Habían
pasado demasiados imprevistos en los últimos días como la aparición de miembros
de Akatsuki en el País del Fuego con más frecuencia, la muerte de Asuma
Sarutobi, la inestabilidad que estaba pasando el mundo shinobi, el nuevo y destructivo
rasengan de Naruto, la noticia de la muerte de Jiraiya y la decisión de Naruto
de ir a entrenar con los sapos.
La
llegada de un miembro fuerte de la organización de Akatsuki era una previsión
anunciada desde que comenzaron atrapar binjus y jinchurikis. Sin embargo,
Konoha estaría preparada para cuando llegara alguien vistiendo una capa de
nubes rojas, gracias a la información recabada por Jiraiya, quien dio su vida
para proteger su villa natal.
La
batalla producida con Pain, casi había logrado que Tsunade muriese porque el
combate había sido más duro de lo que la rubia había imaginado e incluso, ella
misma se sentía sorprendida de que hubiese podido sobrevivir después de dicho
encuentro.
Tsunade
aún recordaba la última imagen que sus ojos presenciaron, así como los
pensamientos fugaces que surcaron su mente en los que estaba depositando todas
sus esperanzas en Naruto. Estaba segura de que el chico se convertiría en Hokage
porque había visto en él la voluntad de fuego de que tanto hablaba su abuelo y
Dan.
―
¡TSUNADE SAMA! ― Gritó Shizune entrando en la tienda con los ojos húmedos por
las lágrimas de felicidad que retenía para no seguir derramando desde que el
día anterior había despertado la Senju en un demacrado estado. ― He traído algo
de comida.
― ¿Có…
Cómo están todos? ― Habló con agotamiento y la garganta demasiado seca la
quinta Hokage.
Shizune
observó a su maestra mientras hablaba e intentaba incorporarse en la cama y
solo negó con una sonrisa condescendiente mientras acercaba un vaso de agua
para que pudiera refrescar su boca y garganta.
―
Ahora todo está bien, Tsunade sama. Naruto kun venció a Pain y estamos
trabajando en restaurar Konoha. ― Informó la morena.
― Así
que ganó… Ese mocoso se ha vuelto muy fuerte. ― Comentó con una sonrisa de
orgullo al conocer que Naruto había vencido al Akatsuki. ― Se convertirá en un
gran Hokage… ― Afirmó complacida la Senju.
― Sí…
él será un buen shinobi. ― Dijo la mujer de cabello oscuro.
Hubo
un largo tiempo sin hablar mientras Shizune ayudaba a la Senju a comer, puesto
que el estado de Tsunade no dejaba de ser inestable y vulnerable.
―
¿Quién está tomando las decisiones de la aldea? ― Preguntó repentinamente
Tsunade dejando que Shizune la arropara y consciente que en su estado debía
haber tomado las riendas dirigentes alguien hasta que ella pudiera volver al
puesto y normalmente, se trataba de la persona que sería propuesta a ser el o
la siguiente Hokage.
― Eso…
no debería preocuparse por ello ahora. ― Intentó cambiar el tema la mujer de
cabello corto.
― Shizune…
― Tsunade la llamó demandando la información mientras tomaba a su asistenta de
la muñeca.
― En
estos momentos… Los ancianos están reunidos con los jefes de clanes de Konoha y
el Daimyou. ― Reveló Shizune.
― Esos
ancianos… Seguro intentarán convencer a los demás y buscarán cualquier
argumento para revocar mi puesto a cualquiera… Lo han estado intentando hacer
desde que me entregaron el puesto de Hokage porque no sigo sus exigencias
egoístas. ― Habló con molestia la rubia.
―
Tsunade sama… Hay dos posibles candidatos para tomar el puesto. ― Comenzó
hablar sin saber si sería conveniente contarle pero sabía que pronto se
enteraría la rubia y le reprocharía no haberle comunicado lo que estaba
sucediendo. ― Pero los jefes de los clanes no están muy convencidos de uno de
los candidatos.
―
¿Quiénes son… Shizune? ― Inquirió Tsunade después de escuchar que habían
decidido retirarla del puesto de líder de la villa.
― La
opción de los ancianos es Danzou Shimura por la consideración que tuvo el
segundo de haberlo propuesto como Hokage en el pasado y el candidato propuesto
por los líderes de clanes es Kakashi san. ― Indicó la mujer de cabello negro en
espera de que la reacción de la rubia no fuera muy exorbitante debido al estado
débil en el que se encontraba.
― ¡ESE
MALDITO VIEJO! ―Exclamó la rubia con furia porque conocía algunos de los
secretos de Konoha y lo que la existencia de ese hombre ha causado. ― Espero…
que Homura y Koharu no hagan la ineptitud de realmente promover a Danzou para
Hokage porque si él… si él es elegido será la perdición de Konoha. El Daimyou
tiene que elegir a Kakashi para que Konoha continúe trasmitiendo la voluntad
del Fuego.
―
Tsunade sama… Cálmese, por favor. Ha despertado de un estado de salud difícil.
― Rogó Shizune con preocupación.
― No
puedo estar tranquila… No cuando acabo de saber que el destino de Konoha está
en las manos de esos vejestorios que piensan más en su bienestar. ― Tsunade
escupió molesta gastando demasiada energía en el proceso que la hizo sentir un
leve mareo.
― Pero
no es bueno que se altere. Hace unas horas que salió de un estado crítico donde
su vida ha corrido peligro. Además, no podemos hacer nada con lo y hecho por el
consejo de Konoha pero debemos confiar que la propuesta de los jefes de clan
primigenios sea escuchada. El ataque de Akatsuki y el estado en el que ha
quedado la villa ha sido devastador para todos. Es una fortuna de que las bajas
sean más materiales que pérdidas de personas. ― Intentó hacer comprender a su
maestra.
― Eso…
no creí que después de la información cedida por Jiraiya… Akatsuki pudiera
llevarnos a esta tesitura… Convocar una reunión urgente para elegir un nuevo
Hokage cuando aún no he dimitido ni he delegado el puesto. ― Apretó la manta
que la resguarda.
― Lo
ocurrido con Akatsuki en Konoha ha propiciado todo esto. ― Musitó la mujer más
joven. ― No sabíamos sí… ― Shizune no pudo contener más sus emociones y se
lanzó en abrazar a la rubia con lágrimas en los ojos. ― Estaba tan preocupada
por usted… Todos estábamos tan preocupados. ― Lloró Shizune.
―
Realmente, pensamos que la perderíamos Tsunade sama. ― Dijo Shizune abrazando
un poco más fuerte a la rubia.
Tsunade
se sorprendió al sentir el abrazo de la azabache y una pequeña sonrisa se le
dibujó en sus labios y palmeó un poco la espalda de su asistenta para calmarla.
―
Tranquila, Shizune… Me quedaré por aquí por más años de los que puedas pensar…
tengo que atormentarte un poco más. ― Bromeó la rubia. ― No voy a morir tan
fácilmente... ― Aseguró confiada la rubia con una sonrisa porque pretendía
estar ahí para cuando Naruto se convirtiera en el nuevo Hokage ya que contaría
con su apoyo.
Shizune
asintió mientras daba una pequeña risa al escuchar a su maestra.
― Me
alegra saber que las bajas hayan sido mínimas porque se acerca… un tiempo
difícil mientras Akatsuki continúe existiendo. ― Susurró la rubia.
Las
dos mujeres quedaron en silencio porque no había forma de rebatir esas
palabras.
―
Tsunade sama, descanse un poco. Iré a ver a otros pacientes. ― Informó Shizune
mientras se llevaba la bandeja con el plato vacío para recibir un asentimiento
de la rubia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario