lunes, 10 de agosto de 2020

Juugo - Kimimarou



Había llegado hacía un mes, después de que un extraño chico con técnicas que usaba sus propios huesos como armas indicara que venía a buscarlo por orden de alguien llamado Orochimaru.

Sin embargo, cuando conoció al extraño hombre de aspecto similar a una serpiente parecía estar maravillado con su jutsu aunque este era más una maldición que un jutsu conveniente porque su razonamiento y comprensión se anulaban cada vez que se activa con el único deseo de destruir todo a su paso. Parecía ser un monstruo cada vez que quedaba reducido a su jutsu e incluso le habían denominado como Juugo el bipolar.

Dos semanas después de llegar a la guarida de Orochimaru, el Sannin de las serpientes le presentó al chico que había enviado en su busca, Kimimarou Kaguya, para ser su compañero en prácticas y quien también compartiría habitación.

Kimimaro and Juugo by andi-panda on DeviantArtEn un comienzo, Juugo pensó que Orochimaru había tomado su chakra de forma altruista a pesar de ver cómo era consumido por la ira porque ni él mismo podría predecir cuándo se activaría y no había una garantía completa de que aquel otro chico pudiera salir con vida nuevamente a uno de sus ataque pero aunque predijo la posibilidad de que Kimimarou pudiese morir a causa suya, no ocurrió aunque él despertara en una habitación diferente, luego podía comprobar que Kimimarou se encontraba bien y era quien lo había llevado ante Orochimaru para que lo curase.

Luego de tres meses, Juugo empezaba a despertar cada día sintiéndose agradecido de haber podido conocer a Kimimarou porque no había muerto bajo sus ataques violentos e incluso, había sido capaz de confrontarlo sin sufrir daños, hasta su transformaciones provocadas por la ira parecían ir reduciendo, volviendo a la normalidad porque Kimimarou sería la única persona capaz de detenerlo y enfrentarlo sin morir en el intento. Ese conocimiento, latía en el interior de Juugo como la esperanza que había estado buscando en todo ese tiempo.

― Mañana volveremos a cambiar de guarida. Orochimaru sama dice que ya este lugar no es seguro. ― Habló Kimimarou a su amigo.

― Lo sé. ― Se limitó a responder Juugo sin apartar sus ojos del chico de cabello nacarado, admirando y queriendo grabar en su mente la sutileza con la que se movía.

― ¿Tengo algo en la cara, Juugo? ― Preguntó Kimimarou al notar la mirada de su compañero de cabello naranja en su persona. ― O… ¿Quieres decirme algo? ― Volvió a cuestionar ya que habían notado al otro chico algo pensativo durante todo el día.

― No, no tienes nada en la cara. Solo te observaba, tienes una apariencia algo singular pero igual… caminas diferente. ― Contestó Juugo sin pensar en que sería descubierto tan rápido y sin apartar la mirada del chico de cabello nacarado que parecía un grácil bailarín a cada paso que daba.

― Mi clan es el clan Kaguya. Tengo la apariencia de los que somos miembros del clan aunque ya no existe, soy el último, supongo. ― Explicó Kimimarou con una sonrisa por las palabras de su compañero, pues no pensaba que pudiese caminar de alguna forma concreta.

― Lo sé, me lo contaste… una vez. ― Juugo giró el rostro sintiéndose avergonzado debido al recuerdo que Kimimarou le habló porque fue parte de su presentación la primera vez que se vieron antes de que su ira tomara el control con su chakra para atacarlo. ― Creo que eres el único que puede estar cerca de mí. ― Confesó volviendo a mirar a su compañero.

― No somos tan diferentes, ambos somos seres con chakras inusuales. ― Sonrió Kimimarou como si estuviera contando algo divertido. ― Podemos parecer monstruos para las personas que no son ninjas.

Ambos chicos guardaron silencio como si estuvieran cavilando sobre lo dicho porque sus  técnicas de combates lo hacían parecer demonios hasta para los shinobis.

― Es posible que yo parezca un monstruo pero tú… tú pareces más un Dios. ― Interrumpió el silencio Juugo volviendo a mirar a su compañero.

― ¿Un Dios? ― Repitió dudoso el chico de cabello claro.

Juugo asintió ante la pregunta porque era lo que pensaba podía, Kimimarou era lo más parecido a un Dios para él ya que era el único que podía detenerlo y seguir con vida después de que se enfrentara a él cuando no era consciente de sí mismo.

― ¿Por qué un Dios, Juugo? ― Preguntó con curiosidad mientras se miraba sus manos, él no se parecía a lo que contaban sobre los seres divinos y le asombraba que el otro chico usara esa palabra para referirse a él.

― No lo digo por tu apariencia… únicamente, sino por tu poder. Eres el único que puedes afrontarme y sin salir herido, no puedo pensar en que alguien pueda ser capaz de hacerlo a no ser que sea como un Dios. ― Comentó Juugo mirando a Kimimarou. ― Eres poderoso pero también… haces que sienta paz. No había sentido eso en alguien y mi chakra se descontrolaba más seguido y con mayor facilidad.

― Yo no me veo como un Dios pero… en algo estoy de acuerdo contigo. Puedo enfrentarme a ti con todo mi poder porque tú también eres poderoso. ― Aseguró con una pequeña sonrisa Kimimarou.

― Eres mi amigo y mi igual. ― Sonrió Juugo ampliamente, mirando a Kimimarou mientras extendía el brazo con la mano hecha puño.

Kimimarou sonrió al ver aquel gesto antes de también extender su brazo para chocar su puño con el contrario y ambos emitir una pequeña risa.

― También eres mi amigo y mi igual. ― Afirmó el chico de cabello nacarado.

Los dos jóvenes se miraron genuinamente porque ambos eran el primer y único amigo del otro, ambos podían pensar que después de la desaparición de su clan o familia, era el primer lazo que formaban aunque muchas personas podían temerlos por separado. Por eso, se sentían agradecidos de que encontraran una luz de esperanza cuando aceptaron unirse con Orochimaru porque ahí se encontraba el contrario.

― ¡Vamos! Tenemos que ayudar a desmantelar una de las habitaciones que Orochimaru sama necesita llevar con él. ― Habló Kimimarou antes de emprender camino hacia una de las salas de experimentación del Sannin de las serpientes.

Juugo solo asintió con la cabeza y siguió a su amigo en silencio hasta la sala.


Fin




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