El
ataque de Pain había dejado un enorme cráter en Konoha y aunque la llegada de
Naruto había resuelto con la victoria de Konoha hacia Akatsuki, nadie disfrutó
el haber vencido al líder de la organización de capas con nubes rojas.
Naruto
había descubierto, amargamente, que detrás de Pain estaba Nagato, un ex
discípulo de Jiraiya y se había corrompido por el dolor causado por la pérdida
de su amigo, Yahiko.
Sin
embargo, Naruto continuaba con la búsqueda de Sasuke porque él no podía faltar
a su promesa de regresarlo a la aldea y
por ello, había tomado su capa para ir hasta el País del Hierro donde había
llegado la noticia de que el Uchiha se encontraba cerca de la tierra de los
samuráis.
―
Naruto no niichan, no te vayas. ― La voz angustiada de un joven apareció
deteniendo al rubio que se disponía a marcharse junto a su sensei y capitán de
equipo.
―
¿Konohamaru? ― Nombró con sorpresa y duda al percatarse del chico más joven
para sentir como el chico se lanzaba hacia donde estaba él.
― No
quiero que te vayas Naruto no niichan. ― Pidió el joven Sarutobi abrazando con
fuerza la cintura del rubio.
―
Konohamaru… ― Naruto sonrió levemente al sentir el abrazo del menor y
conociendo aquella reacción después de lo ocurrido, era normal que Konohamaru
no se sintiera seguro. ― Regresaré, no voy muy lejos, dattebayo. ― Prometió
agrandando su sonrisa.
― No
quiero que te vayas, Naruto no niichan, es peligroso y la aldea… ― Se mordió el
labio inferior para apretar el abrazo en el rubio mientras pensaba que la
llegada de aquel Akatsuki iba a destruir y acabar con todos los habitantes de
Konoha.
―
Somos shinobis, Konohamaru, dattebayo. El peligro está y estará presente en
todas las misiones que hagamos pero eso no puede asustarnos o perderemos todo
lo que nos importa, dattebayo. ― Recordó el rubio al joven Sarutobi mientras lo
alejaba un poco de él. ― Entiendo que tengas miedo después de lo ocurrido pero
no volverá a pasar. Estaré aquí para impedir que suceda, dattebayo. ― Aseguró
observando como el chico más joven sorbí por la nariz.
―
Naruto no niichan… ― Intentó hablar Konohamaru.
― Sé
que tú has hecho un gran trabajo y me ayudaste a que pudiese llegar a tiempo,
dattebayo. ― Guiñó un ojo a Konohamaru intentando dar ánimos al más joven.
― Tuve
un gran maestro, Naruto no niichan… ―
Konohamaru comentó con las mejillas pintadas de rojo después de escuchar el
alago del Uzumaki pero no puedo evitar el hacer un puchero como un acto reflejo
y algunas lágrimas escapaban de sus ojos porque realmente tenía miedo de que
algo similar ocurriera o el rubio no regresara más.
― Sí…
sí…. No tienes que preocuparte. ― Naruto revolvió el cabello de Konohamaru para
suspirar al observar como el pequeño adolescente no podía contenerse. ―
Regresaré, dattebayo. Prometo que volveré y te podré seguir mostrando jutsus
geniales pero en mi ausencia es tu deber proteger la aldea, dattebayo. Confió
en ti para ello. ― Dijo con una pequeña sonrisa.
Konohamaru
asintió con la cabeza mientras limpiaba bruscamente su rostro pero aun así, no
deseaba que Naruto saliera de Konoha después de lo ocurrido que había dejado
sembrado la incertidumbre en su interior.
―
Tengo que regresar para ser Hokage y puedas verlo, dattebayo. ― Añadió Naruto
antes de alejarse de Konohamaru y logrando aportar un poco de confianza en el
joven shinobi.
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