domingo, 27 de octubre de 2019

Tobirama - Tsunade




Tobirama no dejaba de sentirse molesto con lo sucedido, aún no aceptaba lo que pasó hace unos meses atrás, aunque sabía que era cuestión de tiempo de que Hashirama fuera consumido por sus propias emociones, especialmente la tristeza, el estrés y la presión de ser un líder prisionero por la gente de la villa que creó en un despacho.

El hombre de pelo blanco admitía que perder a su hermano mayor se sintió como un duro golpe y a pesar de haber sucedido meses atrás, seguía llorando en silencio y soledad el fallecimiento de Hashirama mientras se preguntaba por qué tuvo que ser tan repentino en el momento que Konoha necesitaba el poderoso Mokuton en sus líneas de combate. El clan Senju estaba devastado por la pérdida de su más loable líder y Konoha, lloró la desaparición de su fundador y amable Hokage.

Tobirama suspiró agotado, había tomado el cargo de Hokage cuando se lo propusieron en medio del funeral de su hermano y a pesar de sus propias reservas hacia los Uchiha, sabía que Hashirama tenía aprecio al clan del Sharingan. Por ello, el albino queriendo mostrar su benevolencia, otorgó a los Uchiha la función de policía de Konoha para obtener un poco de confianza al clan que alguna vez, fue el enemigo acérrimo del clan Senju.

Sin embargo, Tobirama estaba muy preocupado por la nieta de su hermano, la niña admiraba como si se tratase de un héroe a su abuelo y aunque le explicaron lo sucedido, Tsunade no había dejado de preguntar por Hashirama, así como hablar en presente de su abuelo, como si aún estuviera vivo entre ellos y como si no escuchara acerca de lo que pasó con su querido abuelo.

Ese día, Tobirama se había llevado a Tsunade con él cuando en la mañana se dirigió al despacho de Hokage, esperando que la sonrisa de la pequeña rubia volviera a aparecer en el infantil rostro ya que desde que Hashirama desapareció, Tsunade solo mostraba un ceño fruncido debido a las pataletas que hacía a cada explicación de hacerle entender que su abuelo no podría estar más con ella.

― El abuelo hizo que una flor apareciera de su mano. ― Explicaba la niña mientras extendía su mano libre como si quisiera que la palma de su mano también emergiera una flor.

Resultado de imagen de Tobirama y TsunadeTobirama dejó de escribir en el pergamino para prestarle atención a Tsunade que había comenzado a hablar de algo que había hecho Hashirama para ella en algún momento, en el pasado.

― Hashirama podía hacerlo porque era poseedor del Mokuton, su jutsu le permitía hacer crecer flores, árboles y madera. ― Contestó a la niña  notando que la rubia le prestaba atención mientras bajaba sus brazos.

― ¿Y tú no puedes hacerlo, tío Tobirama? ― Preguntó la niña con curiosidad, mirando atenta al mayor.

― No, Tsunade - chan. ― Respondió acariciando los cabellos dorados de la niña. ― Solo tu abuelo tenía esa habilidad, no ha nacido ningún otro que use el jutsu del Mokuton en toda su totalidad y tan bien como él lo hacía. ― Explicó.

Tsunade hizo un mohín mientras apretaba su vestido con sus pequeñas manos.

Tobirama suspiró, la niña era como su propia nieta pero aún con el cariño que tenía a Tsunade, él no lograba comprender el comportamiento de la nieta de su hermano.

― El abuelo dijo que yo podía tener todas las flores que quiera. ― Habló molesta por las palabras del adulto.

― Puedes tener todas las flores que quieras pero es muy posible que no puedas hacer crecer flores desde las palmas de tus manos o hacer crecer un árbol como Hashirama. A no ser que hayas heredado la habilidad del Mokuton que tenía tu abuelo pero tampoco es malo el no poder hacerlo. Yo no puedo usar el Mokuton pero soy tan fuerte como lo era él. ― Tobirama intentó hacer comprender a la niña mientras sentía un nudo en la garganta al hablar de su hermano en tiempo pasado, eso lo hacía sentir solo y agotado.

― ¡NO! Yo también puedo como el abuelo. ― Comenzó a sollozar Tsunade ya que era la primera vez que alguien le negaba la posibilidad de hacer algo que su abuelo había sido capaz de realizar.

Tobirama suspiró, sabiendo lo mimada y consentida que estaba Tsunade, era difícil hacer comprender a la niña que Hashirama era único y no todos podían lograr lo que su hermano había sido capaz de hacer, sin hacer mención al poco tacto que tenía al hablar.

― Puedes intentarlo pero ya te advierto que no pasará nada si no logras hacer aparecer flores de tus manos. ― Indicó Tobirama a la niña, al mismo tiempo que acarició la pequeña cabeza con dulzura. ― Hashirama era alguien excepcional, logró crear Konoha, ni siquiera yo puedo compararme a mi hermano. ― Admitió recibiendo nuevamente la atención de Tsunade. ― Pero está bien si no usas Mokuton, hay muchos tipos y estilos de chakras y jutsus. Seguro encontrarás tu especialidad. ― Sonrió siendo observado por una Tsunade asombrada por su palabras.

― ¿Qué es estional? ― Preguntó Tsunade frunciendo el ceño sin entender todo lo dicho por Tobirama.

― Excepcional. ― Corrigió a la menor con una sonrisa. ― Es cuando una persona es muy buena en algo. ― Explicó de manera sencilla para que la rubia entendiera.

― ¡QUIERO SER UNA SHINOBI FUERTE COMO MI ABUELITO! ― Gritó Tsunade con el ceño fruncido al escuchar a Tobirama lo que significaba aquella rara palabra.

―Tendrás que esforzarte mucho para ser una gran kunoichi, así como Hashirama era un gran shinobi. Tsunade - chan, no te rindas si ese es tu sueño. ― Animó el albino mientras miraba a la nieta de su difunto hermano y sonreía levemente por lo que había afirmado Tsunade.

La rubia le sonrió en respuesta y asintió para continuar con sus dibujos. Tobirama al percatarse de que la niña retomaba su ocupación en dibujar, decidió continuar con sus pergaminos.

― ¿Qué estás dibujando? ― Preguntó Tobirama después de varios minutos sin ser interrumpido de su tarea por Tsunade, logrando que se preocupara por la tranquilidad.

― Animales. ― Respondió Tsunade para mostrarle algunos de sus dibujos aunque era difícil de saber de qué se trataba. ― Y ahora, voy a dibujar al abuelo. ― Señaló Tsunade un papel en blanco con una gran sonrisa.

Tobirama sonrió observando los trazos de tinta irregulares y el coloreado que rallaba sobre los dibujos.

― Quiero que el abuelo los vea. ― Interrumpió Tsunade señalando a Tobirama haciendo que se sintiera incómodo ya que era consciente que cada vez que se le intentaba hacer comprender de la muerte de Hashirama la rubita no escuchaba la verdad para entrar en una pataleta.

― Probablemente, ya los está viendo. ― Contestó un poco nervioso de no querer profundizar en el hecho de que Hashirama ya no estaba.

― ¡EL ABUELO ES GENIAL! ― Gritó la pequeña rubia con un sonrojo. ― Cuando sea grande seré como él. ― Repitió con una gran sonrisa y ojos brillantes.

Tobirama asintió para escuchar unos leves golpes en la puerta del despacho Hokage donde se encontraban para después de dar permiso, entraran los padres de Tsunade quien habían ido a buscarla para el almuerzo.

La niña se levantó rápidamente para correr a los brazos de su madre que después de recibirla en un abrazo, junto a su esposo, agradecieron a Tobirama por estar ese tiempo con Tsunade y detrás de algunas disculpas innecesarias, la familia se marchó, dejando solo al segundo Hokage.

Tobirama caminó hasta una de las ventanas de la oficina que, ahora, ocupaba como líder y protector de Konoha, por donde podía ver la villa mientras llevó su mano derecha a su cadera.

― Creo que Tsunade - chan será una gran shinobi de Konoha, aniya. ― Susurró Tobirama para volver hacia donde había estado la niña dibujando y recoger las hojas con dibujos que observó detenidamente una vez más antes de guardarlos en uno de los cajones del mueble de archivos para conservarlos.



-Fin-




lunes, 21 de octubre de 2019

Tobirama - chunnin




Tobirama aún estaba molesto con Hashirama, había tenido que convencer a su hermano de que se movilizara cuando la guerra había llegado antes de lo esperado a sus vidas y el necio no quería ir a la batalla que amenazaban con destruir la villa que tanto ama. Además, de que en ese tiempo, Hashirama lo había hecho convertirse en sensei de varios shinobis, muchos de los gennins que supervisó habían perecido por los asaltos de los ninjas que invadieron el País del Fuego pero también, otros de los shinobis que supervisó, lograron sobrevivir y posiblemente, pronto se volverían jounins, quizás después de la guerra lograrían obtener el ascenso como tantos otros. Por ellos, actualmente, su nuevo equipo ninja estaba compuesto por Danzou Shimura, Hiruzen Sarutobi y Kagami Uchiha.

Tobirama había calificado a su actual equipo como los ninjas que poseen un gran potencial para enorgullecer a Konoha, así como ser consciente y fieles de las predicaciones de las enseñanzas del Fuego que regían Konoha, lo cual había inculcado Hashirama inconscientemente al crear la villa.

Tobirama, había llamado esa mañana a los chunnin que formaría su actual equipo para ir a la guerra contra dos de las potencias shinobis que serían dignos adversarios de Konohagakure no Sato y quería que antes de que tuvieran que vivir los horrores de la batalla, los jóvenes tuviesen un grato recuerdo que atesorar entre ellos sobre quienes eran sus compañeros y sensei. Aunque la idea había sido de Hashirama y la consideró ridícula en un comienzo, ahora creía que era una forma de mostrar su presencia en el tiempo como shinobi. Por ello, Tobirama los había llamado para tomarse la fotografía, de retratar una prueba simbólica de su camarería como ninjas que forman partes de Konoha.

― ¿Dónde está Sarutobi? ― Preguntó Tobirama con molestia, el chico no acostumbraba retrasarse aunque era bastante alegre y enérgico.

Danzou y Kagami se encogieron de hombros en señal de que no sabían del retraso de su compañero.

― ¡SENSEI! ― Un grito atrajo la atención de todos para encontrarse con el chico que faltaba, se aproximaba corriendo al encuentro de sus compañeros y sensei.

― ¡Sarutobi, llegas tarde! ― Exclamó Danzou a modo de reproche hacia su compañero rezagado.

― ¡PERDÓN! ― Gritó el recién llegado haciendo una reverencia muy marcada. ― Me quedé dormido. ― Susurró para después reír con nerviosismo mientras llevaba una mano a su nuca sin querer mirar a ninguno de sus compañeros.

Kagami no pudo evitar reírse por lo que le había pasado a su compañero mientras su mente le decía que Hiruzen debió dormirse muy tarde debido a la emoción de la foto o la próxima misión y lo que representaba, el ser parte del nuevo equipo de tácticas liderado por Tobirama Senju.

― Como sea… ya estás aquí, Sarutobi. ― Interrumpió el mayor de los hombres al recién llegado. ― Como ya estamos todos, es mejor que tomemos esa foto de una vez. ― Ordenó mientras esperaba que sus pupilos se acercaran para tomarse la fotografía como recordatorio de quien formaba el nuevo equipo.

Tobirama suspiró, a pesar de que era la primera vez que se formaba ese equipo ninja liderado por él, no podía evitar pensar en cómo habían crecido aquellos chicos. Incluso, había obtenido el título de chunnin y pronto todos ascenderían a jounnin pero seguían atesorando el comportarse como niños, un comportamiento que en el pasado había sido arrancado de los jóvenes ninjas a causa de la guerra de clanes para dejar su vida en el campo de batalla.

― Sensei. ― Llamó Kagami con un sonrojo, esperando que Tobirama se acercara a ellos para la fotografía mientras Danzou y Hiruzen no dejaban de matarse con la mirada.

― Es vergonzoso que seas parte del equipo cuando no puedes ser puntual. No deberías de llamarte shinobi a ti mismo. ― Gruñó Danzou mirando a Hiruzen con molestia.

― ¡Cállate, idiota! A cualquiera puede ocurrirle. ― Aseguró Sarutobi con el ceño fruncido.

― Ya cálmense, los dos. ― Ordenó Tobirama, sintiendo que comenzaría a tener dolor de cabeza a causa de sus subordinados. ― Esto es importante para cada uno de vosotros. ― Indicó las palabras que le repitió Hashirama cuando preguntó sobre él por qué de la fotografía de equipos que estaba convirtiendo en una especia de tradición para los ninjas de Konoha.

― ¡SENSEI! ― Exclamó Kagami sonrojado observando como Tobirama se detenía a un lado suyo mientras reprendía a sus compañeros.

― No es culpa mía. ― Rezongaron a la vez Danzou y Hiruzen mientras se cruzaban de brazo y miraban a algún lugar sin querer ver a sus compañeros de equipo o su sensei.

El fotógrafo ya estaba instalado, esperando a que los jóvenes ninjas tomaran posición para poder hacer su trabajo, retratando al equipo shinobi.

Resultado de imagen de tobirama kagami danzo hiruzenShimura se acercó a sus compañeros a regañadientes y quedó en medio, entre Hiruzen y Kagami mientras que Tobirama se alejó un poco, colocándose detrás de su estudiantes, al ver cómo estaban ya en espera de que se accionara la foto, intentó imitar el símbolo de paz con sus dedos mientras que los más jóvenes sonreían, el mayor mostró su rostro serio cuando el flash cegó por un segundo a todo el equipo.

Tobirama exhaló con fuerza, finalmente esa tortura con los adolescente había terminado, ya que no pensó que podría ser tan difícil el tomar una fotografía pero definitivamente, se había equivocado y los jóvenes habían logrado mostrar que aún eran unos niños escandalosos que tenía que monitorear para lograr obtener los resultados esperados.

― Tenéis libre hasta que se nos llamen para nuestra primera misión. ― Indicó Tobirama queriendo alejarse de los ruidosos chunnin y buscar algo que calmara el dolor de cabeza que le habían creado todo ese ruido. ― Cuando las fotografías estén listas, se os entregará. ― Añadió antes de marcharse, escuchando a sus espalda las quejas de Danzou y Hiruzen que volvían a retomar su insulsa discusión.


-Fin-






lunes, 14 de octubre de 2019

Hashirama - Tsunade - Tobirama



Había transcurrido mucho tiempo, Hashirama había podido experimentar la alegría de convertirse en abuelo aunque en todos esos años no consiguió calmar el dolor de la desaparición de Madara, sabía que no podía dejar de amarlo aunque ya no estuviese en el mundo pero el nacimiento de Tsunade, su primera nieta, había logrado confortar su adolorido corazón.

Hashirama adora a su nieta porque ante sus ojos era como un pequeño rayo de luz en su atormentada vida y la pequeña Tsunade parecía tener una gran admiración hacia su abuelo, ya que no había momento que no quisiera estar al lado del primer Hokage pero por supuesto, Hashirama como abuelo amoroso, no podía evitar consentir y complacer a la linda niña de cabellos dorados.

― ¡Abuelo! ― Llamó Tsunade con una radiante sonrisa mientras apretaba la gran mano del hombre que la guiaba hacia algún lugar de la villa.

― Tsunade - chan, ¿qué te parece si vamos a visitar al tío Tobirama? ― Preguntó con una sonrisa Hashirama mientras caminaban por las calles hasta el lugar donde estaba su hermano a esas horas del día.

La niña asintió en respuesta, contenta de tener toda la atención de su amado abuelo y aunque no entendía muy bien quien era en realidad su abuelo o lo que representaba para la villa en la que nació, Tsunade solo era feliz de que su abuelo fuese su abuelo.

Hashirama sonrió a su primogénita nieta, al ver su aceptación, y emprendió camino hacia el departamento de su hermano. Cuando ambos, abuelo y nieta, llegaron a su destino, Hashirama golpeó ligeramente la puerta y esperó a que Tobirama abriera para recibirlos.

Tobirama, ese día no esperaba a nadie, cuando escuchó que la puerta de su morada fue golpeada, se apresuró en ir abrirla pero se sorprendió de ver a su hermano ahí, acompañado de la niña.

― ¡TÍO TOBIRAMA! ― Gritó Tsunade con una sonrisa liberándose del agarre de la mano de su abuelo y correr hasta la pierna derecha del hombre albino para abrazarla.

Tobirama se sorprendió ante la reacción de la niña y bajó la mirada para encontrarse con el pequeño rostro alegre de la pequeña rubia, logrando que la tierna imagen lo hiciera formar una sonrisa en sus labios para ponerse en cuclillas y poder abrazar a la menor.

― ¡Hola, Tsunade - chan! Hacía mucho que no te veía y has crecido mucho en este tiempo. ― Saludó mientras revolvía el cabello rubio de la niña para luego, volver a quedar parado frente a su hermano. ― Aniya… ¿qué os trae por aquí? ― Preguntó mirando a su hermano curioso de que se acercara a su hogar ese día.

― ¿Necesito tener un motivo para visitarte? ― Preguntó con aura deprimida Hashirama mientras una risita brotaba de Tsunade por el cambio de humor de su abuelo. ― Solo quería ver cómo estabas después de que llegaste ayer de la misión. Pensé que necesitabas distraerte un poco y que mejor manera que estar un poco con tu querido hermano mayor y Tsunade - chan. ― Explicó con un mohín que volvió hacer reír a la niña mientras que por el contrario hizo rodar los ojos del hombre de cabello blanco.

― No es necesario que vinieras, estoy seguro que Tsunade es simplemente feliz de que la sigas malcriando. ― Indicó Tobirama rascándose la cabeza con pereza ya que no había dormido demasiado debido a que llegó a Konoha en la noche pero tuvo que esperar despierto hasta la madrugada para dar el informe de la misión a su hermano.

― Pero Tsunade - chan quería verte y no podía negar el estar aquí, ¿cierto, Tsuna - kun? ― Dirigió su conversación a la niña con una sonrisa fraternal en espera de que Tsunade apoyara sus palabras.

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― ¡SÍ, SÍ! ― Gritó Tsunade con felicidad dando algunos pequeños saltitos para enfatizar su respuesta.

Tobirama miró a los dos visitantes con la derrota reflejada en una sonrisa mientras el pensamiento de que parecía que Tsunade se está convirtiendo en una mini - Hashirama debido a que su hermano le encantaba consentir a su caprichosa nieta.

― Entonces… ¿vienes con nosotros? ― Preguntó Hashirama para cargar a Tsunade que parecía estar divirtiéndose en todo momento.

― ¿Hacia dónde nos dirigimos? ― Inquirió Tobirama con curiosidad, observando a su hermano.

― ¡A comer helado! ― Exclamó la pequeña rubia con una gran sonrisa mientras daba una palma con sus manos para luego, sujetarse de la ropa de su abuelo.

El albino solo suspiró en derrota, no podría negarse o discutir el lugar de elección por las preferencias de una niña y estaba seguro, su hermano accedería, así que asintió para tomar las llaves de su casa antes de salir, cerrando la puerta de su hogar.

Hashirama llevaba a su nieta en brazos, por lo que comenzó a caminar hacia la pequeña tienda que hace poco se había abierto en Konoha como una heladería que se había vuelto muy popular, siendo seguido por su hermano. Cuando llegaron, se acercaron al mostrador para elegir alguno de los sabores de helado, aunque no había gran variedad de sabores.

― Aniya, dime la verdad. No viniste a visitarme solo para que te acompañe a comprar un helado para Tsunade. ― Afirmó en voz baja Tobirama mirando a Hashirama, quien observaba a su nieta que señalaba los sabores detrás del cristal y juzgaba cada sabor de helado.

― Alguien envió a un shinobi con la misión de asesinarme. ― Respondió el Hokage en voz lo suficientemente baja para que su hermano fuera el único en escuchar sus palabras mientras observaba a su nieta que sonreía al chico de detrás del mostrador que le contaba algo a la niña.

― ¿Te refieres a una aldea ninja? ― Consultó Tobirama con seriedad mientras veía a su hermano asentir antes de pagar el helado de la pequeña rubia y todos empezar a alejarse del pequeño establecimiento. ― Esto traerá muchos problemas, han atentado contra el líder de otra villa. ― Hashirama asintió con el rostro serio y cargado de preocupación mientras caminaba llevando a Tsunade de la mano y la niña lamía el helado que sostenido en su otra mano. ― ¿Sabes quién es el shinobi que te atacó? ― Preguntó el albino nuevamente mientras apretaba los puños comprendiendo la preocupación que mostraba su hermano y sintiéndose molesto porque alguien se atreviese a tal acto aunque Tobirama sabe que la fama de su hermano lo precede y el hecho de que podía defenderse solo, era bueno, Tobirama no podía evitar irritarse porque hayan intentado acabar con la vida de Hashirama.

― Me reveló su nombre, Kakuzu. ― Respondió el mayor como si no importara conocer el nombre del ninja que aceptó una misión que empeoraría más la situación que había entre las diferentes villas shinobis.

― Lo dejaste vivir, aniya. ― Acusó Tobirama frunciendo el ceño.

― Él era un shinobi con una misión. No puedo responsabilizarlo por el ataque pero espero, que se tome la vida de ese hombre como un punto a favor de no volver a intentar hacer algo así y terminen de seguir con la intromisión al País del Fuego. ― Habló Hashirama mientras acariciaba la cabeza de Tsunade que ocupaba su atención al dulce helado, ignorando a los adultos.

― Será una buena advertencia pero quizás, no logres tu propósito. ― Susurró Tobirama mientras cruzaba sus brazos sobre su torso, sabiendo que aquel acto también podría derivar a la guerra que Hashirama intentaba aplazar pero que las villas shinobis de los otros países anhelaban tener para acabar con su mayor rival, Konoha.

― Abuelo, abuelo… ― Llamó Tsunade interrumpiendo la conversación de los hermanos para ser nuevamente cargada por Hashirama quien sonrió a la pequeña rubia.

― Serás una autentica Hime cuando seas mayor, Tsunade. ― Dijo divertido Hashirama por lo consentida que había vuelto a su nieta.

― No, yo seré shinobi para estar contigo. ― Respondió Tsunade haciendo un mohín, logrando que los hermanos rieran por la reacción caprichosa de Tsunade.



-Fin-





Naruto - Sasuke

    Había necesitado de este enfrentamiento para poder sentirse satisfecho, al igual que mostrar sus emociones y sentimientos en cada golp...