lunes, 18 de noviembre de 2019

Tsunade - Dan




La infancia de Tsunade estuvo marcada por la muerte de su abuelo, fundador y primer Hokage de Konohagakure no Sato, Hashirama Senju, cuando llegó a la pubertad se había convertido en gennin junto a dos de sus compañeros de academia, Jiraiya y Orichimaru, teniendo como sensei a Hiruzen Sarutobi, uno de los shinobis que fue kohai de su tío - abuelo y segundo Hokage, Tobirama Senju, pero en el mundo ninja, Tsunade había ascendida hasta el nivel de chunnin cuando una nueva guerra comenzó y con ella, el segundo Hokage murió para salvar Konoha. Después de la muerte de sus padres y hermano menor, Kawaki, Tsunade había estado devastada por una enorme brecha en su corazón creyendo que no podría volver a sonreír. No obstante, fue en ese tiempo que Tsunade conoció a un extraño chico llamado Dan Katou.

Al principio era extraño para Tsunade, estar cerca del tranquilo pero misterioso chico de sonrisa brillante aunque las charlas que mantenía con él, le recordaba mucho a su adorado abuelo. Además, Tsunade podía pasar horas escuchando los sueños de Dan, así como sus pensamientos de paz y una vida tranquila donde no se conozca los horrores de la guerra sin aburrirse.

Sin saber cómo ocurrió, Tsunade comprendió que estaba enamorada de Dan, el shinobi que lograba hacer que emergieran hermosos sentimientos y, -quería con todo su ser-, que el shinobi de cabello plateado lograra todos los sueños que se proponía aunque ella no pudiera estar a su lado.

Tsunade había tomado una determinación como kunoichi antes de ser consciente que lo hacía, el mejorar la asistencia médica de los shinobis para que no hubiera tantas muertes o heridas que se volvieran un problema para la persona que la padeciera y terminara perdiendo la extremidad debido a una grave infección o debido a la distancia no obtuviera el herido una mínima asistencia médica que lograría salvar la vida del shinobi.

Cuando Tsunade expresó su intención de mejorar la calidad de vidas en los campos de batalla creando ninjas médicos más cualificados para asistir heridos e incluso, un equipo de asistencia, solo fue apoyada por Dan. Este hecho, solo hizo que los sentimientos de la Senju crecieran más y tuviera la suficiente fuerza para iniciar el proyecto de que shinobis médicos con formación y conocimiento más avanzados que solo conocer primeros auxilios básicos, estuvieran en el campo de batalla para garantizar las vidas de los ninjas que combatían.

Sin embargo, en todo ese tiempo, Tsunade no había logrado saber si Dan tenía los mismos sentimientos que ella o tan solo estaba siendo amable pero hoy quería deshacer esas dudas que la atormentaban. Decidió reunirse con el hombre al que ama secretamente para descubrir si tenía una oportunidad de ser correspondida o no.

― Lo lamento, no pensé que la reunión tomara tanto tiempo. ― Se disculpó Tsunade con las mejillas sonrosadas y la respiración agitada por llegar tan rápido como pudo hasta el lugar donde se reunía con Dan.

― No importa, tampoco hace demasiado tiempo que estoy aquí, Así que no tienes que preocuparte, no te he esperado demasiado. ― Sonrió Dan, logrando que la rubia se sonrojara más si era posible. ― ¡Mira!, he encontrado este pergamino sobre la creación de Konoha. Tu abuelo, Hashirama - sama, era una persona bastante práctica sobre sus ideas. ― Comentó mostrando el libro en sus manos.

― ¿De verdad? ¡Deja ver! ― Pidió con emoción la rubia para acercarse al hombre hasta estar a un lado de Dan y observar el pergamino que hablaba de las ideologías políticas de su abuelo.

Dan dejó espacio para que la rubia pudiera sentarse y leyera el pergamino que había encontrado escondido en un estante de la biblioteca de Konoha.

La rubia leyó de manera rápida la escritura y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios ante el recuerdo del primer Hokage.

― Mi abuelo tenía sus ideales bien claros aunque no pudo cumplir todos sus deseos. ― Dijo con un deje de tristeza al final.

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― Era un hombre admirable, me gustaría poder ser tan transparente como lo fue el primero y todo lo que logró crear en Konoha. ― Los ojos soñadores y el tono de admiración que Dan empleó, no pasaron inadvertidos para Tsunade y sabía que entrarían nuevamente en una charla sobre Konoha, admiración y sueños políticos si no hacía algo al respecto.

― El abuelo dejó sus enseñanzas para que nosotros las continuemos, aprendamos y mejoremos pero… estamos nuevamente en una guerra contra varios países ninjas y también, debemos recordar sobre la importancia que tiene la supervivencia… Incluso, ser un poco egoístas para pensar en nuestra vida ya que es posible que hoy sea nuestro último día con vida. ― Tsunade a cada palabra se iba sonrojando más y su tono seguro de voz se iba debilitando por la duda.

― Siempre eres tan maravillosa, Tsunade. Ni en momentos como estos dejas de pensar en otras personas y el que deben de aprovechar su tiempo libre, aun cuando estamos en medio de una guerra, merecemos tener un poco de felicidad. Quizás por eso eres tan valiente y tienes grandes ideas que han logrado mejorar la calidad de vida de los shinobis en batalla. Eres digna de admiración, al igual que el primer Hokage. ― Habló el shinobi de cabello plateado logrando que su compañera se asombrara.

― Yo… creo que no me has entendido bien. ― Suspiró Tsunade tan abochornada como un poco decepcionada de que el chico a su lado no se percatase de los sentimientos que profesaba hacia él y todo terminara girando en quien fue el primer Hokage o si ella era una digna nieta de su abuelo. ― Sé que mi abuelo fue alguien increíble, hizo mucho por los shinobis, fundó la aldea como un símbolo de la paz que buscaba pero también, tuvo que dar y perder muchas cosas importante a cambio pero yo… no estaba hablando de ideales o política en estos momentos, Dan kun. ― Indicó girando el rostro y apretando la tela de la falda con fuerza. ― Yo… creo… que tú… me gustas. ― Confesó en voz baja y avergonzada.

― Tú también me gustas, Tsunade, ya te lo he dicho. ― Respondió Dan mostrando una enorme sonrisa a la rubia pero al mismo tiempo, confundido por cómo había dicho aquellas palabras la mujer.

Tsunade no pudo soportar la respuesta tan vana, ella había pasado todo ese tiempo intentando confesar sus sentimientos y el hombre del que se había enamorado la acaba de ¿rechazar? No pudo evitar que las lágrimas picaran en sus ojos por la dureza en que la golpearon. Por ello, Tsunade se levantó dispuesta a huir de ese lugar para que Dan no presenciara el daño que le acababa de causar a su estado emocional.

― ¡Tsunade! ― Llamó Dan reteniendo a la kunoichi de la muñeca al comprender que había herido ingenuamente a la mujer debido a que conocía cada reacción de la rubia pero no la dejaría marcharse tan fácilmente.

― Está bien, estoy bien… Solo recordé que tengo que ir hacer algunas cosas. ― Se excusó Tsunade deseando ser liberada para poder marcharse y alejarse tan lejos como le fuese posible del hombre que ama.

― Lo siento, Tsunade. ― Se disculpó Dan antes de tirar con fuerza de la mujer, logrando que la rubia cayese sobre su pecho y así poder abrazarla y consolarla. ― Supongo que ambos hemos estado engañándonos o quizás he sido yo, que he bordeado el tema desde el principio hablando de tu abuelo aunque mi admiración hacia el primer Hokage es real porque es difícil admitir abiertamente que me enamoré a primera vista de la princesa del clan Senju. Así que discúlpame por no decirte desde el principio y que ahora, mis palabras las sintieras sin valor para tus sentimientos. ― Confesó el shinobi de largo cabello plateado mientras sentía como la mujer apretaba su jersey derramando más lágrimas.

― Eres un tonto… ― Susurró Tsunade entrecortadamente con las mejillas sonrojadas mientras daba pequeños golpecitos en el pecho de Dan y lágrimas de felicidad se deslizaban por sus mejillas al comprender que era correspondida.

― Lo siento, Tsunade. No era mi intensión que te sintieras de esa manera. Me hizo muy feliz escucharte por primera vez que te gusto y que te admire por ser capaz de confesar tus sentimientos cuando yo no he podido hacerlo en todo este tiempo por temor. No me podía imaginar que pudiera ser correspondido por ti, que contaba con la oportunidad de ser felices. ― Aclaró con una sonrisa mirando a la kunoichi que rio levemente mientras correspondía al abrazo.

― Yo tampoco me lo imaginé, Dan, pero me hace feliz el saber que soy correspondida pero no estoy satisfecha con tus palabras, por todo este tiempo que hemos perdido. ― Afirmó la rubia mientras fruncía el ceño.

Dan sin poder contenerse más, se inclinó para poder besar los labios de Tsunade, que durante tanto tiempo había deseado poder hacer y comenzar a compensar todo ese tiempo perdido entre ambos a causa de la inseguridad que había hecho sufrir a ambos.



-Fin-




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