lunes, 25 de noviembre de 2019

Jiraiya - Orochimaru



Regresó hasta el improvisado campamento en una pequeña cueva que había acondicionado junto a Jiraiya, la situación actual para ambos no pintaba bien pero no podían continuar en activo por más tiempo después de que la misión se hubiera complicado en medio de la guerra.

― Terminé de poner trampas, si alguien se aproxima hasta aquí, lo sabremos. ― Informó mirando a su compañero que estaba sentado sobre una roca acabando de vendar su muñeca izquierda.

― ¿Qué pasa si se trata de Tsunade?, no se encontraba mejor que nosotros cuando se separó. ― Cuestionó con preocupación Jiraiya mirando intensamente al otro shinobi.

Resultado de imagen de jiraoro― Es un riesgo que debemos tomar, el enemigo sabe que estamos aquí, ahora mismo es prioridad nuestra supervivencia. ― Indicó poniendo una de sus manos a la cintura, molesto por la obsesión que tenía el otro hombre con la kunoichi rubia.

― ¿¡Cómo puedes ser tan cruel, Orochimaru!? No te perdonaré si es Tsunade la que cae en unas de tus trampas. ― Aseguró mirando a su compañero.

― No importa lo que creas, ahora mismo necesitamos descansar para reponer nuestro chakra y curar las heridas. ― Escupió con sorna Orochimaru, molesto por el hecho de que Jiraiya solo viera por la mujer de grandes senos, ignorando su propia seguridad y exponiendo a todos.

― ¡Maldito!, tienes razón pero quizás ella esté buscándonos ahora mismo. ― Habló intentando convencer a Orochimaru de retirar las trampas.

― El único capaz de no descansar estando herido y casi sin chakra eres tú, Tsunade es lo suficientemente inteligente para saber que debe buscar un lugar seguro en estos momentos para reponerse al ataque que hizo separarnos. ― Afirmó el hombre de ojos dorados.

― ¡PERO AÚN SEA MUY FUERTE Y TODO, PODRÍA ESTAR EN PELIGRO, OROCHIMARU! ― Gritó con preocupación por su amiga y compañera de equipo.

― ¡Sí que eres un idiota, Jiraiya! ― Se lamentó con molestia Orochimaru mirando con el ceño fruncido al otro shinobi. ― Si tanto te preocupa, sal y vete a buscarla. ― Sugirió señalando la salida del refugio donde estaban. ― Espero pises una de las trampas y mueras por idiota… ― Escupió antes de darse la vuelta y caminar a sentarse lo más lejos posible de su compañero.

Orochimaru estaba molesto y celoso por el estúpido enamoramiento de su compañero hacia la rubia kunoichi porque no parecía darse cuenta que ella nunca iba a poder corresponder a su amor, especialmente cuando Tsunade ya estaba en una relación amorosa con otro shinobi.

Jiraiya chasqueó la lengua en respuesta, mostrando su irritación a lo poco considerado que era Orochimaru hacia su compañera de equipo y preguntándose de cómo podía ser tan frío e indiferente hacia la vida de su amiga.

― Está bien, iré a buscarla. Yo no dejo a un compañero atrás. ― Afirmó Jiraiya caminando a un lado de Orochimaru y haciendo caso omiso a su propio cansancio.

― Notificaré tu muerte a Sarutobi  sensei y haré hincapié en que deseabas ser un kamikaze idiota por no querer usar tu dura cabeza. ― Habló con dureza Orochimaru intentando no mostrar su enojo.

― Eres desagradable a veces, Orochimaru. ― Susurró el shinobi de cabello blanco mientras detenía sus pasos al escuchar las crueles palabras de su compañero. ― No comprendo cómo puedes ser tan frío, aun cuando se trata de tus amigos y camaradas. ― Añadió apretando sus manos hechas puños.

― Y yo no entiendo cómo puedes arriesgarte sin más, olvidando todas las reglas básicas de los shinobis e impulsarte sin tener un plan concretado, estando en deplorables condiciones y en medio de territorio enemigo. No puedes juzgarme si tomo en cuenta la opción más práctica mientras tú sigues omitiendo el peligro que tú olvidas al pretender actuar impulsivamente y pensar que Tsunade es tan ingenua como para arriesgarse en territorio enemigo a mitad de la noche. ― Argumentó sin querer mirar al otro hombre.

― Sé que ella es inteligente y una buena shinobi. ― Murmuró Jiraiya como si se disculpara para volver a caminar y tomar asiento donde se encontraba antes. ― No puedo evitar preocuparme por ella. Simplemente, no me agrada esta situación. ― Se excusó llevando su mano derecha a la cabeza.

― Si lo sabes, preocúpate más por reponer tus energías. Mañana nos espera un día duro mientras buscamos a Tsunade. ― Indicó más tranquilo al percatarse de que había razonado el hombre de pelo blanco mientras apoyaba una de sus manos en uno de los hombros de Jiraiya.

Jiraiya miró a Orochimaru y sonrió, sabiendo que tenía razón pero al mismo tiempo inquietándose, sabiendo que no estaría Tsunade para detener sus instintos más precarios que había estado ocultando durante todo ese tiempo.

Orochimaru se sorprendió cuando su mano, la que había puesto sobre uno de los hombros de su compañero de equipo para darle ánimos, fue retenida por Jiraiya, quien sin mirarlo al rostro, tiró con fuerza de él para atraerlo a su regazo.

― Tú tampoco estás en las mejores condiciones. ― Indicó Jiraiya mientras rodeaba la cintura del otro shinobi.

― ¿¡QUÉ HACES!? ― Cuestionó sorprendido el hombre de cabello negro por el inesperado cambio en su compañero, esperando que con sus palabras lo liberara.

― Si no supiese que fueras hombre, podría confundirte con facilidad. Incluso, tu cintura es más estrecha que la de la princesa Tsunade. ― Agregó el ninja de cabello blanco haciendo sonrojar al otro hombre por el descarado y humillante comentario.

― ¡IDIOTA! ― Gritó Orochimaru mientras empujaba a Jiraiya para intentar salir del agarre que lo mantenía, cuando escuchó la risa de su compañero mientras su corazón latía veloz y el deseo primario de huir le hacía sentirse más débil de lo que se encontraba.

― Lo siento, lo siento. ― Se disculpó Jiraiya sonriendo mientras el ninja de ojos dorados se apartaba y alejaba con el rostro rojo. ― Solo bromeaba. ― Agregó.

― De verdad eres un idiota. ― Repitió sintiendo sus mejillas arden y un pequeño dolor al escuchar las palabras del shinobi de cabello blanco que solo estaba bromeando, se alejó un poco de su compañero. ― Si hubiese sido una mujer, nunca me habría fijado en ti. ― Añadió de manera mordaz sabiendo que eso era una gran mentira.

Jiraiya miró a su compañero con una sonrisa divertida para inclinarse fingiendo el que hubiesen disparado una flecha en el pecho y estuviese en un insufrible dolor.

― Eres demasiado cruel, Orochimaru, ¿por qué no te fijarías en mí? Soy guapo, todo un caballero. Cualquier dama estaría encantada de tenerme a su lado. ― Se elogió con todo coqueto y se acercó a su amigo mientras le dedicaba una gran sonrisa.

― Porque eres un idiota y un pervertido que le gusta espiar en los baños públicos. ― Bufó molesto. ― Deja de acercarte, Jiraiya. ― Pidió un poco nervioso al saber que su amigo iba hacer algo que no sería de su agrado ya que podía intuirlo por el rostro desagradable que mostraba.

― Pero… así te gusto… ― Canturreó con una sonrisa divertida, notando lo nervioso que se ponía el contrario, acercándose un poco más a su compañero para volver a tomarlo de la cintura.

― ¿¡QUÉ DICES!? ¡Suéltame, Jiraiya! ― Exigió fingiendo no saber de qué hablaba el otro hombre mientras peleaba con los brazos del contrario para liberarse. ― Tú no me gustas y dudo que le gustes a alguien. Estás loco o quizás te diste algún golpe en la cabeza cuando nos emboscaron. ― Habló con sarcasmo mientras reía sin querer ver el rostro contrario.

― Entonces… mírame a los ojos y di que no te gusto ni un poco, Orochimaru. ― Susurró cerca de una de las orejas de Orochimaru, logrando que se estremeciera entre sus brazos, haciendo que una sonrisa se volviera a formar.

― No me gustas, Jiraiya. ― Afirmó mientras se volteaba para mirarlos a los ojos mientras decía lo que el otro ninja le pidió.

― Mentiroso. ― Acusó en voz baja antes de inclinarse para juntar sus frentes y sin borrar su sonrisa.

Orochimaru estaba seguro de que debía tener el rostro demasiado rojo y aunque apretaba los desarrollados bíceps de Jiraiya, en un intento de que este comprendiera que toda esa situación no estaba bien, siendo que lo mejor era que lo liberase.

― No es divertido y deja de imaginar lo que no es. ― Repitió Orochimaru en un vano intento de convencer al hombre más musculoso para poder alejarse lo suficiente y no ser retenido pero Orochimaru no contó que solo ocasionó todo lo contrario y el agarre de Jiraiya se apretó más, haciendo que su cuerpo se congelara al estrecharse más al contrario, pudiendo sentir como la entrepierna del otro hombre picaba su vientre, haciéndolo estremecer.

― Deja de mentirte a ti mismo, Orochimaru. ― Murmuró Jiraiya demasiado cerca de los labios de su compañero que se apretaron al sentir su aliento cálido golpearlo.

― Jiraiy… ― Orochimaru no tuvo tiempo de replicar cuando el otro shinobi se precipitó sobre su boca, si en un principio solo intentaba separarse, la lengua ávida del ninja de los sapos se introdujo en su boca y su intento de hacerla salir a la lengua intrusa solo estaba teniendo en ambos el efecto contrario, excitándolos. Convirtiéndose el tosco, violento y sorpresivo beso en uno demasiado lujurioso.

Sin embargo, el beso terminó de la misma forma en la que se formó para ser seguido de otro aún más ansioso y Orochimaru apretó más los músculos del brazo contrario mientras las manos de Jiraiya no dejaban de moverse, presionando su anatomía y retirando algunas de las prendas.

― ¡Es… espeeeer… espera! ― Exclamó el ninja que invoca serpientes al sentir como las ágiles manos de Jiraiya se habían movido de manera increíblemente veloz para colarse bajo su ropa.

― No… ― Jadeó en respuesta a Orochimaru cerca de la oreja derecha del moreno. ― Tú también lo deseas… deja de reprimirte, Orochimaru. ― Dijo antes de volver a capturar los labios contrarios haciendo que su compañero cediera.




La mañana llegó con el cantar de los pájaros y dos hombres desnudos dormían abrazados sin importar lo que ocurría a su alrededor o en donde se encontraban.

― Creo… que debería regresar más tarde. ― Habló la kunoichi rubia demasiado sonrojada por la escena protagonizada por los shinobis dormidos ya que ella había llegado hasta el lugar buscando a sus compañeros de equipo. ― Me preocupé por nada. ― Musitó Tsunade con molestia mientras se retiraba del lugar.




-Fin-




lunes, 18 de noviembre de 2019

Tsunade - Dan




La infancia de Tsunade estuvo marcada por la muerte de su abuelo, fundador y primer Hokage de Konohagakure no Sato, Hashirama Senju, cuando llegó a la pubertad se había convertido en gennin junto a dos de sus compañeros de academia, Jiraiya y Orichimaru, teniendo como sensei a Hiruzen Sarutobi, uno de los shinobis que fue kohai de su tío - abuelo y segundo Hokage, Tobirama Senju, pero en el mundo ninja, Tsunade había ascendida hasta el nivel de chunnin cuando una nueva guerra comenzó y con ella, el segundo Hokage murió para salvar Konoha. Después de la muerte de sus padres y hermano menor, Kawaki, Tsunade había estado devastada por una enorme brecha en su corazón creyendo que no podría volver a sonreír. No obstante, fue en ese tiempo que Tsunade conoció a un extraño chico llamado Dan Katou.

Al principio era extraño para Tsunade, estar cerca del tranquilo pero misterioso chico de sonrisa brillante aunque las charlas que mantenía con él, le recordaba mucho a su adorado abuelo. Además, Tsunade podía pasar horas escuchando los sueños de Dan, así como sus pensamientos de paz y una vida tranquila donde no se conozca los horrores de la guerra sin aburrirse.

Sin saber cómo ocurrió, Tsunade comprendió que estaba enamorada de Dan, el shinobi que lograba hacer que emergieran hermosos sentimientos y, -quería con todo su ser-, que el shinobi de cabello plateado lograra todos los sueños que se proponía aunque ella no pudiera estar a su lado.

Tsunade había tomado una determinación como kunoichi antes de ser consciente que lo hacía, el mejorar la asistencia médica de los shinobis para que no hubiera tantas muertes o heridas que se volvieran un problema para la persona que la padeciera y terminara perdiendo la extremidad debido a una grave infección o debido a la distancia no obtuviera el herido una mínima asistencia médica que lograría salvar la vida del shinobi.

Cuando Tsunade expresó su intención de mejorar la calidad de vidas en los campos de batalla creando ninjas médicos más cualificados para asistir heridos e incluso, un equipo de asistencia, solo fue apoyada por Dan. Este hecho, solo hizo que los sentimientos de la Senju crecieran más y tuviera la suficiente fuerza para iniciar el proyecto de que shinobis médicos con formación y conocimiento más avanzados que solo conocer primeros auxilios básicos, estuvieran en el campo de batalla para garantizar las vidas de los ninjas que combatían.

Sin embargo, en todo ese tiempo, Tsunade no había logrado saber si Dan tenía los mismos sentimientos que ella o tan solo estaba siendo amable pero hoy quería deshacer esas dudas que la atormentaban. Decidió reunirse con el hombre al que ama secretamente para descubrir si tenía una oportunidad de ser correspondida o no.

― Lo lamento, no pensé que la reunión tomara tanto tiempo. ― Se disculpó Tsunade con las mejillas sonrosadas y la respiración agitada por llegar tan rápido como pudo hasta el lugar donde se reunía con Dan.

― No importa, tampoco hace demasiado tiempo que estoy aquí, Así que no tienes que preocuparte, no te he esperado demasiado. ― Sonrió Dan, logrando que la rubia se sonrojara más si era posible. ― ¡Mira!, he encontrado este pergamino sobre la creación de Konoha. Tu abuelo, Hashirama - sama, era una persona bastante práctica sobre sus ideas. ― Comentó mostrando el libro en sus manos.

― ¿De verdad? ¡Deja ver! ― Pidió con emoción la rubia para acercarse al hombre hasta estar a un lado de Dan y observar el pergamino que hablaba de las ideologías políticas de su abuelo.

Dan dejó espacio para que la rubia pudiera sentarse y leyera el pergamino que había encontrado escondido en un estante de la biblioteca de Konoha.

La rubia leyó de manera rápida la escritura y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios ante el recuerdo del primer Hokage.

― Mi abuelo tenía sus ideales bien claros aunque no pudo cumplir todos sus deseos. ― Dijo con un deje de tristeza al final.

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― Era un hombre admirable, me gustaría poder ser tan transparente como lo fue el primero y todo lo que logró crear en Konoha. ― Los ojos soñadores y el tono de admiración que Dan empleó, no pasaron inadvertidos para Tsunade y sabía que entrarían nuevamente en una charla sobre Konoha, admiración y sueños políticos si no hacía algo al respecto.

― El abuelo dejó sus enseñanzas para que nosotros las continuemos, aprendamos y mejoremos pero… estamos nuevamente en una guerra contra varios países ninjas y también, debemos recordar sobre la importancia que tiene la supervivencia… Incluso, ser un poco egoístas para pensar en nuestra vida ya que es posible que hoy sea nuestro último día con vida. ― Tsunade a cada palabra se iba sonrojando más y su tono seguro de voz se iba debilitando por la duda.

― Siempre eres tan maravillosa, Tsunade. Ni en momentos como estos dejas de pensar en otras personas y el que deben de aprovechar su tiempo libre, aun cuando estamos en medio de una guerra, merecemos tener un poco de felicidad. Quizás por eso eres tan valiente y tienes grandes ideas que han logrado mejorar la calidad de vida de los shinobis en batalla. Eres digna de admiración, al igual que el primer Hokage. ― Habló el shinobi de cabello plateado logrando que su compañera se asombrara.

― Yo… creo que no me has entendido bien. ― Suspiró Tsunade tan abochornada como un poco decepcionada de que el chico a su lado no se percatase de los sentimientos que profesaba hacia él y todo terminara girando en quien fue el primer Hokage o si ella era una digna nieta de su abuelo. ― Sé que mi abuelo fue alguien increíble, hizo mucho por los shinobis, fundó la aldea como un símbolo de la paz que buscaba pero también, tuvo que dar y perder muchas cosas importante a cambio pero yo… no estaba hablando de ideales o política en estos momentos, Dan kun. ― Indicó girando el rostro y apretando la tela de la falda con fuerza. ― Yo… creo… que tú… me gustas. ― Confesó en voz baja y avergonzada.

― Tú también me gustas, Tsunade, ya te lo he dicho. ― Respondió Dan mostrando una enorme sonrisa a la rubia pero al mismo tiempo, confundido por cómo había dicho aquellas palabras la mujer.

Tsunade no pudo soportar la respuesta tan vana, ella había pasado todo ese tiempo intentando confesar sus sentimientos y el hombre del que se había enamorado la acaba de ¿rechazar? No pudo evitar que las lágrimas picaran en sus ojos por la dureza en que la golpearon. Por ello, Tsunade se levantó dispuesta a huir de ese lugar para que Dan no presenciara el daño que le acababa de causar a su estado emocional.

― ¡Tsunade! ― Llamó Dan reteniendo a la kunoichi de la muñeca al comprender que había herido ingenuamente a la mujer debido a que conocía cada reacción de la rubia pero no la dejaría marcharse tan fácilmente.

― Está bien, estoy bien… Solo recordé que tengo que ir hacer algunas cosas. ― Se excusó Tsunade deseando ser liberada para poder marcharse y alejarse tan lejos como le fuese posible del hombre que ama.

― Lo siento, Tsunade. ― Se disculpó Dan antes de tirar con fuerza de la mujer, logrando que la rubia cayese sobre su pecho y así poder abrazarla y consolarla. ― Supongo que ambos hemos estado engañándonos o quizás he sido yo, que he bordeado el tema desde el principio hablando de tu abuelo aunque mi admiración hacia el primer Hokage es real porque es difícil admitir abiertamente que me enamoré a primera vista de la princesa del clan Senju. Así que discúlpame por no decirte desde el principio y que ahora, mis palabras las sintieras sin valor para tus sentimientos. ― Confesó el shinobi de largo cabello plateado mientras sentía como la mujer apretaba su jersey derramando más lágrimas.

― Eres un tonto… ― Susurró Tsunade entrecortadamente con las mejillas sonrojadas mientras daba pequeños golpecitos en el pecho de Dan y lágrimas de felicidad se deslizaban por sus mejillas al comprender que era correspondida.

― Lo siento, Tsunade. No era mi intensión que te sintieras de esa manera. Me hizo muy feliz escucharte por primera vez que te gusto y que te admire por ser capaz de confesar tus sentimientos cuando yo no he podido hacerlo en todo este tiempo por temor. No me podía imaginar que pudiera ser correspondido por ti, que contaba con la oportunidad de ser felices. ― Aclaró con una sonrisa mirando a la kunoichi que rio levemente mientras correspondía al abrazo.

― Yo tampoco me lo imaginé, Dan, pero me hace feliz el saber que soy correspondida pero no estoy satisfecha con tus palabras, por todo este tiempo que hemos perdido. ― Afirmó la rubia mientras fruncía el ceño.

Dan sin poder contenerse más, se inclinó para poder besar los labios de Tsunade, que durante tanto tiempo había deseado poder hacer y comenzar a compensar todo ese tiempo perdido entre ambos a causa de la inseguridad que había hecho sufrir a ambos.



-Fin-




domingo, 10 de noviembre de 2019

Hiruzen - Danzou II



La muerte del segundo Hokage había sido un hecho repentino para Konoha, especialmente para todos los sihnobis que tuvieron la fortuna de ser alumno o haber conseguido ser alguien cercano a Tobirama Senju, entre todos sus subordinados y kohai destacaron dos shinobis; Hiruzen Sarutobi y Danzou Shimura. Fue por ello, que cuando se reunieron para elegir al tercer Hokage de Konohagakure no Sato, el nombre de estos dos ninjas brilló en la reunión pero el más destacado de ambos nombres fue el de Hiruzen Sarutobi, quien había mostrado un espléndido desempeño como ninja y tener un juicio digno para ser apto del puesto de tercer Hokage.

Hiruzen logró obtener el título y alcanzó su sueño que había deseado desde su más tierna infancia, al ser ofrecido el puesto de Hokage. Además, Hiruzen, había sido elegido por Tobirama, como un shinobi confiable para ser el sensei del equipo en el que Tsunade Senju se encontraba después de graduarse de la Academia Ninja de Konohagakure, un hecho que había dado más significancia a Sarutobi para ser el tercer Hokage.

Sin embargo, cuando Hiruzen aceptó el puesto para dirigir y proteger la aldea en la que se crío, esperó que su mejor amigo y rival compartiera su alegría, aceptando su derrota con respeto a quien tomaría el puesto de Hokage pero no fue así. Tampoco pudo descifrar las emociones que debió experimentar Shimura cuando se le comunicó que no había logrado su propósito sino que sería Hiruzen quien tomaría el lugar de ser el tercer Hokage.

Danzou se había mantenido al margen en toda la ceremonia pública, hace unas semanas atrás, que se realizó para presentar a Sarutobi como el nuevo Hokage de Konoha, sin emitir ninguna expresión facial que indica sus sentimientos mientras observaba el evento. Esta razón de incertidumbre para Hiruzen, fue lo que decidiera pedir a su rival y compañero lo esperara a medio día en la azotea de la Torre Hokage.

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― Te dije que lo lograría. ― Habló Hiruzen acercándose a Danzou con una sonrisa mientras vestía las ropas que lo distinguía como el líder ninja de Konohagakure no Sato.

― Ha pasado tiempo desde ese día. ― Respondió Shimura sin corresponder a la alegría del otro shinobi.

― Mínimo, deberías felicitarme. ― Gruñó el actual Hokage mientras se cruzaba de brazos.

― Sigue soñando, Hiruzen. Eso no pasará… ― Susurró mirando a su antiguo amigo y compañero de equipo.

― ¡TÚ! ― Exclamó exasperado por el comportamiento de Danzou, no sabía por qué este se comportaba de manera indiferente, desde que le comunicaron que él sería el Hokage, Shirmura se comportaba distante con él haciendo que se preguntara si en realidad estaba molesto por no ser seleccionado para el puesto. ― No sé por qué estás molesto, Danzou, deberías estar feliz por tu amigo que logró su sueño. ― Refunfuñó con un deje de tristeza mirando a su amigo.

Se sumieron en un silencio algo incómodo, que no sabían cómo romper.

― Me alegra que te hayas convertido en Hokage, Hiruzen. ― Habló Shimura rompiendo aquel silencio pero sin mostrar alguna emoción de cómo se sentía. ― Sólo estoy un poco celoso que te escogieran a ti y no a mí como el Hokage pero tal vez, pueda ser el cuarto ya que tu torpeza quizás haga que no puedas seguir con el puesto. ― Comentó para soltar un suspiro de frustración.

Otro silencio se instaló entre ambos hombres y Sarutobi sabía que Danzou no estaba hablando con honestidad, al menos no del todo.

― ¡Habla! ― Exigió Sarutobi logrando por primera vez en todo ese tiempo, el otro shinobi mostrara una sonrisa astuta que le causó un escalofrío.

― No vas a lograr mejorar esta aldea más de lo que ya ha crecido, Tobirama - sama consiguió un equilibrio y sabía de los peligros que estaban observando a Konoha, tanto fuera del País del Fuego como en el corazón de esta misma villa. ― Giró el rostro para caminar unos pasos por la azotea de la Torre con el kanji del fuego y donde días atrás, Hiruzen fue presentado a la aldea de la Hoja como el actual Hokage.

― ¿Qué pretendes decir? ― Inquirió confundido sin quitar los ojos del cuerpo de  Danzou.

― Solo estoy comentando la realidad, así como lo sabía el segundo Hokage porque si hay día también hay noche y la luz produce sombra en lugares insospechados. Konoha no es un lugar tan pacífico como crees. ― Se giró Danzou con lentitud para encarar a su líder. ― Tú ahora eres el fuego que da luz a Konoha, Sarutobi, pero tu luz no puede llegar a todos los rincones de esta villa. Por eso, necesitas tener una sombra a tu lado, una que sea tu aliada para cuidar la villa, Hokage – sama, para que la oscuridad no apague tu propia luz y Konoha continúe siendo un lugar pacífico. ― Sonrió mientras se acercaba descaradamente al otro hombre. ― Nos conocemos desde hace mucho, has logrado cumplir tu sueño pero necesitas de mí para continuar con el legado que has obtenido. Ahora, es el momento de crear un nuevo departamento ninja que proteja a Konoha desde la oscuridad, que cuidará con eficiencia a la villa y al Hokage. Un grupo de shinobis que deben ser las raíces de esta aldea. Para ello necesita un departamento así tener un líder fuerte para poder dirigirlo y sabes que soy el único que puede ayudarte a regir con plena confianza para salvaguardar la vida en la aldea. ― Afirmó.

― No entiendo, ¿para qué necesitaría Konoha algo así? Simplemente, pensarlo suena como si no se pudiera confiar en los propios habitantes de Konoha o como si el cuerpo AMBU fuera insuficiente. ― Comentó confundido y un poco asustado de pensar que sus propios compañeros, familiares, amigos y vecinos, pudiesen atentar contra la propia aldea en la que viven.

― Así es, Konoha puede observarse como una aldea sencilla pero no puedes olvidar que no todos los shinobis están en de acuerdo con las reglas impuestas por los fundadores y ser instruido bajo la mirada del Hokage, mi querido amigo. ― Explicó alargando uno de sus brazos para señalar la montaña con los dos rostros de los anteriores Hokages tallado en la ladera.

― No creo que sea así, Danzou. Todos hemos luchado hombro con hombro para proteger esta villa y la vida progrese. ― Contestó Hiruzen no queriendo escuchar las insinuaciones desagradables de su compañero.

― Aún eres un niño que no ve el peligro, ¿es que no te das cuenta de lo que puedes perder o ganar si aceptas o rechazas mi propuesta? ― Inquirió con un poco de irritación Shimura.

― Solo son conjeturas tuyas y no sé qué puedo obtener si acepto tu sugerencia de crear un departamento secreto de shinobis. Konoha cuenta con su departamento especial de ninjas, AMBU. ― Frunció el ceño después de patear el suelo.

― Si me concedes el crear este departamento ninja, dejaré que obtengas lo que siempre has querido de mí. Además, de que la paz siga en Konoha. ― Danzou afirmó mientras hablaba en voz baja y se acercaba al oído del otro hombre. ― Sé cuánto te contienes, una mujer es aceptable para estar a tu lado y te de progenie que buscas pero tú tienes demasiado fuego y puedes dañarla. Ella no será suficiente para alguien como tú y podrías causarle daño. Tampoco puedes arriesgarte a tener hijos constantemente y verlos morir en las misiones que tú mismo los enviará. Si tu emociones son inestables por algo así, sería peligroso para ti, por tu posición, te pondría en graves problemas y también, Konoha sería vulnerable para el enemigo si ocurriera. Yo puedo tomar ese lugar para calmar ese calor, querido amigo pero solo concede mi petición donde encontrarás el soporte en el que mantenerte sin que caigas en la penumbra. Sé que no te arrepentirás y Konoha podrá seguir con su pacifica existencia. ― Murmuró sobre la oreja derecha del Hokage, quien se estremeció al sentir el cálido aliento del hombre que lo acompañaba.

― ¡Qué cosas dices, Danzou! ― Exclamó el Hokage con un notable sonrojo al escuchar la insinuación echa por el otro shinobi pero incapaz de apartar al otro hombre o moverse del lugar.

Danzou solo soltó una pequeña risa mientras miraba con burla al actual Hokage de Konohagakure no Sato.

― ¿Qué? Solo digo la verdad y eres consciente de ello, Hiruzen. ― Comentó comenzando a pasear un dedo por el pecho contrario. ― Sé que me deseas, amigo mío… ― Arrastró sus palabras en un ronroneo para inclinarse y quedar muy cerca de los labios de su acompañante. ― Eres muy malo disimulando, ¿creías qué no apreciaría tu mirada en mí? ― Se mofó al mismo tiempo que se alejaba lentamente de Sarutobi. ― Es de esperar que aún no hayas madurado, no dejas de ser un niño que cree en mundo de dulces e ignorando el peligro de tu alrededor, a pesar de convertirte en el tercer Hokage de Konoha. ― Provocó para que cayera su compañero en su palabras.

Hiruzen estaba demasiado sonrojado y sorprendido por toda la situación que no comprendía, sintiendo que todo era irreal.

― No vas a perder nada, podrás encontrar una mujer digna para casarte, tener tantos hijos quieras pero ella, no tendrá que soportar toda tu energía. No la verás derramar lágrimas por hijos muertos o planes de disturbios dentro de Konoha porque yo estaré ahí, vigilando tu espalda para que no suceda y mermando tu virilidad para que no dañes a tu familia. ― Indicó Danzou esperando una respuesta del otro hombre.

― ¡DEJA DE BROMEAR! ― Exclamó retrocediendo por la grotesca imagen que se había mostrado en su mente.

― No bromeo, sé que sufres una atracción hacia mí por mucho que has mostrado ese comportamiento desagradable que te hace ver como un obsceno hacia las mujeres pero ahora, que eres Hokage, hay que hacer algo al respecto. No podemos dejar que tu lívido ponga a Konoha en aprietos o el nombre de Hokage sea mancillado por un pervertido. Me ofrezco a calmar tu fuego y a cambio, me permites crear un departamento secreto de shinobis que cubrirán las espaldas de la villa que ambos atesoramos y por la que nuestro sensei dio la vida. La villa donde nacerán tus hijos y nietos. ― Argumentó mientras acariciaba el cabello de Hiruzen.

― Yo… ― Balbuceó el actual Hokage porque no pudo continuar ya que tomó de la yukata a Danzou y tiró para acercarlo hacia él. Sus labios se golpearon en un brusco beso. ― Te concedo crear el departamento que solicitas pero si esto es una broma o un juego, olvidaré que has sido mi amigo por tantos años. ― Amenazó con un brillo fiero en sus ojos.

― Finalmente, haz tomado la decisión correcta y te muestras como Hokage. ― Sonrió Danzou sabiendo que el otro shinobi comenzaría su acuerdo ese día.



-Fin.-





lunes, 4 de noviembre de 2019

Tobirama - Kagami




Movía su Sharingan por todo el lugar buscando a su sensei, no quería defraudar a su líder en aquel entrenamiento personales después de que las últimas misiones en medio de la guerra que vivían había sido un desastre por su causa. Aún no comprendía como unos shinobis habían logrado evadir su Sharingan.

El movimiento de una sombra cruzando entre los arbusto captó su atención y sin pensar demasiado, lanzó shurikens pero en ese momento, se percató de que se había precipitado por estar pensando en lo ocurrido hace unos días atrás y no prestar atención al entrenamiento cuando apareció a su espalda Tobirama y estaba apresándolo.

Resultado de imagen de cartoon― ¡Muy lento!, si no prestas atención a tu alrededor podrías arruinar la misión o ser capturado para obtener información. ― Explicó con severidad Tobirama a su alumno.

Kagami soltó su kunai y elevó las manos para que Tobirama comprendiera que se rendía aunque las palabras del Senju solo presionaron más sobre él, no entendía que estaba ocurriendo con él o por qué cometía tantos errores últimamente o… quizás, sí sabía lo que le pasaba y no quería dejar escapar lo que estaba volviéndolo en un shinobi torpe.

― Kagami, si continuas tan distraído no permitiré que vayas a la siguiente misión. La última vez, casi cuesta la vida a todo el equipo. ― Habló severamente Tobirama mientras liberaba a su alumno, queriendo saber que estaba mal con el joven pero como todos los Uchiha, Kagami era igual de complicado para Tobirama, ya que pertenecía a un clan atormentado cuyo final era caer en la miseria de la maldición del Sharingan. Su hermano no lo hubiera visto así jamás pero ya él estaba acostumbrado a ver como cada Uchiha era corrompido por su propio linaje aunque no quería que Kagami continuara por ese camino.

― Lo siento, sensei. ― Se disculpó.

Tobirama tomó con brusquedad el mentón de su alumno y agudizó sus sentidos, lo miró fijamente al rostro buscando la verdad que estaba escondiendo.

― ¡SENSEI! ― Gritó Kagami sorprendido por el molesto contacto.

― ¿Por qué continuas con el Sharingan activado si ya hemos terminado este entrenamiento que tanto insististe en que tuviera contigo? ― Inquirió Tobirama ejerciendo algo más de fuerza al agarre, haciendo que el Uchiha jadeara por el contacto. ― Kagami, ¿qué te está molestando? ― Preguntó preocupado de que su alumno su hubiera convertido en un enemigo.

― Lo siento, Tobirama sensei. ― Se disculpó desactivando el Sharingan y regresando el negro a su mirada pero no pudo apartar la mirada del rostro inexpresivo del albino. ― Es solo que aun no entiendo por qué esos ninjas lograron evadir mi Sharingan, me he preguntado si es porque aún soy débil. ― Explicó con la frustración y el abatimiento reflejado en su voz. ― Realmente, lo lamento, solo logré que perdiera su tiempo con este entrenamiento. Lo mejor será que esté sin misiones hasta que pueda regresar al campo de batalla y no sea tan débil. ― Dijo mientras cerraba los ojos ya que Kagami no deseaba que por su causa, le costara la vida a algunos de sus compañeros de equipo.

― Mientes. ― Afirmó el Senju observando con atención la expresión del joven frente a él. ― Esa no es la causa que te consume desde hace días atrás. ― Indicó percatándose del leve movimiento en el cuerpo del Uchiha.

― Yo… yo… ― Tartamudeó Kagami apretando sus puños, sabía que su sensei no era tonto, se daría cuenta de que sus palabras no eran ciertas y que había intentado ocupar su mente con lo sucedido en la última misión en un intento de dejar de sentir las emociones que le causaban tanto dolor.

― Kagami. ― Llamó con severidad al shinobi frente a él, quien había vuelto a mostrar su kekke genkai con aflicción, poniendo una mano en el hombro del joven en un intento de que no sucumbiera al dolor que  terminaría corrompiéndolo.

― Sensei, por favor, no me odie. ― Pidió Kagami comenzando a derramar lágrimas para tocar el brazo de su sensei.

Tobirama estrechó su mirada porque estaba acostumbrado que en el mundo ninja nada era real, pues las traiciones, los espías y tener que enfrentar a una amenaza pero si esa amenaza era uno de sus pupilos, no iba a contenerse para eliminar el peligro desde el momento que mostrara sus garras, independientemente de lo que hubiera forjado en él porque vivía en el mundo shinobi, en el mundo de engañar a los rivales para lograr la victoria.

― Sensei… yo no quiero seguir sintiendo esto… pero ya no sé qué hacer con ello. ― Intentaba explicar Kagami golpeando su propio pecho con su mano libre mientras más lágrimas se derramaban de sus ojos. ― Sé que va a odiarme y… no puedo hacer nada porque es lo que siento. ― Soltó el brazo de su sensei dejando caer sus brazos a los costados mientras elevaba su mirada a los ojos rojos del hombre albino. ― Lo amo, Tobirama sensei. ― Afirmó antes de dejarse caer de rodillas frente al Senju.

El segundo Hokage había liberado al Uchiha antes de que se desplomara sobre las rodillas, Tobirama sentía como si su piel quemara y dio dos pasos hacia atrás mientras fruncía el ceño sin dejar de ver como el chico lloraba.

― Es una broma, ¿verdad? ¿Cómo va a ser posible que tú te enamores de mí? ― Preguntó incrédulo el albino mientras negaba con su cabeza. ― ¡Ja! Es divertido, ahora deja de intentar hacerme reír. ― Indicó de manera prepotente. ― ¿A qué estás jugando diciendo algo así, Kagami? ― Tobirama cruzó sus brazos sobre su pecho. ― Si se trata de algún plan de tu clan para tener a otro Senju a sus pies o al propio líder de Konoha, es mejor que lo digas. ― Advirtió con disgusto mientras recordaba a su hermano y el extraño amor que sintió hacia Madara que le impedía ver la oscuridad que emanaba el difunto y belicoso ex líder del Clan Uchiha.

Kagami mordió su labio inferior con dolor al escuchar a su sensei hablar tan despectivamente, sabía que no había elegido el mejor momento para confesarse y que el segundo Hokage no lo creería. Kagami había escuchado los rumores de que Tobirama sentía odio hacia el clan al que pertenecía pero él nunca se sintió excluido por su sensei.

― No estoy jugando, sensei… ― Habló con dificultad y en voz baja Kagami. ― Sé que no me puede creer pero es la verdad. Estoy enamorado de usted desde hace mucho tiempo y cada vez es más doloroso. ― Reveló elevando la mirada anegada en lágrimas hacia los ojos contrarios. ― ¿Cómo pasó? No lo sé… ― Se encogió de hombros para desviar su rostro ya que no podía soportar el escrutinio desagradable del mayor.

Tobirama frunció el ceño, todo aquello no tenía ningún sentido, conocía el comportamiento de su kohai y fuera lo que fuese que lograra o pretendía conseguir con esa actuación, solo haría que fuera más consciente de su alrededor. No iba a caer en una trampa debido a unas cuantas palabras agradables.

― Sensei… ― Sollozó Kagami, no sabía que iba a pasar ahora, era consciente de ser despreciado por el Senju y antes de percatarse, su cuerpo se movió para iniciar una huida sin un destino concreto pero no espero ser inmovilizado para terminar colgado de un árbol que acentúo su incomodidad.

Tobirama se acercó, había previsto la huida y no se inmutó ante la escena.

― No estás en un genjustu, tampoco has usado uno en mí. ― Habló el albino sin bajar su guardia, lo menos que deseaba es que alguien lo atacara por la espalda. ― Tampoco siento ningún sello que te impulse a actuar de esta manera, Kagami. ― Suspiró. ― Dime, ¿qué está pasando para que actúes así? Es impropio de ti, ¿buscabas una oportunidad para atacarme y crear una revuelta en Konoha al deshacerte de su Hokage? ― Indicó sus estimaciones para dar sentido al comportamiento del jounnin.

― ¡NO! Yo no… ― Los ojos de Kagami no podían dejar de derramar lágrimas, sintiéndose más débil y destrozado por las palabras de su maestro, de la persona que admira y ama. ― Jamás lo traicionaría, Tobirama sensei… No podría soportar… que la guerra llegara al interior de Konoha… Es mi hogar, no quiero ver destruida la villa pero… ya le dije la verdad. Ruego que disculpe mi osadía. Lo siento… Tobirama sensei. Si tengo que ser castigado… por favor, no se contenga. Aceptaré mi culpa por ofenderlo con mis sentimientos, sensei. ― A duras penas podía ver al Hokage debido a las lágrimas y el estar colgado cabeza abajo no ayudaba mientras su corazón cada vez dolía más.

Tobirama seguía sin entender que había llevado a Kagami a decir y actuar tan extraño, no podía bajar la guardia ni por un momento ya que no podía ser cierto el que su kohai se hubiese enamorado de él.

Kagami no podía dejar de llorar, sabía que su maestro lo había rechazado y estar destrozado frente a él no ayudaba en nada a calmar su sollozo.

― Yo… realmente lo… siento, sensei. No volveré… a mencionar… nada de esto. ― Dijo entrecortadamente por el llanto que fluía de su dolor. ― Pero… por favor… deje que me marche. Yo… ya le conté la verdad, no… he planeado nada… no hay ningún plan… lo juro… ― Afirmó honestamente queriendo que el mayor lo dejara ir y no continuar sintiendo la vergüenza.

Tobirama no podía dejar de observar con seriedad a Kagami, buscando algo extraño en él, sintiendo que todo era una actuación y que lo hacía demasiado bien, casi había creído al Uchiha de lo que decía.

Kagami había comenzado a reprenderse a sí mismo, no solo cometió el error de enamorarse de un hombre rígido sino que se trataba de su propio sensei, quien era el actual Hokage de Konoha y su confesión solo parecía haber causado problemas para la confianza que tenía el albino hacia él y el clan Uchiha.

― Te permito marchar pero con la condición de permitir que ponga un sello sobre ti. Si has mentido, el propio sello actuará pero en caso contrario, no tendrás nada que temer. ― Ofreció Tobirama sabiendo que no iba a llegar a ninguna parte si continuaban de esa manera y Kagami asintió con la cabeza, no deseaba seguir en ese lugar ni soportando tanta vergüenza frente al hombre que ama.

Los sellos fueron rápidos y justo donde Tobirama tocó al joven shinobi, ocasionó que Kagami sintiera un leve calor donde la mano del albino presionó en su cabeza. Después, Tobirama liberó a su kohai sin mostrar ningún sentimiento o emoción por lo ocurrido.

Kagami se levantó, miró un instante a su sensei pero antes de huir, fue tomado por el hombre mayor quien le susurró algo al oído sonrojándolo para luego, al ser liberado, salir corriendo del lugar, quería alejarse tanto como le fuera posible del hombre de cabello blanco.




Un año después de lo sucedido, Kagami Uchiha se casó con una mujer del clan Uchiha y todos lo conocían como uno de los asistentes del segundo Hokage.



-Fin-







Naruto - Sasuke

    Había necesitado de este enfrentamiento para poder sentirse satisfecho, al igual que mostrar sus emociones y sentimientos en cada golp...