lunes, 4 de noviembre de 2019

Tobirama - Kagami




Movía su Sharingan por todo el lugar buscando a su sensei, no quería defraudar a su líder en aquel entrenamiento personales después de que las últimas misiones en medio de la guerra que vivían había sido un desastre por su causa. Aún no comprendía como unos shinobis habían logrado evadir su Sharingan.

El movimiento de una sombra cruzando entre los arbusto captó su atención y sin pensar demasiado, lanzó shurikens pero en ese momento, se percató de que se había precipitado por estar pensando en lo ocurrido hace unos días atrás y no prestar atención al entrenamiento cuando apareció a su espalda Tobirama y estaba apresándolo.

Resultado de imagen de cartoon― ¡Muy lento!, si no prestas atención a tu alrededor podrías arruinar la misión o ser capturado para obtener información. ― Explicó con severidad Tobirama a su alumno.

Kagami soltó su kunai y elevó las manos para que Tobirama comprendiera que se rendía aunque las palabras del Senju solo presionaron más sobre él, no entendía que estaba ocurriendo con él o por qué cometía tantos errores últimamente o… quizás, sí sabía lo que le pasaba y no quería dejar escapar lo que estaba volviéndolo en un shinobi torpe.

― Kagami, si continuas tan distraído no permitiré que vayas a la siguiente misión. La última vez, casi cuesta la vida a todo el equipo. ― Habló severamente Tobirama mientras liberaba a su alumno, queriendo saber que estaba mal con el joven pero como todos los Uchiha, Kagami era igual de complicado para Tobirama, ya que pertenecía a un clan atormentado cuyo final era caer en la miseria de la maldición del Sharingan. Su hermano no lo hubiera visto así jamás pero ya él estaba acostumbrado a ver como cada Uchiha era corrompido por su propio linaje aunque no quería que Kagami continuara por ese camino.

― Lo siento, sensei. ― Se disculpó.

Tobirama tomó con brusquedad el mentón de su alumno y agudizó sus sentidos, lo miró fijamente al rostro buscando la verdad que estaba escondiendo.

― ¡SENSEI! ― Gritó Kagami sorprendido por el molesto contacto.

― ¿Por qué continuas con el Sharingan activado si ya hemos terminado este entrenamiento que tanto insististe en que tuviera contigo? ― Inquirió Tobirama ejerciendo algo más de fuerza al agarre, haciendo que el Uchiha jadeara por el contacto. ― Kagami, ¿qué te está molestando? ― Preguntó preocupado de que su alumno su hubiera convertido en un enemigo.

― Lo siento, Tobirama sensei. ― Se disculpó desactivando el Sharingan y regresando el negro a su mirada pero no pudo apartar la mirada del rostro inexpresivo del albino. ― Es solo que aun no entiendo por qué esos ninjas lograron evadir mi Sharingan, me he preguntado si es porque aún soy débil. ― Explicó con la frustración y el abatimiento reflejado en su voz. ― Realmente, lo lamento, solo logré que perdiera su tiempo con este entrenamiento. Lo mejor será que esté sin misiones hasta que pueda regresar al campo de batalla y no sea tan débil. ― Dijo mientras cerraba los ojos ya que Kagami no deseaba que por su causa, le costara la vida a algunos de sus compañeros de equipo.

― Mientes. ― Afirmó el Senju observando con atención la expresión del joven frente a él. ― Esa no es la causa que te consume desde hace días atrás. ― Indicó percatándose del leve movimiento en el cuerpo del Uchiha.

― Yo… yo… ― Tartamudeó Kagami apretando sus puños, sabía que su sensei no era tonto, se daría cuenta de que sus palabras no eran ciertas y que había intentado ocupar su mente con lo sucedido en la última misión en un intento de dejar de sentir las emociones que le causaban tanto dolor.

― Kagami. ― Llamó con severidad al shinobi frente a él, quien había vuelto a mostrar su kekke genkai con aflicción, poniendo una mano en el hombro del joven en un intento de que no sucumbiera al dolor que  terminaría corrompiéndolo.

― Sensei, por favor, no me odie. ― Pidió Kagami comenzando a derramar lágrimas para tocar el brazo de su sensei.

Tobirama estrechó su mirada porque estaba acostumbrado que en el mundo ninja nada era real, pues las traiciones, los espías y tener que enfrentar a una amenaza pero si esa amenaza era uno de sus pupilos, no iba a contenerse para eliminar el peligro desde el momento que mostrara sus garras, independientemente de lo que hubiera forjado en él porque vivía en el mundo shinobi, en el mundo de engañar a los rivales para lograr la victoria.

― Sensei… yo no quiero seguir sintiendo esto… pero ya no sé qué hacer con ello. ― Intentaba explicar Kagami golpeando su propio pecho con su mano libre mientras más lágrimas se derramaban de sus ojos. ― Sé que va a odiarme y… no puedo hacer nada porque es lo que siento. ― Soltó el brazo de su sensei dejando caer sus brazos a los costados mientras elevaba su mirada a los ojos rojos del hombre albino. ― Lo amo, Tobirama sensei. ― Afirmó antes de dejarse caer de rodillas frente al Senju.

El segundo Hokage había liberado al Uchiha antes de que se desplomara sobre las rodillas, Tobirama sentía como si su piel quemara y dio dos pasos hacia atrás mientras fruncía el ceño sin dejar de ver como el chico lloraba.

― Es una broma, ¿verdad? ¿Cómo va a ser posible que tú te enamores de mí? ― Preguntó incrédulo el albino mientras negaba con su cabeza. ― ¡Ja! Es divertido, ahora deja de intentar hacerme reír. ― Indicó de manera prepotente. ― ¿A qué estás jugando diciendo algo así, Kagami? ― Tobirama cruzó sus brazos sobre su pecho. ― Si se trata de algún plan de tu clan para tener a otro Senju a sus pies o al propio líder de Konoha, es mejor que lo digas. ― Advirtió con disgusto mientras recordaba a su hermano y el extraño amor que sintió hacia Madara que le impedía ver la oscuridad que emanaba el difunto y belicoso ex líder del Clan Uchiha.

Kagami mordió su labio inferior con dolor al escuchar a su sensei hablar tan despectivamente, sabía que no había elegido el mejor momento para confesarse y que el segundo Hokage no lo creería. Kagami había escuchado los rumores de que Tobirama sentía odio hacia el clan al que pertenecía pero él nunca se sintió excluido por su sensei.

― No estoy jugando, sensei… ― Habló con dificultad y en voz baja Kagami. ― Sé que no me puede creer pero es la verdad. Estoy enamorado de usted desde hace mucho tiempo y cada vez es más doloroso. ― Reveló elevando la mirada anegada en lágrimas hacia los ojos contrarios. ― ¿Cómo pasó? No lo sé… ― Se encogió de hombros para desviar su rostro ya que no podía soportar el escrutinio desagradable del mayor.

Tobirama frunció el ceño, todo aquello no tenía ningún sentido, conocía el comportamiento de su kohai y fuera lo que fuese que lograra o pretendía conseguir con esa actuación, solo haría que fuera más consciente de su alrededor. No iba a caer en una trampa debido a unas cuantas palabras agradables.

― Sensei… ― Sollozó Kagami, no sabía que iba a pasar ahora, era consciente de ser despreciado por el Senju y antes de percatarse, su cuerpo se movió para iniciar una huida sin un destino concreto pero no espero ser inmovilizado para terminar colgado de un árbol que acentúo su incomodidad.

Tobirama se acercó, había previsto la huida y no se inmutó ante la escena.

― No estás en un genjustu, tampoco has usado uno en mí. ― Habló el albino sin bajar su guardia, lo menos que deseaba es que alguien lo atacara por la espalda. ― Tampoco siento ningún sello que te impulse a actuar de esta manera, Kagami. ― Suspiró. ― Dime, ¿qué está pasando para que actúes así? Es impropio de ti, ¿buscabas una oportunidad para atacarme y crear una revuelta en Konoha al deshacerte de su Hokage? ― Indicó sus estimaciones para dar sentido al comportamiento del jounnin.

― ¡NO! Yo no… ― Los ojos de Kagami no podían dejar de derramar lágrimas, sintiéndose más débil y destrozado por las palabras de su maestro, de la persona que admira y ama. ― Jamás lo traicionaría, Tobirama sensei… No podría soportar… que la guerra llegara al interior de Konoha… Es mi hogar, no quiero ver destruida la villa pero… ya le dije la verdad. Ruego que disculpe mi osadía. Lo siento… Tobirama sensei. Si tengo que ser castigado… por favor, no se contenga. Aceptaré mi culpa por ofenderlo con mis sentimientos, sensei. ― A duras penas podía ver al Hokage debido a las lágrimas y el estar colgado cabeza abajo no ayudaba mientras su corazón cada vez dolía más.

Tobirama seguía sin entender que había llevado a Kagami a decir y actuar tan extraño, no podía bajar la guardia ni por un momento ya que no podía ser cierto el que su kohai se hubiese enamorado de él.

Kagami no podía dejar de llorar, sabía que su maestro lo había rechazado y estar destrozado frente a él no ayudaba en nada a calmar su sollozo.

― Yo… realmente lo… siento, sensei. No volveré… a mencionar… nada de esto. ― Dijo entrecortadamente por el llanto que fluía de su dolor. ― Pero… por favor… deje que me marche. Yo… ya le conté la verdad, no… he planeado nada… no hay ningún plan… lo juro… ― Afirmó honestamente queriendo que el mayor lo dejara ir y no continuar sintiendo la vergüenza.

Tobirama no podía dejar de observar con seriedad a Kagami, buscando algo extraño en él, sintiendo que todo era una actuación y que lo hacía demasiado bien, casi había creído al Uchiha de lo que decía.

Kagami había comenzado a reprenderse a sí mismo, no solo cometió el error de enamorarse de un hombre rígido sino que se trataba de su propio sensei, quien era el actual Hokage de Konoha y su confesión solo parecía haber causado problemas para la confianza que tenía el albino hacia él y el clan Uchiha.

― Te permito marchar pero con la condición de permitir que ponga un sello sobre ti. Si has mentido, el propio sello actuará pero en caso contrario, no tendrás nada que temer. ― Ofreció Tobirama sabiendo que no iba a llegar a ninguna parte si continuaban de esa manera y Kagami asintió con la cabeza, no deseaba seguir en ese lugar ni soportando tanta vergüenza frente al hombre que ama.

Los sellos fueron rápidos y justo donde Tobirama tocó al joven shinobi, ocasionó que Kagami sintiera un leve calor donde la mano del albino presionó en su cabeza. Después, Tobirama liberó a su kohai sin mostrar ningún sentimiento o emoción por lo ocurrido.

Kagami se levantó, miró un instante a su sensei pero antes de huir, fue tomado por el hombre mayor quien le susurró algo al oído sonrojándolo para luego, al ser liberado, salir corriendo del lugar, quería alejarse tanto como le fuera posible del hombre de cabello blanco.




Un año después de lo sucedido, Kagami Uchiha se casó con una mujer del clan Uchiha y todos lo conocían como uno de los asistentes del segundo Hokage.



-Fin-







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