Tobirama
aún estaba molesto con Hashirama, había tenido que convencer a su hermano de
que se movilizara cuando la guerra había llegado antes de lo esperado a sus
vidas y el necio no quería ir a la batalla que amenazaban con destruir la villa
que tanto ama. Además, de que en ese tiempo, Hashirama lo había hecho
convertirse en sensei de varios shinobis, muchos de los gennins que supervisó
habían perecido por los asaltos de los ninjas que invadieron el País del Fuego
pero también, otros de los shinobis que supervisó, lograron sobrevivir y
posiblemente, pronto se volverían jounins, quizás después de la guerra lograrían
obtener el ascenso como tantos otros. Por ellos, actualmente, su nuevo equipo
ninja estaba compuesto por Danzou Shimura, Hiruzen Sarutobi y Kagami Uchiha.
Tobirama
había calificado a su actual equipo como los ninjas que poseen un gran
potencial para enorgullecer a Konoha, así como ser consciente y fieles de las
predicaciones de las enseñanzas del Fuego que regían Konoha, lo cual había
inculcado Hashirama inconscientemente al crear la villa.
Tobirama,
había llamado esa mañana a los chunnin que formaría su actual equipo para ir a
la guerra contra dos de las potencias shinobis que serían dignos adversarios de
Konohagakure no Sato y quería que antes de que tuvieran que vivir los horrores
de la batalla, los jóvenes tuviesen un grato recuerdo que atesorar entre ellos
sobre quienes eran sus compañeros y sensei. Aunque la idea había sido de
Hashirama y la consideró ridícula en un comienzo, ahora creía que era una forma
de mostrar su presencia en el tiempo como shinobi. Por ello, Tobirama los había
llamado para tomarse la fotografía, de retratar una prueba simbólica de su
camarería como ninjas que forman partes de Konoha.
―
¿Dónde está Sarutobi? ― Preguntó Tobirama con molestia, el chico no
acostumbraba retrasarse aunque era bastante alegre y enérgico.
Danzou
y Kagami se encogieron de hombros en señal de que no sabían del retraso de su
compañero.
―
¡SENSEI! ― Un grito atrajo la atención de todos para encontrarse con el chico
que faltaba, se aproximaba corriendo al encuentro de sus compañeros y sensei.
―
¡Sarutobi, llegas tarde! ― Exclamó Danzou a modo de reproche hacia su compañero
rezagado.
―
¡PERDÓN! ― Gritó el recién llegado haciendo una reverencia muy marcada. ― Me
quedé dormido. ― Susurró para después reír con nerviosismo mientras llevaba una
mano a su nuca sin querer mirar a ninguno de sus compañeros.
Kagami
no pudo evitar reírse por lo que le había pasado a su compañero mientras su
mente le decía que Hiruzen debió dormirse muy tarde debido a la emoción de la
foto o la próxima misión y lo que representaba, el ser parte del nuevo equipo de
tácticas liderado por Tobirama Senju.
― Como
sea… ya estás aquí, Sarutobi. ― Interrumpió el mayor de los hombres al recién
llegado. ― Como ya estamos todos, es mejor que tomemos esa foto de una vez. ―
Ordenó mientras esperaba que sus pupilos se acercaran para tomarse la
fotografía como recordatorio de quien formaba el nuevo equipo.
Tobirama
suspiró, a pesar de que era la primera vez que se formaba ese equipo ninja
liderado por él, no podía evitar pensar en cómo habían crecido aquellos chicos.
Incluso, había obtenido el título de chunnin y pronto todos ascenderían a
jounnin pero seguían atesorando el comportarse como niños, un comportamiento
que en el pasado había sido arrancado de los jóvenes ninjas a causa de la
guerra de clanes para dejar su vida en el campo de batalla.
―
Sensei. ― Llamó Kagami con un sonrojo, esperando que Tobirama se acercara a
ellos para la fotografía mientras Danzou y Hiruzen no dejaban de matarse con la
mirada.
― Es
vergonzoso que seas parte del equipo cuando no puedes ser puntual. No deberías
de llamarte shinobi a ti mismo. ― Gruñó Danzou mirando a Hiruzen con molestia.
―
¡Cállate, idiota! A cualquiera puede ocurrirle. ― Aseguró Sarutobi con el ceño
fruncido.
― Ya
cálmense, los dos. ― Ordenó Tobirama, sintiendo que comenzaría a tener dolor de
cabeza a causa de sus subordinados. ― Esto es importante para cada uno de
vosotros. ― Indicó las palabras que le repitió Hashirama cuando preguntó sobre
él por qué de la fotografía de equipos que estaba convirtiendo en una especia
de tradición para los ninjas de Konoha.
―
¡SENSEI! ― Exclamó Kagami sonrojado observando como Tobirama se detenía a un
lado suyo mientras reprendía a sus compañeros.
― No
es culpa mía. ― Rezongaron a la vez Danzou y Hiruzen mientras se cruzaban de
brazo y miraban a algún lugar sin querer ver a sus compañeros de equipo o su
sensei.
El
fotógrafo ya estaba instalado, esperando a que los jóvenes ninjas tomaran
posición para poder hacer su trabajo, retratando al equipo shinobi.
Shimura
se acercó a sus compañeros a regañadientes y quedó en medio, entre Hiruzen y
Kagami mientras que Tobirama se alejó un poco, colocándose detrás de su
estudiantes, al ver cómo estaban ya en espera de que se accionara la foto,
intentó imitar el símbolo de paz con sus dedos mientras que los más jóvenes
sonreían, el mayor mostró su rostro serio cuando el flash cegó por un segundo a
todo el equipo.
Tobirama
exhaló con fuerza, finalmente esa tortura con los adolescente había terminado,
ya que no pensó que podría ser tan difícil el tomar una fotografía pero definitivamente,
se había equivocado y los jóvenes habían logrado mostrar que aún eran unos
niños escandalosos que tenía que monitorear para lograr obtener los resultados
esperados.
― Tenéis
libre hasta que se nos llamen para nuestra primera misión. ― Indicó Tobirama
queriendo alejarse de los ruidosos chunnin y buscar algo que calmara el dolor
de cabeza que le habían creado todo ese ruido. ― Cuando las fotografías estén
listas, se os entregará. ― Añadió antes de marcharse, escuchando a sus espalda
las quejas de Danzou y Hiruzen que volvían a retomar su insulsa discusión.
-Fin-
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