Madara
aún estaba molesto, él y Hashirama ya habían decidido el nombre de la aldea que
fundaron e inmediatamente, se había decidido quién sería el diligente de la
misma de forma unánime por votación ya que Tobirama así lo decidió, callando al
permisivo de su mejor amigo de que Madara fuera quien tomara el mando de la
villa.
Aunque
el problema que tenía irritado a Madara no era la forma o quien se decidió como
jefe de la pequeña aldea recién creada ya que no le afectaba en ese instante,
pues a primera hora de la mañana había ocurrido una disputa entre dos de los
nuevos clanes que estaban integrándose en la aldea, teniendo Madara que
inmiscuirse o comenzaría una guerra dentro de Konoha. Por ello, Madara iba
apresurando su paso para encontrarse con Hashirama y contarle el inconveniente
en busca de llegar a una solución ante las trifulcas de clanes que le costaba
aceptarse por los años de enemistad.
Aún le
dolía demasiado la cabeza al líder Uchiha después de escuchar las insulsas
acusaciones donde se pedía la expulsión del clan contrario.
Tan
sumido en sus pensamientos estaba Madara, y sin aminorar el paso, que no
escuchó las pisadas de alguien que se aproximaba hacia él porque debía estar buscando
a Hashirama con prisa e igual a cómo iba el jefe del clan Uchiha, la otra
persona estaba ocupado en sus asuntos para propiciarse el extraño, molesto y
desastroso suceso.
Madara
sintió como su cuerpo chocó con fuerza con otro cuerpo más grande que el suyo y
caía por el duro golpe. En un intento de mantener su equilibrio, alcanzó a
agarrar la ropa de la otra persona con el que tropezó pero ese acto, solo
ocasionó que ambos terminaran en el suelo.
La
mala suerte parecía estar persiguiendo esa mañana al jefe del clan Uchiha
porque con la persona que colisionó, no solo cayó sobre él sino que un beso
fortuito se produjo para que al reconocer a la persona como Tobirama Senju, su
estómago se revolviera de desagrado.
En un
acto reflejo de defesa y rechazo hacia el hombre albino, Madara empujó con fuerza
de los hombros y luego, pateó a Tobirama para alejarlo de él mientras limpiaba
bruscamente sus labios con el antebrazo, volviendo a levantarse sin dejar de
maldecir su fortuna por tan repugnante situación.
Tobirama
no estaba en mejores condiciones que Madara, había ido hasta ahí para
encontrarse con Hashirama y tratar algunos asuntos respecto a los líderes de
los clanes que deseaban unirse a Konohagakure pero necesitaban normas generales
que equilibrara la convivencia de todos los distintos clanes para detener las
viejas rivalidades y enemistades que evitara que la aldea se convirtiera en un
campo de batalla.
El
hombre de cabello blanco aún no estaba de acuerdo con el hecho de tener que
tratar y trabajar con personas pertenecientes a otros clanes que hasta hace
poco tiempo habían sido enemigos pero si había un clan en especial que le
desagradaba, era el Uchiha. Tobirama no soportaba el tener que convivir con
ellos y sobretodo, odiaba al líder que no dejaba de distraer de los deberes a
Hashirama.
Sin
embargo, Tobirama que había relegado a un lado de sus pensamientos los asuntos
que lo llevaron hasta ese lugar mientras se dedicaba a maldecir mentalmente a
cada uno de los Uchiha que no se dio cuenta del hombre al cual iba todos sus
insultos, siendo con el cual chocó. Aunque el Senju logró mantener el
equilibrio después del fuerte tropiezo pero el cuerpo contrario que caía
irremediablemente, jaló de las ropas de Tobirama en busca de no golpear el
suelo pero provocó que ambos terminaran en el piso, quedando Tobirama sobre el
otro hombre mientras maldecía con más intensidad al comprender que era Madara,
no solo con quien tropezó sino que lo había obligado acompañarlo en su caída,
uniendo sus labios accidental y desagradablemente pero el Uchiha no tardó en
alejarlo con una dolorosa patada.
― ¡MALDITO
UCHIHA! ― Exclamó Tobirama con molestia ocultando el dolor que le había causado
la patada, se acercó al hombre de estatura más baja y lo tomó por el cuello de
las características ropas del clan Uchiha de forma amenazante. ― ¡ESTA ME LA
PAGAS! ― Gritó mirando directamente a los ojos negros que ocultaban el
sharingan.
Madara
estaba escupiendo, ya que había una pequeña probabilidad de que la saliva del
otro hombre se hubiera colado en su boca aunque no estaba seguro de sí ocurrió
porque el simple pensamiento le daba nauseas pero no tuvo tiempo de replicar a
las ofensas de Tobirama, cuando el hermano menor de Hashirama, lo agarró del
cuello de su ropa para encararlo.
―
¡Suéltame! ― Madara gruñó la palabra mientras llevaba sus manos a las muñecas
de Tobirama para presionarlas en señal de que no le temía.
―
Discúlpate primer. ― Exigió el Senju.
― Eres
tú quien me debes una disculpa. ― Repuso Madara.
―
Habla quien no mira por dónde camina. ― Indicó Tobirama con el ceño fruncido.
―
¡FUISTE TÚ QUIEN TROPEZÓ CONMIGO! ― Gritó el jefe del clan Uchiha comenzando a
enfadarse cada vez más por seguir siendo retenido por el hombre más alto y con
quien no deseaba hablar.
―
¡MADARA! ― Exclamó Tobirama soltando una de sus manos del agarre para volverla
un puño con exasperación por el desagradable carácter del Uchiha y deseando
golpearlo hasta el agotamiento.
―
Imbécil, no tengo todo el día para jugar contigo. ― Dijo Madara mientras se
liberaba, logrando enfurecer más al otro
hombre.
―
¡MALDITO UCHIHA! NO TE VAS A NINGÚN LUGAR HASTA QUE TE DISCULPES. ― Gritó
Tobirama lanzando el puño hacia el hombre de estatura más baja para evitar que
se escabullera de la discusión y sin darle una disculpa.
Ninguno
de los dos hombres enzarzados se percató de que se acercaba la persona que en
un comienzo buscaban, ahora estaba caminando hacia ellos.
― ¿Qué
está ocurriendo? ― Cuestionó Hashirama interponiéndose en medio de los dos
hombres en un intento de detener la discusión cuando sintió como el puño de su
hermano menor lo golpeaba en la mejilla izquierda con fuerza.
Fue
demasiado tarde para Tobirama detener el golpe, siendo que terminara dañando la
mejilla de su hermano mayor.
―
¡ANIYA! ― Tobirama exclamó asustado, sorprendido y preocupado por el golpe que
accidentalmente le propinó a Hashirama. ― ¡VES LO QUE OCASIONAS, UCHIHA! ―
Volvió tomar a Madara del cuello de la
ropa para darle un golpe siendo detenido su puño por su hermano mayor, quien
los sostuvo por la muñeca para evitar la agresión.
―
¡Basta, Tobirama! ― Ordenó Hashirama observando a su hermano de manera
reprobatoria.
― Él
tiene toda la culpa, Hashirama. ― Acusó Madara mirando con molestia y burla al
hermano menor. ― Se tropezó conmigo, hasta me tiró al suelo y ahora quiere que
cargue con toda la culpa. ― Explicó cruzando sus brazos sin deseos de recordar
el accidente que le ponía enfermo del estómago.
―
¿¡Qué dijiste, maldito!? ― Tobirama jaló de la ropa para atraer al jefe de clan
Uchiha hacia su rostro. ― Tú has sido el responsable por estar en las nubes y
no aceptar que tienes que disculparte. ― Ladró.
― ¡HE
DICHO QUE SE DETENGAN! ― Gritó Hashirama mientras separaba a los dos hombres,
nuevamente, e interfiriendo con su cuerpo en forma de barrera para detener la
riña.
― Pero
aniya… ― Intentó hablar Tobirama.
―
Hashirama, yo… ― Al mismo tiempo intentaba hablar Madara.
―
¡NO!, ya basta. Ambos son ejemplos importantes en esta aldea y con discutir,
culpándose por nimiedades de lo que pasase entre vosotros no ayudará a los
problemas importantes que aún hay. ― Recordó Hashirama desanimado por el
comportamiento de las dos personas en las cuales confiaba para dirigir
Konohagakure.
―
Hashirama… ― Susurró Madara acercándose al mayor de los hermano Senju para
abrazarlo por uno de los brazos. ― Lo entiendo y me dirigía para hablar contigo
sobre un problema que ha ocurrido entre unos clanes cuando tu hermano tropezó
conmigo y me exige disculpas. Él es el responsable de lo sucedido. ― Explicó en
un intento de que su amigo se percatara de la situación y el por qué había sido
el más afectado en el accidente sin querer deprimir más a Hashirama.
―
¡Maldito Uchiha! ― Exclamó el Senju albino, quien se molestó más por el
comportamiento que estaba ocupando Madara hacia su hermano mayor, parecía que
Hashirama no se molesta de que el hombre más bajo se abrazara a su brazo como
si se tratase de una doncella. ― Has sido tú quien chocó conmigo y no conforme
con ello, me has arrojado al suelo pateándome. ― Contradijo la versión dada
para agarrar del brazo que seguía libre de Hashirama y tierar levemente de su
hermano mayor, en un intento de separarlo de Madara. ― Suelta a mi aniya,
Uchiha. ― Ordenó.
― Tú
no me dices qué hacer. ― Escupió Madara tirando más de Hashirama hacia su él.
Hashirama
suspiró sintiendo como era tironeado por ambos hombres como si fuese un juguete
cambiando el motivo de la discusión de aquellos dos en cada jalón. Ambos
hombres lograron que Hashirama terminara riendo al sentirse como si estuviera
entre dos niños caprichosos que buscaban su atención en un principio pero a
cada segundo aquella escena dejó de ser divertida a molesta.
― Ya
basta, no soy un juguete. ― Pidió Hashirama.
― Te
dije que lo sueltes Uchiha. ― Repitió Tobirama ignorando la queja de su hermano
mayor mientras continuaba tirando del brazo del hombre más alto.
― No
quiero… ― Contestó Madara e igualmente, ignorando a su amigo. ― Tú no tienes
nada de qué hablar con Hashirama, así que regrésate por donde llegaste. ―
Señaló el camino por donde debió venir Tobirama.
― Tú
eres el que debería irse, Uchiha, solo vienes a ocupar el tiempo de aniya y
retrasar su trabajo como dirigente de la aldea. ― Dijo el Senju de pelo blanco
para empujar a Madara y atraer a Hashirama hacia él, en un intento de separarlo.
― No,
eres tú el que está molestando y debe irse. ― Contestó el jefe Uchiha empujando
de igual forma al hermano de Hashirama mientras afianzaba más su cuerpo al
brazo del shinobi más alto. ― ¡Márchate, Tobirama!, no eres necesario de
momento. ― Rezongó aun forcejeando por no ser separado del Senju mayor.
Los
dos hombres enfrascados en su infantil pelea, no dejaban de ignorar los ruegos
y quejidos del hombre más alto mientras que Hashirama los veía y escuchaba
pelear sintiendo como se estaba irritando por la situación.
Tobirama
no deseaba escuchar las mentiras de Madara y Madara quería que Tobirama
desapareciera de allí ya que le molestaba su presencia, siendo que no dejaban
de jalonear al Hokage y empujarse rudamente entre ellos para separar al
contrario.
― ¡HE
DICHO QUE BASTA LOS DOS! ― Gritó molesto Hashirama, usando su propia fuerza
para liberarse de ser el centro de la disputa. ― Ya están muy grandes para
estar dando estos espectáculos de peleas sin sentido. Madara te estás poniendo
a la altura de Tobirama y Tobirama… no esperaba tuvieras un comportamiento así
de infantil. ― Regañó sabiendo que aquellas palabras le dolería ambos hombres
pero no encontraba mejor manera de que ambos pensaran y se avergonzaran de su
comportamiento infantil, así como que ya debían dejar de discutir por
nimiedades. ― Compórtense y respétense mutuamente, somos los que tenemos que
dar ejemplo de convivencia a los habitantes porque ambos son shinobis
importante de Konohagakure y dar espectáculos así, no deja nada bueno que decir
de ustedes dos. ― Argumentó con irritación mientras cruzaba sus brazos sin
apartar la mirada reprobatoria de su hermano y el otro fundador de Konoha.
Ambos
hombres gruñeron en respuesta a Hashirama por ser reprendidos como si se
tratasen de niños pequeños, especialmente por el hombre que poseía una
personalidad en la que su estado anímico variaba constantemente.
― ¿Por
qué no podéis llevaros bien? Ya no somos enemigos. ― Murmuró deprimido el
actual y recién nombrado Hokage de Konohagakure.
Ambos
hombres miraron al líder del clan Senju con fastidio ante su tendencia a
deprimirse rápida y constantemente. Además, ninguno de los dos podía llevarse
bien, ya era suficiente con el hecho de no haberse matado aún, pues Tobirama
odia a Madara y Madara detesta a Tobirama por asesinar a Izuna.
―
¿Tobirama? ― Llamó dudoso Hashirama, al percatarse que su hermano menor se marchaba
del lugar pero que no respondió, ni se volteó hacia el Senju mayor.
―
Espero pise una mierda de perro en el camino como mínimo, por ser tan
desconsiderado. ― Farfulló con enfado Madara mirando la espalda de Tobirama
alejarse por el pasillo del edificio en el que se encontraban.
― Él
no es tan malo, Madara, solo que aún está adaptándose a la paz que hemos
forjado. ― Intento excusar Hashirama a su hermano menor. ― Ahora… ¿podemos ir a
mi despacho mientras me hablas del percance entre clanes que te ha traído hasta
aquí? ― Preguntó con una sonrisa mientras memorizaba el hecho de a que había
venido el jefe Uchiha.
― Sí,
eso va a ser un problema para la convivencia de todos los habitantes si
continua ocurriendo este tipo de eventualidades. ― Afirmó Madara para acercarse
a Hashirama y caminar a su lado con una sonrisa hasta el interior de la oficina
en la que tendría que tratar la tensión que aún sentían algunos clanes debido
al haber vivido tantos años como enemigos declarados.
- Fin -
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