Jiraiya
se apresuraba, sus últimos informes indicaban que su viejo ex compañero de
equipo se encontraba cerca, necesitaba hablar con él antes de que abandonara
ese país y se moviera a otro lugar de un país diferente para continuar con los
absurdos experimentos de los que se había obsesionado.
Sin
embargo, la realidad es que Jiraiya se encontraba preocupado por Orochimaru,
había escuchado de la integración del Sannin de las serpientes en el grupo que
tomó el control del País de la Lluvia y aunque no debería, Jiraiya sentía
incertidumbre punzando en su pecho por lo que pudiera pasarle a lo que fuese o que
el ex ninja de Konoha se hubiera metido en problemas que no pudiera manejar.
Finalmente,
Jiraiya logró ver la silueta de Orochimaru en medio del bosque por el que
corría, el Sannin de las serpientes estaba quieto en medio del bosque, como si
estuviera esperando su llegada.
― ¿Qué haces aquí? ― La pregunta salió de la boca del hombre de cabello oscuro como una amenaza escupida con veneno para mostrar el mal humor que tenía ese día.
― Yo
podría decir lo mismo.
― No
es momento para estar jugando, Jiraiya. ― Siseó el nombre del otro shinobi.
― Ya
deberías saberlo, tengo que procurar que no vuelvas atacar Konoha.
―
¿Atacar Konoha…? ― Repitió en voz baja antes de reír sarcásticamente. ―
Mientes, Jiraiya. Podrás ser un idiota pero no eres un buen mentiroso, al menos
uno que yo pueda creer.
―
Cierto, no puedo engañarte fácilmente. ― Afirmó el Sannin de los sapos
sonriendo con tristeza por recuerdos de un pasado ya olvidado. ― Escuché que te
habías adentrado en un peligroso grupo llamado Akatsuki que está asentado aquí,
en el País de la Lluvia.
― No
pensé que las noticias volaran tan rápido.
― Nada
permanece oculto en este mundo. Además, si tienes medios de cómo enterarte con
más rapidez, estarás mejor informado y precavido para lo que sea. Solo hay que
conocer las fuentes correctas. ― Comentó con cierta diversión Jiraiya porque no
quería revelar que lo había espiado directamente y de forma personal al otro
shinobi que iban más allá de un trabajo oficial.
― ¿Qué
es lo quieres saber tanto, si tienes
“tus contactos” para informarte? ― Preguntó el hombre de aspecto viperino a su
antiguo ex compañero. ― Aunque está en mí, si deseo o no quiero decirte.
― Solo
quería saber la ideología de la organización en la que estabas. Algo a lo que
has prestado interés debe tener algún propósito que no se debe pasar por alto si
llegaste a unirte y por eso, quiero saber qué buscan. También el por qué te
uniste a ese grupo, Orochimaru. ¿Qué te atrajo para ser parte de una
organización? Porque no es propio de ti el querer trabajar tan repentinamente colaborando
con otros. ― Señaló con claridad Jiraiya, sabía que poco sentido tenía ocultar
lo que deseaba saber al otro shinobi y esperaba le ofreciera la respuesta
aunque sabía que tal vez, no quisiera contestarle pero todas sus preguntas
tenían realmente oculta su preocupación por Orochimaru y si podía obtener
información que hiciera desaparecer o aumentar su inquietud hacia la
organización de la que había estado su ex compañero.
― ¿Qué
obtengo a cambio de tanta información? ― Inquirió Orochimaru apoyando en su
propia cadera su mano derecha.
― ¡Oe,
oe…! Se supone que no tiene que verse como un negocio. ― Sonrió forzosamente,
Jiraiya ya que fuera lo que fuese que Orochimaru estuviera dispuesto a desear a
cambio de desvelar información del misterioso grupo de la Lluvia, podría
suponer un problema.
― Lo
siento por ti, no pienso ofrecer algo si no obtengo algún beneficio. ― Acotó
para girarse con la intensión de marcharse. ― Quizás te agrade perder el tiempo
pero para mí es valioso.
―
¡ESPERA! ― Gritó el Sannin de cabello blanco dando dos pasos cerca del otro
shinobi. ― Está bien, dime cuál es el pago a cambio de conocer más de ese grupo
de la Lluvia.
Orochimaru
se giró, comprobando con su aguda mirada de que el otro ninja no mentía y
conocía perfectamente a Jiraiya como para percatarse cuando el Sannin de los
sapos no era completamente honesto.
―
Dime… ¿Por qué has venido hasta aquí? ¿Por qué has venido a buscarme?
― ¿Tan
solo deseas saber eso? ― Preguntó incrédulo pero tampoco deseaba rebelar a
Orochimaru de que aún se preocupaba por él, después de todo en el pasado fueron
algo más que compañeros de equipo o amigos y rivales declarados.
― Sé
que me has estado siguiendo y no todo se debe a controlarme para comprobar que
esté formando un plan para atacar Konoha aunque esa aldea debería destruirse. ―
Acotó frunciendo el ceño.
― Es
mejor prevenir que lamentar, ¿no lo crees…? ― Agregó de manera desinteresada el
shinobi de cabello largo blanco. ― No sé cómo puedes odiar a la aldea en la que
naciste y viviste alguna vez. ― Dijo mientras dejaba escapar un suspiro
derrotado por no comprender el odio que tenía el otro hombre hacia la aldea a
la que pertenecía. ― Ya sabes mis motivos para seguirte hasta aquí. Me enteré
que estabas en esa organización y aunque tengas tus motivos para desertar de
ese grupo, quiero saber cuan peligroso pueda ser o si representa un problema
para la paz que hay actualmente porque tú no eres alguien sin información sobre
ello, en estos momentos. ― Argumentó cruzándose de brazos. ― ¿Cuál es el pago a
cambio de que compartas lo que sabes conmigo?
Orochimaru
lo observó tratando de buscar el engaño entre las palabras de haber aceptado a
su propuesta tan rápido y fácilmente pero no encontró ningún ápice de embuste.
Por alguna razón, Orochimaru deseaba en el fondo que las palabras de Jiraiya
fueran otras y se tratase de que aún tenía sentimientos por él, siendo que
estuviese preocupado pero al parecer se equivocó. Todo lo que aún quemaba en
él, había desaparecido del corazón de Jiraiya y eso le molestó más ante la mención
de la aldea que abandonó porque Konoha siempre estaría en medio de ellos y se
trataba de una aldea que no valía la pena proteger.
― Ya
que insistes tanto, Jiraiya. ¿Qué estarías dispuesto a pagar para que te cuente
lo que sé? ― Preguntó con una sonrisa que intentaba ocultar su molestia.
― Lo
que sea que me pidas. ― Murmuró sin medir sus palabras mientras tragaba saliva
por lo que fuese que el shinobi de cabello negro fuera a solicitar como pago,
esperaba no se tratase de algo que fuera en contra de su voluntad.
―
Sigues siendo un idiota que no piensa cuando habla. ― Bufó molesto mientras
negaba con la cabeza. ― Si te pido que mueras o que ataques Konoha a cambio de
la información que pueda ofrecerte de la organización que tanto deseas saber,
¿lo harías? ― Masticó su cuestionamiento sin apartar sus ojos del rostro
contrario que rápidamente se había vuelto sombrío. ― Sé que no puedes hacer
algo así. Veo tu negativa y porque hoy me siento un poco benévolo, no voy a
pedirte eso como pago pero a cambio, lo que quiero que me des es un poco de tu
sangre.
Jiraiya
no pudo evitar sorprenderse. En realidad, esperaba una propuesta más
materialista como obtener alguna riqueza, hacer una misión para él o el
llevarle algún pergamino médico para sus investigaciones pero no que se tratase
de su sangre.
La
petición de Orochimaru no había sido parte de las tantas posibilidades que
había barajado Jiraiya y eso es lo que lo había dejado estupefacto,
prácticamente, porque no parecía una petición acorde con el Sannin de las serpientes.
― ¿Mi
sangre? ― Repitió con duda Jiraiya, pensando en que quizás habría una
posibilidad de haber escuchado mal.
― Eso
dije. ― Afirmó para acercarse tan rápido que en un segundo, Orochimaru tenía
sus rostro frente la cara del otro hombre. ― ¿Acaso me temes? O… ¿Temes
ofrecerme ese líquido escarlata? ― Se burló Orochimaru mientras aspiraba el
olor del otro shinobi, rememorando inconscientemente una etapa del pasado
compartieron juntos que estaría dispuesto a revivir.
― No
digas tonterías, no te tengo miedo. Nunca lo he hecho, ¿por qué debería de
tenerlo ahora? ― Gruñó frunciendo el ceño el Sannin de los sapos. ― Pero… ¿para
qué la quieres? ― Cuestionó sin importarle cuan cercano estaba el hombre de
ojos dorados.
―
¿Acaso importa? Es parte del trato. Tú obtendrás lo que quieres a cambio de un
pequeño y leve precio. Deberías estar agradecido de que no te pida que se trate
de algo más complicado. ― Pasó una de sus manos en una caricia amenazante por
el cuello de Jiraiya sintiendo como algunas venas palpitaban hinchándose de
sangre ante la ansiedad que el ninja de pelo blanco ocultaba. ― Así que dime…
¿aceptas o no? ― Ronroneo inconscientemente mientras se separaba.
― Está
bien, Orochimaru. ― Aceptó molesto Jiraiya por el comportamiento morboso del
Sannin de las serpientes y sin poder imaginar para que pudiera querer su
sangre, sin dudas era un pedido extraño pero mejor que otro que hubiera podido
exigir.
―
Sígueme. ― Indicó Orochimaru para comenzar a caminar.
― ¿No
estarás tratando engañarme? ― Preguntó desconfiado para escuchar la risa del
otro hombre en respuesta. ― No veo lo divertido, Orochimaru.
― Tranquilízate,
solo iremos a un lugar más seguro para llevar a cabo nuestro acuerdo. ― Aclaró
antes de continuar caminando para esta vez, ser seguido por Jiraiya, quien
entendió la insinuación oculta de la posibilidad de estar siendo espiados.
Fin
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