Tenzou
debía de pasar por el kombini antes de regresar a su hogar, pues no había
podido hacer la compra y ya casi no le quedaban alimentos, por lo que debía de
tomar el poco tiempo libre con los que contaba para poder hacer las tareas
hogareñas.
Tenzou
se detuvo al pasar por las estanterías de revistas, libros y mangas, era una
costumbre que había adquirido de muy joven mientras observaba la sección
literaria, suspiró al comprobar que no había llegado el nuevo tomo de
arquitectura, lo esperaba desde hacía meses y no deseaba volver a molestar al
personal de la tienda pero empezaba a preocuparse que estuviera tardando tanto.
Tenzou
suspiró mientras se dirigía a pagar sus artículos, además de preguntar sobre el
tomo de arquitectura que esperaba cuando al salir del pasillo se golpeó
accidentalmente con alguien.
― ¡LO
SIENTO! No miraba por donde iba. ― Se apresuró a decir Tenzou mientras se
apresuraba a recoger los productos que había tomado para pagar.
― No,
no… ha sido culpa mía. ¡Discúlpeme! ― Se excusaba igualmente la otra persona.
―
Insisto en qu… ― Tenzou elevó la vista para ver a una persona que reconoció
aunque no lo conocía personalmente o el
nombre pero si sabía de quien se trataba y podía sentir como una presión
estrujaba su corazón.
― No
se preocupe, ya le he dicho que es mi culpa. Por cierto, creo que esto es suyo.
― Habló con una sonrisa el desconocido de cabello atado en una coleta.
―
Gracias. ― Musitó en un hilo de voz Tenzou para tomar la botella de salsa de
soja que continuaba en el suelo.
― No
es na… Creo que nos hemos visto antes. ― Habló el desconocido mirando más
detenidamente a Tenzou.
― No…
No lo creo. ― Respondió con nerviosismo el hombre de cabello corto.
―
¿Está seguro? Porque su rostro se me hace familiar. ― Insistió mientras
intentaba recordar por qué el otro hombre le resultaba familiar. ― Por cierto,
qué malos modales los míos, soy Iruka. Umino Iruka. ― Se presentó el hombre de
coleta alta.
―
Ya-Yamato. ― Respondió de forma automática con el nombre que se le designó.
― ¡OH!
Ese nombre… ― Umino llevó una mano a su nuca mientras se avergonzaba. ― Ahora
recordé, es el nuevo capitán de equipo shinobi en el que está Naruto.
Yamato
miró al hombre que tenía su cabello atado en una coleta y asintió con una
pequeña sonrisa incómoda al escuchar el nombre del adolescente rubio.
― Sí…
creo que ese soy yo, Umino san pero… ― Contestaba el ANBU.
― Dime
Iruka, no seas tan formal conmigo. ― Pidió abiertamente el profesor de Academia
shinobi. ― Espero y Naruto no te haya causado alguna dificultad, puede ser un
poco torpe pero es un buen chico. ― Explicó Iruka mientras que Tenzou solo pudo
rogar ha alguna deidad de que esa conversación terminase lo antes posible
porque quería marcharse de ahí ya que no sabía cuánto tiempo podría mantener la
compostura.
― Mmm…
Ninguna pero es un poco prejuicioso y debido a eso no pareció llevarse bien con
nuevo compañero de equipo pero todo eso ya cambió. ― Comentó esperando que con
ese dato se terminara la charla.
― Supongo… debió ser difícil cuando se comporta así. ― Pensó en voz alta Iruka mientras una triste sonrisa se formó en su rostro al recordar a Sasuke.
― No
debe de preocuparse tanto, Umino san, como shinobi debe saber que es parte del
trabajo el tener diferentes compañeros de equipo para poder efectuar con mayor
eficiencia una misión. ― Recordó intentando dar por concluida la charla.
― Lo
sé, lo sé pero insisto. Llámeme Iruka, siendo que ambos conocemos a Naruto como
estudiante o subordinado, estamos igual. ― Solicitó mientras se rascaba la nuca
con torpeza el hombre de coleta. ― Entiendo que Naruto pueda ser un poco
complicado pero es alguien que tiene la voluntad del fuego y atesora mucho a
sus amigos. Por ello, quizás… Naruto tema que está suplantando a su antiguo
miembro de equipo ante la decisión de que haya un nuevo integrante. ― Excusó al
Uzumaki a quien quería como si fuera un hijo.
―
Perdone si no puedo llamarlo por su nombre pero mi ética no lo permite porque
nos acabamos de conocer como para haber tal confianza. ― Indicó sin escuchar
demasiado al contrario mientras el incómodo recuerdo de saber que se trataba
del amante del Hatake parecía más presente y doloroso en su interior. ― No creo
que sea un buen comportamiento si Naruto kun tiene ese tipo de pensamientos y
comportamiento, debe aprender por sí mismo que los equipos shinobis se forman para
lograr cumplir el objetivo de una misión con la menos bajas posibles. ― Acotó
sin comprender el por qué Umino intentaba justificar la aptitud del rubio.
― Lo
siento, en eso tienes razón, pero no puedo evitar preocuparme por Naruto, es
como un hijo para mí. ― Se disculpó Iruka apenado. ― Naruto es un buen ninja,
terminará acoplándose con su nuevo compañero perfectamente, pues él es muy
sociable.
― No
se preocupe, Umino san. ― Suspiró Tenzou. ― Si ya no está en esa fase de recelo
porque se ha ido acostumbrando a Sai kun.
Ambos
hombres se quedaron en silencio y Tenzou ya no sabía que más decir, él solo
quería salir huyendo de ahí. Además, estaba el temor de que Kakashi e Iruka
estuvieran viviendo un noviazgo y debido a estar charlando apareciera el Hatake
en cualquier momento y Tenzou no estaba seguro de si podía encontrarse con el
ninja copia en un kombini después de tanto tiempo.
―
Etto… Yo… ― Balbuceó para luego reír forzadamente Iruka. ― Lamento ocupar su
tiempo y pedirle que cuide de Naruto pero si le apetece, un día podríamos
quedar para tomar una taza de té y dangos.
― No
es necesario, Umino san. ― Contestó sin poder creer que el otro hombre le
ofreciera tal invitación. ― Aunque si me disculpa, debo de ir a pagar mi
compra. ― Recordó, Tenzou no quería continuar en ese lugar y continuar una
charla tan incómoda en la que los silencios eran desagradables.
― ¡AH!
Por supuesto, lamento retenerlo, Yamato san. Espero volvernos a encontrar y
tenga un buen día. ― Iruka hizo una reverencia antes de despedirse.
―
Igualmente. ― Contestó Tenzou para ir hasta la dependienta que le cobraría
todos los artículos que llevaba en la cesta mientras sentía la mirada de Iruka
clavada en su espalda pero afortunadamente, esa intensidad desaparecía a cada
paso que daba.
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