Madara
estaba intentando leer un pergamino sobre los binjus pero sus ojos no se
despegaba del calendario en la pared con la marca sobre el día de hoy, hacía un
año que había escuchado a Hashirama sobre el repentino matrimonio con alguien
que no era el Uchiha y después de oír la explicación dada solo había dado un
plazo de un año para romper o deshacerse de la persona que se entrometía a la
relación que ambos hombres fundadores de Konohagakure mantenían.
Sin
embargo, Hashirama aún no cumplía la palabra e incluso, se había casado con la
mujer que se atrevió a retar a Madara Uchiha por el corazón y el amor de
Hashirama Senju aunque Madara sabía que ambas cosas le pertenecían ya que
Hashirama no dejaba de repetir y demostrar cuan enamorado estaba del líder del
clan Uchiha, la bondad de Hashirama era lo que impedía que se divorciara de la
pelirroja.
Madara
suspiró por centésima vez ese día, pensando en la situación en la que se
encontraba porque hacía un año dejó de ser el novio para convertirse en el
amante del Hokage.
―
¡Madara, ya llegué! ― La voz alegre de Hashirama se escuchó hasta la sala donde
Madara se encontraba, quien se levantó para ir a recibir al recién llegado.
―
Bienvenido. ― Respondió al saludo Madara sin ánimos cuando llegó a la entrada
donde el Senju se descalzaba. ― Tenemos que hablar. ― Indicó después de que
Hashirama terminó lo que hacía y se acercó al Uchiha para besarle en los labios
pero Madara giró el rostro, recibiendo el beso en la mejilla sin deseos de
sentir cariñosas muestras afectivas.
― ¿Ha
pasado algo? ― Preguntó Hashirama confundido por la actitud fría que había
tomado el Uchiha con él mientras lo seguía hasta la sala donde estaba el
olvidado pergamino que Madara intentaba leer.
― Es
de esperar que un idiota como tú olvidase lo que prometió. Al parecer, fui un
tonto al confiar en lo que me dijiste. ― Rezongó Madara recogiendo el pergamino
para dejarlo en una estantería que contenía más pergaminos minuciosamente
ordenados.
― ¿De
qué hablas? ― Cuestionó más confundido mientras seguía a su pareja. ― Dime que
no he olvidado nuestro aniversario porque creía que faltaba cinco meses para
ello. ― Balbuceó nervioso.
― ¿¡Si
serás idiota, Hashirama!? ― Inquirió con molestia para girarse y mirar al otro.
― Como eres incapaz de recordar, te lo contaré; Hoy se cumple un año desde que
te di de plazo para seguir juntos si seguías con la Uzumaki pero te has casado
con ella y sigues sin terminar tu mentira de matrimonio. El plazo se ha
acabado, Hashirama, y no puedo seguir contigo porque yo no voy a seguir siendo
el amante.
Hashirama
frunció el ceño cuando comenzó insultándolo aunque se lo merecía por olvidar
algo importante para Madara pero no pudo decir nada más que abrir sus ojos por
la sorpresa que le causó escuchar los reproches del Uchiha donde le notificaba
que estaba rompiendo su relación.
―
Madara… ― Llamó temeroso al recordar aquella promesa que descuidadamente había
aceptado creyéndola fácil de cumplir. ― Solo dame un poco más de tiempo y te
aseguro que lo terminaré… ― Pidió acercándose con cautela a su pareja para
tomarlo de las manos sin terminar que esa discusión terminara siendo el inicio
de una batalla entre ambos pero Madara rechazó el contacto al sentirlo para
alejarse del Senju, a quien le dolió el rechazo.
― No,
Hashirama, el tiempo se acabó. Te lo dije aquel día, yo no te esperaría más
tiempo, ni alargaría el plazo concediéndote más días porque si no te has podido
divorciarte en este año, ¿qué me asegura que lo harás en un mes más? ― Preguntó
con tristeza. ― Esto se acabó…
Al
Hokage le dolió en el alma escuchar lo que tuvo que comunicar su pareja pero
era consciente de que había fallado a Madara aunque no deseaba lo que estaba
pasando, Hashirama quería seguir con su relación porque no era mentira su amor
hacia Madara, ellos ya estaban juntos antes de la intervención del clan Uzumaki
y la propuesta de matrimonio que anunció la presencia de Mito en Konoha.
Las
lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos del Senju hasta derramarse sin
poder hacer nada mientras su garganta se sentía atorada por una obstrucción
invisible y sentía que su corazón estaba rompiéndose aunque su cerebro quería
encontrar una forma de que el tiempo se detuviera para encontrar una solución
rápida que evitara el desenlace.
―
Mada… Madara… por favor. ― Logró pronunciar con esfuerzo Hashirama sin
importarle que un hipido saliera desde su garganta ya que su mente no estaba
coordinando bien al comprender que Madara lo estaba dejando. ― Yo… tú… tú… ―
Balbuceó apretando los puños.
Madara
suspiró mientras tomaba asiento, esperando a que el impacto de la ruptura se disipara
un poco y el Hokage se marchara de su hogar donde ya su presencia no
significaba nada.
― ¿No
hay… alguna manera… de que no pase? No quiero… separarme de ti. ― Habló entre
sollozos Hashirama acercándose a Madara para tomarlo del rostro sin importar que
sus lágrimas gotearan sobre el rostro contrario. ― Te amo… ¡DEMONIOS… MADARA! ―
Gritó antes de lanzarse a los labios contrarios con desesperación, creyendo que
quizás aquel beso hablara por sí solo, pudiendo tener una pequeña oportunidad
de que Madara cambie de opinión.
Madara
llevó sus manos al fuerte cuello de Hashirama, disfrutando el beso como su
despedida, queriendo disfrutar del contacto un poco más antes de que la soledad
lo golpeara y por primera vez, Madara sintió que la calidez y dulzura del Senju
se volvía en un torbellino amargo donde estaba percibiendo con más intensidad
los sentimientos que Hashirama le profesaba porque eran idénticos a los que el
poseía.
― Esto
ya no puede ser… Hashirama. ― Dijo el dueño del sharingan cuando se separaron,
percibiendo el dolor agudizando en los ojos anegados de lágrimas del Senju. ―
Sabes que la única forma es que no regreses hoy al lado de tu esposa, por título,
y le envíes un comunicado de divorcio. Entonces… habría una oportunidad para
nosotros pero ambos sabemos que no lo harás, ella es más importante que el amor
que me tienes. ― Habló ocultando sus emociones y escuchando como el llanto
silencioso del otro hombre se intensificaba para volverse un rumor suave.
― No
sabes cuánto… he intentado alejarme de ella. ― Confesó Hashirama para abrazarse
de Madara buscando el consuelo de su amante y dar pequeños besos en el cuello
ajeno queriendo destruir el hermetismo que tenía el Uchiha con él. ― Yo… no he
estado con ella… lo sabes, Madara. Solo duermo contigo… despierto contigo… eres
el único con quien he hecho el amor… Madara. Yo te quiero… a ti, no a ella. ―
No podía dejar de hipar sintiendo que el hombre en sus brazos iba a desaparecer
para acabar abrazando a la nada.
― Y aun
así, continuas casado con ella porque es la que está a tu lado en los actos
públicos, en las visitas con el Daimyou y tu hermano no desea ahogarla con su
suiton. Incluso, no has cumplido la promesa que me hiciste porque no te importo
tanto como ella. ― Afirmó Madara la verdad. ― Te lo dije, un año te di de plazo
para que te deshicieras de esa mujer porque yo no quiero ser el otro, no me
gusta quedarme viendo cuando quiero estar a tu lado siendo parte de tu vida
como tu compañero no como un amante que debe permanecer oculto. ― Confesó
disgustado.
― Tu
siempre has sido parte de… mi vida. Toda mi vida… gira a tu alrededor. Yo… te
aseguro que he intentado que… he buscado la manera de romper el matrimonio… con
Mito pero cada vez que lo hago… ella empezaba a llorar, a gritar y Tobirama… me
pidió que no lo haga… porque hace un mes ella nos confesó… que está embarazada. Madara, yo no sé…. que haré
si me dejas, no sé cómo pasar esto… yo no puedo solo con esto. Te necesito. ―
Reveló Hashirama apretando un poco más el abrazo sintiendo que el Uchiha se
volvía rígido.
―
¿¡QUÉ!? ― Gritó Madara intentado separarse del otro hombre cuando escuchó lo
que dijo e intentaba asimilar las palabras. ― Explícate y más vale que seas
breve. ― Frunció el ceño furioso por lo que suponía dicha declaración.
Hashirama
le explicó todo lo que él conocía al respecto del embarazo de Mito, lo cual no
era mucho ya que nunca reveló quien era el padre del bebé que esperaba la pelirroja,
y una parte de Madara se sintió aliviado porque era obvio que Hashirama no le
pondría el cuerno, aunque no podía confiar en la Uzumaki ya que las mujeres
enamoradas eran capaces de hacer actos impensables, pero tampoco había logrado
que cumpliera su promesa con su propuesta, siendo que ahora no estuviese
enfadado porque Mito había logrado su cometido de quitarle a Hashirama con la
excusa de un embarazo.
― Tobirama
no deja de insistir… que tengo que permanecer a su lado… por el bien de ella y del
bebé que… espera. ― Terminó la explicación calmando la intensidad de su llanto.
― ¡Lo
ves ahora! Te dije que la alejaras de ti desde el día que apareció, que
rechazaras ese matrimonio que solo beneficia a los Uzumaki. ― Madara estaba furioso porque solo confirmaba
que el único que terminaría dañado en todo eso
serían ellos dos pero el saber la verdad no le hacía cambiar su
decisión. ― Ahora todo se ha complicado, Hashirama, no la vas a dejar porque
eres tan misericordioso que no la dejarás y te harás cargo de ese bebé. ― Habló
convencido y sintiendo el dolor que le hacía apretar sus puños en la tela del
kimono que vestía el Senju, sabía que su pareja no dejaría a la Uzumaki para
protegerla en su delicado estado.
―
Madara, por favor… te lo pido. Dame más tiempo… no quiero que esto termine, sé
que tú… también me amas. ― Suplicó Hashirama hundiendo su rostro en el cuello
contrario ahogando el sollozo. ― Por favor… ― Murmuró con la voz entrecortada.
― No,
no y no, Hashirama. Te lo dije desde un principio, yo no cambiaré mis palabras
a pesar de saber todo esto. No quiero ser el otro, ya te lo dije. Te di el
tiempo suficiente para terminar ese matrimonio pero no lo hiciste, esto se
acabó y si quieres que continuemos juntos tienes que elegir entre tu matrimonio o yo. ― Sentenció
el Uchiha entrecerrando los ojos y aguantando las ganas de llorar porque él ya
sabía la respuesta de su compañero, Hashirama no dejaría a la pelirroja en ese
estado.
Hashirama
apretó los labios con fuerza mientras sollozaba, la vida le había puesto
obstáculos nuevamente, justo cuando pensó estar en medio de un hermoso sueño y
ahora, dependiendo de su elección perdería algo importante de su vida.
― No
es cierto, sé que… no quieres mostrarte… a los demás y por eso te… comportas
como un gruñón… ― Comenzó a hablar Hashirama para separarse y ver el leve
sonrojo que se mostraba en el rostro del Uchiha ya que lo conocía lo bastante
como para saber que aquel comportamiento tan solo era fachada. ― Ella me
preocupa y no… puedo evitarlo pero… a ti te amo. ― Admitió empezando a calamar
su llanto mientras acariciaba la mejilla derecha del su ex amante. ― Y te
necesito… te amo tanto pero yo… no puedo. ― Retiró todo contacto del cuerpo
contario para llevar sus manos al rostro para volver a sollozar con intensidad.
Madara
suspiró, sabía que ocurriría eso porque Hashirama era un buen hombre y dejarlo
ahí, en esa situación en la que quedaría herido para resolver un problema que
no debería del que responsabilizarse después de todo lo que habían tenido que vivir,
no era lo más alentador.
― No
usaré el sharingan en ti, no sería justo para ninguno de los dos que sellara
tus recuerdos conmigo, quiero que los atesores aunque te cause daño o te
produzcan pesadillas. ― Irrumpió Madara mientras giraba el rostro sabiendo que
podía oírse cruel pero era más egoísta que él solo conociera el sueño que vivió
junto a Hashirama, sabiendo que el Senju quizás ni siquiera hubiera pensado en
la posibilidad. ― Yo también te amo, eres la única persona que me importa ambos
sabíamos que esto iba a terminar pronto. Toma como consuelo lo que hemos
compartido juntos y aprende sobre lo que ha provocado toda esta situación
porque no puedes contentar a todo el mundo Hashirama, eso es lo que te ha hecho
que me pierdas hoy. ― Se giró para dar la espalda al Hokage. ― Te pido que te
marches de aquí, necesito estar solo después de que ambos sabemos cuál es tu
elección pero la próxima vez que nos veamos, ya no seremos los mismos. ― Indicó
para escuchar el crujir de la madera a su espalda indicando que el otro hombre
se ponía de pie.
―
Perdóname y… gracias por todo, Madara. ― Hashirama no puedo más que agradecer
mientras buscaba en el bolsillo de su hakama un pequeño paquete que depositó
sobre la mesa. ― Yo… ― Calló abruptamente comprendiendo que no tenía derecho a
decir nada más y lo mínimo que podía hacer era lo que pedía ya que él era el
responsable de todo. ― Konoha no será… tu enemigo y no borraré lo que vivimos…
juntos, no deseo olvidarlo. Te amo… ¡Adiós, Madara! ― Se despidió el Hokage derramando
lágrimas porque ese día había perdido el lazo que tenía con la persona que ama.
Madara
se permitió derramar las lágrimas cuando la puerta de la sala se cerró y
escuchó los pasos a la salida de la casa, fue entonces cuando se giró y vio la
pequeña caja de madera. Se apresuró para lanzarla pero el líder Uchiha se
detuvo antes de cumplir tal acto y la abrió para encontrar un anillo de oro en
el interior de la pequeña caja y en el cual, estaba grabado su nombre junto al
del hombre que se había marchado de su casa, logrando hacer que comenzara a
llorar con más intensidad porque ese anillo solo era un símbolo de un sueño que
vivió pero terminó en una horrible pesadilla.
- Fin-