lunes, 26 de agosto de 2019

Hashirama - Madara IV



Madara estaba intentando leer un pergamino sobre los binjus pero sus ojos no se despegaba del calendario en la pared con la marca sobre el día de hoy, hacía un año que había escuchado a Hashirama sobre el repentino matrimonio con alguien que no era el Uchiha y después de oír la explicación dada solo había dado un plazo de un año para romper o deshacerse de la persona que se entrometía a la relación que ambos hombres fundadores de Konohagakure mantenían.

Sin embargo, Hashirama aún no cumplía la palabra e incluso, se había casado con la mujer que se atrevió a retar a Madara Uchiha por el corazón y el amor de Hashirama Senju aunque Madara sabía que ambas cosas le pertenecían ya que Hashirama no dejaba de repetir y demostrar cuan enamorado estaba del líder del clan Uchiha, la bondad de Hashirama era lo que impedía que se divorciara de la pelirroja.

Madara suspiró por centésima vez ese día, pensando en la situación en la que se encontraba porque hacía un año dejó de ser el novio para convertirse en el amante del Hokage.

― ¡Madara, ya llegué! ― La voz alegre de Hashirama se escuchó hasta la sala donde Madara se encontraba, quien se levantó para ir a recibir al recién llegado.

― Bienvenido. ― Respondió al saludo Madara sin ánimos cuando llegó a la entrada donde el Senju se descalzaba. ― Tenemos que hablar. ― Indicó después de que Hashirama terminó lo que hacía y se acercó al Uchiha para besarle en los labios pero Madara giró el rostro, recibiendo el beso en la mejilla sin deseos de sentir cariñosas muestras afectivas.

― ¿Ha pasado algo? ― Preguntó Hashirama confundido por la actitud fría que había tomado el Uchiha con él mientras lo seguía hasta la sala donde estaba el olvidado pergamino que Madara intentaba leer.

― Es de esperar que un idiota como tú olvidase lo que prometió. Al parecer, fui un tonto al confiar en lo que me dijiste. ― Rezongó Madara recogiendo el pergamino para dejarlo en una estantería que contenía más pergaminos minuciosamente ordenados.

― ¿De qué hablas? ― Cuestionó más confundido mientras seguía a su pareja. ― Dime que no he olvidado nuestro aniversario porque creía que faltaba cinco meses para ello. ― Balbuceó nervioso.

― ¿¡Si serás idiota, Hashirama!? ― Inquirió con molestia para girarse y mirar al otro. ― Como eres incapaz de recordar, te lo contaré; Hoy se cumple un año desde que te di de plazo para seguir juntos si seguías con la Uzumaki pero te has casado con ella y sigues sin terminar tu mentira de matrimonio. El plazo se ha acabado, Hashirama, y no puedo seguir contigo porque yo no voy a seguir siendo el amante.

Hashirama frunció el ceño cuando comenzó insultándolo aunque se lo merecía por olvidar algo importante para Madara pero no pudo decir nada más que abrir sus ojos por la sorpresa que le causó escuchar los reproches del Uchiha donde le notificaba que estaba rompiendo su relación.

― Madara… ― Llamó temeroso al recordar aquella promesa que descuidadamente había aceptado creyéndola fácil de cumplir. ― Solo dame un poco más de tiempo y te aseguro que lo terminaré… ― Pidió acercándose con cautela a su pareja para tomarlo de las manos sin terminar que esa discusión terminara siendo el inicio de una batalla entre ambos pero Madara rechazó el contacto al sentirlo para alejarse del Senju, a quien le dolió el rechazo.

― No, Hashirama, el tiempo se acabó. Te lo dije aquel día, yo no te esperaría más tiempo, ni alargaría el plazo concediéndote más días porque si no te has podido divorciarte en este año, ¿qué me asegura que lo harás en un mes más? ― Preguntó con tristeza. ― Esto se acabó…

Al Hokage le dolió en el alma escuchar lo que tuvo que comunicar su pareja pero era consciente de que había fallado a Madara aunque no deseaba lo que estaba pasando, Hashirama quería seguir con su relación porque no era mentira su amor hacia Madara, ellos ya estaban juntos antes de la intervención del clan Uzumaki y la propuesta de matrimonio que anunció la presencia de Mito en Konoha.

Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos del Senju hasta derramarse sin poder hacer nada mientras su garganta se sentía atorada por una obstrucción invisible y sentía que su corazón estaba rompiéndose aunque su cerebro quería encontrar una forma de que el tiempo se detuviera para encontrar una solución rápida que evitara el desenlace.

― Mada… Madara… por favor. ― Logró pronunciar con esfuerzo Hashirama sin importarle que un hipido saliera desde su garganta ya que su mente no estaba coordinando bien al comprender que Madara lo estaba dejando. ― Yo… tú… tú… ― Balbuceó apretando los puños.

Madara suspiró mientras tomaba asiento, esperando a que el impacto de la ruptura se disipara un poco y el Hokage se marchara de su hogar donde ya su presencia no significaba nada.

― ¿No hay… alguna manera… de que no pase? No quiero… separarme de ti. ― Habló entre sollozos Hashirama acercándose a Madara para tomarlo del rostro sin importar que sus lágrimas gotearan sobre el rostro contrario. ― Te amo… ¡DEMONIOS… MADARA! ― Gritó antes de lanzarse a los labios contrarios con desesperación, creyendo que quizás aquel beso hablara por sí solo, pudiendo tener una pequeña oportunidad de que Madara cambie de opinión.

Madara llevó sus manos al fuerte cuello de Hashirama, disfrutando el beso como su despedida, queriendo disfrutar del contacto un poco más antes de que la soledad lo golpeara y por primera vez, Madara sintió que la calidez y dulzura del Senju se volvía en un torbellino amargo donde estaba percibiendo con más intensidad los sentimientos que Hashirama le profesaba porque eran idénticos a los que el poseía.

― Esto ya no puede ser… Hashirama. ― Dijo el dueño del sharingan cuando se separaron, percibiendo el dolor agudizando en los ojos anegados de lágrimas del Senju. ― Sabes que la única forma es que no regreses hoy al lado de tu esposa, por título, y le envíes un comunicado de divorcio. Entonces… habría una oportunidad para nosotros pero ambos sabemos que no lo harás, ella es más importante que el amor que me tienes. ― Habló ocultando sus emociones y escuchando como el llanto silencioso del otro hombre se intensificaba para volverse un rumor suave.

― No sabes cuánto… he intentado alejarme de ella. ― Confesó Hashirama para abrazarse de Madara buscando el consuelo de su amante y dar pequeños besos en el cuello ajeno queriendo destruir el hermetismo que tenía el Uchiha con él. ― Yo… no he estado con ella… lo sabes, Madara. Solo duermo contigo… despierto contigo… eres el único con quien he hecho el amor… Madara. Yo te quiero… a ti, no a ella. ― No podía dejar de hipar sintiendo que el hombre en sus brazos iba a desaparecer para acabar abrazando a la nada.

― Y aun así, continuas casado con ella porque es la que está a tu lado en los actos públicos, en las visitas con el Daimyou y tu hermano no desea ahogarla con su suiton. Incluso, no has cumplido la promesa que me hiciste porque no te importo tanto como ella. ― Afirmó Madara la verdad. ― Te lo dije, un año te di de plazo para que te deshicieras de esa mujer porque yo no quiero ser el otro, no me gusta quedarme viendo cuando quiero estar a tu lado siendo parte de tu vida como tu compañero no como un amante que debe permanecer oculto. ― Confesó disgustado.

― Tu siempre has sido parte de… mi vida. Toda mi vida… gira a tu alrededor. Yo… te aseguro que he intentado que… he buscado la manera de romper el matrimonio… con Mito pero cada vez que lo hago… ella empezaba a llorar, a gritar y Tobirama… me pidió que no lo haga… porque hace un mes ella nos confesó… que  está embarazada. Madara, yo no sé…. que haré si me dejas, no sé cómo pasar esto… yo no puedo solo con esto. Te necesito. ― Reveló Hashirama apretando un poco más el abrazo sintiendo que el Uchiha se volvía rígido.

― ¿¡QUÉ!? ― Gritó Madara intentado separarse del otro hombre cuando escuchó lo que dijo e intentaba asimilar las palabras. ― Explícate y más vale que seas breve. ― Frunció el ceño furioso por lo que suponía dicha declaración.

Hashirama le explicó todo lo que él conocía al respecto del embarazo de Mito, lo cual no era mucho ya que nunca reveló quien era el padre del bebé que esperaba la pelirroja, y una parte de Madara se sintió aliviado porque era obvio que Hashirama no le pondría el cuerno, aunque no podía confiar en la Uzumaki ya que las mujeres enamoradas eran capaces de hacer actos impensables, pero tampoco había logrado que cumpliera su promesa con su propuesta, siendo que ahora no estuviese enfadado porque Mito había logrado su cometido de quitarle a Hashirama con la excusa de un embarazo.

― Tobirama no deja de insistir… que tengo que permanecer a su lado… por el bien de ella y del bebé que… espera. ― Terminó la explicación calmando la intensidad de su llanto.

― ¡Lo ves ahora! Te dije que la alejaras de ti desde el día que apareció, que rechazaras ese matrimonio que solo beneficia a los Uzumaki. ―  Madara estaba furioso porque solo confirmaba que el único que terminaría dañado en todo eso  serían ellos dos pero el saber la verdad no le hacía cambiar su decisión. ― Ahora todo se ha complicado, Hashirama, no la vas a dejar porque eres tan misericordioso que no la dejarás y te harás cargo de ese bebé. ― Habló convencido y sintiendo el dolor que le hacía apretar sus puños en la tela del kimono que vestía el Senju, sabía que su pareja no dejaría a la Uzumaki para protegerla en su delicado estado.

― Madara, por favor… te lo pido. Dame más tiempo… no quiero que esto termine, sé que tú… también me amas. ― Suplicó Hashirama hundiendo su rostro en el cuello contrario ahogando el sollozo. ― Por favor… ― Murmuró con la voz entrecortada.

― No, no y no, Hashirama. Te lo dije desde un principio, yo no cambiaré mis palabras a pesar de saber todo esto. No quiero ser el otro, ya te lo dije. Te di el tiempo suficiente para terminar ese matrimonio pero no lo hiciste, esto se acabó y si quieres que continuemos juntos tienes que  elegir entre tu matrimonio o yo. ― Sentenció el Uchiha entrecerrando los ojos y aguantando las ganas de llorar porque él ya sabía la respuesta de su compañero, Hashirama no dejaría a la pelirroja en ese estado.

Hashirama apretó los labios con fuerza mientras sollozaba, la vida le había puesto obstáculos nuevamente, justo cuando pensó estar en medio de un hermoso sueño y ahora, dependiendo de su elección perdería algo importante de su vida.

― No es cierto, sé que… no quieres mostrarte… a los demás y por eso te… comportas como un gruñón… ― Comenzó a hablar Hashirama para separarse y ver el leve sonrojo que se mostraba en el rostro del Uchiha ya que lo conocía lo bastante como para saber que aquel comportamiento tan solo era fachada. ― Ella me preocupa y no… puedo evitarlo pero… a ti te amo. ― Admitió empezando a calamar su llanto mientras acariciaba la mejilla derecha del su ex amante. ― Y te necesito… te amo tanto pero yo… no puedo. ― Retiró todo contacto del cuerpo contario para llevar sus manos al rostro para volver a sollozar con intensidad.

Madara suspiró, sabía que ocurriría eso porque Hashirama era un buen hombre y dejarlo ahí, en esa situación en la que quedaría herido para resolver un problema que no debería del que responsabilizarse después de todo lo que habían tenido que vivir, no era lo más alentador.

― No usaré el sharingan en ti, no sería justo para ninguno de los dos que sellara tus recuerdos conmigo, quiero que los atesores aunque te cause daño o te produzcan pesadillas. ― Irrumpió Madara mientras giraba el rostro sabiendo que podía oírse cruel pero era más egoísta que él solo conociera el sueño que vivió junto a Hashirama, sabiendo que el Senju quizás ni siquiera hubiera pensado en la posibilidad. ― Yo también te amo, eres la única persona que me importa ambos sabíamos que esto iba a terminar pronto. Toma como consuelo lo que hemos compartido juntos y aprende sobre lo que ha provocado toda esta situación porque no puedes contentar a todo el mundo Hashirama, eso es lo que te ha hecho que me pierdas hoy. ― Se giró para dar la espalda al Hokage. ― Te pido que te marches de aquí, necesito estar solo después de que ambos sabemos cuál es tu elección pero la próxima vez que nos veamos, ya no seremos los mismos. ― Indicó para escuchar el crujir de la madera a su espalda indicando que el otro hombre se ponía de pie.

― Perdóname y… gracias por todo, Madara. ― Hashirama no puedo más que agradecer mientras buscaba en el bolsillo de su hakama un pequeño paquete que depositó sobre la mesa. ― Yo… ― Calló abruptamente comprendiendo que no tenía derecho a decir nada más y lo mínimo que podía hacer era lo que pedía ya que él era el responsable de todo. ― Konoha no será… tu enemigo y no borraré lo que vivimos… juntos, no deseo olvidarlo. Te amo… ¡Adiós, Madara! ― Se despidió el Hokage derramando lágrimas porque ese día había perdido el lazo que tenía con la persona que ama.

Madara se permitió derramar las lágrimas cuando la puerta de la sala se cerró y escuchó los pasos a la salida de la casa, fue entonces cuando se giró y vio la pequeña caja de madera. Se apresuró para lanzarla pero el líder Uchiha se detuvo antes de cumplir tal acto y la abrió para encontrar un anillo de oro en el interior de la pequeña caja y en el cual, estaba grabado su nombre junto al del hombre que se había marchado de su casa, logrando hacer que comenzara a llorar con más intensidad porque ese anillo solo era un símbolo de un sueño que vivió pero terminó en una horrible pesadilla.


- Fin-



lunes, 19 de agosto de 2019

Mito - Hashirama - Madara


Hashirama había logrado convencer a Madara para que conociera a Mito y la pelirroja había aceptado de inmediato cuando la invitó a que lo acompañara a tomar té con dangos junto a un gran amigo. Por ello, Hashirama estaba feliz, esperaba que ambos se conocieran y confiaba en que acabaran convirtiéndose en amigos después de conversar un poco. Además, el Hokage esperaba aliviar el malestar del Uchiha por la aceptación de matrimonio impuesta por el clan Uzumaki una vez que conociera a Mito.

Mito, por otra parte, estaba sonrojada, aún no podía creer que el propio líder Senju fuese quien la invitara a una cita fuera del ámbito laboral y político tan pronto ya que sus pocos encuentros habían sido en la oficina que ocupaba por el cargo de Hokage y para hablar de posibles cláusulas que disolviera la propuesta de nupcias que había establecido Ashina.

Mito no había podido profundizar en convivencia y conocimientos personales sobre Hashirama pero ahora, era diferente porque estaba caminando a un lado de Hashirama en un encuentro fuera de los asuntos políticos y que decir, solo pensar que estaba tan cerca del líder Senju la volvía tímida, él es un hombre alto, guapo, fuerte, amable, cariñoso, atento y un excelente líder por el que cualquier mujer se enamoraría locamente. Incluso, Mito podía señalar a Hashirama como el prospecto de hombre que una chica buscaba o tenía en sus sueños románticos y con el que esperaría esposarse algún día.

― Espero no te moleste tanto lo humilde de este lugar pero es bastante agradable esta casa de té, Mito - chan. ― Interrumpió Hashirama los pensamientos de Mito para indicarle que habían llegado. ― Estoy seguro que ya nos espera dentro, es una gran persona y muy importante para mí. ― Agregó con una sonrisa a la mujer para dejar que la pelirroja  pasara primero al interior del pequeño establecimiento de forma caballeresca.

― Será un placer conocer a tus amistades. Espero agradarle y poder entablar una amistad con tus conocidos, especialmente con esta persona que es tan estimada para ti. ― Contestó Mito sonrojándose  mientras sus ojos no podían abandonar la figura del Senju.

― No creo que haya problemas en haceros amigos, eres una gentil chica y aunque él pueda parecer intimidante, es el hombre más amable que conozco. ― Habló el Hokage con alegría para empezar a buscar la figura reconocible de Madara, a quien encontró en una de las mesas del fondo de la sala y quien tenía el ceño fruncido. ― ¡Vamos!, él está ahí y no es buena idea hacerlo esperar. ― Señaló con una sonrisa enorme mientras la mujer asentía para seguirlo hasta la mesa donde los esperaba el Uchiha.

Madara que estaba sentado desde hacía unos 20 minutos en espera de Hashirama y la tal Mito Uzumaki, el Senju lo convenció para que se reuniera y conocer a la mujer que realmente no quería conocer.

Madara aún estaba sorprendido de la habilidad de Hashirama para haberlo convencido a asistir a esa reunión desagradable, no sabía cómo había terminado cediendo y aceptado a la propuesta de Hashirama porque lo que menos quería es ver a la mujer que estaba intercediendo entre ellos, por él podía no existir o morir en medio de un asalto de ninjas errantes para que dejara en paz a su pareja con los tratados de su clan como excusa para lograr estar cerca de Hashirama.

El líder Uchiha frunció más el ceño, si es que le era posible, cuando se percató de la llegada de Hashirama junto a la mujer del clan Uzumaki.

― Te tardaste, Hashirama. ― Madara no dudó en reprochar al Hokage en cuento se acercó a la mesa ignorando a la pelirroja.

― Lo siento, Madara, pero deja que te presente. Ella es Mito Uzumaki. ― Hashirama se disculpó rápidamente para poder hacer la presentación mientras se apartaba para que ambos se vieran el rostro y ayudar a sentar a la pelirroja.

― Mucho gusto, Madara - sama. Es un honor el conocer al segundo fundador de la aldea de la Hoja. ― Dijo la mujer con una pequeña sonrisa e hizo una inclinación de respeto antes de tomar asiento sin dejar de sonreír al Senju en agradecimiento por su amabilidad.

El líder del clan Uchiha, rechinó los dientes por llamarlo segundo fundador cuando no existía un puesto concreto ya que Konoha existía porque la fundaron a la vez, Hashirama y él, solo por llegar a un acuerdo de paz pero al parecer su estatus estaba descendiendo a un segundo en la creación de Konohagakure  no Sato pero no dijo nada al respecto y mordió su labio inferior mientras observaba la interacción de Hashirama con la mujer, sintiendo como ardía en celos.

Madara no podía evitar sentir celos ya que conocía lo atento y cálido que era Hashirama con cualquier persona, siendo que ese comportamiento del Hokage creara malas interpretaciones en las personas, especialmente, las mujeres podían creerse que había algún interés personal de Hashirama hacia ellas.

― Sí… un gusto, Uzumaki. ― Respondió al saludo rodando los ojos y cruzando los brazos Madara después del leve carraspeo de Hashirama para que no fuera tan evidente su malestar con la mujer. ― Así que… la prometida de Hashirama. ― Susurró mirando con reproche a su pareja y luego a la pelirroja que había enrojecido por sus palabras.

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Mito no pudo evitar sentir que la cara le hirviera por las directas palabras de Madara, no sabía que responder ya que a pesar de saber su posición debido a la aceptación del Hokage al acuerdo, le abochornaba haber escuchado su posición por otra persona pero a pesar de que no encontraba palabras para responder a Madara, solo asintió con la cabeza mientras el pensamiento de que debía acostumbrarse y agradeciendo a su padre ya que por primera vez, la elección de Ashina no había sido tan mala.

― Ya te conté que será político, Madara, y de poco tiempo debido a que es un matrimonio arreglado por otra persona sin tener en cuenta las opiniones de Mito o mía. Además, si Mito conoce a alguna persona de la que se enamore antes del matrimonio, se anulará ya que Ashina - dono aceptó esa condición después de insistirle, en donde antes debe pensar en el bienestar de su única hija aunque lo hizo a regañadientes ya que si no lo hacía, le aseguré que no habría ningún tipo de acuerdo entre Konoha y el clan Uzumaki. Aunque si eso no ocurre y tengo que contraer nupcias con Mito, la duración sería de 1 mes antes de poder acceder al divorcio. ― Explicó Hashirama mientras levantaba la mano en espera de que le sirvieran dangos y té.

Madara sonrió descaradamente al ver como el rostro de la mujer se crispaba por el entristecimiento que le causó las últimas palabras de Hashirama, haciendo entender al Uchiha de que ya la Uzumaki estaba soñando con la boda que tendría con el Hokage.

― Quizás deberías dejar que Tobirama la conozca, él parece más apto para un matrimonio de este tipo y al menos, ese idiota dejaría de molestar tanto al tener una esposa a la cual atender. ― Propuso el líder Uchiha como había insinuado en otras ocasiones causando que Hashirama dejara escapar un suspiro agotado por el tema.

― Yo creo que Tobirama - san se preocupa mucho por el bienestar de Hashirama - san. ― Intervino la pelirroja por la sugerencia de que pudiera desposarse con un hombre tan serio y severo como parecía ser Tobirama Senju y obteniendo una mueca de enojo en Madara porque ahora, el Uchiha no necesitaba ninguna afirmación para saber que sus infundados presunciones acerca de la joven mujer estaba en lo correcto, Mito tenía un enamoramiento hacia Hashirama y no estaba ahí solo por el acuerdo hecho por el clan Uzumaki hacia Konoha.

― A veces… parece ser mi hermano mayor aunque es más joven que yo pero tienes razón, Mito - chan, Tobirama es protector con las personas que le importa aunque no lo admita abiertamente. ― Habló el Senju ignorando la situación por la que estaba pasando Madara y Mito mientras que le servían té y dangos apresuradamente.

― ¡Ja! Dudo que él quiera a alguien. ― Rezongó Madara con burla. ― Insisto que él es mejor candidato para Uzumaki, harían una buena pareja. ― Agregó sonriendo a la pelirroja que había fruncido el ceño por la insistencia. ― No creo que Ashina se oponga tanto si se le dijera, es un Senju y las posibilidades de que en el futuro sea el sucesor al puesto de Hokage, son altas. ― Se encogió de hombros como restando importancia a la posibilidad de que Tobirama se convirtiese en el segundo Hokage.

― Madara no seas así, Tobirama tiene su carácter y forma de demostrar su aprecio. Además de muchas buenas ideas que han ayudado a que Konoha prospere en su crecimiento. ― Intervino Hashirama soltando una risita.

― ¿Si…? ¿Claro? Cada vez que nos vemos siento su gran amor al quererme clavar una espada solo por haberse cruzado en su camino conmigo. ― Dijo Madara sarcásticamente rodando los ojos por el desagrado mutuo que tenía con Tobirama Senju.

― ¿De verdad, Madara - sama? No sabía que Tobirama - san y usted estuvieran enemistado ya que fundó Konoha con Hashirama. ― Preguntó Mito sorprendida por la revelación del hecho de que el hermano del Hokage y el líder Uchiha no fueran amigos.

― ¡Ay, niña! ¡Si supieras…! Si fuera por Tobirama, ya me habría matado o yo hubiera acabado con él. Solo no lo hemos hecho por Hashirama pero déjame decirte que ganas no me faltan. ― Confesó Madara con una sonrisa siniestra al ver el rostro asustado de la Uzumaki que pareció tragar saliva.

Mito se había quedado sin palabras, era aterradora la confesión directa del Uchiha, pues no ocultó sus intenciones de asesinar a Tobirama y Mito no comprendía cómo es que Hashirama no le daba miedo de que se hiciera realidad o por qué el Hokage no habría castigado al instante al líder del clan Uchiha por atreverse a admitir claramente sus desagradables pensamientos.

― ¡Madara! Por favor, no estés bromeando de esa manera, alguien podría pensar que lo dices en serio. Tan solo mira a Mito - chan, parece que la asustaste por decir algo así. ― Regañó el Hokage, más por ver el rostro más pálido de lo normal de la pelirroja que por el hecho de saber que las palabras de Madara no era una broma aunque él quería no admitir el que su hermano y pareja se llevaran como perro y gato. ― No le hagas caso, él solo está bromeando y a veces no sabe contenerse. ― Murmuró con una pequeña sonrisa para que Mito se repusiera.

La pelirroja bajó la mirada sonrojada y asintió al Hokage por la forma cariñosa con la que se dirigió el Senju a ella.

Madara, por el contrario, se enfadó, sabiendo que no tenía caso ocultar la verdad y tarde o temprano Mito iba a conocer su relación con Tobirama, así como su desagrado hacía ella. Además, el Uchiha no podía evitar sentir sus celos por el comportamiento amable que estaba teniendo con la pelirroja y estaba más que seguro de que la mujer estaba mal interpretando en su ensoñación de enamoramiento.

― Yo no bromeo… ­― Afirmó en voz baja Madara. ― Aunque… cambiando de tema, por lo menos ya le explicaste a tu futura esposa que tienes pareja, ¿cierto? ― Inquirió cortando el agradable ambiente que el Senju logró crear y queriendo destruir las ilusiones de Mito hacia Hashirama. ― No creo que a tu pareja le guste mucho esta situación en la que te vas a casar con otra persona y además, no hayas advertido a Uzumaki de que ya estabas en una relación. ― Madara no dejó de mirar a la mujer disfrutando ver su rostro sorprendido y asustado ante sus palabras.

― ¿Pareja? ― Repitió en una pregunta Mito, dirigiendo nuevamente su mirada al Senju. ― ¿Tienes pareja? ― Interrogó directamente sintiendo un pequeño nudo en su garganta porque no podía imaginar que el hombre amable que le gustaba pudiera tener a alguien en su corazón aunque en el trato y por lo que conocía del clan Senju, Hashirama como líder podía tener más de una esposa.

― ¡Oh! ¿No lo sabías? ― Madara fingió su sorpresa al ver a la pelirroja que parecía querer llorar para volver su atención a Hashirama. ― Pensé que ya se lo habrías dicho, Hashirama. ― Reprochó con fingido asombro.

― ¡MADARA! ― Exclamó Hashirama sabiendo que el Uchiha lo estaba haciendo intencionadamente y estaba burlándose de la Uzumaki pero Mito no necesitaba ser humillada de esa manera cuando ella estaba siendo obligada por su clan a casarse con él y él solo buscaba la manera de salvarla de un cruel castigo.

― N-no… Hashirama - san no habla mucho de su vida personal o sus intereses, solo nos hemos reunido para intentar que chichiue no fuera tan estricto con lo referente al enlace que tendría con Hokage - sama. ― Contestó Mito tímidamente y con el rostro tan rojo como su cabello por saber de algo tan importante hasta ahora e intentando contener sus emociones para no llorar en ese lugar y frente a los dos hombres, siendo que ama a uno de ellos.

― Hashirama, no es propio de ti el ser impulsivo para aceptar de la nada un matrimonio cuando ya estás con alguien, ¿cómo es que la mujer con la que has aceptado casarte no sabe nada? ― Inquirió Madara con malicia, presionando a Hashirama a revelar la verdad porque estaba cansándose de estar jugando a los amigos y que la pelirroja pareciera albergar esperanza en un matrimonio arreglado como si se tratase de un cuento de hadas y todo eso, irritaba aún más a Madara.

― ¿Por qué estás comportándote así, Madara? ― Preguntó Hashirama con irritación por estar apresurando todo, entendía que Madara odiara la situación y le había contado sobre que hablaría a Mito de lo que tenían después de que se conocieran pero parecía que Madara no estaba dispuesto a esperar un poco más.

Hashirama pensó que Madara comprendería lo difícil que es para Mito aceptar las circunstancias ya que tendría que estar un mes casados para cumplir con el acuerdo de Ashina y poder continuar con su vida sin perder a su compañero pero solo iba a empeorar toda la situación.

― ¿Comportándome, cómo? Solo estoy hablando de la verdad y creo que Mito tiene derecho a saber o ¿crees que a ella no está interesada en saber sobre que hace más de dos años que compartes tu cama con alguien? Incluso, querrá saber quién es esa persona. Ella solo ha llegado hasta Konoha con una propuesta de matrimonio hacia el líder de Konohagakure no Sato y así reestablecer el clan Uzumaki pero no conoce nada del hombre con el que se ha comprometido. En cualquier caso, nadie se siente bien sabiendo que no es correspondido por la otra persona, ni siguiera siendo un ninja nos podemos deshacer de esas emociones. ― Argumentó descaradamente Madara antes de llevarse uno de los dulces dangos a la boca y comerlo con indiferencia, como si lo dicho fuera algo de lo más trivial.

― No creo que… ― Intentó decir Hashirama pero fue detenido por Mito, quien elevó la mano como pidiendo permiso para hablar sin mirar a la cara al Hokage.

― Madara - sama tiene razón. Si tiene una relación con alguien debería haberme contado la primera vez que nos vimos porque ella debe estar molesta con la propuesta de matrimonio del clan Uzumaki para el Hokage.  También, quisiera conocerla aunque sé que debe estar dolida y la propuesta de mi clan es codiciosa pero yo… yo tampoco soy tan cándida, también he considerado todo para saber qué es lo que deseo, Hashirama - san. ― Mito miraba el té en su taza y el pequeño brote que flotaba en el caliente líquido solo le indicaba que la fortuna estaba con ella. ― Yo también soy alguien egoísta y desde el momento que nos conocimos comprendí que eras la persona adecuada para mí, Hashirama - san. Yo lo amo y  quiero que  conozca que haré lo que sea para que nuestro matrimonio sea para siempre a pesar de que haya alguien antes de mí en su vida pero quiero conocer a su amante para decirle que no importa cuánto tiempo haya estado con usted o de si ahora su emociones está dirigido a ella porque  yo voy a hacer todo lo posible para ser quien obtenga su amor porque me convertiré en su esposa. ― Declaró Mito con fiereza, levantando su rostro por haber tomado el repentino valor para declarar sus sentimientos al hombre que ama.

Madara no pudo contener una carcajada que brotó como fuente de manantial desde su garganta al escuchar las palabras de la pelirroja porque  había sacado las garras que tanto había mantenido ocultas y declararle la guerra en la cara sin saberlo mientras que Hashirama estaba sorprendido por lo que acaba de decir Mito.

― ¡Oh! Así que la pequeña Uzumaki tiene agallas. ― Comentó Madara con diversión mirando con desafío a la pelirroja.

Mito miró al Uchiha en silencio ya que no sabía que responder ante el comentario del Uchiha quien la observaba con intensidad, sintiendo que en la mirada negra del dueño del sharingan tenía un brillo desafiante y déspota que la hacía estremecer interiormente aunque bien había percibido el aura hostil que emanaba Madara pero no sabía el porqué de ello.

― ¿Por qué las mujeres son tan tontas como para buscar el amor en hombres que ya están enamorados de otra persona? ― Se preguntó para sí mismo Madara sin apartar la vista de la pelirroja. ― Ilusionarse tan rápido por actos bondadoso y palabras vacías solo porque un hombre solo es amable con ellas. ― Se burló mientras hacía referencia al comportamiento innato de Hashirama con todo el mundo.

Hashirama estaba estupefacto por la sorpresiva confesión de la pelirroja, nunca pensó que Mito se enamorara de él y le profesara dichos sentimientos, logrando sentirse mal con el hecho de que Madara tuviera que soportar algo así.

― Madara, por favor... ― Dijo en voz baja Hashirama mirando con preocupación al Uchiha, sabiendo que este podría ser cruel con su afilada lengua debido a lo doloroso que fue escuchar como alguien se confesaba a la persona que ama frente de él.

― Mito, ¿te cuento un secreto? ― Madara ignoró a su pareja para inclinarse un poco hacia la pelirroja y despertar su curiosidad.

La Uzumaki solo frunció el ceño con desconfianza a lo que tuviera que decirle el Uchiha porque no había dicho nada agradable en todo el rato que llevaba conociéndolo pero no podía ocultar la intriga que causó la pregunta de Madara, así que Mito asintió para inclinarse de igual manera hacia el hombre y escuchar lo que tenía que decir.

― Yo soy la pareja de Hashirama. Soy el amante que tanto ha de intrigarte. ― Reveló Madara sonriendo victorioso por el rostro incrédulo de la pelirroja. ― Y por mucho que lo ames no voy a cedértelo tan fácilmente. ― Declaró para retroceder y mirar a su amante quien permanecía sentado con la espalda recta mirando a ambos que parecían cotillear pero escuchando todo lo dicho por Madara. ― Por eso siempre te digo que nunca muestres ni un poco de empatía, siempre piensan que estás interesado en ellas solo por ser amable. ― Regañó a Hashirama quien se deprimió. ― Desde el principio te dije que se lo contaras y mejor la hubieras dejado morir antes de que hiciera esa ridícula declaración. ¡Ja! Obtener el amor de Hashirama, ¡no me hagas reír, niña! ― Escupió enojado y cruelmente para reírse por ver al Hokage deprimido y el rostro estupefacto de Mito por la noticia que le acababa de revelar.

― ¡MIENTES! ― Exclamó en un grito Mito al recobrarse de la afirmación de Madara. ― Usted está mintiendo. Hashirama - san, dígame que no es verdad lo que acaba de decir, eso no tiene sentido. Usted y él… ― Se apresuró a buscar la respuesta de la persona que quería que desmintiera todo aquello porque no era posible algo así sucediese.

― Yo no tengo ningún motivo ni un por qué para mentirte, Uzumaki. No es mi culpa que el tonto de aquí, esté deprimido como para responder de inmediato y se comporte consideradamente contigo pero igual, lo hace con todo el mundo porque es un despreocupado. ― Escupió Madara fulminando con la mirada a su pareja.

― ¿Por qué se tiene que complicar todo de esta manera? ― Preguntó a nadie en particular, Hashirama mientras salía de su estado anímico de depresión. ― Él dice la verdad. ― Confirmó en voz baja pero lo suficientemente audible para las dos personas que lo acompañaban sentado a la mesa. ― Solo quería os conocierais, esperaba que pudierais llegar a un grato encuentro y al salir de aquí, te contaría todo para que no fuera así de abrupto. ― Reveló el Senju sumergiéndose nuevamente en el estado deprimido.

― Ahí tienes tu respuesta. ― Indicó Madara mientas se inclinaba hacia la mesa para apoyar su brazo derecho sobre el mueble en una postura de triunfo y soberbia.

― ¡YO…NO LO PUEDO PERMITIR! ― Gritó Mito poniéndose en pie, repentinamente. ― Aún sea cierto, Hashirama - san no necesita que lo traten así, él es un gran hombre para que lo desprecie. Él no merece de esto… Entiendo que soy una intrusa pero ya lo he dicho, me gusta Hashirama - san y lucharé para que me elija a mí aunque todo se haya dado de esta forma tan inesperada. ― Indicó para alejarse del lugar. ― Madara - sama, le agrade o no… Yo soy la que se casará con Hashirama - san y no importa si ya ha contraído nupcias con usted, yo me convertiré en la esposa primordial. ― Aseguró como si fuera una amenaza para el Uchiha antes de abandonar el local avergonzada, furiosa, triste, indignada, decidida y creyendo más en sus sentimiento que le dictaban que había encontrado el amor de su vida pero estaba siendo retenido por alguien que no lo quería.

― Como si tuviera alguna posibilidad. ― Suspiró con pereza el Uchiha divertido por la reacción de la mujer Uzumaki.

― No es divertido, Madara. Quizás has agravado la situación más de lo que podamos pensar. ― Irrumpió Hashirama con preocupación aún bajo su estado deprimido.

― Esa niña no me da ningún miedo. No puede hacer nada más que gritar que te ama y llorar porque no le correspondes pero yo soy la persona que tú amas y de la que deberías estar preocupado por hacerme pasar por este teatro. Además, todo esto ha pasado por tu culpa, si no te hubieras comportado como el idiota que busca resolver los problemas de todo el mundo, no estaríamos con este problema y yo no estaría molesto por tener que alejar a todas las niñas enamoradizas que creen que tú eres su príncipe azul. ― Acusó Madara para levantarse. ― No quiero seguir viendo tu cara y ni me sigas, iré a entrenar. ― Anunció con enfado antes de marcharse del lugar y dejar solo al Senju.

Hashirama suspiró, sabía que esa era la forma de Madara de decir que necesitaba un tiempo a solas y el Senju después de pagar el té y dangos a medio consumir, regresó a la torre Hokage para realizar el trabajo que había pospuesto. Quizás el centrarse en el trabajo de oficina ayudaría a que Hashirama se relajase y encontrara una manera de salir de ese lío que se había creado tan solo por intentar ayudar a Mito arriesgando su propia relación amorosa.



-Fin-




lunes, 12 de agosto de 2019

Hashirama - Madara III



Hashirama está en uno de sus paseos matutinos por Konohagakure, después de ir a buscar a Madara al lugar en el que los Uchiha habían ocupado para residir.

Sin embargo, entre saludos de los aldeanos e intentos de regalos que estaban haciendo al Hokage, Hashirama ni siguiera parecía haberse percatado de ello. Incluso Madara se dio cuenta de la extraña actitud que tenía actualmente su viejo amigo desde hace días atrás de haber sido llamado con urgencias a una reunión a la torre Hokage, la cual había interrumpido su cita en la tienda de dangos que se había vuelto popular, recientemente en la villa.

De hecho, Madara se encontraba molesto porque cuando Hashirama se preocupaba demasiado, prestaba toda la atención en aquello que le estaba frustrando, implicando que ese problema se trasladara a su vida privada y últimamente, Madara se sentía como si pasara las noches con un hombre diferente a su compañero, alguien carente de pasión que Hashirama ocultaba para regalarle solo a él en sus momentos íntimos. Por ello, Madara deseaba ayudar a Hashirama, el Uchiha quería ser un buen compañero para el hombre que siempre ha estado para él, quería tener a su viejo amigo de vuelta, así como su ardiente y dedicado amante. Madara quería que la única persona preciada que le quedaba en su vida volviera a tener su personalidad voluble y sensible que a veces le desesperaba y otras veces, amaba.

Hashirama seguía sumido en sus pensamientos que lo abstraía de la realidad a su alrededor y por eso, no se dio cuenta que Madara había fruncido el ceño, hasta había tomado su mano para guiarlo hasta un lugar donde no hubiera nadie.

― ¿Me vas a decir de una vez lo qué te pasa? ― Preguntó molesto Madara deteniéndose y poniéndose frente al Senju.

― ¿¡Qué!? ― La pregunta y las cavilaciones en Hashirama ni siquiera hicieron que se diera cuenta de lo enfadado que estaba Madara.

― Hashirama, quiero que me digas de una vez. ―  Ordenó el líder Uchiha.

Hashirama tragó saliva con dureza, era obvio que Madara se daría cuenta, especialmente porque él no era bueno para ocultar su preocupación y simplemente, su estado era la precipitada aceptación de matrimonio que había acordado con Mito Uzumaki y como contarle sobre ello a Madara sin herirlo aunque era consciente de que no importaba como se trasmitiera el hecho porque lo iba a dañar.

― Yo… ― Hashirama miró al Uchiha, se sentía mal por lo que iba a decir, lo que menos quería era lastimar a Madara pero era casi imposible que no fuera a dañarlo. ― Me casaré con la primogénita de los Uzumaki. ― Soltó la bomba esperando la reacción de su amigo ya que no había encontrado en ese tiempo palabras suaves para dar la noticia de forma digerible.

― ¿¡CÓMO!? ¿Cómo que te vas a casar? ― Terminó de preguntar en un murmullo debido a lo sorpresivo de lo dicho y sintiendo como  un pequeño nudo se formaba en su garganta. ― ¡Explícame, Hashirama! ― Insistió en saber aunque se sentía dolido mientas soltando las manos del Senju como si quemara.

― Ella vino con la proposición de matrimonio debido a que es el trato que su clan ofrece a Konoha para forjar el acuerdo. Los Uzumaki dan a su Hime a cambio de tener una cavidad unilateral en Konoha, Mito está siendo usada como la moneda para garantizar al clan Uzumaki que el acuerdo se sella correctamente con el matrimonio político de ella y el Hokage porque si la rechazaba… ni siquiera quiero pensar en cómo Ashina castigaría a su propia hija. ― Habló apreciando como Madara parecía encogerse en dolor a cada palabra que pronunciaba.

― No tenías que aceptar, eres el Hokage pero no tienes por qué ser tú quien asuma todos los acuerdos y problemas que surgen. Algo podías hacer para rechazar la propuesta de matrimonio. ― Gruñó el Uchiha sintiendo que su pecho dolía cada vez más.

― Lo siento, yo… ― Se disculpó Hashirama presintiendo que nada bueno podía salir de esa conversación e intentó acercarse para abrazar al otro hombre que sufría por su causa pero este retrocedió.

― Me mentiste… ¡TODO LO QUE ME PROMETISTE FUE UNA MENTIRA! Creí…. Creí en ti. Yo… creí tus mentiras, si hubiera escuchado a mi conciencia… Nunca me has querido. ― Acusó Madara intentando contener sus emociones asimilando que Hashirama se casaría con una mujer desconocida solo para salvarla de su destino.

― No te he mentido, Madara. Tú eres la persona que amo pero…. ¡OH! ¡ESTO ES TAN COMPLICADO! ― Hashirama sabía que Madara no iba a permitir que se acercara fácilmente y lo abrazara como sus instintos le exigían hacer para poder confortarlo.

― ¡CALLA! No quiero escucharte más, he sido tan idiota… Ni siquiera te atrevas a decir que tendré una oportunidad, de que hay un lugar para nosotros después de que ocurra eso… ― Madara estaba retrocediendo mientras sus lágrimas ya no podían seguir siendo contenidas. ― ¡YO TE AMO! Yo… te amo. ― Apretó los puños con fuerza deseando estar en medio de una pesadilla y al mismo tiempo, queriendo que sus palabras funcionaran como un hechizo que disolviera todo lo que Hashirama le confesaba.

― Madara… ― Hashirama estaba sorprendido por ver a su compañero sufriendo y no permitir que lo consolase. ― Por favor, no te vayas. Deja que termine de contarte. ― Aún no le había dicho sobre que él había puesto cláusulas al tratado de matrimonio con Mito. ― ¡Madara! ― Llamó asustado de que huyera el Uchiha para abalanzarse hacia el hombre más bajo y lograr abrazarlo por la espalda deteniendo el intento de huida mientras escuchaba los sollozos de su amante.

Madara trataba de ahogar sus llanto más le era imposible al sentir los brazos contrarios rodearlo con fuerza, se removió queriendo soltarse del agarre y correr hasta algún lugar desconocido donde pudiera liberar su dolor.

― Por favor… ― Suplicó Hashirama abrazando al dueño del sharingan. ― Déjame explicarte, cariño. ― Solicitó haciendo uso de una palabra amorosa que solo había reservado para sus momentos más intimos mientras besaba el cuello de su pareja.

Resultado de imagen de anime― No quiero oírte más. ― Afirmó Madara entrecortadamente a causa del llanto. ― No…. No quiero escuchar tus mentiras. ― Dijo con furia a pesar de que sentía su alma reblandecida por el calor y la forma en la que había comenzado a hablarle su pareja.

― Por favor… ― Repitió en una súplica. ― Por favor, Madara, dame la oportunidad de explicarte todo. ― Rogó esperando a que su pareja le permitiera contarle lo acontecido sobre el matrimonio arreglado que el clan Uzumaki predispuso.

― Ya has dicho suficiente… prefieres a esa mujer, la has elegido sobre mí… ¿es qué no tienes suficiente? Porque ya has hecho demasiado, Hashirama. ― La voz compungida de Madara no ayudaba ya solo sentía como el otro hombre apretaba más su agarre mientras sus ojos ya no dejaban de derramar lágrimas.

― No es verdad, no podría elegirla sobre de ti. Ella no es a quien quiero y sabes que te amo. ― Recordó Hashirama sabiendo que Madara estaba dolido y no quería decir todo aquello, que su compañero era consciente de sus sentimiento porque era malo ocultando sus emociones o fingiendo. ― No quiero que sigas pensando que esto se debe a que es una mujer o porque no te amo. Por favor, no te mientas así, Madara, solo deja que termine de contarte para que entiendas. ― Insistió mientras sentía como el Uchiha cesaba de removerse en sus brazos para escapar.

― ¡No lo entiendes! No quiero escuchar que me quedaré como el eterno amante… El otro que solo tiene miseria… No, Hashirama, no quiero escuchar que no soy yo el que esté a tu lado… que solo voy a seguir siendo un amigo o quien te ayudó a crear la aldea… No quiero el estigma del amante en mí… No, después de todo este tiempo… yo… yo merezco algo mejor que conformarme el  ser relegado por un matrimonio concertado por un clan que no ha hecho nada para merecer ser parte de Konoha… para merecer que esa mujer sea elegida por ti como tu esposa cuando yo soy quien… ― Madara se vio interrumpido por su propio llanto desconsolado que se había profundizado a cada palabra dicha.

― ¡Oh… Madara! No sabes cuánto detesto esta situación, me duele tanto saber que soy quien está originando este sufrimiento en ti. ― Aseguró Hashirama sin poder saber cómo consolar al otro. ― Solo escúchame, te lo ruego. Deja que te explique. ― Pidió una vez más pero no recibió palabra alguna del hombre que sollozaba en sus brazos y besó la cabeza contraria como solía hacer cada noche. ― Ashina no quiere un tratado convencional, expuso claramente en la última reunión que tuve con él que desea un enlace que vincule directamente a su clan con Konoha y que un acuerdo verbal o escrito no es lo suficientemente fuerte y bueno para él. Créelo, en estos días he intentado que desistiera pero el que Mito fuese enviada aquí con ese egoísta propósito y a pesar de ser su única hija… Ella no puede regresar al Remolino sin más. Envié un mensaje, intenté desviar la necesidad de un matrimonio político pero ese viejo hombre es demasiado obstinado, su respuesta fue que si no me casaba con ella según sus condiciones, no quería trato con Konoha y Mito obtendría el máximo castigo expuesto en su clan por fallar en su misión de lograr el propósito de los Uzumaki. ¿Sabes cuál es el castigo intenso que tienen los Uzumaki para sus prisioneros o propios miembros? ― Preguntó aunque sabía que Madara habría escuchado de los Uzumaki y lo estricto que eran antes del nacimiento de Konohagakure pero lo confirmó cuando lo vio asentir levemente con la cabeza. ― Entonces, espero que entiendas el por qué no me quedó más opción que aceptar, en estas semanas he intentado persuadir al líder del clan Uzumaki, especialmente  cuando son ellos quienes desean asociarse con nuestra aldea pero Ashina no entiende a razones. ― Explicó.

Madara escuchó atentamente las palabras de su pareja, sabía del castigo que aplicaba los Uzumaki y lo cruel que era pero Madara era alguien egoísta y no le importaba lo que sufriera la mujer con tal de que no se casara con Hashirama porque ella jamás debió aparecer en Konoha con la oferta del clan Uzumaki entre las manos. Madara solo quería para atesorar al líder del clan Senju, no iba a aceptar que la desconocida mujer le arrebatara su lugar tan fácilmente cuando había tenido que pasar años para lograr esa paz donde Hashirama y él no tuvieran que reprimir sus sentimientos.

― Pero… ¿por qué tú? ― Preguntó Madara aún dolido por las circunstancias y sin separarse del abrazo que lo sostenía. ― ¿No puede ser Tobirama? Debe de servir para algo ese hermano tuyo. ― Sugirió apretando los puños al pronunciar al Senju albino. ― Tú siempre te tienes que sacrificar por otros y de paso, me llevas a mí entre las patas, Hashirama. ¡Yo no quiero esto y no deseo compartirte  con nadie! ― Confesó lo evidente, sintiendo que la furia comenzaba nuevamente a fluir de su interior. ― ¿¡Por qué sacrificar nuestra relación por un estúpido trato de un clan que vive a kilómetros de aquí!? ¡Deja que su clan haga lo que quiera con ella! ¡Deja de pensar tanto en los demás, Hashirama, y por una vez piensa en nosotros! ― Exclamó con enfado mientras se giraba para mirar a los ojos al hombre más alto.

Hashirama había escuchado con atención a Madara y no se sorprendió por lo que dijo porque daba la razón a Madara pero el Senju no podía ser egoísta siendo líder de una aldea que pedía por un líder justo y no quería que por su causa muriera alguien inocente, si estaba en sus posibilidades salvar a Mito lo haría.

― Lo sé, Madara. Lo sé… ― Susurró Hashirama con tono abatido. ― Y sobre lo de Tobirama. Hablé con mi hermano quien solo habla de la obligación que los shinobis deben hacerse cargo, también traté de convencer a Ashina que mi hermano era el más apto para contraer nupcias pero él no aceptó, indicando que su trato es para el Hokage no para un shinobi cualquiera. ― Comentó con sinceridad, había tratado de dialogar y convencer al aciano líder del clan Uzumaki ya que su hermano no se opondría debido a su radical pensamiento pero había sido duro e imposible de convencer. ― Sabes que yo no puedo ser así de egoísta y si  está en mí, el poder ayudarla, lo haré pero quiero que me comprendas y me apoyes. Sé que te estoy pidiendo mucho. ―  Dijo deshaciendo el abrazo y tomando las manos de su pareja, quien al sentir su tacto quiso soltarse por lo que afianzó más el agarre. ― Quiero hablar con ella y explicarle que yo ya tengo una relación y que si me caso con ella es porque no quiero que sufra un destino cruel pero que sabiendo de tu existencia en mi vida. ― Comentó sin despegar su mirada del otro hombre, tratando de que este viera la sinceridad de sus palabras. ― Yo sé que ella lo comprenderá y no será un obstáculo para nuestra relación. Por favor, Madara… ― Imploró y besó las manos de su pareja.

― Me pides mucho, Hashirama. ― Dijo Madara quien había dejado de llorar en algún momento. El Uchiha se soltó del agarre de manera brusca. ― Yo no puedo ser tan benevolente como tú. ― Susurró desviando la mirada para no seguir observando al Senju, mordió su labio inferior para contener que volverá a brotar sollozos de él. ―No quiero ser el amante, no quiero separarme de ti… ― Indicó sin poder evitar que un quejido lastimero brotara de su garganta y tener que ocultar rápidamente su rostro porque las lágrimas volvía a salir de sus ojos y no quería que lo viera así.

Hashirama no pudo más que odiarse a sí mismo por hacer llorar tanto a Madara de aquella forma, se acercó a él y lo abrazó nuevamente, dando pequeñas palmaditas en la espalda ajena para reconfortarlo

― Lo siento, Madara. No quería lastimarte. ― Se disculpó el Hokage sintiendo como su pareja temblaba debido al llanto. ― Perdón… ― Volvió a disculparse a pesar de que no sirviera como bálsamo para curar el dolor que estaba sintiendo el Uchiha.

― Pero lo hiciste… ― Respondió Madara enfadado con Hashirama. ― Un año… Solo esperaré un año a que te separes de ella… ― Propuso sin dejar de llorar. ― Ese es tú límite… si realmente quieres estar conmigo. No… esperaré más tiempo pero tienes que… hablar con ella y contarle nuestra relación, no… quiero verte a escondidas. Quiero… que ella sepa cada que nos vemos… y no tiene derecho a quejas ni reclamos porque es ella… la que se está metiendo… entre nosotros. ― No le importaba si la mujer podía sufrir al enterarse que Hashirama ya estaba en una relación pero cabía la posibilidad de que la Uzumaki se enamorara de Hashirama debido a la agradable personalidad que poseía pero no podía dejar que la mujer albergara ninguna esperanza porque Hashirama le pertenecía.

― Hablaré lo más pronto posible con ella, Madara. ― Dijo Hashirama sintiéndose feliz de que Madara aceptara pero no quería confiarse demasiado ya que el Uchiha en cualquier momento podría cambiar de opinión e irse lejos donde no pudiera encontrarlo o enloquecer creando una guerra en la que quisiera destruir todo lo que construyeron juntos. ― Gracias, Madara. ― Agradeció por la oportunidad que le daba mientras le besaba la mejilla a su pareja y también que continuara un año, tiempo que debía aprovechar para no perderlo.



-Fin-




martes, 6 de agosto de 2019

Hashirama - Mito



Los nuevos clanes que deseaban unirse o en su defecto, tenían líderes que consideraban que Konohagakure tenía la necesidad de incorporar, solo aportaban más y más dolores de cabeza para Hashirama que estaba trabajando en la creación de leyes shinobis y campesinos que formaban o estaban uniéndose a la creciente villa. También, estaba el hecho de que su hermano no dejaba de presionarlo con sus delirios de peligrosidad hacia el clan Uchiha, especialmente sobre Madara, lo cual ignoraba debido al agotamiento que sentía de recordarle constantemente que si no fuera por el hecho de que Madara cediera a la paz, jamás su sueño de crear Konoha existiría, así que le debía mucho a su gran amigo.

Sin embargo, ahora Hashirama se dirigía a la torre recién terminada para el dirigente de Konoha donde su hermano lo esperaba después de enviarle un mensaje para que se presentara con urgencia, dejando su poco tiempo libre en humo y se disculpara con Madara por no cumplir con su cita, con quien estaba pasando sus ociosas horas.

  Por fin llegas. ―  La voz severa de Tobirama golpeó los oídos del Hokage al entrar en la habitación.

― Vine tan pronto recibí el mensaje. ¿Qué  ha ocurrido para pedir mi presencia tan repentinamente? ― Exigió levemente molesto Hashirama ya que fue interrumpido de su descanso en el escaso tiempo libre del que podía disfrutar.

Tobirama en respuesta simplemente se apartó para dejar expuesto lo que su cuerpo ocultaba, mostrando a una bonita y joven mujer cuyos rasgos parecían pertenecer al clan Uzumaki.

Con torpeza Hashirama se inclinó en un apresurado saludo por la sorpresa de que allí estuviera otra persona, recibiendo a cambio una reverencia de la mujer que lo miraba con curiosidad y una amable sonrisa.

Resultado de imagen de hashimito― Te presento a Uzumaki Mito, hija de Ashina - sama, el líder del clan Uzumaki. Ella está aquí en respuesta de su clan para unirse a Konohagakure y con la petición de obtener una unión fiable no solo con Konohagakure sino también para que el clan Uzumaki con el clan Senju. ― Explicó Tobirama con demasiada alegría en su voz.

― Ve al grano, Tobirama. ― Pidió Hashirama desconfiando del buen humor de su hermano menor.

― Hashirama - sama, estoy aquí con la intensión de que me acepte como su prometida para que el clan al que pertenezco se una a la villa. Mi padre ha manifestado, que un matrimonio entre el líder de esta creciente y próspera aldea con su única hija, es el único requisito para  que los Uzumaki se integren como unos habitantes más de Konohagakure, así como de poder optar de los beneficios que ofrece la aldea para el clan al que pertenezco. ― Habló por primera vez Mito, sorprendiendo a Hashirama y sacando una sonrisa a Tobirama.

― Os dejo solos, aniya. Creo que esta es tu oportunidad de empezar a conocerse y que tengas una buena esposa a tu lado. ― Murmuró Tobirama a su hermano mayor antes de marcharse dejando solos a las dos personas que acababan de presentarse.

― Por favor, Tobirama… ― Regañó a su hermano para que fuera discreto cuando el hombre de pelo blanco los dejó solos, Hashirama dirigió una sonrisa de disculpa a la pelirroja mientras no podía dejar de pensar en el lío en el que repentinamente estaba envuelto.

― Entonces… ¿qué opina de la propuesta de chichiue, Hashriama - sama? ― Preguntó Mito mirando al Hokage después de soltar una pequeña risita por las palabras de Tobirama.

― Bueno… la verdad… es una buena oferta pero tú… ¿estás de acuerdo de contraer matrimonio conmigo? ― Quiso saber Hashirama que miraba a la mujer. ― Además, deja eso de Hashirama - sama, me hace sentir demasiado mayor. ― Pidió mientras soltaba una leve carcajada en un intento de destensar el ambiente.

Mito asintió con la cabeza y se tomó un tiempo observando al joven Hokage capaz de aliar clanes ninjas que habían estado enemistados durante años hasta formar una aldea en la que convivían en paz.

― No tengo derecho a tener opinión a las decisiones de chichiue, nací con la condición de ser la hija del jefe del clan Uzumaki. Mi vida de kunoichi es actuar para garantizar el cuidado del clan al que pertenezco y como única hija de Ashina, el desposarme con un hombre apropiado que garantice la protección del clan Uzumaki como prioridad shinobi. ― Dijo la mujer de cabellos rojos como si hubiera repetido aquellas palabras una infinidad de veces hasta aprenderlas.

― Con razón deberías tener una opinión a todo esto, ser kunoichi o hija del jefe de un clan o mujer que está siendo entregada a desposarse con un desconocido no debería de restringirte y tú ser capaz de tener tu propio pensamiento sobre ello. ― Intervino Hashirama frunciendo el ceño después de escuchar la sumisa y dócil respuesta mientras se encaminaba hasta la silla detrás del enorme escritorio del despacho. ― Preguntaré de nuevo, ¿qué piensas tú de un matrimonio como acuerdo político? ― Inquirió, esperando una respuesta sincera y no un argumento ensayado de lo que debía decir si se le preguntaba sobre lo que su clan había decidido.

― Yo… no estoy segura… Es decir, no es que seas alguien feo o… ― Se sonrojó la mujer. ― L-lo que me refiero es… no esperaba que el «Dios shinobi» del que todos hablan fuera un hombre joven y… aunque es una propuesta política tampoco me desagrada ya que esperaba ocurriera como hija de Ashina Uzumaki… Son comunes los matrimonios arreglados, especialmente entre las hijas y primogénitos de los líderes de clanes ninjas… Yo no sabía a quién chichiue ofrecería mi mano pero esperaba no fuera alguien demasiado maduro… Etto… me alegra no seas un hombre entrado en años, eso alivia mi corazón. ― Explicaba Mito nerviosa, comenzando a juguetear con las mangas de su kimono mientras sus ojos viajaban por todo el despacho para no aumentar su vergüenza al tener que ver el rostro de Hashirama. ― Creo que no es tan malo el tener que casarme contigo, solo… sería conocernos y creo que podríamos entendernos mejor… La villa parece ser muy agradable para vivir. ― Terminó de hablar Mito con la cara tan roja como su cabello.

Hashirama hizo una pequeña mueca al escuchar aquel mote que le habían puesto, era un simple humano, no un dios porque si fuese una deidad ya habría desaparecido las guerras y conflictos sin que dos de sus hermanos perecieran o tener que escuchar que una mujer había sido llevada hasta Konoha siendo obligada a casarse con él porque se creyera que iba a tener una mejor disposición el clan al que pertenece Mito.

El hombre miró atentamente a la pelirroja y una pequeña risa se le iba pintando en los labios, estaba un tanto divertido y conmovido por la reacción y sinceridad con la que estaba hablando la joven Uzumaki pero al mismo tiempo una preocupación se instalaba en su cabeza.

― Pues… Gracias por los halagos. ― Agradeció el Hokage con una sonrisa. ― Solo me queda decir que eres una mujer realmente hermosa y como el clan Uzumaki es conocido en el mundo shinobi, debes de ser muy habilidosa con el fuuinjutsu. ― Halagó y sonrió levemente al notar que la pelirroja volvía a sonrojarse. ― Antes deberíamos conoceremos mejor, tan solo antes de llegar a pensar en boda aunque podría ser que tuviésemos una vida interesante si nos casáramos inmediatamente como propones. ― Habló divertido por lo extraño y repentino que había surgido un acontecimiento tan importante como era un matrimonio que parecía chiste.

  Tendré que notificarle a mi padre que ha aceptado el compromiso. ― Mito sonrió levemente y asintió ante las palabras del Senju creyendo que aceptaba el acuerdo.

― Estás dando por hecho que he aceptado el ofrecimiento de nupcias, Mito - chan. No me has dejado terminar para darte una respuesta. ― Interrumpió Hashirama dejándose llevar por su cambio anímico de alegría a tristeza por sentir que no se comprendían sus bromas.

― ¡Lo siento! Yo no quise… ruego me disculpe. ― Se apresuró Mito a disculparse con vergüenza.

― No tienes que disculparte, quizás sea mi culpa que te hayas precipitado. ― Intervino el Hokage sintiéndose incómodo por ver a la pelirroja justificarse. ― Estaba diciendo que eres una bella mujer y probablemente, tendríamos una agradable vida si acepto el acuerdo de Ashina - dono, a pesar de ser un matrimonio político aunque nos conociéramos después de una boda concertada, está el hecho del amor y el ser cónyuges no nos asegura enamorarnos, por mucho que ahora nos sintiéramos atraídos mutuamente. ― Argumentó con solemnidad sin mirar a la mujer. ― La posibilidad de que surgieran amantes sería un hecho y quiero saber si estaría dentro del tratado ya que podría ser una cláusula de anulación o de no poderse llevar a cabo la boda e incluso… ¿qué pasaría si ya uno de nosotros ya tuviese algún amante? Eso podría ser desastroso para un matrimonio político en el que ni siquiera han brotado sentimientos de cariño. ― Inquirió.

― Chichiue… supuso la posibilidad de que ya el Hokage contara con concubinas o el que solo aceptará porque el clan Uzumaki es reconocido en el mundo shinobi por el fuuinjutsu. Chichiue, en el contrato, solo indica el matrimonio de mi persona con el shodaime Hokage, no importa el si hay amor o atracción hacia mí persona, el si surgen amantes o ya el Hokage tiene su harem. El acuerdo es el matrimonio y yo traiga al menos un hijo que termine de forjar el tratado que Konoha con el clan Uzumaki. El Hokage es libre de que su corazón encuentre otra esposa o amante a la que amar aunque yo quede relegada. ― Mito indicó volviendo a recitar sus palabras mientras que sus ojos se mostraba la decepción de la posibilidad de quedar como una mujer desafortunada donde no importaba sus deseos y pensamientos.

― ¿Tú no tendrías la posibilidad de enamorarte y encontrar un amante en este acuerdo? ― Preguntó Hashirama con irritación, ya que sería más que un tratado egoísta donde no se tomaba en cuenta más que como moneda de intercambio a Mito para garantizar la estabilidad de un clan.

La pelirroja negó con la cabeza llevando una mano hasta su boca para ocultar sus labios fruncidos ya que ella sería la única que no le estaba permitido tener un amante y el matrimonio sería anulado, así como ella sería duramente castigada por su padre y en esas leyes no importaba cuan injusto estaba siendo con ella.

― Yo sería castigada durante por chichiue, si se anulara el matrimonio a causa de tener un amante… La posibilidad de engendrar en mi vientre un hijo que no es llevase la sangre del Hokage sería una vergüenza para mi clan y mi traición hacia el clan Uzumaki junto a la honorabilidad que merece Hashirama - san. ― Comentó la pelirroja con honestidad. ― No es correcto que una mujer le sea infiel a su marido o posea de un amante a pesar de estar en un matrimonio acordado y sin amor en el que se haya aceptado la libertad de tener una segunda relación. ― Susurró con coraje ya que esas reglas eran injustas para las mujeres porque al hombre si se le permitía hasta el tener una segunda esposa mientras que la mujeres no podían hacer nada al respecto.

Hashirama se quedó callado observando a la pelirroja que se contenía de mostrar su disgustó por aquellas reglas arcaicas.

― Entiendo. ― Contestó el Senju y sonrió con desgana al pensar en la propuesta que se le ocurrió en su intento de liberar a la mujer de ese destino tan opresor. ― Te propongo esto, Mito - chan, para que informes a tu clan y también para intentar buscar una opción para ti porque nadie merece soportar una vida afligida. Si te enamoras de otra persona antes o después de llegar a casarnos, el matrimonio se disolverá, haya hijos o no concebidos, sin necesidad de romper la alianza creada entre los clanes. Sé que suena tonto e imposible porque a causa de esto puedo haber conflictos e intentaré encontrar una solución para que Ashina – dono desista de su idea de casarnos. ― Comentó sin despegar la mirada de la pelirroja. ― Pero si tu felicidad es con otro, ten por seguro que yo te protegeré de quien quiera lastimarte. ― Prometió con seriedad.

Mito abrió tanto como le fue posible los ojos y la boca, era la primera vez que alguien pensaba en su situación, en la posibilidad de que ella también tuviera derechos como lo tenían los hombres.

― Pero… ¿¡cómo!? Aun teniendo su consentimiento, yo debo regresar a mi clan en el país del Remolino y ahí el Hokage no tiene autoridad. Además, si usted no me da la confirmación de estar de acuerdo con esta propuesta seré reprendida por no lograr el objetivo para el bienestar del clan Uzumaki. ― Farfulló sus dudas la mujer Uzumaki.

― Por eso voy expresar mi decisión en un mensaje que llevarás a Ashina - dono, con este acuerdo y si tanto desea este matrimonio político, no podrá tomar consecuencia sobre ti en caso de que encuentres a alguien que ames. Si eso pasa, te quedarás en Konohagakure, serás una habitante más de esta aldea y el clan al que perteneces deberá estar de acuerdo porque le otorgaré los servicios que piden a cambio de ofrecer a su Hime. ― Hashirama se levantó para acercarse a la pelirroja. ― Así nadie podrá forzarte a nada que no desees ni serás castigada por no poder cumplir las decisiones de otras personas. Mito - chan… yo estaré apoyando lo que tu decidas y sí el casarme contigo sea la única manera de poder salvarte de tu propio clan, no dudaré en hacerlo. ― Habló con decisión por la injusticia que debía atravesar la pelirroja.

Mito no sabía que decir, era tan maravillosas aquellas palabras que solo podía pensar en que realmente aquel hombre era un dios, el dios de los shinobis, y la ayudaría a ser feliz.

Mito se llevó las manos al rostro mientras las lágrimas no dejaban de derramarse de sus ojos, creyendo ser la mujer más afortunada y sintiendo que ella realmente se había enamorado de Hashirama a primera vista o quizás se enamoró de ser el único hombre que pensaba en ella como alguien que tenía opción a decidir, solo rezaba ser correspondida por el Hokage porque ella ya sabía que Hashirama era el hombre con quien quería pasar el resto de su vida.



-Fin-




Naruto - Sasuke

    Había necesitado de este enfrentamiento para poder sentirse satisfecho, al igual que mostrar sus emociones y sentimientos en cada golp...