Baki
miraba a los hijos del Kazekage del País del Viento con discreción, eran unos
chicos que poseían un gran potencial y
talento como shinobis para su villa y estaba seguro de que el examen de ascenso
a chunnin al que se presentaban, no representaba un problema para su grupo pero
sabía que tampoco podía confiarse demasiado. Si bien Temari y Kankurou eran sus
kohais desde que se convirtieron en gennins, no podía expresar el mismo apreció
hacia Gaara, quien albergaba en su interior un gran poder. Simplemente, podía
resumirse en que Baki no confiaba plenamente en Gaara y el jounnin de la Arena
era consciente de que los dos hermanos mayores tampoco confiaban en su pequeño
hermano, Gaara.
Gaara
era un chico inestable con sed de sangre pero se trataba del preciado
jinchuriki de Sukaku que guardaba con recelo Sunagakure, podía parecer que el
menor de los hijos del Kazekage se trataba de un joven tranquilo y taciturno
para quien no lo conociera pero no era más que una apariencia, siendo que cualquier
ninja de la Arena sabía que no podía predecir el comportamiento o controlar a
Gaara con sus brotes psicóticos en lo que no distinguía aliados y enemigos.
―
Estamos cerca de Konoha. ― Indicó Baki a los gennins.
―
Pensé que el famoso País del Fuego sería más interesante pero solo hemos venido
dando un paseo sin poder mostrar un poco de nuestra fuerza. ― Habló Kankurou
llevando sus manos tras de su nuca con despreocupación.
― Se
supone que Konohagakure fue la primera aldea shinobi y ha albergado grandes
shinobis y clanes poderosos con kekegenkai como el Byakugan. ― Recordó Temari a
su hermano con molestia por estar bajando la guardia en un país enemigo. ―
Hasta hace poco, nuestra aldea estaba en guerra con Konoha.
― No
parece que este lugar sea peligroso en absoluto, más bien es como una especie
de país de recreo. ― Rezongó Kankurou.
―
Aunque no parezca peligroso no quiere decir que debas relajarte para bajar la
guardia, Kankurou. ― Intervino por primera vez Gaara a la charla. ― Cualquier
descuido puede significar tu muerte. ― Agregó fríamente.
Kankurou
se estremeció al escuchar la voz tétrica y seria con la que hablaba su
hermanito e incluso, sintió que un sudor helado estaba exudando su piel porque
sabía cuan inestable y peligroso era Gaara, por lo que podía afirmar que el
chico de pelo rojo podría ser su propio verdugo en ese viaje si Temari y él se
descuidaban o relajaban demasiado.
― Sí…
No dudo que aún queden ninjas con rencor hacia Tsuna, después de todo el final
de la guerra está aún reciente hasta para nosotros. ― Comentó Baki. ― Así que
ninguno baje la guardia porque la paz no significa que no nos puedan atacar en
cualquier momento a pesar de venir hasta aquí con la aprobación del Hokage.
Temari
suspiró, podía asegurar que Gaara estaba en su límite de contención y deseaba
dejar que Sukaku se mostrara, lo que sería un problema, no solo para un posible
enemigo sino para ellos mismos. Por otro lado, era obvio que los tres temían
más al descontrol de Gaara que a la posibilidad de combatir con un ninja de la
Hoja.
―
Cuando lleguemos, deberé presentarme ante el Hokage para avisar de nuestra
presencia en Konoha. Vosotros podéis descansar en la habitación del hotel que
está reservado para nuestra estadía. No es bueno que nos paseemos
despreocupadamente por las calles de la aldea en la que somos forasteros, habrá
muchos ninjas que no dudarán en atacar a un shinobi que porte una bandana con
el símbolo diferente a la Hoja aunque sea porque en breve ser realizarán el
examen de ascenso a chunnin. ― Explicó Baki.
― Eso
es un poco molesto, prácticamente parecerá que estamos prisioneros cuando
deberían tratarnos como invitados. ― Escupió Kankurou con desagrado.
― Por
mí está bien, quiero darme un baño y concentrarme para cumplir nuestra misión.
― Opinó Temari.
Eres
muy despreocupada para ser una kunoichi al pensar solo en largos baños. ― Se
burló el marionetista de su hermana.
― A
diferencia de ti, algunos nos preocupamos por la higiene y también, deberías de
pensar en darte un baño, no hueles a flores, precisamente. ― Acusó la rubia a
su hermano con el rostro pintado de violeta.
― ¿Y
qué le puedo hacer? Hemos tardado tres días en llegar hasta aquí y no ha habido
muchos lugares donde descansar o poder asearse un poco. ― Dijo mientras se
encogía de hombros el ninja de las marionetas.
―
Entonces, tú serás el primero en bañarse. ― Señaló Temari con una mueca de
asco.
― Sí,
sí… lo que digas, Temari. ― Le restó importancia Kankurou.
Los
ninjas de Tsunagakure no tardaron en llegar a Konoha, donde fueron detenidos
por los ninjas que cuidaban la puerta pero al identificarse y decir su
propósito en Konoha, los dejaron pasar sin demasiados problemas.
― Aquí
nos separamos de momento. El hotel no queda muy lejos de este lugar, así que
vayan directamente ahí. ― Ordenó Baki señalando el camino que daba hacia el
hotel. ― Gaara, procura mantener el control y no asesines a nadie, ya nuestra
presencia es bastante delicada y tenemos que ceñirnos al plan. Espera al
examen. ― Acotó el jounnin de la Arena antes de irse.
―
Patético. ― Murmuró Gaara después de que Baki desapareció entre la multitud y
observando la montaña de los rostros de Hokages.
― Para
ser tan poderosa, Konoha no parece un lugar que albergue ninjas fuertes. ―
Criticó Kankurou siguiendo a su hermana que se alejaba.
― Las
apariencias no muestran la realidad y eso ya lo deberías de saber, Kankurou. ―
Contestó su chica que tenía cuatro coletas. ― Se supone que el hotel está por
esa dirección. ― Indicó Temari mirando el mapa que Baki le había proporcionado
antes de entrar a la villa para que se orientaran.
― No
parece que vaya a tratarse de un gran lugar. ― Intentó burlarse el marionetista
al observar lo modesta que era la calle por la que caminaban.
― Eso
no importa, lo único que interesa es que tenga unos baños limpios y tengan buena
comida. ― Respondió Temari.
― ¡Qué
aburrida! Cada vez te pareces más a una abuela. Podríamos hacer un poco de
turismo para inspeccionar el lugar. ― Se quejó Kankurou.
―
¡IDIOTA! ― Intentó la kunoichi golpear a Kankurou por llamarla abuela.
― Sois
muy ruidosos. ― Interrumpió Gaara la riña de sus hermanos mayores mientras
llevaba una de sus manos al rostro.
Temari
y Kankurou se congelaron instantáneamente con preocupación al percatarse de aquel
gesto hecho por su hermanitos, ya que era una señal de que Sukaku podría hacer
aparición y no pudieron evitar pensar lo peor e incluso temer por sus propias
vidas.
― Lo
sentimos, Gaara. ― Se apresuró a disculparse Kankurou. ― Lo mejor es apresurarnos a llegar al hotel para
descansar, hemos hecho un largo viaje. ― Añadió para mirar a su hermana que
solo asintió en confirmación a sus palabras.
Ambos
chicos mayores respiraron con alivio al ver que Gaara seguí caminando y
conteniendo a Sukaku.
Los
tres gennins no tardaron en llegar al hotel donde fueron recibidos por una
anciana recepcionista que los atendió de manera amable y rápida para que
ocuparan la habitación rentada.
― ¡Qué
amplia! Nadie diría que tuviera habitaciones tan grandes con su aspecto
exterior. ― Exclamó Temari al entrar. ― Lastima que tengamos que compartirla
pero iré a tomar un baño. ― Informó alegremente para tomar sus enseres de aseo
y retirarse hasta los baños.
Kankurou
solo estiró uno de los futones donde se estiró para descansar y espera a que
Temari regresara antes de ir con Gaara a tomar un baño, a pesar de que le
gustaría holgazanear por la famosa villa y hacer un poco de turismo.
Mientras
tanto, Gaara permaneció en silencio, poco le importaba a donde fue su hermana o
si su hermano solo quería descansar, él
caminó hasta una esquina de la habitación, cerca de una de las dos
ventanas que habían y observó por el cristal a las pocas personas que caminaban
por ahí, en la tranquila villa de la Hoja que ignoraba lo que ocurriría en ese
examen de ascenso a chunnin.
Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario