiendo que había escuchado mal en todo ese tiempo.

― Sí pero no dije nada hasta ahora porque pensé que no podrías corresponder a mis sentimientos. ― Repitió Nagato avergonzado mientras apretaba más en su pecho el ramo de flores.

Yahiko sonrió y se acercó al pelirrojo para abrazarlo y besar su mejilla sutilmente, logrando que Nagato volviera a tener el rostro tan rojo como su cabello pero aprovechó que el Uzumaki giró el rostro hacia él para tomar su mentón y volver a besar al otro chico pero esta vez, en los labios.

― Haré lo posible para que seamos felices. ― Susurró Yahiko mientras Nagato asentía con la cabeza.

― Yo, también lo haré. Conseguiremos nuestro sueño. ― Respondió el chico de ojos extraños.


Fin.

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