¡Atención!, contenido +18.
Inoichi
Yamanaka había terminado su labor en el centro shinobi de seguridad de Konoha y
ayudar a mejorar algunos defectos para que el escudo protector de Konoha
continuara funcionando adecuadamente y retener el mayor número de personas
sospechosas.
Yamanaka
estaba pasando por un pequeño parque en el que solía ir a jugar cuando era un
niño, los recuerdos afloraron en su mente y lo feliz que era a pesar de haber
crecido en un tiempo conflictivo donde Konoha estaba en guerras con otros
países ninjas.
Sin
embargo, un recuerdo golpeó en la mente de Inoichi, se trataba de un árbol en
medio del pequeño bosque que había en el centro de ese parque y que había
convertido en su lugar secreto de niño, incluso había grabado sus iniciales en
la corteza de dicho árbol casi como si estuviera reclamando ese lugar como
propio.
El
hombre de largo cabello dorado sonrió con nostalgia mientras dirigió sus pasos
al interior del pequeño bosque en busca del árbol de su infancia hasta que lo
encontró, aún estaba allí, con sus iniciales grabadas, que no dudó en acariciar
el rugoso tronco.
Inoichi
estaba por abandonar la zona en el que hermosos recuerdos vividos abrumaban su
mente, cuando al bordear el árbol se percató de que había alguien más en el
lugar.
Shikaku
Nara estaba durmiendo cerca de donde se encontraba Inoichi, el shinobi de
cicatrices en el rostro estaba apoyado a uno de los árboles cercanos y parecía
estar complacido con lo que su sueño le mostraba.
― No…
eso est… ― Balbuceó Shikaku entre sueños.
Una
sonrisa ladina se formó en los labios del rubio shinobi y buscó un lugar en el
que ocultarse para sentarse mientras pensaba que iba a ser divertido ver que
había creado la mente del Nara para que ese sueño lograse hacer decir palabras
inteligibles mientras dormía al hombre más perezoso de Konoha.
Después
de hacer los sellos oportunos, el cuerpo se desplomó mientras que Inoichi real
se adentró en el interior de la cabeza de Shikaku.
Yamanaka
se sintió un poco confundido hasta que pudo percatarse de que estaba rodeado de
personas que iban y venían por una calle que pronto reconoció como una de las
calles del centro de Konoha.
El
rubio debía felicitar a su amigo porque la mente de su amigo había logrado recrear
hasta el más mínimo detalle de esa zona de la villa, este pensamiento le
recordaron a Inoichi que estaba ahí para saber que tanto soñaba el Nara y no
para apreciar lo detallado que era capaz de reproducir un lugar la mente de
Shikaku.
Apresurando
su andar, el rubio shinobi finalmente encontró la imagen de Shikaku que parecía
estar charlando con alguien pero hizo que una sonrisa volviera a formarse en
sus labios al percatarse de que era una visualización del propio Yamanaka quien
se encontraba conversando con el Nara. No obstante, la sonrisa se había borrado
de los labios de Inoichi al ver como aquella copia onírica se abalanzó sobre
Shikaku para acurrucarse en el hombro del otro hombre que parecía complacido
con ese comportamiento.
El
verdadero Yamanaka abrió y cerró la boca varias veces sin saber cómo asimilar
aquella escena que ocurría frente a sus ojos pero sintió que debía acercarse y
asegurarse de que todo eso que acababa de ver tan solo se trataba de un mal
entendido.
―
Regresemos pronto, Shikaku. ― Pidió el Yamanaka del sueño mientras acariciaba
amorosamente el rostro de un Nara complacido por el mimo.
― El
departamento no está lejos. ― Sonrió Shikaku mientras rodeaba la cintura de la
ilusión para empezar a guiarlo por la multitud.
Inoichi
tenía la boca abierta y sentía que sus ojos se saldrían fuera de sus cuencas
oculares, incluso cerró sus párpados con fuerzas por la sorpresiva escena
porque no podía encontrar una explicación a lo que soñaba su Shikaku.
Llevado
por la curiosidad y en busca de alguna seña que le dijera todo se trataba de un
error, el rubio shinobi de Konoha siguió al dueño del sueño que abrazaba a una
copia dejando una distancia prudente.
―
Estás algo ansioso, Inoichi. ― Comentó con todo divertido el Nara al sentir
como el Yamanaka de su sueño se abrazaba a él.
―
Claro que no… ― Comentó con una pequeña risa nerviosa y sonrojadas mejillas. ―
Aunque…. Digamos que un poquito.
Shikaku
rió mientras seguían caminando mientras el falso Inoichi se había abrazado al
brazo izquierdo del Nara.
Yamanaka
no podía creer y mucho menos deseaba querer pensar que Shikaku tenía ese tipo
de sueños con una recreación suya pero necesitaba asegurarse de que todo eso
trataba de un mal entendido, por ello es que no se detenía y continuaba
siguiendo a los protagonistas de que la recreación onírica.
El
rubio casi advierte de su presencia al dueño de la fantasía cuando se percata de que había ido hasta donde se encontraba
en frente de un edificio que conocía muy bien, pues no era otro edificio que
uno en donde una de sus primas vivía.
Shikaku
rebuscó en su bolsillo hasta encontrar la llave para abrir la puerta sin
percatarse que había un intruso en su mente que lo seguía.
Inoichi
se apresuró a seguirlos antes de que la puerta desapareciera y el quedase
atrapado en algún lugar del subconsciente y cuando atravesó la puerta apareció
en una alcoba, donde el ambiente burbujeaba perfecto para cumplir con instintos
precarios del ser humano.
La
enorme cama de sábanas grises en medio de la habitación era la que ocupaba toda
la atención del lugar, como si el resto de adornos imaginados solo fueran un
capricho de la mente del Nara que estuvieran allí.
― No
hagas eso o no podré contenerme más. ― Advirtió el Nara a la ilusión creada por
su mente de su amigo.
― Lo
deseas tanto como yo. ― Respondió el falso Yamanaka mientras repartía pequeños
besos por el cuello del Nara.
Inoichi
se escondió detrás de una columna ornamentada mientras llevaba sus manos a la
boca para contener la voz que deseaba salir para detener todo movimiento.
― Tan
solo mira… Algunas caricias y ya estas así. ― Susurró la copia de Inoichi
continuaba su función en el sueño de Shikaku, quien besaba el cuello del moreno
mientras sus manos iban bajando hasta los pantalones.
―
Maldita sea, Inoichi… ― Contestó con voz ronca Shikaku intentando contener el
jadeo de la brusca caricia en su erección mientras se apresuraba a tomar la
nuca contraria para separar al rubio junto a él de su maltratado cuello y poder
robarle un beso.
Yamanaka
no podía creerlo y la repulsión de la escena en los sueños de su amigo se
estaba mezclando con el deseo, aunque era consciente de que se trataba del
ambiente que el subconsciente del Nara estaba recreando para avivar el lívido.
―
¿Estás seguro de esto? ― Preguntó con los ojos brillantes Shikaku al amante de
su sueño, logrando que el rubio volviera el rostro para mirarlo por lo inusual
que parecía esa pregunta en un momento como ese.
―
¿Debería tener dudas? ― Respondió con una pregunta el falso Inoichi mientras
acariciaba el pectoral del Nara para incitar a que continuara.
―
Tienes razón, disculpa mi pregunta pero no seré suave. ― Aclaró para empujar al
rubio que cayó sobre la cama riendo mientras él se quitaba la ropa.
― No
espero ninguna gentileza de ti. ― Afirmó para abrir sus piernas para mostrar el
bulto escondido bajo los pantalones que no dudó en acariciar sugerentemente
para atraer al creador del fogoso sueño.
Inoichi
abrió la boca tanto como pudo al ver lo provocador que era su copia onírica, no
podía pensar que fuera posible verse así de sexy para alguien, incluso él mismo
sintió una punzada en su ingle por la morbosidad.
― Esto
no es necesario aquí. ― Habló divertido el Nara mientras retiraba los
pantalones del Yamanaka de su imaginación. ― ¡OH! Eso no lo esperaba. ―
Ronroneó al percatarse de que la ilusión no llevaba ropa interior al ser
despojado de sus pantalones dejando al descubierto la erección.
― No
quería que perdiéramos tanto tiempo cuando podríamos estarlo pasando tan bien.
― Habló con voz juguetona el espejismo mientras terminaba de quitarse el
chaleco y la camisa para luego soltar su largo cabello dorado que se desplegó
sobre la cama. ― No me hagas esperar, Shikaku kun…
― No
pienso hacerlo… ― Murmuró el Nara una vez que se terminó de quitar lo que le
faltaba de ropa. ― Haré de ti un completo desastre. ― Amenazó con lujuria
mientras se colocaba entre las piernas
del Yamanaka que estaba bajo su merced y esa copia de su subconsciente
abrió más las piernas para que el otro hombre se acomodara.
― Te
estás tardando mucho… ― Rezongó el rubio onírico mientras rodeaba el cuello
contrario con sus brazos y se acercaba para dar un apasionado beso al Nara.
El
beso se rompió a causa de que los dos quisieron premiar al contrario con un
jadeo cuando sus erecciones se acariciaron pero sin perder tiempo, Shikaku
comenzó a repartir besos por todo el largo del cuello contrario mientras sus
manos tomaba la cadera del Yamanaka y comenzaba a moverse en busca de liberar
la presión.
Poco a
poco, Shikaku descendió por el cuello de Inoichi en pequeños besos y succiones
hasta encontrar uno de los pequeños pezones, al que torturó con sus dientes e
incluso mordió para deleitarse de los gemidos y gritos de sorpresa del rubio
bajo él.
La
ilusión llevó las manos al cabello de Shikaku para liberarlo de su atadura y
cayese para obtener aquella visión del Nara, quien sonrió antes de llevar una
de sus manos hasta sus penes, los cuales tomó para empezar a acariciarlo en un
tortuoso ritmo.
El rubio
intruso se llevó las manos al rostro, quería gritar y detener todo aquello que
no debía conocer, así que se movió en busca de otro lugar que lo escondiera en
ese sueño, necesitaba salir de ahí sin ser visto.
― Shi…
kaku, deja de jugar y hazlo ya… ― Lloriqueó el falso Inoichi mientras llegaba
al orgasmo.
― No
eres nada… divertido. ― Se burló jadeante el Nara para retirarse sin aún haber
podido alcanzar su propia liberación.
―
¡CALLA! ― Gritó la ilusión mientras arrojaba una almohada al Nara quien rió. ―
Solo… apresúrate.
― ¡QUÉ
PROBLEMÁTICO! ― Murmuró Shikaku con una sonrisa maliciosa mientras ponía las
piernas del rubio sobre sus hombros. ― Luego no llores si no puedes caminar. ―
Advirtió mientras tomaba su pene y lo acercaba al apretado ano.
― No
pas… ― La ilusión onírica no pudo terminar lo que hablaba debido a que fue
penetrado rudamente de una sola vez, haciendo que su espalda se curvara
mientras que su voz parecía haber desaparecido.
Yamanaka
sintió que se iba a desmayar al ver aquella escena plenamente y como Shikaku,
sin un ápice de duda, había ultrajado a esa imagen que imitaba su aspecto.
Las
piernas de Inoichi fallaron por el shock y ahí estaba el líder del clan
Yamanaka, observando como su mejor amigo estaba teniendo sexo con una
recreación creada en un sueño.
― Eres
tan… bueno… ― Gimió Shikaku como si fuese un lobo hambriento con un pedazo de
carne entre sus fauces y esa voz endurecida por el sexo hizo jadear más a su
imaginado amante mientras que el Inoichi real sentía como un escalofrío
descendió por su espalda hasta su entrepierna que se empezaba a elevar con
intensidad.
― No
te de… tengas… Shikaku. ― Rogaba la ilusión de Inoichi.
― Lo
siento… ― Murmuró el infiltrado en aquel privado sueño mientras adentraba una
de sus manos en sus pantalones para liberar su erección, la cual comenzó a
atender con premura que había ocasionado la escena pasional que ve.
Inoichi
onírico se aferró con fuerza al cuello del Nara cuando una de sus piernas cayó
y Shikaku cambió el ángulo y velocidad de sus embestidas que lo estaban
enloqueciendo.
Sin
embargo, el verdadero Inoichi tuvo que ahogar un jadeo cuando escucho a su
copia gritar de aquella manera. Además, los sonidos húmedos y obscenos de los
amantes frente a sus ojos estaban haciendo que su lívido aumentara a un grado
que no había experimentado antes pero sin que el mismo rubio se percatase,
estaba moviendo su mano al compás de las embestidas del Nara.
― Eres
tan excitante, Inoichi… ― Susurró con lujuria Shikaku mientras apretaba las
caderas del hombre a su merced y una sonrisa maliciosa se formó en los labios
del moreno cuando solo hubieron gemidos como respuesta. ― ¡VAMOS, INOICHI! ―
Gritó aumentando el ritmo, cuando parecía no ser posible, de las estocadas y
estaba cerca de llegar al orgasmo.
―
¡MALDICIÓN! ― Gritó el falso líder Yamanaka. ― Tú… no dejas de hacer que me
sienta… tan bien… estoy tan cerca… ― Jadeó advirtiendo de que estaba cerca del
final.
Inoichi
aceleró el ritmo, todo en ese sueño del Nara estaba recreado para afectar las
emociones de quienes se encontraran en ese sueño para despertar los instintos
más precarios porque actuaba como un genjutsu.
― Shi…
Shika… ku… ― Escupió en un gorgoteo la ilusión de Yamanaka mientras eyaculaba
su orgasmo.
Shikaku
gruñó al llegar a su final, terminando al mismo tiempo que el hombre que se
había adentrado en su mente mientras soñaba pero si bien el placer obtenido era
agradable, también era el aviso de que Nara había llegado al final de su sueño
y daba comienzo el despertar, por lo que la habitación recreada por Shikaku en
su subconsciente empezaba a desmoronarse.
―
¡MIERDA! Se está despertando. ― Farfulló un agotado Inoichi después de haber
terminado de liberar su orgasmo mientras que los amantes se acurrucaban sin
importarle como todo a su alrededor desaparecía. ― Tengo que apresurarme a
salir. ― Murmuró reponiéndose para buscar la forma de marcharse del sueño y
mente del Nara.
El
verdadero Yamanaka hizo los sellos que lo sacarían de la mente del Nara y lo
primero que vio al despertar fue como el cuerpo de Shikaku se removía
intentando despertar, luego observó sus pantalones, donde había una mancha
húmeda que lo hizo sonrojarse e incitó en salir de allí precipitadamente.
Inoichi
corría a su casa mientras esperaba no encontrarse con nadie a quien tener que
dar explicaciones o viera su situación actual pero su mente era un verdadero
caos después de lo ocurrido se encontraba confundido e indignado por verse
afectado por un sueño o el mismo hecho de que Shikaku tuviese sueños eróticos
con él, provocándole escalofríos el recordar lo vivido.
Shikaku
sintió como si lo observaran pero no había nadie alrededor, tampoco sentía
ningún chakra lo suficientemente cerca para luego mirar sus pantalones mojados,
a duras penas recordaba el sueño pero lo ocurrido solo lograba que una mueca de
disgusto se formara en su cara, debía regresar rápido a su casa antes de tener
que mostrarse así frente a alguien.