La infancia
de Tsunade estuvo marcada por la muerte de su abuelo, fundador y primer Hokage
de Konohagakure no Sato, Hashirama Senju, cuando llegó a la pubertad se había
convertido en gennin junto a dos de sus compañeros de academia, Jiraiya y
Orichimaru, teniendo como sensei a Hiruzen Sarutobi, uno de los shinobis que
fue kohai de su tío - abuelo y segundo Hokage, Tobirama Senju, pero en el mundo
ninja, Tsunade había ascendida hasta el nivel de chunnin cuando una nueva
guerra comenzó y con ella, el segundo Hokage murió para salvar Konoha. Después
de la muerte de sus padres y hermano menor, Kawaki, Tsunade había estado
devastada por una enorme brecha en su corazón creyendo que no podría volver a
sonreír. No obstante, fue en ese tiempo que Tsunade conoció a un extraño chico
llamado Dan Katou.
Al
principio era extraño para Tsunade, estar cerca del tranquilo pero misterioso
chico de sonrisa brillante aunque las charlas que mantenía con él, le recordaba
mucho a su adorado abuelo. Además, Tsunade podía pasar horas escuchando los
sueños de Dan, así como sus pensamientos de paz y una vida tranquila donde no
se conozca los horrores de la guerra sin aburrirse.
Sin
saber cómo ocurrió, Tsunade comprendió que estaba enamorada de Dan, el shinobi
que lograba hacer que emergieran hermosos sentimientos y, -quería con todo su
ser-, que el shinobi de cabello plateado lograra todos los sueños que se
proponía aunque ella no pudiera estar a su lado.
Tsunade
había tomado una determinación como kunoichi antes de ser consciente que lo
hacía, el mejorar la asistencia médica de los shinobis para que no hubiera
tantas muertes o heridas que se volvieran un problema para la persona que la
padeciera y terminara perdiendo la extremidad debido a una grave infección o
debido a la distancia no obtuviera el herido una mínima asistencia médica que
lograría salvar la vida del shinobi.
Cuando
Tsunade expresó su intención de mejorar la calidad de vidas en los campos de
batalla creando ninjas médicos más cualificados para asistir heridos e incluso,
un equipo de asistencia, solo fue apoyada por Dan. Este hecho, solo hizo que
los sentimientos de la Senju crecieran más y tuviera la suficiente fuerza para
iniciar el proyecto de que shinobis médicos con formación y conocimiento más
avanzados que solo conocer primeros auxilios básicos, estuvieran en el campo de
batalla para garantizar las vidas de los ninjas que combatían.
Sin
embargo, en todo ese tiempo, Tsunade no había logrado saber si Dan tenía los
mismos sentimientos que ella o tan solo estaba siendo amable pero hoy quería
deshacer esas dudas que la atormentaban. Decidió reunirse con el hombre al que
ama secretamente para descubrir si tenía una oportunidad de ser correspondida o
no.
― Lo
lamento, no pensé que la reunión tomara tanto tiempo. ― Se disculpó Tsunade con
las mejillas sonrosadas y la respiración agitada por llegar tan rápido como
pudo hasta el lugar donde se reunía con Dan.
― No
importa, tampoco hace demasiado tiempo que estoy aquí, Así que no tienes que
preocuparte, no te he esperado demasiado. ― Sonrió Dan, logrando que la rubia
se sonrojara más si era posible. ― ¡Mira!, he encontrado este pergamino sobre
la creación de Konoha. Tu abuelo, Hashirama - sama, era una persona bastante
práctica sobre sus ideas. ― Comentó mostrando el libro en sus manos.
― ¿De
verdad? ¡Deja ver! ― Pidió con emoción la rubia para acercarse al hombre hasta
estar a un lado de Dan y observar el pergamino que hablaba de las ideologías
políticas de su abuelo.
Dan
dejó espacio para que la rubia pudiera sentarse y leyera el pergamino que había
encontrado escondido en un estante de la biblioteca de Konoha.
La
rubia leyó de manera rápida la escritura y una pequeña sonrisa se dibujó en sus
labios ante el recuerdo del primer Hokage.
― Mi
abuelo tenía sus ideales bien claros aunque no pudo cumplir todos sus deseos. ―
Dijo con un deje de tristeza al final.
― Era
un hombre admirable, me gustaría poder ser tan transparente como lo fue el
primero y todo lo que logró crear en Konoha. ― Los ojos soñadores y el tono de
admiración que Dan empleó, no pasaron inadvertidos para Tsunade y sabía que
entrarían nuevamente en una charla sobre Konoha, admiración y sueños políticos
si no hacía algo al respecto.
― El
abuelo dejó sus enseñanzas para que nosotros las continuemos, aprendamos y
mejoremos pero… estamos nuevamente en una guerra contra varios países ninjas y
también, debemos recordar sobre la importancia que tiene la supervivencia…
Incluso, ser un poco egoístas para pensar en nuestra vida ya que es posible que
hoy sea nuestro último día con vida. ― Tsunade a cada palabra se iba sonrojando
más y su tono seguro de voz se iba debilitando por la duda.
―
Siempre eres tan maravillosa, Tsunade. Ni en momentos como estos dejas de
pensar en otras personas y el que deben de aprovechar su tiempo libre, aun
cuando estamos en medio de una guerra, merecemos tener un poco de felicidad.
Quizás por eso eres tan valiente y tienes grandes ideas que han logrado mejorar
la calidad de vida de los shinobis en batalla. Eres digna de admiración, al igual
que el primer Hokage. ― Habló el shinobi de cabello plateado logrando que su
compañera se asombrara.
― Yo…
creo que no me has entendido bien. ― Suspiró Tsunade tan abochornada como un
poco decepcionada de que el chico a su lado no se percatase de los sentimientos
que profesaba hacia él y todo terminara girando en quien fue el primer Hokage o
si ella era una digna nieta de su abuelo. ― Sé que mi abuelo fue alguien
increíble, hizo mucho por los shinobis, fundó la aldea como un símbolo de la
paz que buscaba pero también, tuvo que dar y perder muchas cosas importante a
cambio pero yo… no estaba hablando de ideales o política en estos momentos, Dan
kun. ― Indicó girando el rostro y apretando la tela de la falda con fuerza. ―
Yo… creo… que tú… me gustas. ― Confesó en voz baja y avergonzada.
― Tú
también me gustas, Tsunade, ya te lo he dicho. ― Respondió Dan mostrando una
enorme sonrisa a la rubia pero al mismo tiempo, confundido por cómo había dicho
aquellas palabras la mujer.
Tsunade
no pudo soportar la respuesta tan vana, ella había pasado todo ese tiempo
intentando confesar sus sentimientos y el hombre del que se había enamorado la
acaba de ¿rechazar? No pudo evitar que las lágrimas picaran en sus ojos por la
dureza en que la golpearon. Por ello, Tsunade se levantó dispuesta a huir de
ese lugar para que Dan no presenciara el daño que le acababa de causar a su
estado emocional.
―
¡Tsunade! ― Llamó Dan reteniendo a la kunoichi de la muñeca al comprender que
había herido ingenuamente a la mujer debido a que conocía cada reacción de la
rubia pero no la dejaría marcharse tan fácilmente.
― Está
bien, estoy bien… Solo recordé que tengo que ir hacer algunas cosas. ― Se
excusó Tsunade deseando ser liberada para poder marcharse y alejarse tan lejos
como le fuese posible del hombre que ama.
― Lo
siento, Tsunade. ― Se disculpó Dan antes de tirar con fuerza de la mujer,
logrando que la rubia cayese sobre su pecho y así poder abrazarla y consolarla.
― Supongo que ambos hemos estado engañándonos o quizás he sido yo, que he
bordeado el tema desde el principio hablando de tu abuelo aunque mi admiración
hacia el primer Hokage es real porque es difícil admitir abiertamente que me
enamoré a primera vista de la princesa del clan Senju. Así que discúlpame por
no decirte desde el principio y que ahora, mis palabras las sintieras sin valor
para tus sentimientos. ― Confesó el shinobi de largo cabello plateado mientras
sentía como la mujer apretaba su jersey derramando más lágrimas.
― Eres
un tonto… ― Susurró Tsunade entrecortadamente con las mejillas sonrojadas
mientras daba pequeños golpecitos en el pecho de Dan y lágrimas de felicidad se
deslizaban por sus mejillas al comprender que era correspondida.
― Lo
siento, Tsunade. No era mi intensión que te sintieras de esa manera. Me hizo
muy feliz escucharte por primera vez que te gusto y que te admire por ser capaz
de confesar tus sentimientos cuando yo no he podido hacerlo en todo este tiempo
por temor. No me podía imaginar que pudiera ser correspondido por ti, que
contaba con la oportunidad de ser felices. ― Aclaró con una sonrisa mirando a
la kunoichi que rio levemente mientras correspondía al abrazo.
― Yo
tampoco me lo imaginé, Dan, pero me hace feliz el saber que soy correspondida
pero no estoy satisfecha con tus palabras, por todo este tiempo que hemos
perdido. ― Afirmó la rubia mientras fruncía el ceño.
Dan
sin poder contenerse más, se inclinó para poder besar los labios de Tsunade,
que durante tanto tiempo había deseado poder hacer y comenzar a compensar todo
ese tiempo perdido entre ambos a causa de la inseguridad que había hecho sufrir
a ambos.
-Fin-
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