lunes, 27 de julio de 2020

Orochimaru - Kabuto



Orochimaru no dudó en aparecer ante el chico de gafas que le había aplicado ninjutsu médico con tanta eficacia pero, ahora, parecía estar confundido en medio de un ataque, el joven no parecía percatarse que estaba siendo blanco fácil para los atacantes pero… ¿Quién no estaría aturdido al descubrir la verdad que le ocultó Danzou en un momento tan crítico como ese?

Would Orochimaru have been sad if Kabuto had died while he was ...Orochimaru sonrió, sabía que no había forma de que rechazara su oferta de ser uno de sus subordinados y el potencial del joven era lo suficientemente bueno para convertirlo en un shinobi excelente y ser un buen ayudante para sus experimentos.

― No te preocupes por lo que te ha pasado hoy, Konoha oculta muchos secretos y crea demasiadas mentiras para que los shinobis hagan su función sin cuestionar. Es parte de la vida ninja, engañar y ser engañado. ― Musitó Orochimaru con una sonrisa cuando dirigió al joven hasta una habitación del interior de la guarida secreta en ese territorio.

― Pero… yo hice todo lo que me ordenó para que… ― Balbucea Kabuto intentando asimilar la realidad de lo que había sucedido en esa misión.

― Solo has sido una herramienta para Konoha, no tiene caso que continúes pensando en ello. La villa no te dará alguna explicación más allá de lo que será el hacer lo que la beneficia pero ahora, tienes la oportunidad de trabajar para mí, a mi lado sin mentiras o engaños y un día podrás tomar tus represalias hacia Konoha. Si es que así lo deseas. ― Sugirió Orochimaru pero sabía que ya ese chico había hecho su elección en el momento que se encontraron, no había posibilidades de que rechazara su oferta después de lo ocurrido.

Kabuto apretó los puños al escuchar las palabras del Sannin de las serpientes, él había cumplido cada una de las misiones que le pidieron, ¿es que siempre fue una herramienta para Danzou? ¿Por qué la había implicado?

― ¿Sabe todo lo que oculta Konoha? ― Preguntó Kabuto movido por la asimilación de lo ocurrido escasos minutos atrás.

― Claro que sé de las mentiras de Konoha, ¿por qué crees que decidí ser un desertor de ese lugar corrompido, niño? ― Cuestionó Orochimaru mirando intensamente al joven.

― El tercer Hokage… ¿él sabe de todo esto, también? ― Preguntó después de escuchar atentamente al hombre de cabello negro aunque Kabuto no podía creer que Sarutobi sama se prestara a realizar ese tipo de actos infames, el Hokage era un buen hombre a su percepción.

― ¡CLARO QUE LO SABE! Él es parte del teatro de Konoha. ― Añadió después de reír ante la ingenuidad que mostraba para ser un shinobi. ― Ese vejestorio Hokage está demasiado acomodado en su despacho y no le importa los métodos a usar para continuar en su estatus privilegiado.

Kabuto guardó silencio mientras apretaba los dientes con fuerza, no podía comprender como la persona en la que los habitantes de toda una aldea volcaban sus vidas no hacía nada al respecto y quizás ella… Nonou, a quien amaba como si fuera su madre real no tendría que haber terminado así y él tampoco, en una mentira de Danzou para ser sus títeres.

― Espero no te incomode estar aquí pero yo no te mentiré como lo han hecho. ― Aseguró el hombre con ojos dorados mirando al joven que mostraba estar saliendo de su estado de shock por la realidad que lo había golpeado.

― Orochimaru sama…

― ¿Sí? ― Respondió al llamado del chico que había acabado de recoger el hombre de cabello negro y largo.

― Si me quedo con usted, ¿podré obtener mi venganza por lo que me han hecho? ― Preguntó elevando la mirada para enfrentar los ojos contrarios sin titubear por muy amenazantes que fueran pero Orochimaru solo mostraba una sonrisa y le agradaba aquella valentía que parecía tener su nuevo aporte.

― Por supuesto pero ahora, no es el momento y tampoco estás los suficientemente preparado para siquiera pensar en ir a crear un alboroto en la villa. Si lo que deseas es darle una lección a Konoha aún te hace falta entrenamiento y conocimiento. ― Indicó el Sannin de las serpientes.

― ¿Podría ayudarme a mejorar, Orochimaru sama? ― Preguntó Kabuto mientras apretaba nuevamente sus puños, intentando contener la ira que empezaba a quemar su interior y creía dentro de él, por lo que le habían hecho, a su querida madre y a él mismo.

― Puedo hacerlo, tienes el potencia porque si no hubiera sido así, no me hubiera molestado en acercarme a ti. No me hubiese importado haberte dejado en medio de la batalla para que fueses asesinado. ― Habló sinceramente Orochimaru.

― Gracias, Orochimaru sama. ― Kabuto se sintió halagado al escuchar al Sannin decir aquellas palabras y no pudo evitar el agradecer mientras sonreía por ser acogido por alguien como Orochimaru uno de los legendarios Sannins de Konoha. ― Me esforzaré en todo lo que me enseñe. ― Dijo haciendo una reverencia para volver su atención al rostro del hombre mayor.

― No agradezcas aún, hazlo cuando te haya mostrado todo aquello que te será útil. ― Comentó el misterioso hombre sintiéndose complacido por las palabras del chico de anteojos y sabía que no se había equivocado al ver el potencial que desbordaba Kabuto. Además, que sería una herramienta para sus planes de atacar Konoha. ― Solo te advertiré algo… no soy alguien amable, por lo que mi forma de enseñar será bastante estricta.

― Seré un buen discípulo, Orochimaru sama. No voy a defraudarlo, lo prometo. ― Afirmó con una pequeña sonrisa y mirada decidida.

― Eso espero. No soporto las quejas o los lloriqueos de débiles. ― Se limitó a decir antes de dar la espalda al chico y salir del lugar para dejar solo al otro ninja.

Kabuto miró su alrededor, no estaba seguro de lo que le deparaba el futuro o de si hacía bien o no pero tampoco tenía sentido nada para él. Después de todo, Kabuto solo fue un mocoso más, en una villa ninja que fue utilizado como una herramienta por medio de mentiras que aseguraban que Nonou estaría bien pero cuan ingenuo había sido hasta que la verdad le abofeteó ese día con fuerza.

― Madre, yo… no dejaré que tu muerte sea olvidada. ― Murmuró Kabuto mientras tomaba asiento sobre la cama de aspecto incómodo y la cual, no contaba con mantas. ― Haré todo lo posible para volverme más fuerte.

Orochimaru sonrió al escuchar las palabras del joven que había acogido mientras permanecía oculto fuera de la habitación en la que había dejado a Kabuto. El Sannin de las serpientes se sintió complacido por su elección, al parecer no se había equivocado y el chico de gafas sería un buen subordinado bajo su mando porque él mismo se encargaría de que Kabuto solo pudiera sentir agradecimiento hacia él y ni pudiese pensar en la posibilidad de traicionarlo.



Fin.





lunes, 20 de julio de 2020

Gai - Gennins



Gai estaba rebozando felicidad cuando aquellos tres gennins recién graduados de la Academia shinobi habían logrado pasar con éxito su prueba para ser sus kohais, así que no pudo contener sus deseos de abrazarlos efusivamente mientras los felicitaba porque ya eran un equipo. Su equipo.

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― Me siento tan contento, os invitaré a comer en un buen restaurante ahora que formalmente somos un equipo para explotar el poder de la juventud. ― Felicitaba el hombre mayor apretando el abrazo debido a lo feliz que estaba.

― ¡ESTOY TAN FELIZ DE SER SU SUBORDINADO, GAI SENSEI! ― Exclamó entre gritos Rock Lee derramando lágrimas de alegría.

― ¿Por qué tanta efusividad? ― Preguntó Neji Hyuga en voz baja sintiéndose incómodo por la muestra de afecto mientras Ten Ten solo reía por la situación tan extraña en la que se encontraban.

― Es obvio, Neji. Gai sensei está feliz porque toda su confianza estaba depositada en nosotros para que pasáramos la prueba y ser sus subordinados y lo hemos conseguido. ― Intervino Rock Lee que había escuchado a su compañero.

― En esos tienes razón, Lee. No muchos pasan la prueba y sabía que ustedes no me decepcionarían. ― Afirmó el adulto a los menores. ― Además de que me emociona tener un equipo con futuros ninjas fuertes, ¡podré presumir de ser un afortunado sensei! ― Exclamó con una sonrisa de felicidad que incluso desprendió un destello brillante.

― Sigo sin ver el motivo para esto. ― Farfulló el castaño gennin.

― Bueno, bueno… Vamos a comer y celebrar ya que Gai sensei invitará a la comida. ― Intervino la única mujer del grupo.

― ¡SÍ! Gai sensei es el mejor. ― Alabó Rock Lee levantando los brazos para enfatizar sus palabras.

― Al menos… ya puede dejar de abrazarnos. Empieza a ser más que incómodo el que nos apreté tanto. ― Sugirió Neji sintiendo que empezaba a faltarle el aire debido al abrazo del hombre.

― Neji, eso ha sido grosero aunque sea cierto. ― Reprochó Ten Ten al Hyuga.

― ¡Lo siento, lo siento! No puedo controlar mi fuerza cuando estoy tan feliz como hoy de que seréis mi primer equipo gennin y me encargaré de que lleguéis a ser los mejores shinobis. Estaré encantado de mostraros como se debe explotar la flor de la juventud. ― Empezó a sollozar Maito mientras llevaba su antebrazo al rostro para limpiar bruscamente sus abundantes lágrimas que derrama emotivamente.

― ¡ES TAN GENIAL, GAI SENSEI! ― Gritó Lee uniéndose al llanto del jounnin.

― ¡POR SUPUESTO! Debéis estar orgullosos de que podías presumir el que os haya tocado el mejor shinobi de Konoha conocido como la Bestia azul de Konoha. ― Sonrió Gai deteniendo su llanto para señalarse a sí mismo mientras hace una pose que creía se veía genial.

― ¡GAI SENSEI! ― Se asombró Rock Lee con estrellas de admiración en los ojos hacia su sensei.

― Tengo un mal presentimiento. ― Murmuró Neji mirando a su compañero de equipo de cómo adoraba a jounnin.

― No seas aguafiestas, Neji. Yo creo que será divertido estar bajo el mando de Gai sensei. ― Opinó Ten Ten con una sonrisa mientras observaba junto al Hyuga a su compañero de equipo y sensei.

― «Hubiese preferido un equipo más normal y donde no hubiera raros.» ― Pensó Neji observando a Gai y Lee que habían comenzado hacer ambos extrañas poses sin sentido alguno.

― Entonces, vamos a celebrar. ― Habló el mayor de los presentes recobrando la compostura para comenzar a caminar fuera del campo de entrenamiento. ― ¿Qué os gustaría comer? ― Preguntó mientras caminaban y miraba por el rabillo de ojo a sus alumnos.

― ¡COMIDA CHINA! ― Exclamó Ten Ten con emoción de poder comer su comida favorita.

― Cualquier comida está bien mientras no sea picante o tenga calabaza hervida. ― Comentó Neji ya que no toleraba muy bien el picante y detestaba la calabaza.

― No tengo problema con la comida. ― Dijo Lee quien había reído al escuchar a su compañero de equipo y comprendiendo el por qué solía rechazar platillos como el curry.

― Como Ten Ten escogió primero creo que debemos estar de acuerdo que será comida china. ― Explicó Gai para dirigir sus pasos hacia donde esta uno de los restaurantes en la aldea mientras la chica gritó de alegría por poder comer comida china.

― ¡GAI SENSEI ES GENIAL! ― Repitió gritando Rock Lee comenzando a llorar de nuevo mientras estrellas de admiración parecía brillar en los ojos.

― Lee, deja que te regale esto. ― Indicó Gai alagado por la emoción de su alumno mientras saca de su bolsa de kunais un traje verde idéntico al suyo pero de menor tamaño.

― ¡GAI SENSEI! ― Gritó de felicidad el chico de ojos redondos mientras aceptaba la prenda.

― Te verás bien con él y además es elástico, transpirable, fresco, cómodo y todos podrán saber que eres mi apuesto kohai. También tengo para vosotros dos. ― Explicó el jounnin mientras sacaba de su bolsa de kunais dos trajes más para ofrecérselos a sus otros dos subordinados.

― ¿Esto está pasando en realidad? ― Se preguntó Neji sintiéndose avergonzado por la rara ropa que les regala su sensei.

― Esto es… tan… ― Intentaba no decir sin herir los sentimientos de su sensei la única chica del equipo mientras sonríe nerviosamente por la horrible ropa que le había acabado de regalar.

― No tenéis que agradecer nada, ni os sintáis tímidos. Os veréis increíbles con esta ropa y apreciareis los beneficios de usar una prenda que se ajusta tan bien al cuerpo que no limitará vuestros movimientos al practicar taijutsu. Os hará explotar al máximo la flor de la juventud. ― Acota Gai con orgullo antes de sonreír mientras estiraba el brazo derecho con el puño cerrado para elevar su pulgar.

― ¡GAI SENSEI, SE PREOCUPA TANTO POR NOSOTROS! ― Gritó Rock Lee sin poder contener su llanto emotivo mientras abraza su sensei ante la estupefacta mirada de sus compañeros de equipo.

Neji y Ten Ten solo miraron nuevamente con horror aquella prenda y robaban que el jounnin no les pidiera que se la pusieran en ese momento. No querían pasar por ese compromiso tan vergonzoso como vestirse con la ropa que su sensei les acababa de obsequiar.

― Muchas gracias, Gai sensei. ― Agradeció la chica a su sensei mientras guardaba la prenda en su porta kunais y se aseguraría que al llegar a casa guardaría esa ropa en lo más profundo de su armario y hasta pondría algunos sellos para que nadie se atreva a ver que tenía algo así.

Neji no habló pero igualmente guardó el regalo de su sensei con la intensión de buscar alguna forma de deshacerse de ella o esconderla en algún lugar de su hogar donde ningún Hyuga pudiese encontrarlo.

― ¡TENEMOS QUÉ CAMBIARNOS PARA MOSTRAR LA FLOR DE NUESTRA JUVENTUD A GAI SENSEI POR SU REGALO! ― Exclamó Lee sin contener su alegría mientras sus compañeros solo pudieron sudar una gran gota al escuchar aquellas palabras que los ponía en una difícil situación.

― No hace falta que lo hagáis aunque me sentiría muy feliz si os pusiera la ropa que os acabo de regalar. ― Habló sonriendo Gai que a pesar de sus palabras esperaba que sus alumnos se pusieran la ropa que les obsequió.

― Pero sería desconsiderado no hacerlo, Gai sensei. ― Insistió Lee.

― Eres un chico tan puro, Lee. ― Empezó otra vez a llorar Maito por la pasión que mostraba Rock Lee mientras explotaba la flor de la juventud para luego, mirar a sus otros dos kohai, creyendo encontrar la misma pasión que su subordinado de ojos redondos.

― ¿Por qué nos está mirando así? ― Musitó Neji sintiendo que su ceja derecha empezaba a formarse un tic nervioso.

― No lo sé pero parece que el sensei es tan raro como Lee. ― Respondió nerviosamente Ten Ten.

― Gai sensei, haré todo para que se sienta orgulloso de mí. ― Afirmó Rock Lee quien se había cambiado en algún momento sus ropas sin que los demás se percataran de ello.

― ¡LEE! Te ves tan varonil, no puedo estar más contento de ver como mi alumno está explotando la flor de la juventud. ― Alabó Gai.

― Se ve horrible. ― Suspiró Neji ante como lucía el atuendo verde en su compañero de grandes cejas.

― Neji, será mejor que te apresures en ponértelo para poder deshacernos de esta cosa e ir a comer de una vez. ― Sugirió Ten Ten para ver el rostro asombrado del Hyuga, al percatarse de que ella también había vestido con la horrible prenda.

― No puedo creer que tenga que hacer esto. Se ve ridículo y será una vergüenza caminar por Konoha vestidos así. ― Aseguró con voz derrotada el chico de cabello largo antes de ponerse el atuendo verde.

― ¡OH! No puedo estar más feliz de teneros bajo mi mando, seremos el mejor equipo que hay y habrá existido en Konoha. Ya verá Kakashi como sentirá envidia al darse cuenta que tengo el mejor equipo de gennins de Konoha y lo bien que explotan la flor de la juventud. ¡SÍ! ― Terminó gritando Gai pareciendo que tenía llamas ardiendo en el interior de sus ojos. ― ¡Vamos a comer! Tenemos que celebrar mientras explotamos la flor de la juventud.

― ¿Quién será ese Kakashi del que habla? ― Preguntó curiosa Ten Ten a Neji quien parecía estresado debido a cómo vestía en ese momento.

― No lo sé y tampoco quiero saber porque si es alguien que está relacionado con Gai sensei será alguien tan raro como él. Apresurémonos en llegar a ese restaurante y comer, quiero quitarme esto lo antes posible. ― Respondió Neji con el ceño fruncido mientras seguía los pasos del jounnin quien se había puesto a caminar con las manos mientras Rock Lee no dejaba de hacer aspavientos con las manos y alabar al jounnin.

― ¿Por qué nadie me hace caso? ― Preguntó con tristeza a nadie en particular Ten Ten antes de seguir a sus compañeros y sensei.



Fin.




lunes, 13 de julio de 2020

Zabusa - Haku



Zabusa Momochi se encontraba en el País del Agua para cumplir la misión de un avaro comerciante que deseaba eliminar a su competencia. No era un hecho aislado que sus habilidades fueran requeridas para el asesinato de un hombre inocente debido a que estaba interfiriendo con una repugnante persona incapaz de solventar las cosas sin necesidad de derramar sangre.

No se trataba de una misión especial para Momochi, de hecho, era su especialidad y había recibido el sobrenombre de “Demonio oculto de la Niebla” por su eficiente trabajo, ya que el sigilo y rastreo con el que procedía para hacer sus misiones había sido dignos de admiración.

Zabusa se percató de un huérfano cuando llegó aquella aldea en el País del Agua, las ropas desaliñadas, la tristeza que brillaba en los ojos del joven eran rasgos habituales que quedaban en los niños que vagaban en medio de la crueldad del mundo y la confirmación a sus suposiciones acerca del niño llegó cuando escuchó como las personas hablaban porque no era nada extraño la presencia de huérfanos en esos días, a pesar de no estar en tiempos de grandes guerras.

Sin embargo, Zabusa podía notar algo diferente en aquel niño, no se trataba de su aspecto andrógino sino de su chakra, podía notar que el muchacho no tenía un chakra como una persona común que jamás ha moldeado para hacer jutsus, así que se dedicó a observarlo sin tener un propósito concreto. Probablemente, Zabusa encontró interés en el huérfano que esa aldea ignoraba.

Tres días después de su llegada a esa pequeña aldea, Zabusa se acercó al huérfano para intercambiar algunas palabras, pudiendo apreciar el miedo que sentía cuando habló con él sobre los shinobis y una cabida para él si lo acompañaba como una herramienta pero el no tener respuesta del chico lo hizo pensar de que había sido una pérdida de tiempo el pensar que un muchacho tan temeroso lo tomaba en cuenta.

Creyendo que todo había acabado con aquella corta interacción pero esta suposición cambió el día que se marchaba del lugar, cuando vio al niño persiguiendo un conejo blanco. Impulsivamente, atrapó el conejo y se lo entregó al huérfano para repetirle sus palabras, esta vez logrando que por fin, el joven hablara y aceptara su propuesta.

― ¿Hacia dónde nos dirigimos? ― Preguntó el niño que seguí a Zabusa, aún temeroso de la apariencia misteriosa del ninja de la Niebla.

― Al poblado más cercano, debemos hacer algo con tu aspecto antes de mostrarte como ser una buena herramienta para mí. ― Explicó Momochi sin detener su caminar bajo la nieve que no había dejado de caer desde hacía días.

― ¿Puedo saber su nombre, señor? ― Preguntó el niño luego de haber caminado durante un buen rato ya que se había percatado de que no conocía el nombre del hombre que le daba una oportunidad a su vida.

― Zabusa Momochi. ― Respondió escuetamente después de que observó un instante por el rabillo de los ojos al niño.

Haku intentó formar una sonrisa a pesar del frío al obtener la respuesta, pues pensó su pregunta no sería contestada.

― Mi nombre es Haku. ― Se presentó el menor apretando sus labios helados en su pequeña sonrisa cuando el shinobi de la Niebla asintió.

Ambos continuaron caminando bajo la nevada incesante que parecía no querer detenerse mientras se aproximaban al poblado y aunque Haku se sentía menos incómodo cerca de Zabusa después de conocer el nombre del hombre adulto y aunque el frío clima lo hizo abrazarse a sí mismo con más fuerza no logró desvanecer su sonrisa.

Zabusa se detuvo cuando escuchó el sonido amortiguado de algo caer sobre la nieve para percatarse de que era Haku quien se había derrumbado.

El hombre se dirigió hacia el cuerpo del niño para comprobar que se había desmayado por el agotamiento y el frío, así que tuvo que cargarlo en sus brazos, lo que permitía al shinobi el poder llegar más rápido al poblado ya que podría usar su chakra para aumentar su velocidad.
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Haku despertó, sintiendo una calidez que no había podido sentir desde hacía mucho tiempo, cuando sus padres aún vivían y tenía un lugar al que llamar hogar. Este pensamiento lo asustó debido a los recuerdos que seguían a ese sentimiento y se levantó rápidamente, quedando sentado en la cama. Observó a su alrededor para percatarse de que estaba en una habitación y ver la espalda de Zabusa sentado en una silla, parecía que estaba haciendo algo el hombre.

― ¿Ya estás despierto? ― Preguntó mientras se giraba el shinobi para ver el rostro del joven, quien asintió con la cabeza. ― ¿Tienes hambre?

Haku asintió avergonzado, no recordaba lo que había sido su última comida y podía asegurar que habían pasado días de eso.

Zabusa tomó un cuenco que contenía sopa de miso y se lo ofreció al niño que no dudó en tomar el cuenco para comenzar a comer.

― ¡Gracias! ― Agradeció Haku sonrojado por la amabilidad y la comida del ninja.

Zabusa observó en silencio como el menor devoraba la comida, podía asegurar que hacía bastante tiempo que no había podido comer apropiadamente.

― ¿Quieres más? ― Preguntó Momochi, dispuesto a darle al niño más alimento que había acogido como su kohai y Haku necesitaba estar fuerte para poder soportar el entrenamiento al que lo sometería.

― No, muchas gracias. ― Se apresuró a responder sintiéndose satisfecho y sin desear abusar de la generosidad de Zabusa ya que le había entregado una gran ración de miso.

― No me molesta el darte más. ― Afirmó Zabusa queriendo que el niño entendiera que no tendía que temerle y ya tendría tiempo para sentir miedo cuando lo convirtiera en una herramienta, en un shinobi.

― De verdad, quedé lleno. ― Aseguró Haku sonrojándose. ― Es cierto que no comía en días.

Zabusa asintió a lo dicho aunque no estaba seguro ya que el niño seguí viéndose débil.

― Lo mejor es que vuelvas a dormir, necesito que tengas energía para comenzar con tu entrenamiento.

El niño asintió con la cabeza antes de volver a acomodarse en la cama donde rápidamente quedó dormido y Zabusa se levantó, al escuchar pasos que se dirigían a la habitación en la que se encontraba con Haku.

Momochi abrió la puerta antes de que fuera golpeada por la persona que estaba al otro lado y se encontró con una mujer bajita de aspecto afable.

― ¡Vaya, qué coincidencia! Justo iba a llamar a la puerta. ― Indicó la bonachona mujer con una sonrisa. ― Con respecto a lo que me pidió antes, he hablado con los vecinos pero solo tenían esta vieja yukata de su hija aunque si espera a mañana puedo preguntar a… ― Hablaba la mujer que sostenía una tela rosa perfectamente doblada en sus manos.

― Gracias, está bien esa yukata. No se preocupe. ― Interrumpió Zabusa tomando la yukata de las manos de la mujer.

― Pero… ― La mujer intentó hablar cuando se detuvo abruptamente por la mirada hotil del ninja.

― No tiene que preocuparse tanto, está bien esta yukata. ― Repitió Momochi antes de cerrar la puerta y dejar la tela doblada sobre uno de los muebles porque era lo que menos en ese momento le preocupaba si la ropa estaba diseñada para un género.



Fin




martes, 7 de julio de 2020

Jiraiya - Orochimaru II



Jiraiya se apresuraba, sus últimos informes indicaban que su viejo ex compañero de equipo se encontraba cerca, necesitaba hablar con él antes de que abandonara ese país y se moviera a otro lugar de un país diferente para continuar con los absurdos experimentos de los que se había obsesionado.

Sin embargo, la realidad es que Jiraiya se encontraba preocupado por Orochimaru, había escuchado de la integración del Sannin de las serpientes en el grupo que tomó el control del País de la Lluvia y aunque no debería, Jiraiya sentía incertidumbre punzando en su pecho por lo que pudiera pasarle a lo que fuese o que el ex ninja de Konoha se hubiera metido en problemas que no pudiera manejar.

Finalmente, Jiraiya logró ver la silueta de Orochimaru en medio del bosque por el que corría, el Sannin de las serpientes estaba quieto en medio del bosque, como si estuviera esperando su llegada.

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― ¿Qué haces aquí? ― La pregunta salió de la boca del hombre de cabello oscuro como una amenaza escupida con veneno para mostrar el mal humor que tenía ese día.

― Yo podría decir lo mismo.

― No es momento para estar jugando, Jiraiya. ― Siseó el nombre del otro shinobi.

― Ya deberías saberlo, tengo que procurar que no vuelvas atacar Konoha.

― ¿Atacar Konoha…? ― Repitió en voz baja antes de reír sarcásticamente. ― Mientes, Jiraiya. Podrás ser un idiota pero no eres un buen mentiroso, al menos uno que yo pueda creer.

― Cierto, no puedo engañarte fácilmente. ― Afirmó el Sannin de los sapos sonriendo con tristeza por recuerdos de un pasado ya olvidado. ― Escuché que te habías adentrado en un peligroso grupo llamado Akatsuki que está asentado aquí, en el País de la Lluvia.

― No pensé que las noticias volaran tan rápido.

― Nada permanece oculto en este mundo. Además, si tienes medios de cómo enterarte con más rapidez, estarás mejor informado y precavido para lo que sea. Solo hay que conocer las fuentes correctas. ― Comentó con cierta diversión Jiraiya porque no quería revelar que lo había espiado directamente y de forma personal al otro shinobi que iban más allá de un trabajo oficial.

― ¿Qué es  lo quieres saber tanto, si tienes “tus contactos” para informarte? ― Preguntó el hombre de aspecto viperino a su antiguo ex compañero. ― Aunque está en mí, si deseo o no quiero decirte.

― Solo quería saber la ideología de la organización en la que estabas. Algo a lo que has prestado interés debe tener algún propósito que no se debe pasar por alto si llegaste a unirte y por eso, quiero saber qué buscan. También el por qué te uniste a ese grupo, Orochimaru. ¿Qué te atrajo para ser parte de una organización? Porque no es propio de ti el querer trabajar tan repentinamente colaborando con otros. ― Señaló con claridad Jiraiya, sabía que poco sentido tenía ocultar lo que deseaba saber al otro shinobi y esperaba le ofreciera la respuesta aunque sabía que tal vez, no quisiera contestarle pero todas sus preguntas tenían realmente oculta su preocupación por Orochimaru y si podía obtener información que hiciera desaparecer o aumentar su inquietud hacia la organización de la que había estado su ex compañero.

― ¿Qué obtengo a cambio de tanta información? ― Inquirió Orochimaru apoyando en su propia cadera su mano derecha.

― ¡Oe, oe…! Se supone que no tiene que verse como un negocio. ― Sonrió forzosamente, Jiraiya ya que fuera lo que fuese que Orochimaru estuviera dispuesto a desear a cambio de desvelar información del misterioso grupo de la Lluvia, podría suponer un problema.

― Lo siento por ti, no pienso ofrecer algo si no obtengo algún beneficio. ― Acotó para girarse con la intensión de marcharse. ― Quizás te agrade perder el tiempo pero para mí es valioso.

― ¡ESPERA! ― Gritó el Sannin de cabello blanco dando dos pasos cerca del otro shinobi. ― Está bien, dime cuál es el pago a cambio de conocer más de ese grupo de la Lluvia.

Orochimaru se giró, comprobando con su aguda mirada de que el otro ninja no mentía y conocía perfectamente a Jiraiya como para percatarse cuando el Sannin de los sapos no era completamente honesto.

― Dime… ¿Por qué has venido hasta aquí? ¿Por qué has venido a buscarme?

― ¿Tan solo deseas saber eso? ― Preguntó incrédulo pero tampoco deseaba rebelar a Orochimaru de que aún se preocupaba por él, después de todo en el pasado fueron algo más que compañeros de equipo o amigos y rivales declarados.

― Sé que me has estado siguiendo y no todo se debe a controlarme para comprobar que esté formando un plan para atacar Konoha aunque esa aldea debería destruirse. ― Acotó frunciendo el ceño.

― Es mejor prevenir que lamentar, ¿no lo crees…? ― Agregó de manera desinteresada el shinobi de cabello largo blanco. ― No sé cómo puedes odiar a la aldea en la que naciste y viviste alguna vez. ― Dijo mientras dejaba escapar un suspiro derrotado por no comprender el odio que tenía el otro hombre hacia la aldea a la que pertenecía. ― Ya sabes mis motivos para seguirte hasta aquí. Me enteré que estabas en esa organización y aunque tengas tus motivos para desertar de ese grupo, quiero saber cuan peligroso pueda ser o si representa un problema para la paz que hay actualmente porque tú no eres alguien sin información sobre ello, en estos momentos. ― Argumentó cruzándose de brazos. ― ¿Cuál es el pago a cambio de que compartas lo que sabes conmigo?

Orochimaru lo observó tratando de buscar el engaño entre las palabras de haber aceptado a su propuesta tan rápido y fácilmente pero no encontró ningún ápice de embuste. Por alguna razón, Orochimaru deseaba en el fondo que las palabras de Jiraiya fueran otras y se tratase de que aún tenía sentimientos por él, siendo que estuviese preocupado pero al parecer se equivocó. Todo lo que aún quemaba en él, había desaparecido del corazón de Jiraiya y eso le molestó más ante la mención de la aldea que abandonó porque Konoha siempre estaría en medio de ellos y se trataba de una aldea que no valía la pena proteger.

― Ya que insistes tanto, Jiraiya. ¿Qué estarías dispuesto a pagar para que te cuente lo que sé? ― Preguntó con una sonrisa que intentaba ocultar su molestia.

― Lo que sea que me pidas. ― Murmuró sin medir sus palabras mientras tragaba saliva por lo que fuese que el shinobi de cabello negro fuera a solicitar como pago, esperaba no se tratase de algo que fuera en contra de su voluntad.

― Sigues siendo un idiota que no piensa cuando habla. ― Bufó molesto mientras negaba con la cabeza. ― Si te pido que mueras o que ataques Konoha a cambio de la información que pueda ofrecerte de la organización que tanto deseas saber, ¿lo harías? ― Masticó su cuestionamiento sin apartar sus ojos del rostro contrario que rápidamente se había vuelto sombrío. ― Sé que no puedes hacer algo así. Veo tu negativa y porque hoy me siento un poco benévolo, no voy a pedirte eso como pago pero a cambio, lo que quiero que me des es un poco de tu sangre.

Jiraiya no pudo evitar sorprenderse. En realidad, esperaba una propuesta más materialista como obtener alguna riqueza, hacer una misión para él o el llevarle algún pergamino médico para sus investigaciones pero no que se tratase de su sangre.

La petición de Orochimaru no había sido parte de las tantas posibilidades que había barajado Jiraiya y eso es lo que lo había dejado estupefacto, prácticamente, porque no parecía una petición acorde con  el Sannin de las serpientes.

― ¿Mi sangre? ― Repitió con duda Jiraiya, pensando en que quizás habría una posibilidad de haber escuchado mal.

― Eso dije. ― Afirmó para acercarse tan rápido que en un segundo, Orochimaru tenía sus rostro frente la cara del otro hombre. ― ¿Acaso me temes? O… ¿Temes ofrecerme ese líquido escarlata? ― Se burló Orochimaru mientras aspiraba el olor del otro shinobi, rememorando inconscientemente una etapa del pasado compartieron juntos que estaría dispuesto a revivir.

― No digas tonterías, no te tengo miedo. Nunca lo he hecho, ¿por qué debería de tenerlo ahora? ― Gruñó frunciendo el ceño el Sannin de los sapos. ― Pero… ¿para qué la quieres? ― Cuestionó sin importarle cuan cercano estaba el hombre de ojos dorados.

― ¿Acaso importa? Es parte del trato. Tú obtendrás lo que quieres a cambio de un pequeño y leve precio. Deberías estar agradecido de que no te pida que se trate de algo más complicado. ― Pasó una de sus manos en una caricia amenazante por el cuello de Jiraiya sintiendo como algunas venas palpitaban hinchándose de sangre ante la ansiedad que el ninja de pelo blanco ocultaba. ― Así que dime… ¿aceptas o no? ― Ronroneo inconscientemente mientras se separaba.

― Está bien, Orochimaru. ― Aceptó molesto Jiraiya por el comportamiento morboso del Sannin de las serpientes y sin poder imaginar para que pudiera querer su sangre, sin dudas era un pedido extraño pero mejor que otro que hubiera podido exigir.

― Sígueme. ― Indicó Orochimaru para comenzar a caminar.

― ¿No estarás tratando engañarme? ― Preguntó desconfiado para escuchar la risa del otro hombre en respuesta. ― No veo lo divertido, Orochimaru.

― Tranquilízate, solo iremos a un lugar más seguro para llevar a cabo nuestro acuerdo. ― Aclaró antes de continuar caminando para esta vez, ser seguido por Jiraiya, quien entendió la insinuación oculta de la posibilidad de estar siendo espiados.



Fin





Naruto - Sasuke

    Había necesitado de este enfrentamiento para poder sentirse satisfecho, al igual que mostrar sus emociones y sentimientos en cada golp...