Naruto
había ido al parque a jugar con otros niños pero como solía ocurrir, los padres
de sus amigos llegaban y se marcaban con tanta rapidez que no podía divertirse.
El
niño rubio no entendía porque ocurría, en otras ocasiones había llegado
temprano al parque para jugar con los demás niños pero entonces, no se quedaban
en el parque y escuchaba a los padres sobre compras y dulces.
Naruto
sentía las lágrimas picar en sus ojos y el dolor que presionaba su pecho
preguntándose por qué el no tenía un papá o una mamá como el resto de niños
porque quizás así, incluso los adultos le sonreirían y regalarían dulces como
había visto ocurría con otros niños pero a él le gritaban y ordenaban que se
alejaran de ellos.
El
rubito no estaba prestando atención por donde iba cuando colisionó contra algo
o alguien y se alejó rápidamente porque no quería recibir gritos por su torpeza
al estar sumergido en sus preocupaciones.
―
¿Podría saber a dónde vas tan pensativo, Naruto? ― Preguntó el hombre con quien
el niño había tropezado accidentalmente.
― Oji san…
― Murmuró Naruto al percatarse de que se trataba del Hokage.
― Iba
de regreso a casa, oji san. ― Comentó mirando al mayor con tristeza. ―
Sandaime… ¿ya terminó de trabajar? ― Preguntó con una pequeña sonrisa.
― Sí
hoy terminé temprano el papeleo del día que fue poco. ― Respondió a la pregunta
del niño. ― Pero dime… Naruto, ¿por qué ibas pensando en las nubes? ― Repitió
la pregunta, curioso, ya que había notado que el rubio se encontraba
desanimado.
― No
es nada, oji san. ― Aseguró con desgana mientras negaba con la cabeza y
encogiéndose de hombros para indicar que no era nada importante.
Hiruzen
sabía que algo le pasaba al menor y le preocupaba lo que fuese porque lo menos
que deseaba era que Naruto se fuera por el camino equivocado revelando lo que
su cuerpo escondía en el interior.
―
Bueno… si no es nada, acompáñame a caminar. ― Invitó al niño para comenzar a
andar y el niño miró un momento la espalda del mayor que se alejaba a cada paso
dado antes de decidir seguir al tercer Hokage.
― ¿Te
apetece comer algo, Naruto? ― Preguntó Hiruzen después de retirar la pipa que
fumaba de su boca.
― Sí.
― Contestó feliz por la invitación ya que era el viejo Hokage quien único era
amable con él.
―
Entonces… vamos, por aquí. ― Indicó Sandaime Hokage el camino a su derecha
sintiéndose conforme de haber logrado animar al niño con tan solo pronunciar la
palabra comida.
Naruto
asintió enérgicamente para seguir al anciano, quien lo condujo por las calles
de la aldea hasta salir a una de las áreas abiertas que tenía Konoha y muchos
shinobis usaban para entrenar.
― ¿Qué
hacemos aquí? ― Preguntó confundido Naruto al ver que estaban en medio de un
campo.
―
Venimos a conseguir nuestra cena. ― Concluyó divertido Sarutobi mientras
señalaba frente a ellos el río. ― Los alimentos tienen mejor sabor si los
consigues y preparas por ti mismo, Naruto. ― Rió antes de quitar su gorro de
Hokage.
Hiruzen
dejó el gorro sobre la maleza y su pipa encima de una roca antes de girarse
desde donde Naruto lo miraba.
― Ven,
Naruto. ― Llamó al menor para que lo siguiera de cerca hasta la orilla del río.
― No vayas a entrar te puede llevar la corriente. ― Advirtió el mayor antes de
hacer unos sellos y poder caminar sobre el agua sin problemas.
El
niño asintió en respuesta observando al anciano shinobi.
―
¡UOH! ¡OJI SAN! ¿¡CÓMO HACE ESO!? ― Exclamó sorprendido y admirando la
posibilidad de caminar por encima del agua sin hundirse logrando que Hiruzen se
riera por lo impresionable que era el rubito.
― Es
posible que tú también logres hacerlo algún día cuando seas más grande, Naruto
pero todo dependerá de ti y el esfuerzo que le pongas. ― Dijo con una sonrisa.
― Ahora, guarda silencio y observa. ― Solicitó.
Naruto
asintió mordiéndose su labio inferior para poder obedecer sin dejar de observar
como el anciano sacaba dos kunais y los ataba a un hilo para luego lanzarlos al
agua. El niño quedó asombrado al ver como cuando el tercer Hokage tiraba del
hilo para recoger el kunai que había arrojado y este tenía un pescado que se
movía violentamente intentando liberarse.
― ¡ES
ENORME! ― No puedo evitar decir mientras señalaba el niño al hombre que
retiraba el pescado del kunai.
Hiruzen
rió y lanzó el pescado hacia la orilla donde estaba Naruto quien gritó al
intentar agarrar el pescado.
―
Creo, esto son suficientes para tener una buena cena. ― Indicó Sarutobi al
pescar el que sería el último de los peces
y regresar a la orilla. ― Tenemos que buscar madera y palos para poder
cocinarlos, Naruto. ― Dijo viendo al niño que no dejaba de observar a los
pescados.
― Sí,
sí… ― Contestó el niño para salir corriendo en busca de leña.
El
anciano se alejó un poco del río para buscar la madera que serviría para
prender la fogata ya que sabía que Naruto traería palos. Por ello, Sarutobi
logró encontrar un tronco adecuado que serviría para hacer la fogata pero antes
haría un muro de piedras para evitar un accidente mientras estuviera ardiendo
la madera.
― ¡OJI SAN!
Aquí está. ― Exclamó al llegar viendo lo que había preparado el Hokage
mientras dejaba caer todos los palitos que había encontrado por los
alrededores.
― Muy
bien, Naruto. ― Elogió al menor y le dio una pequeña caricia en la cabeza del
rubio quien sonrió con felicidad por el elogio recibido. ― Vamos a acomodarnos
y prender el fuego. ¡KATON GOUKAKYUU NO JUTSU! ― Exclamó Sarutobi logrando
hacer la fogata.
―
¡UOAH! ― Exclamó sorprendido el rubio y encantado con lo que había visto. ―
¡QUÉ GENIAL ES OJI SAN! ― Admiró al mayor sonrojado por lo que había acabado de
hacer el mayor.
El
mayor solo sonrió y le pidió que le acercara los pescados, los cuales se dedicó
a retirar las víscera y usar los palitos que trajo Naruto para empalarlo y así
poder asarlo.
―
¿Cómo haces eso? ― Preguntó Naruto escuchando el chisporroteo de las llamas.
― Soy
el Hokage, Naruto y como tal tengo un montón de secretos. ― Habló intentando
crear misterio y curiosidad al niño pero luego, no pudo contener la risa antes
el intento del rubito de comprender sus palabras. ― ¿Te gustaría ser un
shinobi, Naruto? ― Preguntó mirando al menor.
―
¿Shinobi? ― Repitió sin comprender, había escuchado esa palabra con
anterioridad pero no entendía bien que era, salvo el que las personas que tenían
una bandana eran a los que se llamaba shinobi.
―
Siendo un shinobi podrás aprender todo eso que me has visto hacer aquí, ¿no te
gustaría? ― Inquirió el Hokage tomando uno de los pescados y entregándoselo a
Naruto.
― ¿Yo
también podría aprender a caminar por el agua? ― Preguntó asombrado Naruto
sosteniendo el pescado en sus manos.
― Por
supuesto. ― Afirmó con una sonrisa Sandaime Hokage.
― Sí,
quiero aprender hacer eso. ― Aceptó el niño con emoción brillando en sus azules
ojos.
―
Bien, bien. ― Sonrió Sarutobi. ― Pronto empezarás la academia ninja y deberás
esforzarte mucho para poder convertirte en alguien tan fuerte como yo. Incluso,
puede que seas el próximo Hokage de Konohagakure no Sato. ― Comentó divertido
el mayor.
―
¿Podría? ― Preguntó dudoso el rubito y Hiruzen asintió con la cabeza. ―
Entonces sí, si quiero ir a ese lugar y ser un shinobi para ser Hokage. ―
Anunció alegremente el niño.
― Me
alegra que te guste la idea, Naruto. ― Sonrió Hiruzen para luego mirar el
firmamento estrellado. ― Hoy es una noche muy bonita, ¿no crees? ― Preguntó.
Naruto
miró hacia las estrellas que salpicaban la bóveda celeste y asintió antes de
volver su atención al pescado asado en sus manos y darle un bocado.
― ¡AH!
¡ESTÁ MUY BUENO OJI SAN! ― Gritó Naruto.
Fin
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