domingo, 22 de noviembre de 2020

Kotetsu - Izumo

 

Kotetsu Hagane e Izumo Kamizuki. | •Anime• Amino Ambos se habían graduado en la Academia shinobi al mismo tiempo, habían aprobado y ascendido a la misma vez como chunnin y posteriormente como jounnin, después de años como porteros de Konohagakure no Sato, por fin, alcanzaron su objetivo como personal shinobi que forma parte del departamento administrativo de Konohagakure no Sato.

 

Kotetsu Hagane se sentía que había hecho bien el transcurso que lleva de vida y sabía que su mejor amigo desde la infancia, Izumo Kamizuki, también se sentía así porque ambos habían compartido el mismo objetivo.

 

Kotetsu rascó su nariz sobre la venda que colocaba, preocupado de que debido a un mal momento en que entró la Hokage, esta pensara algo que no más que un malentendido de las circunstancias a sus ojos.

 

― ¿Te ocurre algo? ― Preguntó Izumo al percatarse que, nuevamente, su amigo volvía a sus pirar y sabía que cuando estaba así había algo que lo molestaba o preocupaba, aún fuera una nimiedad.

 

― No, nada. Solo es que estoy un poco agotado hoy, hay más trabajo de lo habitual. ― Se excusó Hagane un poco nervioso no queriendo molestar a Kamizuki.

 

― Quizás es hora de tomar un descanso. ― Sugirió con una sonrisa Izumo logrando que su amigo asintiera con nerviosismo.

 

Ambos hombres salieron de las oficinas en la torre Hokage para ir caminando hasta un puesto de comida que compraron para seguir caminando hasta uno de los parques donde ocuparon uno de los asientos para disfrutar de los tokayakis que compraron junto a su té.

 

― Ahora puedes decirme, no hay nadie cerca y no siento el chakra de nadie. ― Interrumpió el silencio Izumo mientras se recostaba en el asiento.

 

― Es que… es lo que ocurrió ayer, sé que no es nada y fue un malentendido de Hokage sama pero no puedo obviarlo tan fácilmente y piense o nos mire con complicidad como si compartiéramos algo que no es cierto. ― Confesó sabiendo que no tenía forma de ocultarle el asunto que le preocupaba a Kamizuki.

 

Izumo miró a su compañero en silencio y soltó una pequeña risa divertida por la preocupación del otro hombre.

 

― ¡Hombre! Tranquilízate, no es como si fuera algo malo, deja que Hokage sama piense lo que quiera. ― Comentó sin borrar la sonrisa el hombre de flequillo. ― Tú y yo sabemos que no es real lo que haya pensado Goidame sama y si a ella le gustó eso, no está demás el complacerla. Tal vez hasta tengamos una recompensa por alimentar su imaginación romántica. ― Agregó con ilusión de recibir una bonificación económica.

 

― Sueñas muy alto Izumo y no ves el fondo de lo que supone haya rumores así a tu espalda. ― Suspiró Hagane con una gotita bajando por su cabeza ante el aura de ensoñación de su amigo. ― No parece que la Hokage vaya a darnos algo por hacer su imaginación volar hacia nosotros, le agrade o no lo que pensó.

 

― ¡NO DESTRUYAS MIS ESPERANZAS TAN DRASTICAMENTE! ― Se lamentó Izumo por las palabras del otro hombre.

 

― Pero sus pensamientos pueden convertirse un problema si se convierte en un rumor de Konoha. ― Argumentó con preocupación Kotetsu.

 

― Solo estás exagerando, no pasará nada así como el convertirnos en el tema del día de Konoha. ― Insistió Izumo moviendo la mano en forma de quitar importancia a las palabras de su compañero.

 

― No lo creo, es que no puedo generar un rumor así en estos momentos. ― Susurró Hagane mientras dejaba caer sus hombros y bajaba su cabeza dando un aspecto miserable.

 

― Acaso… tú… ― Balbuceó Izumo mientras su cerebro hacía las conexiones adecuadas  llegando a una conclusión realista del por qué su amigo de la infancia le preocupaba tanto lo sucedido a pesar de haber sido algo fortuito. ― ¿¡CÓMO HAS PODIDO OCULTARME ALGO ASÍ!? Pensé que nuestra amistad era lo suficientemente buena como para contarme sobre el que estás saliendo con alguien, es el único sentido que puede tener para que te preocupe tanto lo que vio, crea y pueda hablar Hokage sama. ― Se levantó de un salto del asiento mientras acusaba con indignación al otro hombre que lo miraba sorprendido por las acusaciones.

 

Kotetsu no pudo evitar sonrojarse mientras Kamizuki no dejaba de despotricar sobre el que se sentía traicionado por no ser informado de la vida amorosa de su mejor amigo.

 

― ¿Cómo es que no me había dado cuenta hasta ahora? ― Se juzgó el shinobi del flequillo. ― ¿Y de quien se trata? ¡ESPERA! No me digas, no soy de tu confianza para que me tengas en cuenta para hablar sobre ello.

 

― ¡DETENTE, IZUMO! Te estás precipitando en tus conclusiones. ― Respondió con nerviosismo el shinobi con el vendaje en el rostro por el hecho al que llegó su mejor amigo.

 

― ¿¡CÓMO QUE ME ESTOY PRECIPITANDO!? ― Exclamó su pregunta con enfado mientras señalaba a su amigo. ― Eso es lo que quieres que piense, tú no hablarías así si no fuera por algo así y el silencio muchas veces otorga, Kotetsu. ― Se cruzó de brazos a la vez que miraba mal al otro hombre. ― Me siento traicionado, mi mejor amigo no confía en mí como para contarme que tiene una relación. ― Alegó volviendo a tomar asiento con un aire abatido. ― Creo que yo fui el tonto al pensar que me consideras un amigo. ― Agregó con tono triste.

 

Hagane permaneció callado mientras el otro despotricaba contra de él mientras se lamentaba de no haberse percatado e hizo que Kotetsu se sintiese mal al escuchar toda aquellas palabras en un tono recriminatorio y triste.

 

― No es nada de lo que piensas. ―Hablo por fin Kotetsu una vez Izumo dejó de hablar.

 

― ¿Cómo no se trata de nada si me lo estás ocultando? ― Preguntó abatido.

 

― Porque no estoy saliendo con nadie, bueno… no en estos momentos y no sé si podré hacerlo algún día. ― Se rascó la mejilla un poco sonrojado Hagane.

 

― ¿A qué te refieres con eso de… en estos momentos? ― Se interesó Kamizuki.

 

― Pues a lo que has escuchado, es verdad que hay alguien que me gusta pero no lo sabe, ni siquiera conoce mi existencia y si va a saber de mí por un rumor creado por un mal entendido no me deja en un buen lugar. ― Confesó con tono frustrado. ― No puedo presentarme si aparece habladurías que cuestionen quien soy.

 

― ¡ESPERA! Estás cambiando el tema. Esto no resuelve el punto de que me has ocultado todo esto cuando pensaba era tu mejor amigo. ― Señaló mirando a Kotetsu con el ceño fruncido.

 

― Eres mi mejor amigo y no sabía cómo contarte sobre esto, he estado muy confundido y no quería que te volvieras demasiado apasionado con el tema como te ocurre a veces. ― Murmuró con inseguridad.

 

Kamizuki volteó su cabeza hacia su amigo para fulminarlo con la mirada por lo que acababa de decirle.

 

― Estoy molesto contigo por no decirme y no creas que te voy a perdonar pero no me vengas con esa excusa de que no sabías como contarme. Yo te cuento todo, pensé teníamos confianza para que me dijeras. ― Reclamó apretando sus manos en los brazos ya que los tenía cruzados.

 

Kotetsu soltó un suspiro de derrota por lo cabezota que era el otro shinobi y aunque sabía tenía mucha razón en sus palabras, en realidad no podía quitarse fácilmente la inseguridad que le ocasionaba hablar del tema, incluso en ese momento.

 

― Es solo que es extraño para mí toda esta situación. Sabes que no me había llamado nadie la atención por mucho que fuera una persona bella pero en esta ocasión, esa persona ha logrado hacer algo en mí con una simple mirada y por eso no quiero que piense cosas raras de mí cuando tenga el valor de acercarme. ― Dijo para volver a suspirar. ― Ya para que me perdones por no haberte contado antes, te invito a comer después del trabajo y te cuento más sobre esa persona, ¿qué te parece? ― Sonrió a su amigo sabiendo que Izumo no declinaría la invitación de compensación.

 

― No, no voy a aceptar. Sigo ofendido por no tenerme al tanto, mal amigo. ― Habló sin mirar al otro hombre.

 

― No fue mi intensión no halarte de ello pero entiende que ha sido bastante inusual para mí y es posible que ni tenga oportunidad pero quisiera intentar acercarme a esa persona y no lo lograré sin tus consejos. ― Argumentó un poco cohibido Kotetsu e intentando que Izumo reconsiderara su forma de hacer las paces.

 

Izumo que había cerrado los ojos, los abrió un poco para mirar a su compañero y ver su estado lamentable, esto hizo que se apiadase de él e incluso, suspirase con derrota de seguir manteniendo esa postura.

 

― No fue algo premeditado el no contarte. ― Repitió el hombre con la venda en el rostro.

 

― Está bien, acepto esa comida pero no puedo aceptar pasar esto por alto. ― Indicó Kamizuki intentando mostrarse indignado y hablar como si continuara tan molesto como al comienzo de saber le ocultaba algo tan importante como el que se hubiera enamorado.

 

― ¿Entonces…?

 

― Deja de ponerte así, eres tú quien quiere tener buena imagen social, si continuas de esa forma, nadie va a tomarte en cuenta porque se creará un rumor por ello. ― Indicó señalando.

 

― Lo siento, lo siento… Tienes razón. ― Se disculpó torpemente con una pequeña sonrisa en los labios mientras hacía una reverencia a su compañero. ― No volverá ha ocurrir, eres el mejor amigo que alguien pueda tener. ― Afirmó agradecido.

 

― Deja de decir tonterías y vamos de vuelta a la oficina o Hokage sama nos hará hacer su papeleo por llegar tarde a nuestro puesto de trabajo. ― Recordó Izumo recibiendo un asentimiento  de cabeza para comenzar a caminar rumbo a la oficina en la torre Hokage en la que ambos trabajan.

 

Fin.

 

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domingo, 15 de noviembre de 2020

Akatsuki II

 

Akatsuki había reunido la suficiente información de las grandes villas ocultas shinobis para descubrir donde se encontraba cada binju y no fue sorpresa alguna saber que muchos de los binjus estaban encerrados en jinchurikis perteneciente a uno de los núcleos shinobis. Por ello, debían iniciar el siguiente paso del plan, comenzar a recolectar a los binjus pero para eso debían de saber quiénes eran con certeza los miembros más adecuados para capturarlos, enfrentándose al propio jinchuriki o binju para poder obtener a las bestias con colas.

 

― ¿Por qué está reunión tan repentina, hm? ― Preguntó Deidara un poco incómodo por ser llamado tan repentinamente.

 

― Eso mismo quiero saber yo, estaba terminando de entregar un sacrificio adecuado para Jashin sama. ― Habló el fiel adepto de Jashin.

 

― Están tan animados como siempre. ― Comentó divertido Kisame al ver las protestas de sus compañeros de organización.

 

― Es hora de decidir que binju es la prensa de cada uno. ― Interrumpió escuetamente Pain.

 

― Deidara y Sasori iran por el binju de una cola. ― Comenzó Pain a decidir quiénes  serían los encargados de atrapar cada bestia de cola.

 

― Yo no pienso regresar a esa aldea insignificante. ― Escupió con hastía Sasori en desacuerdo al jinchuriki que se le asignó.

 

― Eres el mejor candidato, ya que se trata de tu aldea natal, Sasori. ― Indicó Pain. ― Además, yo soy el que da las ordenes y he decidido esto debido a vuestras habilidades, así que te guste o no, eres el más acto para capturar al binju que custodia el País del Viento. ― Zanjó Pain.

 

Deidara no pudo evitar soltar una risita por la discusión pero al instante sintió como su piel se erizaba al sentir la mirada del marionetista sobre él.

 

― ¿Por qué tenemos la estupidez de ir a por los binjus y jinchurikis? ¿Por qué no se me explica de una maldita vez? ― Preguntó de mala gana Hidan, aún molesto por ser interrumpido en medio de su ritual a Jashin.

 

― Pueden darnos mucho dinero si vendemos los jinchurikis a otras aldeas ocultas. ― Interrumpió Kakuzu.

 

― ¡CALLA, IDIOTA AVARICIOSO! ― Gritó Hidan aún más enfadado por la adoración de su compañero de equipo en el dinero en vez de a su gran dios Jashin.

 

― No es necesario que conozcan ahora la razón por la que recolectamos binjus, su trabajo es buscarlos, capturarlos y traerlos hasta aquí para que Akatsuki cumpla uno de sus objetivos. ― Acotó Pain.

 

― Todo suena muy sospechoso, hm… ― Comentó divertido el rubio de cabello largo.

 

― Hemos aceptado las condiciones de Akatsuki, no tiene sentido el cuestionar las decisiones u objetivos que posee la organización a la que te has aliado. ― Habló Itachi haciendo que Deidara cambiara su rostro a uno de enojo.

 

― NO TIENES DERECHO A CUESTIONAR MI OPINIÓN, HM. ― Gritó Deidara al Uchiha.

 

― Itachi san, parece que Deidara kun aún está molesto contigo. ― Murmuró divertido Kisame mirando a su compañero.

 

― No es mi problema. ― Respondió Itachi sin ánimos y restando importancia a lo que hablaba su compañero.

 

― No eres nada divertido, Itachi san. ― Comentó Kisame sin borrar su sonrisa. ― Entonces, Pain sama… ¿Qué jinchuriki nos tocará a nosotros? ― Preguntó Kisame con curiosidad mirando a su líder y esperando la respuesta de este aunque se hacía a la idea de a quien iban a darle.

 

― Irán por el Kyuubi, pero esta vez quiero que lo traigan y no fallen como la otra vez. ― Espetó Pain con algo de molestia.

 

Kisame observó a Itachi en espera que mostrara alguna emoción o tuviese alguna reacción ante las palabras del líder de la organización pero el Uchiha continuó estoico y sin mostrar el que las palabras de Pain le provocase alguna emoción.

Los miembros de Akatsuki 

― Está vez no fallaremos. ― Fue lo único que pronunció Itachi.

 

― Es importante que los binjus sean capturados por orden y el primero debe ser Shukaku sino lo hacemos así, Akatsuki no podrá lograr su objetivo. ― Recordó Pain al resto de integrantes.

 

― Pero las aldeas apreciarán lo que vamos a hacer, será inevitable el tener que enfrentarnos en batalla con el jinchurikis. ― Recordó Sasori mirando al líder de la organización.

 

― No debéis tener problemas porque los miembros de Akatsuki pueden enfrentarse a una aldea shinobi sin problema. No habéis recibido la invitación de uniros en Akatsuki de forma casual. ― Argumentó Pain elevando su brazo para cerrar su puño.

 

― Yo no le veo el punto a recolectar binjus y jinchurikis sin no hay una remuneración económica. ― Habló Kakuzu cruzándose de brazos.

 

― ¡MALDITO BLASFEMO! El dinero pudre tu alma y no ve que con esto puedo entregarle a Jashin sama un buen tributo de sacrificios. ― Se quejó Hidan con su compañero.

 

― No me importa tu religión ni tu dios, lo único importante es el dinero. ― Contestó Kakuzu.

 

― Algunos jinchurikis son renegados o sus cabezas tienen precio, pueden hacer con sus cuerpos lo que desees siempre y cuando le hayamos extraído previamente el binju que guardan. ― Dictaminó Pain evitando que aquellos dos volvieran a una de sus absurdas discusiones sobre la religión y el dinero.

 

― Aun así, su valor puede estar reducido si está muerto. ― Farfulló Kakuzu mostrando su interés al recordar que podrá vender algunos jinchurikis.

 

― ¿Y qué pasa con los demás binjus, hm? Solo ha indicado quien captura los jinchuriki de una y nueve colas, hm. Hay siete jinchurikis que también hay que capturar si se tienen que ir recopilando por orden, hm. ― Habló Deidara apreciando como aún no se establecía el resto de jinchurikis o bestias con colas.

 

― En eso estábamos Deidara pero si siguen interrumpiendo como lo hacen no llegaremos a nada… ― Advirtió Pain un tanto irritado porque no lo dejaban continuar. ― Así que sí seguís, no me importará mataros y conseguir nuevos miembros, al fin y al cabo todos son desechables.

 

Deidara se quedó callado por lo que había dicho su líder, sabía que los ojos que poseía eran aún más siniestros que el Sharingan de los Uchiha y prefirió guardar silencio ya que podía asegurar que cumpliría con sus palabras. Además, Deidara no moriría ahí, antes debía derrotar al estúpido de Itachi por lo que le había hecho cuando fue a buscarlo para reclutarlo para Akatsuki.

 

― Entonces, prosigamos. ― Continuó Pain. ― Kakuzu y Hidan irán por el de dos colas.

 

― ¿Por qué rayos nos toca capturar al dos colas? Es demasiado débil para que Jashin pueda aceptar su sacrificio. Es un insulto. ― Se quejó Hidan.

 

― Está bien, tiene una buena suma por entregar a su jinchuriki vivo o muerto. ― Aceptó Kakuzu.

 

― ¡MALDITO AVÁRO! ― Señaló Hidan ofendido.

 

Pain suspiró pero omitió a los dos miembros de Akatsuki que discutían para seguir informando de quienes serían los encargados de atrapar los binjus que quedaban por repartir antes de deshacer el jutsu de comunicación.

 

― Pareces demasiado agotado pero has hecho bien. ― Habló el hombre de máscara naranja sentado a unos metros de Pain pero este no respondió al enmascarado. ― La siguiente fase ya está en marcha, queda menos para desarrollar el plan y conseguir nuestro propósito.

 

― Hago lo que sea necesario para seguir y poder cumplir el sueño de Yahiko. ― Murmuró Pain antes de marcharse de la habitación seguido de Konan.

 

― Pronto, muy pronto… ― Murmuró el enmascarado antes de también abandonar aquella habitación de un edificio abandonado en el País de la Lluvia.



Fin.





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domingo, 1 de noviembre de 2020

Jiraiya - Naruto


Naruto caminaba molesto detrás de Jiraiya, el anciano solo se había detenido en los onzens y algunas pequeñas aldeas para espiar a mujeres semidesnudas o desnudas mientras se daban un baño. También, había ocasionado con esos actos que un grupo de furiosos hombres le persiguieran deseando darle una paliza por manchar el honor de las mujeres que habían sido vistas. Los aldeanos lo habían perseguido varios kilómetros hasta que consiguieron despistarlos. Por ello, es que Naruto sentía que la promesa del Sannin de los sapos se trataba de una gran mentira tan solo para salir de Konoha y ayudarlo en sus deshonestas formas de recopilar información para novelas obscenas.

 

Cuando Naruto se marchó junto a Jiraiya de Konoha, después de no haber podido detener que Sasuke abandonara la villa, había sido para entrenar y volverse en alguien lo suficientemente fuerte para poder regresar al Uchiha a Konoha. Sin embargo, Jiraiya no le había enseñado nada, solo lo  había llevado con él de un lado a otro, convenciéndolo para que fuera parte de sus fechorías en espiar a inocentes chicas porque según el Sannin de los sapos era una gran forma de entrenar y ser un mejor ninja mientras que Jiraiya obtendría material de gran importancia para su trabajo como escritor.

 

― ¡EH!¡ERO SENNIN! ― Llamó Naruto observando al hombre que caminaba frente a él con despreocupación pero como el rubio no recibió respuesta, se molestó aún más por ser ignorado. ― ¡ERO SENNIN! ¿Cuándo comenzamos con mi entrenamiento? Hasta ahora solo has hecho que estemos en problemas, dattebayo.

 

― ¿Entrenamiento? ― Repitió el anciano de cabello blanco llevando su mano derecha al mentón en una pose pensativa mientras seguían andando. ― ¿Qué entrenamiento, Naruto?

 

Uzumaki no pudo evitar que se le desencajara la mandíbula al escuchar al anciano que le cuestionaba sobre su entrenamiento.

 

― ¿¡QUÉ!? ¡NO ME DIGAS QUE OLVIDASTE TU PROMESA DE QUE ME ENTRENARIAS, DATTEBAYO! ― Gritó con enfado el rubio mirando mal al mayor que parecía le estuviera contando sobre un tema desconocido. ― Espero no sea que te afecta la edad pero me regreso a Konoha, no quiero perder el tiempo cuando tengo que traer a Sasuke de vuelta, Ero sennin, dattebayo.

 

― ¡MOCOSO INSOLENTE! ¡CUANTAS VECES TE HE DICHO QUE NO ME LLAMES ASÍ! ― Exclamó el Sannin con desagrado mientras se acercó al rubio para golpearlo en la cabeza por ser tan grosero.

 

― ¿¡PERO QUÉ TE PASA, DATTEBAYO!? ― Vociferó con sorpresa y dolor el adolescente mientras se protegía la zona de su cabeza donde había sido golpeado. ― Yo solo dije la verdad, dattebayo.

 

― No me has dejado terminar de hablar. ― Indicó Jiraiya cruzándose de brazos mientras se mostraba ofendido por el comportamiento del joven.

 

― No sé qué más tengo que escuchar, dattebayo. ― Refunfuñó Naruto mirando con desconfianza al hombre de largo cabello blanco.


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― No voy a entrenar a un idiota. Te dije que te ayudaré a controlar el poder que tienes en el interior y en eso basaremos este entrenamiento. ― Explicó el hombre señalando al rubio, quien cambió su expresión de frustración por una de preocupación y tristeza mientras apretaba su ropa sobre su panza con su mano derecha. ― Ahora mismo no eres más que un debilucho con un gran poder que no sabe utilizar. Por ello, si no sabes controlar ese chakra que hay en ti y por el cual hay shinobis que te buscan para arrebatártelo. Entiende que no puedes seguir como hasta ahora y empezar a preocuparte también por ti, tienes que saber utilizarlo si tanto quieres llevar al Uchiha de regreso a Konoha.

 

― Pero Ere sennin… ¿para qué me sirve usar este chakra, dattebayo? Solo me ha traído problemas y ni siquiera puede detener a Sasuke. ― Afirmó con ira Naruto porque el recuerdo de la batalla con su ex compañero de equipo 7 no logró detenerlo ni siquiera utilizando el poder del que le estaba hablando Jiraiya.

 

― Te estoy diciendo que aún sigues siendo un mocoso idiota que no se da cuenta de lo verde que estás. ― Contestó el Sannin rodando los ojos. ― Si aprendes a controlar ese chakra podrás traer de regreso a tu amigo, aún eres demasiado débil  como para poder entender tu propio poder, Naruto y tienes que aprender muchas cosas.

 

― ¡Pues enseñarme de una vez a controlar ese chakra de una vez, dattebayo! ― Exigió el adolescente de ojos azules. ― Deja de estar distrayéndote en esas tontas investigaciones que solo son excusas para espiar a las mujeres desnudas, dattebayo. ― Reprochó el rubio con molestia.

 

Jiraiya miró al chico ofendido porque había insultado su preciada investigación para poder escribir su novela.

 

― Lo ves, solo eres un mocoso que no tiene paciencia y no es lo suficientemente inteligente para darte cuenta del regalo que tienes. ― Acotó con petulancia el mayor. ― Ahora no me apetece enseñarte nada por no confiar en mis enseñanzas. ― Escupió mientras se giraba para dar la espalda al chico mientras empezaba a caminar siguiendo su camino

 

― ¡AH!¡ERO SENNIN, NO PUEDES HACER ESO DESPUÉS DE DECIRME, DATTEBAYO! ― Gritó Naruto alarmamente al ver que el hombre de cabello blanco ahora se negaba a ayudarlo a ser más fuerte.

 

― ¿Por qué debería hacerlo? No aprecias las enseñanzas que te he estado dando desde que salimos  de Konoha, solo te has estado quejando y ¡DEJA DE LLAMARME ERO SENNIN! ― Terminó elevando la voz molesto porque el rubio no dejaba de llamarlo por aquel sobrenombre que solo había conseguido que las mujeres se alejaran de él cuando Naruto se acercaba llamándolo así.

 

― Porque me has traído contigo y no tengo culpa de que seas un Ero sennin, Ero sennin, dattebayo. ― Concluyó Naruto cerrando los ojos y ofreciendo una apariencia zorruna mientras hablaba.

 

― Naruto, tienes que empezar a tener un poco más de respeto por tu sensei y especialmente, por mí que soy el gran Jiraiya, uno de los legendarios Sannin de Konohagakure no Sato y el mejor escritor que muestra lo frágil que es el corazón de un hombre solitario y lo difícil que es curar un corazón herido en su búsqueda de amor. ― Exageró el hombre de cabello blanco.

 

Naruto no puedo evitar que le cayese una gotita mientras escuchaba al hombre.

 

― ¿Cómo voy a tenerte respeto si ni siquiera me has enseñado nada que no sea huir por espiar a las chicas, dattebayo? ― Cuestionó en un susurro con un pequeño puchero mientras se cruzaba los brazos.

 

Jiraiya se volteó a mirar al adolescente y solo pudo suspirar al escucharlo.

 

― Esta bien, Naruto. Te enseñare algo pero será cuando lleguemos al siguiente pueblo ya que  está por anochecer.

 

― ¡YAY! ― Gritó Naruto con una enorme sonrisa al escuchar lo que decía el Sannin de los sapos.

 

― Pero antes de enseñarte algo increíble… necesitas saber más de cómo un shinobi debe ser paciente y para eso te es útil que aprendas las lecciones que te estoy dando para que no seas advertido. No solo es material importante para mis novelas, también es imprescindible para ti y puedas ser un buen ninja. ― Argumentó Jiraiya.

 

― ¿Qué tipo de lección se puede aprender de andar espiando chicas, dattebayo? ― Preguntó el rubio deteniendo sus saltos de felicidad.

 

― Es para que no vayas a caer en uno de los pecados de los shinobis como el que aprendas a ser paciente y no ser tan descuidado ya que eres bastante llamativo. ― Respondió el hombre de pelo blanco.

 

― ¿¡EH!?

 

― Así que vamos a que practiques un poco más. Por aquí cerca hay unos baños termales que solo visitan las señoritas que son del clan Chouwa. ― Indicó con una gran sonrisa el anciano.

 

― ¿¡QUÉ!? ― Se sorprendió Naruto cayendo sobre su trasero mientras el mayor se marchaba murmurando cosas sobre hermosas mujeres. ― Siento que es otro engaño para ver a chicas desnudas, dattebayo. ― Murmuró desanimado para levantarse tan rápido como pudo y correr hasta donde estaba Jiraiya para comenzar otra discusión sobre espiar a las mujeres y la necesidad del Uzumaki en ser más fuerte.

 

Fin.

 

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Naruto - Sasuke

    Había necesitado de este enfrentamiento para poder sentirse satisfecho, al igual que mostrar sus emociones y sentimientos en cada golp...