lunes, 30 de septiembre de 2019

Hiruzen - Danzou



Los nuevos genins que ese día se graduaron de la academia shinobi de Konoha no podían evitar sonreír tontamente debido a que lograron el pequeño paso para empezar a forjar su camino ninja.

Danzou Shimura estaba alegre al ver su bandana con el símbolo de la villa en sus manos mientras caminaba detrás de uno de sus compañeros, Hiruzen, quien también se graduó de la academia como genin junto a él y no dejaba de hablar pero Danzou aunque escuchaba a su amigo hablar y hablar, no lo estaba prestando atención a lo que su amigo decía.

― ¿Quieres venir a entrenar? ― Preguntó Hiruzen, despertando a su ausente compañero que lo miró confundido haciéndolo reír. ― Estoy tan contento por ser ya un genin que necesito gastar toda esta energía extra que poseo y te preguntaba si quieres ir a entrenar conmigo. ― Danzou asintió un poco avergonzado por ser sorprendido ensimismado en sus pensamientos ya que no estaba prestando atención a lo que hacía o decía su amigo. ― Sígueme y prepárate para perder. ― Habló divertido antes de comenzar a correr por las calles de Konoha.

― En tus sueños, Sarutobi. ― Contestó Danzou tan alegre como su amigo para seguirlo hasta uno de los tantos campos de entrenamientos de Konoha.

Llegaron al campo de entrenamiento donde comenzarían a entrenar aunque Hiruzen ya estaba haciendo estiramientos con impaciencia para luego, girarse hacia donde estaba su compañero con una sonrisa radiante.

― ¿Qué quieres entrenar primero, Danzou? ― Preguntó sin poder esperar a moverse.

― Podemos hacer un poco de taijutsu, eso estaría bien para alguien como tú, Sarutobi. ― Respondió con desdén mientras tomaba posición de ataque en espera de recibir el primer movimiento del otro chico.

Cuando Hiruzen escuchó a su compañero, también se puso en posición de combate de taijutsu para dirigirse hasta el otro chico y comenzar el combate de práctica.

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Los jóvenes comenzaron a gastar su energía mientras atacaban, detenían o esquivaban los golpes contrarios hasta que ambos chicos quedaron exhaustos.

― Ha sido un gran entrenamiento. ― Dijo Hiruzen divertido mientras se dejaba caer al suelo para descansar su cuerpo.

― No eres tan fuerte, si ya te has agotado será una pésimo ninja. ― Se burló Danzou mientras se tumbaba sobre la hierba a un lado de su amigo.

― ¿¡QUÉ HAS DICHO!? Aún tengo fuerza para patearte el trasero. ― Amenazó con molestia. ― Un día yo me convertiré en Hokage y entonces, tendrás que rectificar tus palabras y mostrarme respeto, Danzou. ― Aseguró elevando su puño.

― No voy a dejar que un debilucho se convierta en Hokage. ― Advirtió con una sonrisa por lo fácil que es molestar a su amigo.

― ¡DEBILUCHO! ¡Este debilucho te ha derrotado más de diez veces! ― Exclamó Sarutobi mirando de manera fulminante a su amigo.

― ¡Eso no es verdad, Sarutobi! ― Contradijo mientras Shimura se cruzaba de brazos en su posición recostada al mismo tiempo que su ceño se fruncía. ― Solo cinco veces me has logrado derrotar mientras que yo te he vencido ocho veces. ― Recordó cerrando sus ojos.

Danzou abrió los ojos lentamente para mirar a su compañero que estaba con la boca abierta y señalándolo como si quisiera acusarlo por algo, logrando que se riera por la discusión que estaban manteniendo.

― Aunque ya verás, ¡yo seré el tercer Hokage! ― Aseguró Hiruzen llevando sus brazos hacia el cielo con emoción después de retomar la compostura y su personalidad alegre.

― ¿El tercero? ― Preguntó curioso Danzou mirando al otro chico con curiosidad.

― Es obvio que Tobirama-sama será el segundo Hokage cuando el primero decida dejar el puesto. Por eso, seré el tercer Hokage. ― Explicó consciente de la realidad y los rumores que indicaban al hermano del actual Hokage como la mejor opción para ocupar el puesto como sucesor de líder de la aldea ninja.

― Si… si, Sarutobi. Tendrás que esforzarte mucho para llegar a ser Hokage. ― Comentó mientras ponía sus manos sobre su panza en espera de la reacción de su amigo.

― ¡DEJA DE REIR A MI COSTA! ― Gritó Hiruzen mientras fruncía el ceño porque aun cuando Danzou era su amigo, este no dejaba de molestarlo a cada que podía con sus comentarios. ― Me voy, no quiero seguir escuchando tus burlas hacia mí. ― Indicó haciendo un mohín.

― ¡Espera! ― Ordenó Shimura tomando del brazo a su compañero. ― No lo hago a propósito pero es divertido ver tu cara molesta. ― Dijo para soltar al otro chico y caer riéndose sobre la hierba por el rostro extraño que había vuelto a poner su amigo a causa de sus palabras. ― Es tan inevitable, te ves muy chistoso pero no era lo que quería decirte. ― Aclaró mientras calmaba su risa.

― ¿Y qué es? ― Preguntó con recelo a que se tratase de otra broma de Danzou.

― Yo seré tu rival, no puedo dejar que alguien como tú tenga el camino libre para llegar a ser Hokage. ― Afirmó sin la sonrisa en sus labios para mostrar que hablaba seriamente. ― No importa si somos amigos, yo también quiero ser Hokage y eso nos convierte en rivales desde hoy. ― Concluyó mientras escuchaba suspirar a Sarutobi quien sonrió.

― No tendrás posibilidad alguna frente a mí. ― Aclaró Hiruzen recostándose sobre la hierba cerca de su amigo para elevar su brazo con su dedo índice estirado como si señalara algo en el cielo. ― Yo voy a llegar a ser  el Hokage y cuidaré de toda Konoha. No importa si te vuelves mi rival, sé que lo lograré y podrás verlo con tus propios ojos. ― Sonrió con convicción.

― Es una promesa. ― Murmuró Danzou para levantarse de donde estaba recostado. ― Ya debo irme, se ha hecho muy tarde y mañana conoceremos quien será nuestro sensei. ― Recordó mientras extendía su mano para ayudar a Hiruzen a levantarse.

Hiruzen asintió mientras sonreía, levantándose quedando de pie con ayuda de su amigo y declarado rival.

― No puedo esperar hasta mañana. ― Reveló Sarutobi para sentir como recibía un golpecito en la frente por su compañero quien lo miró con una sonrisa tierna que jamás había visto en Shimura y haciendo que Hiruzen se sonrojase al mismo tiempo que su estómago se sentía extraño.

― Idiota. ― Susurró Danzou antes de marcharse dejando a un sonrojado Hiruzen que se tocaba la frente sin entender que había sucedido o que había sido aquello que sintió en su barriga.



-Fin-





lunes, 23 de septiembre de 2019

Hashirama - Tobirama



Tobirama estaba feliz, finalmente su hermano se había deshecho de Madara Uchiha, el hombre que representaba un problema para el bienestar y crecimiento de Konohagakure, especialmente ahora que la aparición de otras villas similares y que fueron creadas tomando a Konoha de ejemplo, estaban en una situación inestable que solo anunciaba una guerra muy diferente a las realizadas en el pasado, cuando eran clanes independientes.

Sin embargo, Tobirama sabía que algo había pasado con su hermano y no se trataba de que su cuñada se hubiese convertido en un jinchuriki o que debido al apresurado sellado utilizado en la pelirroja, el jutsu tuviera consecuencias en Mito como el que su vientre fuera dañado y ya no pudiese concebir. Tobirama era consciente que para su hermano mayor era una nimiedad que no resultaba un verdadero problema. Además, la pareja ya contaba con hijos propios y no tenían que preocuparse por la concepción de un bebé.

El hombre albino no dejaba de preguntarse qué había ocurrido en esa batalla de hace unos días atrás para que hubiera logrado cambiar tanto la personalidad de Hashirama pero hasta que lo descubriera, él seguía observando agudamente a su hermano. Tobirama estaba preocupado por su familiar y no estaba seguro de si ese nuevo estado en Hashirama era un problema para enfrentarse a lo que estaba por venir.

― Se hará una reunión con los Kages de cada aldea y quiero que me acompañes, Tobirama. ― Habló Hashirama mirando a su hermano después de leer uno de las tantas hojas que había sobre el escritorio que ocupaba.

― Alguien debe quedarse como dirigente en tu ausencia, aniya. ― La respuesta parca de Tobirama hizo que Hashirama negara con la cabeza.

―Ya he pensado en ello, dejaré a Mito y Touka en nuestra ausencia. Necesito que vengas conmigo como un shinobi de confianza, es la primera vez que se realiza una junta de líderes de aldeas ninjas. Es un evento importante, espero sea una oportunidad para acordar la paz y no vuelva a comenzar una guerra que solo puede traer sufrimiento. ― Habló el Hokage con esperanza de que la reunión de Kages ayudara a solucionar la tensión que parecía haber entre las recién creadas villas shinobis.

― Iré contigo, aniya, pero tengo dudas de que sea tan fácil llegar a un acuerdo de paz. ― Respondió Tobirama sin dejar de escrutar a su hermano.

Hashirama asintió para regresar su atención a los documentos sobre su mesa sin dejar de sentir la mira penetrante de Tobirama, era consciente de que su hermano deseaba preguntarle sobre su encuentro con Madara desde la noche que llegó anunciando la muerte del Uchiha aunque no llevaba el cadáver de su ex amante porque él mismo se ocupó de encontrar un lugar oculto para que descansara pero aún Tobirama no abordaba el tema e hizo que escapara un pequeño suspiro de sus labios.

― Di lo que quieras preguntarme, Tobirama. ― Animó al otro hombre mientras inspiraba derrotado con sus ojos atento en su hermano.

Resultado de imagen de Hashirama and Tobirama― ¿Qué sucedió? ― Preguntó sin rodeos el hombre albino. ― Después de tu enfrentamiento con el Uchiha regresaste diferente, Hashirama… ― Comentó mirando a su hermano directamente a los ojos. ― ¿Qué tanto te dijo o hizo el Uchiha para estar en ese estado miserable? ― Agregó esperando una respuesta concreta del mayor porque Madara tenía ese poder sobre su hermano, dejarlo en aquel estado tan lamentable. Luego de tantos años, su hermano nunca pudo dejar de amar al Uchiha y no era un secreto para nadie.

Hashirama suspiró, no creyó que se apreciara tanto el vacío que sentía de haber perdido a Madara como para entender que nada de lo que tenía iba a curar esa herida que el ex líder Uchiha dejó en él.

― Ya sabes cuán importante es Madara para mí, lo que él significaba. ― Comenzó a explicar Hashirama intentando encontrar las palabras para expresarse.

― No me des un rodeo, aniya. He soportado todo este tiempo tu encaprichamiento por ese Uchiha como para que ahora no seas concreto. ― Cortó Tobirama molesto. ― Ve directo al punto. ― Exigió cruzando sus brazos sobre su torso.

― El perdió un hijo. ― Musitó bajando la mirada con tristeza mientras parecía que su enorme cuerpo se encogía en su asiento detrás del escritorio.

― ¿Y…? Muchos padres, especialmente los shinobis, pierden a sus hijos. Pudo intentar volver a embarazar a la mujer o buscar otra para que tuviera a sus hijos. ― Indicó con frialdad sin entender por qué ese hecho afectaba tanto a Hashirama.

―No lo entiendes… fue mi causa que su hijo no esté vivo, así como es mi culpa que Mito no pudiese tener a su bebé. ― Habló el Hokage comenzando a derramar lágrimas.

― ¿Por qué sería tu culpa que perdiera a su hijo? No entiendo porque te afecta tanto. ― Indicó comenzando a procesar lo que hasta ahora le había dicho su hermano, quedando callado por un momento, pues cuando Mito había estado embarazada y perdió al bebé de manera natural, Hashirama no se vio tan mal. ― No me digas que él… ¿él te dijo que estaba esperando? ― Pregunta con escepticismo mirando a su hermano.

Hashirama asintió con la cabeza mientras comenzaba a llorar con fuerza, le dolía conocer lo ocurrido porque Madara había perdido a su hijo por su causa ya que no insistió ni detuvo su marcha de Konoha.

Tobirama soltó un gruñido de sorpresa por la afirmación de su hermano mientras su cabeza comenzaba a doler.

― ¿Y cómo sabes que no mentía, Hashirama? ― Pregunta sin creerse del todo que el Uchiha estuviese esperando un hijo de su hermano, sabía que Madara era un hombre extraño pero la posibilidad lo aturdía y sin hacer mención a la naturaleza que limitaba a las personas para poder procrear.

― Él no mentía, Tobirama. No me hubiera dicho si no fuera que ese infante llevara mi sangre también. Madara me lo contó con tanto dolor en su voz que no tuve dudas sobre lo real que eran sus palabras. ­― Habló de manera entrecortada recordando la voz de Madara cuando dijo aquello y como había llevado una de las manos al vientre como si allí albergara un ser que crecía aunque ya no había nada ahí. ― Se oía tan roto, igual a cuando me confesó que Izuna había muerto… ― Comentó mirando a su hermano. ― ¡Si no fuera un cobarde! ¡NUESTRO HIJO ESTARÍA VIVO!¡MADARA ESTARÍA VIVO! ― Exclamó lleno de dolor mientras golpeaba las manos sobre su escritorio.

Tobirama deshizo sus brazos para llevar una de sus manos a la cabeza para masajearla intentando hacer desaparecer el creciente dolor que sentía mientras su otra mano se dirigió a la cadera. Tobirama no entendía nada en absoluto, mucho menos sabía dar ánimos o dar apoyo pero en toda esa historia había algo que no se ajustaba a la realidad y es ¿por qué Hashirama creía algo así cuando no era probable? Madara era hombre y por tanto, no podía embarazarse como una mujer.

― Estamos hablando de Madara, él era hombre y no una mujer. Por un momento, estamos hablando de él como si fuera una mujer y por tanto, no pudo estar gestando un hijo a no ser que el fuera el padre del niño que debió estar gestando alguna mujer que tuviese la estúpida idea de tener sexo con un hombre como ese Uchiha. ― Recordó Tobirama, aún se preguntaba cómo era que su hermano lo había hecho olvidar lo obvio y lograr que pensara algo tan bizarro hacia un hombre que lo único femenino que podía tener era usar un henge. ― ¿O es qué era una mujer e incluso, tú ocultaste su género? ― Ironizó mientras rodaba los ojos. ­― Aniya, Madara solo inventó eso para que reaccionaras como lo haces. Probablemente, utilizó algún genjutsu para que sintieras como reales sus palabras pero todo fue una mentira con el objetivo de que sufrieras porque no pudo obtener su objetivo. Un hombre no puede quedar en cinta por mucho que lo intente. ― Frunció el ceño mientras su hermano mayor seguía sin dirigirle la mirada y derramando lágrimas desconsoladas.

― No, Tobirama. Si Madara hubiera usado algún jutsu rápidamente me habría percatado y neutralizado el ataque pero él era un hombre con esa maravillosa cualidad que pocas veces ocurren en el mundo porque no solo las mujeres pueden gestar, algunos hombres también tienen la posibilidad y Madara podía lograrlo debido a que nació con ese extraordinario don. ― Afirmó apretando sus puños sin poder detener sus lágrimas. ― Él me lo contó hace mucho tiempo, antes de que nosotros… ― Se mordió el labio con fuerza por los sentimientos que lo abordaban aunque Tobirama a duras penas logró escuchar las palabras de su hermano por lo bajo que habló.

― Pero eso… no puede ser real. ― Insistió Tobirama sin saber cómo reaccionar a la confesión.

― Lo es, es la verdad. Cuando Madara me lo dijo pensé que bromeaba y se enfadó mucho conmigo porque se sintió ofendido por mi incredulidad pero me incomodaba que él estuviera molesto conmigo, así que comencé a investigar. Podría decir que fue por él que me interesé en el ninjutsu médico porque era la única manera en la que comprobé cuan cierta eran las palabras de Madara. No es un suceso común en las personas y ha ocurrido en más ocasiones pero son pocos los hombres y mujeres que nacen con ambos géneros. ― Hashirama se levantó de la silla para girarse y ver las calles de Konoha desde la ventana más cercana. ― Sé que no mentía esa vez, que habló con sinceridad y si me reveló algo tan importante mientras moría en mis brazos, solo era para decirme que su hijo también era mi hijo. ― Se llevó las manos al rostro sintiéndose quebrado por no haber estado con Madara para que nada de eso pasara.

Tobirama no entendía nada, estaba sorprendido por lo que su hermano le reveló y él ni era consciente de que existieran personas así, mucho menos de que Madara pudiera engendrar, logrando que se sintiera como un completo ignorante pero ver tan destrozado a su hermano lo entristecía.

El hombre albino chasqueó la lengua y se acercó a su hermano, apoyó la mano en el hombro del mayor, no sabía que debía decir, siempre había sido malo para dar apoyo o ánimos, solo podía quedarse ahí, junto a su hermano mayor para tratar de consolarlo de alguna manera con su presencia.

Hashirama sintió otra vez las lágrimas deslizándose por sus mejillas cuando el contacto de Tobirama en su hombro lo hizo girarse para verlo, sabía que estaba tratando de brindar apoyo pero él perdió todo ese día; a la persona que ama y saber que pudo haber tenido un hijo, una familia junto a Madara, lo hacía sentir devastado.

― Sigo sin creerme del todo el que él haya tenido un hijo pero si tú lo dices… yo creo en ti, aniya. ― Susurró Tobirama.

― No te preocupes, sé que es difícil de creer. Ya te dije que yo mismo no pude creerlo en un principio pero pude comprobar ese don que poseía en nuestra corta convivencia. Ojala nada hubiera ocurrido como pasó, yo debí cuidarlo y no dejar que abandonara mi compañía. ― Se lamentó, limpiando su rostro.

― Nada ha sido tu culpa, aniya. Él decidió marcharse y nadie sabía que podía suceder, ahora debes recordar que sigues teniendo hijos, esposa y esta villa que te necesita. No puedes dejar todo lo que has conseguido y anhelaste desde que eras un niño. ―  Dijo el hombre albino.

― Tienes razón, Tobirama. ― Contestó mirando nuevamente Konoha pero sabía que todo eso no haría desaparecer su dolor y tampoco borraría el recuerdo de Madara de su corazón.



-Fin-




lunes, 16 de septiembre de 2019

Hashirama - Madara V




Después de años sin saber de Madara Uchiha, este regresó, gritando el nombre del Hokage, exigiendo un combate sin sentido por todo lo que le había hecho y amenazando con destruir Konoha si no aceptaba su demanda.

Hashirama no había podido olvidar en todo ese tiempo a Madara y había sentido alegría cuando lo vio dando voces a la entrada de Konoha, sabiendo que no había dejado de amarlo en todo esos años que transcurrieron desde que se marchó pero no podía permitir que Madara cumpliese sus amenazas. El líder Senju tenía dos hijos con Mito y no quería que desaparecieran por lo que había ocurrido en el pasado, sin importar que las amenazas de destruir todo lo que con duro esfuerzo logró construir, Hashirama corrió hasta donde se encontraba el Uchiha para enfrentarlo.

La batalla empezó cuando Hashirama logró alejarse, seguido de Madara, unos kilómetros de Konoha. Madara agotado de seguir al otro ninja, fue el primero en atacar sin dejar hablar al Hokage, antes de que sus emociones tomaran el control sobre él, donde había sido perseguido por el recuerdo apasionado de Hashirama e influyeran en su decisión de combatir.

Hashirama observó asombrado como Madara invocaba al nueve colas antes de abalanzarse hacia él, podía asegurar de que Tobirama y Mito lo vieron salir a toda prisa de Konoha para enfrentarse a Madara y que correrían hacia él para ayudarlo pero tardarían en llegar a donde se encontraban. Por ello, debía contener al monstruoso zorro en lo que llegaba a su encuentro su hermano y esposa.

Madara apretó las empuñaduras de sus armas con enfado, Hashirama aún era demasiado bueno en el combate, parecía que no se había arruinado después de tantos años inactivos y el deseo de derrotarlo empezaba a mezclarse con su anhelo de tener al líder Senju enredado en él, en medio del desastre que sería su lecho.

La llegada de Mito junto a Tobirama, ayudó a Hashirama para detener al Kyubi y poder seguir la batalla contra Madara.

Mito se ofreció como jinchuriki del binju de nueve colas ya que no contaban con tiempo de encontrar a otra persona que pudiese ser el contenedor de la bestia de chakra. La pelirroja era consciente de cuál sería su condición al guardar al Kyubi en su cuerpo tan precipitadamente pero era más importante que el binju fuese retenido para evitar que el monstruoso zorro destruyera Konoha por orden de Madara y ella, no estaba dispuesta a perder a sus hijos.

Tobirama tomó en sus brazos a Mito después de que su hermano terminó el sellado del binju, cuando la mujer se desmayó y por orden del Hokage. Se alejó del campo de batalla con la pelirroja inconsciente en sus brazos, deseándole fortuna a Hashirama para que de una vez, hiciera desaparecer a Madara Uchiha y dejase de ser una amenaza para el mundo ninja pero especialmente para Hashirama.

En un extraño movimiento que su oponente hizo, Hashirama vio como Madara se abrazó a su cuerpo mientras cargaba su guadaña hacia él. Empujó con fuerza al Uchiha sin percatarse de que su adversario lo había mordido e incluso, desgarrado un pedazo de carne del que no se percató, debido a que su cuerpo se regeneraba rápido y la adrenalina que fluía por sus venas.

― ¡Madara, detente! Olvidaré todo si no continúas con esta pelea. ― Pidió Hashirama agotado por la batalla y el gran uso de chakra.

― No me detendré hasta que tú y toda esa aldea hecha con mentiras, desaparezca. ― Respondió.

― Si ese es el caso... ― Murmuró el Hokage con dolor pero no podía permitir que Madara destruyera todo lo que en un comienzo crearon, no podía dejar que sus hijos perecieran ya que fue lo único que lo ayudaba a seguir adelante mientras extrañaba a su ex-amante. ―No importa si eres mi hermano, hijo o amigo. Si atacas Konoha, yo seré quien acabe contigo porque es mi responsabilidad como Hokage el cuidar de Konoha. ― Afirmó confiado mientras su corazón se destruía en su pecho para enfrentarse a Madara con todo su poder como no lo había hecho antes.

El combate ocasionó cambios a la geografía de la zona debido a lo arduo y violento que se desarrolló la pelea pero finalmente, Hashirama logró vencer a Madara.

Madara miró la hoja de la espada que atravesaba su pecho, la cual daba fin a su pelea personal y podía sentir el cálido aliento de Hashirama golpear en su nuca, arrastrando viejos y anhelantes recuerdos de un tiempo que ambos se compenetraban.

― Esto no debió terminar así. ― Dijo Hashirama con tristeza y agotamiento, sabiendo que poco tiempo de vida le quedaba a la persona que había compartido gran parte de su vida.

― No hay otro destino para nosotros. ― Contestó Madara con una sonrisa extraña, por fin había llegado el fin y se sentía agradecido de que fuese así porque finalmente, podría llevar su plan a cabo. ― Yo… no he podido dejar de pensar en ti, durante… todo este tiempo. ― Confesó en un acto impulsivo.


Un pequeño nudo se formó en la garganta de Hashirama al escuchar aquellas palabras del moreno aunque habían pasado los años, él tampoco había dejado de pensar en el Uchiha.

― No eres el único, Madara. ― Reveló en voz baja.

― Eso dices pero hiciste tu vida, Hashirama. Te olvidaste de mí… ― Susurró con dolor Madara. ― Te odio y detesto a esa mujer. ― Afirmó lleno de furia y dolor, sentía como poco a poco su vida se iba apagando.

― Tú fuiste el que me dejó y no quiso darme más tiempo, Madara. ― Sabía que era bajo decir aquello pero por no querer lastimar a Mito, no pudo terminar su matrimonio y rompió la promesa que le hizo al poseedor del Sharingan.

Una risa desdeñosa escapó de la boca de Madara al oír las palabras de quien fue la persona más importante en su vida y a pesar de que solo moriría por unas horas, deseaba que Hashirama se fuese de ese mundo, persiguiéndolo para mostrarle su amor aunque su deseo fuera egoísta, no le importaba pero no había logrado ocasionar ni una sola herida grave al Senju y lo lamentaba porque Hashirama no tendría una cicatriz física que le recordará su existencia después de unas horas.

― Sabes que no estás siendo honesto, tú… no cumpliste la promesa. ― Murmuró Madara sintiendo sus parpados más pesados. ― Y ahora, me dejarás ir solo… ― Afirmó con furia y tristeza.

― En todo este tiempo, no te he dejado de amar pero no puedo permitir que destruyas todo lo que una vez construimos y mueran personas inocentes por mis culpas. ― Hashirama acercó su rostro a la cabeza contraria para dejar un beso sobre el cabello empapado de Madara. ― No dejas este mundo solo, te llevas mi corazón contigo como hiciste años atrás, cuando decidiste marcharte. ― El sentimiento miserable solo ocasionó que brotaran lágrimas de sus ojos del Hokage porque entre sus manos estaba desapareciendo la persona que ama.

― ¿Cómo siempre tiene que salir ese lado compasivo tuyo…? Odié esa parte de ti. ― Arrastró cada palabra Madara sintiendo como perdía fuerza en sus piernas, hubiese caído si el líder del clan Senju no hubiera actuado de manera rápida. ― No mientas Hashirama, tú corazón dejó de pertenecerme cuando la preferiste a ella y a tu tonta aldea… ― Suspiró lleno de dolor mientras una pequeña lágrima se deslizaba por uno de sus ojos.

― Sabes que no es verdad lo que dices, siempre te amé, te amo y he estado dispuesto a todo, Madara. ― Apretó el agarre que tenía sobre la cintura del Uchiha.

― Si hubieses estado dispuesto a todo, nunca habrías olvidado la promesa que me hiciste de dejarla, nunca tomaste con seriedad nuestra relación, por tu culpa lo perdí, perdí a mi hijo… ― Ahogó un quejido de dolor llevando una mano a su vientre, relevando aquella verdad que llevaba ocultando desde hace muchos años. ― Lo bueno que todo acabó y podré reunirme con él y mi hermano… ― Susurró comenzando a cerrar los ojos. ― ¡Adiós, Hashirama…! ― Fue lo último que logró decir antes de cerrar sus ojos para dejar aquel mundo al que volvería horas más tarde sin que nadie pueda saberlo.

Hashirama no pudo contener más los sentimientos que retuvo mientras escuchaba con atención, lloró con más fuerza al sentir como el Uchiha murió. Además, Hashirama se sentía aún más devastado por la revelación que le dio Madara.




-Fin-



lunes, 9 de septiembre de 2019

Hashirama - Mito II



Mito se sentía devastada, había perdido al bebé en su cuarto mes de embarazo y aunque muchas personas dijeron que era algo habitual en las mujeres primerizas, no había sanado aún el vacío que dejó la perdida de la vida que portó en su vientre.

La mujer caminó por la torre Hokage buscando a su esposo, aunque ahora su vida conyugal hubiera empezado a forjarse en pequeñas citas, las cuales eran más comunes en una pareja de novios que de casados pero había logrado que Mito tuviese un aliciente para seguir adelante. No obstante, la pelirroja era consciente que todo el avance se debía a la desaparición de Madara Uchiha y esperaba no volver a ver al shinobi que interfería en su relación amorosa con Hashirama porque temía de volver a sentir que su esposo se alejara de ella para estar a su lado.

― ¡Hashirama! ― Llamó Mito al Hokage cuando llegó justo a tiempo para percatarse de que Hashirama salía del despacho.

― ¡Oh! Pensé que debía ser yo quien fuera a buscarte. ― Dijo con una sonrisa el hombre mientras la pelirroja se acercaba a él para emprender camino fuera de la torre caminando uno junto al otro.

― Creí que sería una buena sorpresa venir hasta aquí e ir a comer a alguno de los puestos. ¿Qué te parece si comemos inarizushi? ― Preguntó aleatoriamente Mito mientras llevaba su dedo índice a la barbilla, pensando en los establecimientos que hacían delicioso el platillo.

Hashirama gruñó levemente en aceptación aunque, realmente, el Hokage no pudo evitar deprimirse por el nombre de la comida que Mito pensó almorzar ese día junto a él, ya que se trata de la comida favorita de Madara y el recuerdo del ex líder Uchiha, aún el provocaba que los recuerdos junto a él le picara en los ojos y corazón. Hashirama aún no olvidaba al que fue su amante y sabiendo que estaba haciendo mal al tomar a Mito como un reemplazo, alimentando el amor que la pelirroja sentía hacia él pero la lastima se mezclaba con la culpa siendo que sintiera con mayor fuerza las obligaciones hacia su esposa, lo que lograba que Hashirama esté unido a Mito.

― Pensé en que Tobirama - kun se ve muy solo y le dije que podría presentarle algunas de mis amigas pero se negó rotundamente, ¿sabes si tu hermano está saliendo con alguien? ― Interrumpió Mito los pensamientos de Hashirama, logrando captar lo último dicho por su esposa.

― ¿Tobirama? Realmente… no lo sé, Mito - chan. Él siempre está haciendo algo o regañándome por algo que desconozco en mi oficina aunque… quizás debería de tener un poco más de tiempo libre. ― Musitó Hashirama sin ánimos, lo cierto es que Tobirama era el único que sabía de su situación sentimental y quien lo consolaba cada que los recuerdos de Madara asaltaban su mente, de lo feliz que fue junto al Uchiha porque le había contado a Tobirama hasta el motivo de la marcha de Madara y su sentimiento de desdicha por no ser capaz de retener a su amante junto a él.

― Umm… ― Mito se llevó un dedo a la barbilla para pensar. ― Tal vez si lo esté y no quiere decir. ― Comentó con un tono divertido. ― Podríamos seguirlo y averiguar si sale con alguien. ― Sugirió para sonreírle a su marido.

― Mito - chan, Seriamos descubierto rápidamente. ― Comentó después de soltar una pequeña risa al escuchar a la pelirroja intentando hacer de casamentera. ― Además, no quiero hostigar a Tobirama, él tiene un carácter fuerte y lo que menos quiero es que me esté regañando por intentar buscarle pareja.

― Aburrido… ― Respondió Mito con una sonrisa divertida para abrazarse al brazo de su esposo cuando salían por la puerta principal de la torre Hokage.

Hashirama le sonrió a la pelirroja dejando que esta se abrazara a su brazo, todo el trayecto hacia el restaurante lo hicieron en silencio, mirando los diferentes puestos por los que pasaban, percatándose de que había cada vez más tiendas en Konoha.

La honorable pareja llegaron a un pequeño restaurante y no tuvieron problemas para ocupar una mesa distinguida. Incluso, la comida les fue servida rápidamente.

― ¿Qué es lo que ocurre? ― Preguntó Hashirama viendo como la pelirroja no dejaba de suspirar y removerse en su asiento después de dar un pequeño mordisco a su comida, la cual tardaba demasiado en comer. ― Espero no sigas pensando en molestar a Tobirama porque te aseguro que es mejor olvidar esa idea ya que no querrás conocerlo enfadado. ― Aconsejó.

― No… no es eso. Estaba pensando en nosotros. ― Contestó Mito bajando la voz hasta convertirlo en un susurro.

― ¿Nosotros? ― Repitió Hashirama con duda mientras elevaba una ceja.

Mito asintió con la cabeza mientras observaba lo que quedaba de su comida.

― No entiendo, ¿te estoy incomodando? Sé que mi personalidad es un poco molesta pero te aseguro que no puedo evitar mis cambios de humor. ― Hashirama comenzó a disculparse intentando no deprimirse más de lo necesario para no estresar a su acompañante.

― ¡NO! No, no tiene nada que ver eso, de hecho… me parece muy lindo que puedas mostrar tus emociones con facilidad y no las ocultes. ― Se apresuró a interrumpir para que el Hokage no siguiera malinterpretando la situación.

― No entiendo, ¿qué te inquieta tanto de nosotros? ― Inquirió preocupándose por Mito.

― Yo… me preguntaba cuánto tiempo más va a tener que pasar antes de por fin ser un matrimonio real. ― Aclaró con un poco de inseguridad a su marido. ― Sé que prácticamente estamos empezando nuestro matrimonio y he cometido errores que lamento pero también me pregunto, si se debe a lo sucedido con mi bebé… Yo solo… ― Mito no pudo continuar porque rompió en llanto.

― ¡No! Deja de pensar esas cosas. ― Se apresuró a intervenir Hashirama mientras se levantaba de su lugar frente a la pelirroja para sentarse al lado de ella y abrazarla. ― Has demostrado ser una gran mujer. Alguien digna de admiración y seguramente, si no hubieras pasado por eso, jamás podrías saber cuan fuerte eres. Yo te admiro, Mito - chan. ― Aseguró sintiendo lástima de sí mismo ya que todo lo que le había ocurrido, era en parte su causa. ― Solo quería esperar a que te sintieras mejor, no es bueno apresurar las cosas u obligarte a ti misma porque como has dicho, aún estamos comenzando. ― Memorizó, sabiendo que las palabras que le decía a su esposa son escusas que se ponía a sí mismo para no haber avanzado en la relación con la pelirroja porque continuaba atrapado en el recuerdo de Madara.

― Lo siento, tienes… razón. ¡Esto es tan… vergonzoso! ― Se disculpó Mito ocultando su rostro en el amplio torso de Hashirama.

― No tienes por qué avergonzarte, Mito - chan. ― Dijo el Senju con una pequeña sonrisa, repartiendo pequeñas caricias en la cabeza de su esposa buscando reconfortarla.

La pelirroja solo hundió más su rostro en el torso de su esposo disfrutando de las pequeñas caricias que le daba, cuando se sintió mejor se separó de manera lenta de él y alzó su rostro para observar a su marido con las mejillas sonrojadas y le regaló una pequeña sonrisa.

― Gracias, Hashirama. ― Agradeció a su esposo por la forma tan dulce en que la consolaba.

Resultado de imagen de Hashirama x MitoHashirama observó a su esposa, tenía que admitir que la mujer es bella y no sabía por qué pero tenía ganas de besarla en ese momento y no se contuvo a sus deseos. Hashirama se inclinó mientras tomaba delicadamente el mentón de la pelirroja y tocó los labios contrarios de manera suave y lenta sin llegar a profundizarlo para separarse de la misma manera que se acercó mientras le sonreía a la pelirroja.

Mito no podía evitar sentirse en las nubes, sus besos siempre habían sido castos y sin sentimientos pero aunque este no había sido más apasionado que los anteriores, si había sentido la dulzura que no creyó que su esposo pudiese trasmitir en un beso. Además, esta era la primera vez que Hashirama besaba sus labios y no la frente o una de sus mejillas como había ocurrido en las ocasiones anteriores. Simplemente,  la mujer de cabello rojo sabía que ese beso era un gran avance a pesar de que pudo distinguir un pequeño brillo triste en los ojos de marido, ella se ocuparía de borrar esa melancolía.

Escuchó suspirar a Hashirama mientras ella volvió a la cómoda posición para ser atendida por su esposo y pensando en lo que había pasado en todo ese tiempo aunque no dejaba de lamentar el haber perdido a su bebé, quizás su error había sido el consumar su matrimonio incitada por la desesperación, embriagando al Hokage aunque después de eso, Hashirama se había ido, aún embriagado por el alcohol y dejándola sola para amanecer sola en la cama que debían compartir ambos porque el Senju regresó junto al Uchiha aunque parecía que el Hokage no recordaba nada de lo sucedido y la vergüenza impidió querer revelar la verdad a su marido o Tobirama. Por ello, cuando descubrió de su embarazo solo se limitó a contar su situación pero no quería que la juzgaran por lo que hizo para que el bebé se originara.

La pelirroja había actuado sin pensar en aquella ocasión, desesperada por no tener la atención de Hashirama, celosa, molesta y sintiendo envidia que la agujereaba su pecho porque el Hokage no la amaba siendo Madara quien recibía el amor que debía ser para ella. Si Mito hubiese adivinado que el Uchiha se marcharía poco tiempo después, Mito se habría contenido de su arrebato por obtener un poco de su marido y su bebé, quizás no hubiera desaparecido de su vientre.

― ¿Podemos quedarnos un poco más así? ― Preguntó mientras una de sus manos descendió a su plano vientre donde solo sentía vacío.

Hashirama besó la cabeza de la pelirroja como una silenciosa aceptación, con el único deseo de consolar a Mito pero que a la vez, la presencia de la mujer lo ayudará a cerrar la herida que Madara había dejado en él.


-Fin-




lunes, 2 de septiembre de 2019

Tobirama - Madara



El crepúsculo del día había calmado toda la vitalidad de los habitantes de Konoha y Tobirama, como acostumbraba desde la creación de la aldea, comprobaba que toda Konoha estuviera en orden pero cuando llegó al pórtico de acceso a la aldea, se sorprendió al reconocer la figura que se dirigía hacia las afuera de Konoha.

Tobirama, con todo el sigilo que sus habilidades shinobi le otorgaba, se dirigió hacia la persona que pretendía abandonar la aldea negligentemente.

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― Es muy tarde para salir a cumplir una misión. ― Habló logrando detener al hombre que se marchaba.

― ¿Por qué no me sorprende que seas tú quien aparezca antes de que salga de este lugar? ― Preguntó con irritación al individuo mientras se giraba para ver el rostro contrario, tan malhumorado como el suyo propio.

― No me hables de fortuna porque tampoco sé cuál sea esa suerte que tenga para encontrarte en todo momento como ahora. Ojalá y ni tuviese que hablar contigo pero no es común que estés por aquí a estas horas, Madara. ― Tobirama arrastró cada palabra mientras se cruzaba los brazos sobre el torso. ― ¿A dónde te diriges a estas horas usando tu equipo ninja? No hay misiones para ti en estos días. ― Indagó al contrario mientras elevaba una ceja observando analíticamente al jefe del clan Uchiha, quien portaba el gunbai y la guadaña que lo había visto cargar en el pasado, cuando sus clanes estaban enfrentados y se encontraban para iniciar la batalla.

― ¿No es obvio? Me voy de esta maldita aldea, me he hartado de todas vuestras mentiras, Senju. Ahora podrás ir a celebrar que me voy de aquí y no tienes tanto que preocuparte, ya no hay lazos que me unan a tu hermano, todo se acabó. ― A pesar del tono jocoso de Madara, el rostro del Uchiha no mostró la diversión que salió de su boca.

Tobirama entrecerró los ojos, analizando al otro ninja, buscando alguna señal de que mentía pero nunca había sabido concretar los presagios que las palabras simples podrían estar advirtiendo porque en ese campo era bueno Hashirama, no por nada había logrado ser nombrado líder del clan Senju y probablemente, había sido parte de que otros clanes estuvieran en de acuerdo para hacerlo el líder de Konoha.

― ¿¡Qué!? ¿Te comió la lengua algún ratón? ― Preguntó con un tono divertido Madara al comprobar el mutismo del Senju, quien había mostrado un poco de la sorpresa sobre la noticia. ― Ahora tendrás el camino libre para acercarte y si es que lo logras, conquistar el corazón de tu querido “aniya” pero dudo que Hashirama vaya a otorgarte ese placer. ― Se mofó aprovechando el estado del otro hombre.

― ¡Calla, Uchiha! ― Ordenó molesto por lo que acaba de insinuar despreocupadamente a pesar de que estaba un poco conmocionado por saber que, finalmente, Madara dejaría tranquilo a Hashirama. ― No sé por quién me tomas pero te aclaro que no tengo ese tipo de sentimientos hacia mi hermano. ― Apretó sus antebrazos ya que no había deshecho su postura.

― ¡Ajá…! ¿Y yo nací ayer?,  no me engañas, Tobirama - kun. Lo he sabido desde antes de formar esta aldea con Hashirama. ― Argumentó mientras se acercaba al hombre de cabello blanco. ― Sé cuánto deseas que Hashirama te toque como lo hacía conmigo y cada vez que estábamos juntos como tus ojos lo mostraba. Ardías de celos y envidia a cada que tu hermano se acerca a mí, ¿crees que no lo noté en todo momento? ― Se burló para luego estallar en una pequeña carcajada al ver como el ceño fruncido de Tobirama se profundizaba por el enfado. ― Hashirama será un idiota y no ve más en ti que a su pequeño ototo pero a mí no me engañas de la misma forma que no me engañaba tu forma de mirar a Izuna. No has podido ocultarlo de mí y no lo podrás hacer. ― Agregó disfrutando de como el otro shinobi se molestaba más.

― ¡CALLA! No quiero saber nada de tus mentiras y mucho menos que incluyas a mi hermano en tu desvariada imaginación. ¡Estás enfermo, Uchiha! Solo estás molesto porque está felizmente casado y ya no tiene tiempo para atender tus caprichos y quejas. ― Habló Tobirama con el rostro rojo debido a las acusaciones de Madara. ― Me ocuparé de que Hashirama - aniya no tenga que recordarte ni por un instante, él no necesita malgastar el tiempo con alguien como tú. ― Agregó entrecerrando los ojos.

― Cómo si me importase. Yo no quiero saber nada de ese mentiroso egoísta. ― Respondió mirando hacia la ladera en la que se estaba esculpiendo el rostro del Hokage. ― Yo no tengo nada que me haga querer permanecer en esta aldea aunque lamento el no haber tomado en serio a la ridícula mujer. ― Volvió a clavar sus ojos en el hombre de pelo blanco. ― Da igual si no quieres aceptar lo que tú mismo sientes pero si realmente amas a tu hermano, será mejor que lo cuides de cerca. Él es demasiado lento e ingenuo para darse cuenta que le están dañando. Ya hice todo lo posible pero él rechazo su propio bienestar. ― Aconsejó Madara apretando los puños porque aún se sentía herido por todo lo acontecido.

― Contigo fuera de Konoha, no hay manera de que haya peligro. ― Contestó Tobirama ante el extraño aviso del Uchiha preguntándose a qué se refería. ― Espero que tú seas consciente que desde que cruces la puerta, no se enviará a nadie tras de ti, me ocuparé de que aniya no intente perseguirte porque te conviertas en un traidor a la aldea. Yo mismo haré todo lo necesario para que tu retrato sea conocido como un renegado. ― Advirtió, dudando de si debía recordar a Madara sobre cómo se había establecido las normas ninjas.

― Seguro que estarás feliz por intentar darme caza pero aún no eres oponente para mí, Tobirama - kun, el único que sabe bailar conmigo es Hashirama. ― Se burló Madara para dar la espalda al Senju. ― Haz lo que te apetezca y mejor te haces un libro para apuntar a todos los shinobis que tienes en tu lista negra para ahorrarte el esfuerzo mental que haces. ― Se rio  muestras caminaba hacia la salida de Konoha para alejarse de la villa que había creado junto a Hashirama y actualmente, solo se trataba de un lugar creado para que los recuerdos lo torturaran.

Tobirama se había quedado viendo como el Uchiha se alejaba a cada paso que incluso, el ocaso terminó para que la oscuridad nocturna reinara, siendo que hacía horas que la silueta de Madara Uchiha había desaparecido de su visión mientras no se dejaba de preguntar de qué estaba advirtiéndole el Uchiha.

Tobirama sabía que Hashirama es un idiota pero su hermano tenía la capacidad de ser bastante sensible al peligro o los chakras hostiles, incluso él con su habilidad de sensor ninja, se sorprendía de esa habilidad de su hermano pero era consciente de que Madara no era alguien que hablara a la ligera. Además, Tobirama siempre estaría al lado de su hermano para apoyarlo, ayudarlo y reprenderlo cuando lo necesitara mientras continuaba haciendo un buen trabajo como líder del clan Senju y Konoha.



-Fin-





Naruto - Sasuke

    Había necesitado de este enfrentamiento para poder sentirse satisfecho, al igual que mostrar sus emociones y sentimientos en cada golp...